Poesias de Francisco de Figueroa: llamado el divino

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Imprenta Real, 1785 - 92 páginas
 

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Página 61 - Fiero dolor, que del profundo pecho, de este tu propio antiguo usado nido, sacas tan abundante y larga vena, afloja un poco, ¡oh dolor fiero!, afloja, fiero dolor, un poco, y de las lágrimas que en mis ojos cuajadas hacen turbia mi débil vista, alguna parte enjuga. Porque con este hierro, que...
Página 36 - ... convocar pastores, sino quedarme aquí en esta ribera lamentando tu muerte hasta que muera. Aunque escribir yo versos sea locura, vencido del dolor, que mi alma siente, de ver ya hecha tierra tu figura en tus primeros años crudamente, en la memoria de tu desventura, porque suene tu mal de gente en gente en la corteza dura de este pino...
Página 60 - Pasar la noche ; y al nacer del día, Como suelen tornar otros del sueño Al ejercicio usado, así del llanto Tornar al llanto...
Página 45 - ... mundo orna y colora. Túrbase, y una vez arde y se aira, otra teme y suspira por mi luenga tardanza, y en mitad del temor cobra esperanza. Yo, que estaba encubierto, los más raros milagros de natura y de amor viendo.
Página 34 - De haberme a cierta muerte condenado, Quejarme ahora del cielo es desatino; Y pues en el mirar fuisteis osados, Llorad sin descansar, ojos cansados. , «Si no has determinado que yo muera En tan grave dolor y desventura; Si la hora no es llegada postrimera, Y aquella noche eternamente oscura ; Ves aquí un verde valle, una riberu, Un gentil prado, un bosque de espesura, Lugares algún tiempo de ti amados, Llorad sin descansar, ojos cansados.
Página 33 - Me dio luego á entender , que me engañaba; Y pues mis bienes son bienes soñados, Llorad sin descansar , ojos cansados. Estaba yo diciendo...
Página 35 - ¿Es ésta la alegría — ¡ Ay Tirsi amado! que le queda a Damón tu firme amigo, ver tu lloroso fin arrebatado, y quien tanto te amaba por testigo? ¿Por qué no me avisabas de tu estado? ¿Por qué no me llevaste allá contigo? ¿O por qué, pues, del todo me dejaste, los últimos abrazos me negaste? ¿Qué se dirá de ti, siendo sabido Tirsi se ha muerto con su propia mano? Como ya por Eneas la triste Dido, todos dirán que fuiste ciego, insano, siendo el pastor más sabio y entendido de toda...
Página 46 - ... orna y colora. Túrbase, y una vez arde y se aira, otra teme y suspira por mi luenga tardanza, y, en mitad del temor, cobra esperanza. Yo, que estaba, encubierto, los más raros milagros de | natura] y de amor viendo, y su amoroso corazón leyendo poco...
Página 66 - Luz clara, para mí triste y escura, que con furioso curso apresurado mi sol con tu tiniebla oscureciste: si te pueden mover en tanta altura las quejas de un pastor enamorado, ¡no tardes en volver a do saliste!
Página 35 - Aquí dió fin al llanto ya la vida el sin ventura triste malogrado, el dulce pecho de cruel herida con agudo cuchillo atravesado, queriendo antes de sí ser homicida que sufrir el furor de su cuidado; la verde yerba por allí sembrada tiñó su roja sangre colorada.

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