El cual pienso que es mi esposo, Mi querido, mi amor grande. Alzó la mano el moro, Un bofeton le fué á dare: Los dientes teniendo blancos De sangre vuelto los hae, Y mandó que sus porteros La lleven á degollare, Allí do viera su esposo En aquel mismo lugare. Al tiempo de la su muerte Estas palabras fué hablare : - Yo muero como cristiana, Y tambien sin confesare Mis amores verdaderos De mi esposo naturale.
ROMANCE DE LA INFANTINA. (Anónimo.)
A cazar va el caballero, A cazar como solia; Los perros lleva cansados, El falcon perdido habia; Arrimárase á un roble, Alto es á maravilla.
En una rama mas alta, Viera estar una infantina; Cabellos de su cabeza Todo aquel roble cubrian. - No te espantes, caballero, Ni tengas tamaña grima, Hija soy yo del buen rey Y la reina de Castilla : Siete fadas me fadaron En brazos de un ama mía, Que andase los siete años Sola en esta montiña.
Hoy se cumplian los siete años O mañana en aquel dia : Por Dios te ruego, caballero, Llévesme en tu compañía, Si quisieres por muger, Si no, sea por amiga. - Esperaisme vos, señora, Hasta mañana aquel dia, Iré yo á tomar consejo De una madre que tenia. - La niña le respondiera Y estas palabras decia: -¡Oh mal haya el caballero Que sola deja la niña! El se va á tomar consejo Y ella queda en la montiña. Aconsejóle su madre Que la tome por amiga. Cuando volvió el caballero No hallára la infantina, Vídola que la llevaban
Con muy gran caballería. El caballero que la vido En el suelo se caia: Desque en sí hubo tornado Estas palabras decia :
Caballero que tal pierde, Muy gran pena merescia: Yo mesmo seré el alcalde, Yo me seré la justicia : Que me corten pies y manos Y me arrastren por la villa.
ROMANCE DE RICO FRANCO. (Anónimo.)
A caza iban, á caza Los cazadores del rey, No hallaban en ellos caza Ni hallaban que traer. Perdido habian los falcones, Mal los amenaza el rey; Arrimáranse á un castillo Que se llamaba Maynés. Dentro estaba una doncella Muy hermosa y muy cortés. Siete condes las demandan, Y así hacen reyes tres. Robárala Rico Franco, Rico Franco aragonés: Llorando iba la doncella De sus ojos tan cortés. Halágala Rico Franco, Rico Franco aragonés.
Si lloras tu padre 6 madre,
Nunca mas vos los vereis, Si lloras los tus hermanos, Yo los maté todos tres. - Ni lloro padre ni madre, Ni hermanos todos tres; Mas lloro la mi ventura Que no sé cuál ha de ser. Prestédesme, Rico Franco, Vuestro cuchillo lugues, Cortaré fitas al manto, Que no son para traer. - Rico Franco de cortese
Por las tachas lo fué tender. La doncella, que era artera, Por los pechos se los fué á meter: Así vengó padre y madre, Y aun hermanos todos tres.
Blanca sois, señora mia, Mas que no el rayo del sol : ¿Si la dormiré esta noche Desarmado y sin pavor. Que siete años habia, siete
Que no me desarmo, no? Mas negras tengo mis carnes Que no un tiznado carbon. -Dormidla, señor, dormidla, Desarmado sin temor, Que el conde es ido á la caza A los montes de Leon.
Rabia le mate los perros
Y águilas el su halcon, Y del monte hasta casa A él arrastre el moron. - Ellos en aquesto estando Su marido que llegó : -¿Qué haceis, la blanca niña, Hija de padre traidor? -Señor, peino mis cabellos, Péinolos con gran dolor, Que me dejais á mí sola Y á los montes os vais vos. -Esas palabras, la niña, No eran sino traicion; ¿Cuso es aquel caballo Que allá bajo relinchó?
Señor, era de mi padre, Y enviólo para vos. -¿Cuyas son aquellas armas Que están en el corredor? -Señor, eran de mi hermano, Y hoy vos las envió. -¿Cuya es aquella lanza Que desde aquí la veo yo ? -Tomadla, conde, tomadla, Matadme con ella vos. Que aquesta muerte, buen conde, Bien os la merezco yo.
Compañero, compañero,
Casóse mi linda amiga, Casóse con un villano
Que es lo que mas me dolia. Irme quiero á tornar moro Allende la morería : Cristiano que allá pasare Yo le quitaré la vida. - No lo hagas, compañero, No lo hagas por tu vida, De tres hermanas que tengo Darte he yo la mas garrida, Si la quieres por muger, Si la quieres por amiga.
Ni la quiero por muger, Ni la quiero por amiga, Pues que no pude gozar De aquella que mas queria.
Malas mañas, habeis, tio, No las podeis olvidare, Mas preciais matar un puerco Que ganar una ciudade. Vuestros hijos y muger En poder de moros vane. Los hijos en una cebra, Y la madre en un cordale. La muger dice: «¡Ay marido!>>> Los hijos dicen: «¡Ay padre!>>> De lástima que les hube Yo me los fuera á quitare : Heridas traigo de muerte, Dellas no puedo escapare. Apretádmelas, mi tio, Con tocas de caminare. Ya le aprieta las heridas, Comienzan de caminare. A vuelta de su cabeza Caido lo vido estare, Allá se le fué á caer Dentro del rio Jordane; Como fué dentro caido Sano le vió levantare.
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Triste estaba el caballero, Triste está sin alegría, Con lágrimas y sospiros A grandes voces decia: -¿Que fuerza pudo apartarme De veros, señora mia? ¿Cómo vivo siendo ausente De la gloria que tenia? Con los ojos de mi alma Os contemplo noche y dia, Y con estos que os miraba Lloro el mal que padecia. Maldigo la triste ausencia Alabo mi fantasía, Porque en ella resplandece Lo que tanto ver queria. Aquí se aviva mi pena, Y esfuérzala mi porfía Del fuego de mi deseo, Que en mis entrañas ardía.
Atan alta va la luna Como el sol á medio dia, Cuando el buen conde Aleman Con esa dama yacia.
No lo sabe hombre nacido De cuantos en corte habia,
Sino solo la condesa, Esa condesa su hija. Así la dueña la hablára, De esta manera decia:
- Cuanto viéredes, condesa, Cuanto viéredes, encobrildo, Daros ha el conde Aleman Un manto de oro fino.
- Mal fuego le queme, madre, El manto de oro fino, Cuando en vida de mi padre Tuviese padrastro vivo. - De allí se fuera llorando, Al conde su padre ha visto. -¿Porqué Horais, la condesa? Decid, ¿quién llorar os hizo? -Yo me estaba aquí comiendo, Comiendo sopas en vino, Entró el conde Aleman, Y echólas por el vestido. -Calleis, mi hija, calleis, No tomeis deso pesar, Que el conde es niño y mochacho, Hacerlo ha por burlar.
Cuando me tomó en sus brazos Non me quiso respetar. -Si él os tomó en sus brazos Y con vos quiso holgar, En antes que el sol saliese Yo lo mandaré matar.
ROMANCE DE LA INFANTINA
Y EL HIJO DEL REY DE FRANCIA.
Tiempo es, el caballero, Tiempo es de andar de aquí, Que ni puedo andar en pié, Ni al emperador servir, Pues me crece la barriga Y se me acorta el vestir: Vergüenza he de mis doncellas, Las que me dan el vestir; Míranse unas á otras, No hacen sino reir: Vergüenza he de mis caballeros, Los que sirven ante mí, - Lloraldo, dijo, señora, Que así hizo mi madre á iní; Hijo soy de un labrador, Mi madre y yo pan vendí, La infanta desque esto oyera Comenzóse á maldecir: -Maldita sea la doncella Que se deja seducir.
- No os maldigais vos, señora,, No os querais vos maldecir,
Que hijo soy del rey de Francia, Mi madre es doña Beatriz : Cien castillos tengo en Francia, Señora, para os guarir, Cien doncellas me los guardan, Señora, pará os servir.
(Juan de Rivera.)
Paseábase el buen conde Todo lleno de pesar, Cuentas negras en sus manos Do suele siempre rezar; Palabras tristes diciendo, Palabras para llorar. - Véoos, hija, crecida, Y en edad para casar; El mayor dolor que siento Es no tener que os dar. -Calledes, padre, calledes, No debeis tener pesar, Que quien buena hija tiene Rico se debe llamar; Y el que mala la tenia, Viva la puede enterrar, Pues amengua su linage Que no debiera amenguar, Y yo, si no me casare, En religion puedo entrar.
Caballero de lejas tierras, Llegaos acá, y pareis, Hinquedes la lanza en tierra, Vuestro caballo arrendeis, Preguntaros he por nuevas Si mi esposo conoceis. - Vuestro marido, señora, Decid, ¿de qué señas es? -Mi marido es mozo y blanco, Gentil hombre y bien cortés, Muy gran jugador de tablas, Y tambien del ajedrez. En el pomo de su espada Armas trae de un marques, Y un ropon de brocado Y de carmesí el envé: Cabe el fierro de la lanza Trae un pendon portugues, Que ganó en unas justas A un valiente frances.
Por esas señas, señora,
Tu marido muerto es: En Valencia le mataron En casa de un ginoves: Sobre el juego de las tablas Lo matára un milanes.
Muchas damas lo lloraban, Caballeros con arnes, Sobre todo lo lloraba La hija del ginoves; Todos dicen á una voz Que su enamorada es: Si habeis de tomar amores, Por otro á mí no dejeis. - No me lo mandeis, señor, Señor, no me lo mandeis, Que antes que eso hiciese,. Señor, monja me vereis. - No os metais monja, señora, Pues que hacello no podeis, Que vuestro marido amado Delante de vos lo teneis.
(Anónimo.)
Ese conde Cabreruelo,
Con el rey come á la mesa, ¡Oh cuán mal que se abaldona A toda mujer agena! Apuesta que no hay ninguna (Ved cuán mal pensada apuesta!) Si le escucha dos razones Que de amores no la venza. Como el amor atrevidas, Como la fortuna ciegas, Como el honor peligrosas, Como la mentira inciertas, Así jura que son todas: ¡Falsa jura;! injusta tema! La reina que tal escucha
Dió sañuda tal respuesta: -Todas malas no es posible, Ni es posible todas buenas: Yerbas hay que dan la vida Y quitan la vida yerba. Traidores hombres del mundo Han hecho traidoras hembras, Dellos aprendieron culpas, Si culpas cometen ellas. Ellos hablan, ellas oyen, Y de mentiras discretas Dichas hoy, dichas mañana, ¿Quién habrá que se defienda ? Favorecidos se alaban, Disfaman si los desprecian; La que los escucha es fácil, La que no les habla es necia. Cuantas nacen, cuantas viven, Por agüero de su estrella, Al que menos las merece Se inclinan con mayor fuerza. Muchas quejas, muchos dones, ¡Qué mucho que á muchas prendan! Ejemplo es la piedra dura, Que agua continua la mella. Enmendaos, amigo conde, Y de hoy mas las damas sean Vuestro honor, no vuestro ultraje, Vuestra paz, no vuestra guerra : Levantad la parte humilde Que es hazaña de alta empresa : Todos de muger nacimos; Volvamos todos por ellas.
ROMANCES CABALLERESCOS
DE LA TABLA REDONDA,
CON LOS DE CARLO MAGNO Y LOS DOCE PARES.
ROMANCE DE AMADIS DE GAULA.
(Anónimo.)
En la selva está Amadis
El leal enamorado, Tal vida estaba haciendo Cual nunca hizo cristiano. Cilicio trae vestido A sus carnes apretado, Con diciplinas destruye Su cuerpo muy delicado. Llagado de las heridas,
Y en su señora pensando, No se conoce en su gesto Segun lo trae delgado. De ayunos y de abstinencias Andaba debilitado,
La barba trae crecida. Deste mundo se ha apartado; Las rodillas tiene en tierra, Y en su corazón echado, Con gran humildad os pide Perdon si habia errado. Al alto Dios poderoso
Por testigo ha publicado, Y acordadosele habia Del amor suyo pasado, Que así le derribó De su sentido y estado. Con estas grandes pasiones Amortecido ha quedado El mas leal amador
Que en el mundo fué hallado.
1.-ROMANCE DE LANZAROTE DEL LAGO.
Tres hijuelos habia el rey, Tres hijuelos, que no mas; Por enojo que hubo de ellos Todos malditos los ha. El uno se tornó ciervo, El otro se tornó can, El otro, que se hizo moro, Pasó las aguas del mar. Andábase Lanzarote Entre las damas holgando, Grandes voces dió la una : -Caballero, estad parado: Si fuese la mi ventura, Cumplido fuese mi hado Que yo casase con vos, Y vos conmigo de grado, Y me diésedes en arras
Aquel ciervo del pié blanco. -Dároslo he yo, mi señora De corazon y de grado, Si supiese yo las tierras Donde el ciervo era criado.-
Ya cabalga Lanzarote, Ya cabalga y va su via, Delante de sí llevaba
Los sabuesos por la trailla. Llegado habia á una ermita,
Donde un ermitaño habia:
-Dios te salve, el hombre bueno.
-Buena sea tu venida :
Cazador me pareceis En los sabuesos que traia. -Dígasme tú, el ermitaño, Tú que haces santa vida, Ese ciervo del pié blanco ¿Dónde hace su manida ? -Quedaos aquí, mi hijo, Hasta que sea de dia, Contaros he lo que ví Y todo lo que sabia. Por aquí pasó esta noche Dos horas antes del dia, Siete leones con él Y una leona parida : Siete condes deja muertos,
Nunca fuera caballero (4) De damas tan bien servido, Como fuera Lanzarote Cuando de Bretaña vino, Que dueñas curaban dél, Doncellas del su rocino. Esa dueña Quintañona, Esa le escanciaba el vino, La linda reina Ginebra
Se lo acostaba consigo; Y estando al mejor sabor, Que sueño no habia dormido, La reina toda turbada
Un pleito ha conmovido. - Lanzarote, Lanzarote, Si antes hubieras venido, No hablára el orgulloso Las palabras que habia dicho, Que á pesar de vos, señor, Se acostaria conmigo.- Ya se arma Lanzarote De gran pesar.conmovido Despídese de su amiga, Pregunta por el camino, Topó con el orgulloso Debajo de un verde pino, Combátense, de las lanzas
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