La inquisición española

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Librería París-Valencia, 1888 - 299 páginas
 

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Página 298 - El reo movió desdeñosamente la cabeza. Entonces el ministro ginebrino dirigió al pueblo estas palabras: «Ya veis cuán gran poder ejerce Satanás sobre las almas de que toma posesión. Este hombre es un sabio, y pensó, sin duda, enseñar la verdad; pero cayó en poder del demonio, que ya no le soltará. Tened cuidado que no os suceda a vosotros lo mismo».
Página 59 - Y lo más grave, que por aquellas pesquisas secretas les quitaban la libertad de oír y hablar entre sí, por tener en las ciudades, pueblos y aldeas personas a propósito para dar aviso de lo que pasaba; cosa que algunos tenían en figura de una servidumbre gravísima ya par de muerte.
Página 39 - Oidores) los unos y los otros por la mayor parte ambiciosos de oficios ajenos y profesión que no es suya, especialmente la militar; persuadidos del ser de su facultad, que (según dicen) es noticia de cosas divinas y humanas, y ciencia de lo que es justo e injusto; y por esto amigos en particular de traer por todo, como superiores, su autoridad; y apurarla a veces hasta grandes inconvenientes, y raíces de los que ahora se han visto.
Página 275 - ... claramente que trato llaneza y verdad. Demás desto, digo que , como es notorio , yo ha que estoy preso en estas cárceles ocho meses , y va para nueve , y en todo este tiempo no se ha hecho publicación de testigos, ni se me ha dado lugar para mi entera defensa...
Página 38 - Me resolví en sacar á luz estos libros , así por apuntar para mí un Arancel con que poderme gobernar en materia tan dificultosa como la concurrencia de por vida con una Real Audiencia...
Página 227 - Tanta es la infamia que reciben, tanto el odio que se engendra, que si no se pone remedio en este caso y se da lugar que se publiquen los testigos, no sólo en la soledad, sino en la misma plaza, y aun en la iglesia darán la muerte a un testigo. Después de lo referido, son mayores los...
Página 239 - En aquellos memorables días 7. 8 y 9 de marzo del año 20, en que el rey Fernando se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, fueron forzadas estas prisiones por el pueblo, ávido de encontrar en ellas las horrendas señales de los tormentos y las víctimas desdichadas de aquel funesto Tribunal; pero en honor de la verdad debemos decir que sólo se hallaron en las habitaciones altas que daban al patio dos o tres presos o detenidos políticos, uno de ellos, el padre don Luis Ducós.
Página 298 - ¿Por qué Dios y siempre Dios?» — «¿Y á quién sino á Dios he de encomendar mi alma?» le contestó Servet. Habían llegado á la colina de Champel, al Campo del Verdugo, que aún conserva su nombre antiguo, y domina las encantadas riberas del lago de Ginebra, cerradas en inmenso anfiteatro por la cadena del Jura *. En aquel lugar, uno de los más hermosos de la tierra, iban á cerrarse á la luz los ojos de Miguel Servet.
Página 298 - Infeliz de mí! ¿Por qué no acabo de morir ? Las doscientas coronas de oro y el collar que me robasteis, ¿no os...
Página 226 - Confieso que las necesidades de VM serán grandes, pero mayores fueron las del Católico Rey Don Fernando, Abuelo de VM, y aunque los mismos conversos le ofrecieron para la guerra de Navarra...

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