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ción, se encontró el General Castilla con los batallones Santiago y Huaylas, que, al mando de sus respectivos jefes, coroneles Sesé y Vivero, se retiraban de la línea de fuego. Castilla les ordenó en términos muy enérgicos volver al combate, ofreciéndoles refuerzos. Después de un breve pero duro cambio de palabras de Castilla con Bulnes, que prematuramente se consideraba derrotado, aquél corrió donde aquél corrió donde el General Eléspuru, que en cumplimiento de la orden del general en jefe comenzaba también a retirarse; lo hizo regresar a las posiciones que había abandonado y lo reforzó con un batallón y un escuadrón de carabineros, que estaban de reserva, a órdenes del Coronel peruano Frisancho. En seguida se puso al frente del batallón Santiago y de un escuadrón de lanceros y con estas fuerzas forzó la línea enemiga por la boca de la quebrada de Ancash arrebatando a los confederados una victoria que ya era suya.

El General Eléspuru, de carácter reservado y taciturno, se hallaba dominado desde días antes de la batalla por una profunda tristeza; tenía el presentimiento de su muerte y así se lo había comunicado a varios amigos. El día de la batalla montaba un caballo blanco y llevaba puesta una levita del mismo color. Cuando Castilla le ordenó que atacase el ala izquierda del enemigo, Eléspuru se puso en marcha a la cabeza de su división. La lucha fué allí encarnizadísima; los batallones de la Confederación fueron dispersados, pero al dar el General Eléspuru la carga final, una bala de fusil le destrozó el muslo derecho, haciéndolo caer del caballo. Recogido inmediatamente y transportado a retaguardia, fué atendido como él se merecía por los cirujanos; mas la herida era gravísima y ni los cuidados de la ciencia ni los desvelos de sus compañeros y amigos lograron preservarle la vida.

Al saber el General Gamarra el desgraciado suceso rrió a visitarlo tratando de confortarlo, y le otorgó allí mismo, cuando aún retumbaba el estampido del cañón, el grado de gran mariscal del Perú. Cuatro días sobrevivió Eléspuru, sufriendo crueles dolores, a la gloriosa jornada en donde ha

bía caído herido y falleció a las 10 y 45 minutos de la noche del 23 de Enero de 1839, rodeado de su hijo Norberto, oficial del Ejército Restaurador, y de sus amigos. En la maña na de aquel día, casi agónico, le hizo entrega Gamarra de los despachos de gran mariscal, grado que le había conferido el 20 verbalmente y cuyo texto original decía así:

El ciudadano Agustín Gamarra, Gran mariscal de los ejércitos nacionales, Presidente Provisorio de la República, &.

Atendiendo a que el general de división don Juan Bau tista Eléspuru ha prestado servicios distinguidos a la causa de la Independencia nacional y contraído un mérito relevante por su comportamiento valeroso en la gloriosa jornada de 20 del actual en que fué destruído el ejército que apoyara la usurpapción extranjera; considerando, además, la herida que recibió en el campo de batalla; he venido en nombrarle Gran Mariscal de los Ejércitos de la República. Expídase el despacho correspondiente y comuníquese. Dado en la casa de Gobierno, en Yungay a 23 de Enero de 1839.Agustín Gamarra.-P. O. de S. E.-Ramón Castilla.

El presidente ordenó que se celebrasen honras fúnebres por el extinto en todas las capitales de departamento, como se ve por el siguiente decreto:

"El ciudadano Agustín Gamarra, Gran Mariscal de los Ejércitos Nacionales, Presidente Provisorio de la República, etc.

Considerando:

Que es un deber del Gobierno honrar la memoria del Gran Mariscal D. Juan Bautista Eléspuru que, después de haber prestado eminentes servicios a su patria, ha fallecido a consecuencia de la herida que recibió en la batalla de Ancash, donde ilustró su nombre con un comportamiento valeroso;

Decreta:

En todas las capitales de departamento se harán exequias al Gran Mariscal don Juan Bautista Eléspuru con toda la

solemnidad posible, y en esta capital se celebrarán, en la Santa Iglesia Catedral, el día 20 del próximo Marzo, con asistencia del Gobierno, acompañado de las corporaciones civiles, eclesiásticas y militares.

El Ministro General queda encargado de la ejecución de este decreto y mandarlo imprimir, publicar y circular.

Dado en la casa de Gobierno en Lima, a 28 de Febrero de 1839.-Agustín Gamarra.-P. O. de S. E. T. A. del General Ministro.-Manuel de Mendiburu.

El Gran Mariscal Eléspuru fué tronco de numerosa y distinguida familia.

Carlos A. Romero.

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