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o cuadrangular y mide por lo regular de 5 a 6 metros de alto por 4 a 6 metros de ancho y 8 a 12 metros de largo.

El Paramento.-Los lienzos de piedra son del tipo pseudo-isodomón de la arquitectura arcaica de la región andina de las provincias de Canta y Chancay, o del tipo ciclópeoalmohadillado, en la provincia de Cajatambo, con manifiesta influencia neolítica de los sectores arqueológicos de Chavín, de Huánuco y de Ambo, donde se descubre la arquitectura tiahuanaquense. Sillares tallados y pulidos en su cara exterior van unidos con una argamasa compacta, siguiendo una línea regular de junturas muy unidas en la ensambladura.

El Frontispicio.-Los edificios de esta región presentan esta notable característica que los distingue de los demás. Delante de la puerta y a lo largo de la habitación llevan un corredor, "huayrona", a manera de vestíbulo o "hall", dentro de un enorme pórtico de entrada o nicho, ya sea de forma trapezoidal, cuadrangular o con falso arco; esta "huayrona" servía de conversatorio, o para cocina. A los lados, una cripta o cenatorio, ya sea para guardar cadáveres, ya para cocina o para depositar leña, "muñiga" y otros combustibles de uso doméstico. El arte arquitectónico de estas fachas, del área de Lima, supera al estilo de los "kulpis" cilíndricos que, a partir de Cantamarca, continúa por las provincias de Huarochirí y Yauyos.

Puertas y ventanas.-Una sola puerta sirve de entrada con orientación hacia el E., en la parte inferior del vestíbulo, a una altura de 1 metro por 60 a 80 centímetros de ancho. El carácter arcaico de estas puertas pequeñas obedece, siempre, a los fines militares estratégicas de todas las habitaciones de este sector: eran como unos fuertes inexpugnables. Se las cerraba con unos troncos o raíces muy duros, o también con unos tabiques de cuero "gara-puertas"; un pequeño muro de estas materias en la entrada del vestíbulo anunciaba que el dueño estaba ausente y que la habitación estaba cerrada y no se podía penetrar. Algunas habitaciones llevaban hornacinas exteriores sobre la pared de la fachada que parecen falsas ventanas. En el umbral de algunas puertas o jambas

laterales de las ruinas de "Auquivilca" se descubrieron petroglifos con representaciones de felinos o serpientes.

La costumbre de los santuarios de Chavín de colocar los obeliscos o estelas conmemorativas en el pórtico de entrada se descubre, también, en estas habitaciones o palacios sacerdotales.

Cornisa.-El entablamiento de la techumbre es con grandes losas que miden de 4 a 5 metros de largo por 0.50 a 1.20 metros de ancho y sobresalen de la superficie lisa a manera de cenefa. Estas piedras han sido talladas a golpe de maza en las canteras interiores de las mismas ciudades, probablemente cinceladas con hachas paleolíticas contundentes o con porras o "guanas" de cobre muy pesadas. Las losas monolíticas se colocaron longitudinalmente y unidas con barro fino de arcilla, siguiendo el orden de una cenefa y en series como en la construcción de Kullpi simple.

Imposta corrida.-En la región ecuatorial externa de todos los edificios se nota una greca de piedra en relieve que sobresale de la superficie de la pared, contorneando las caras de la habitación, a manera de un gran cinturón, llamada "imposta" en la arquitectura clásica. Probablemente esta decoración arquitectónica servía para indicar la división de las cámaras superiores con respecto de las cámaras subterráneas.

Las Pilastras.-El interior de los edificios está compartido en una serie de cámaras o cuartos interiores, separados por unos tabiques de piedra y unas pilastras que se ensanchan en la parte superior para sostener el cornisamento y todo el peso del edificio, así como las paredes laterales que descansan sobre un grupo de pilastras en forma de una columnaria o portal, digno de mencionarse éste por su notable semejanza con la arquitectura egipcia y griega primitivas. Los pilones de piedra y los doseles de las paredes laterales que se proyectan, forman al rededor de las salas principales un conjunto tan armonioso que, verdaderamente, se queda extasiado el observador al contemplar los detalles interiores que son de tanta belleza y tanta gracia en medio de la

rigidez de la línea recta que domina en la fachada del edificio.

En la arquitectura de la quebrada del Chillón figura una sola pilastra' de forma cilíndrica o piramidal invertida. En la arquitectura de la quebrada del alto Pasamayo y Cajatambo figuran de 4 hasta 10 pilastras interiores que, juntándose, forman pórticos trapezoidales, columnaria, cavidades y recintos, destinados para cocinas, criptas, dormitorios, depósitos para comida, graneros y cámaras para guardar alhajas, vestidos y cerámica.

La falsa bóveda.-Las cámaras interiores del edificio o palacio que tienen mayor extensión, presentan, indefectiblemente, una falsa-bóveda. No se conoce en esta clase de "kullpi" la cámara cúbica: a veces hay uno, dos o cuatro cuartos con este tipo de cúpulas. La firmeza del edificio se debe a la consistencia del trabajo de las pilastras; y la de la bóveda, respecto de la arquitectura arquitrabada del entablamento o cornisa; las que, una vez afianzadas, aseguran la solidez del edificio. Por esto, la cúpula toma la forma esférica, cónica, ojival, triangular, piramidal y rebajada, presentándose, así, con el carácter de falsa-bóveda en pechina; cargando la cúpula sobre un espacio cuadrado o poligonal, dada su facilidad para sentarle sobre los grandes bloques de piedra enclavada en el suelo, aunque después no haya cerrado el vano por cortarlo la cornisa.

Ornamentación.-Los detalles arquitectónicos que descuellan no independientemente de la pared, sino enclavados mecánicamente en el muro, forman parte de las siguientes decoraciones: Grandes doseles a manera de cortinas en los salones o de estalactitas en las cavernas, ensanchados en la parte superior sirven de sostén al cornisamento y delgados en la parte inferior o graderías, como una repisa, mantienen la gravedad del edificio; dentellados que salen horizontalmente en torno de la cúpula o paredes laterales; mútules y cartelas corridas que se proyectan de las paredes. Un enlucido de barro

coloreado de rojo, o con decoraciones geométricas pintadas, cubre la superficie lateral de piedra de las sales principales.

Las Hornacinas y los Graneros.-Se notan en las paredes laterales interiores numerosas alacenas o nichos de forma trapezoidal o rectangular; "hornacinas" que dan paso a galerías o terrazas que comunican unos compartimientos con otros y que recorren horizontalmente el interior de los gruesos muros de las salas. En estas terrazas se encuentran, aún, restos de cerámica gruesa y ollas muy grandes que servían para guardar maíz, papas y vestidos. La necesidad urgente de tener lugares seguros y abrigados para guardar y conservar los granos que constituían el principal alimento de los moradores indígenas, las semillas que debían mantenerse con las debidas precauciones, el fermento en las cántaras de chicha de las bodegas indígenas, los roperos de barro para guardar el ajuar y, aun, las alhajas de oro, plata y cobre, obligaron, más que por estética por "confort", a edificar estas galerías o despensas emparedadas a lo largo de los muros laterales del edificio. De estas galerías superiores muchas fueron utilizadas como ventiladores por medio de ventanillas diminutas que comunicaban con el exterior.

La Cocina y las Huayras.-Nada acusa mejor el carácter de habitación que guarda el "Kullpi", llamado también "Chulpa" por algunas tribus (tumbas sagradas), que el haberse encontrado en ellos indicios de hogares con las paredes ennegrecidas de hollín, los desperdicios de cocina, cenizas y huesos de animales silvestres. En todas las habitaciones se descubre interiormente y en un ángulo de un compartimiento pequeño una estufa embovedada provista de chimenea construída por dentro de la pared y que comunica con el exterior por la cima del edificio y que, a la vez, debería utilizarse como cocina y como calentador.

En las ruinas de "Chipprac" se descubrió una habitación que tenía una hornilla hermosa con su puerta pequeña v decorada para quemar metales; uno de esos altos hornos contenía una chimenea cilíndrica de 1 metro de diámetro, llamada "huayra", con un compartimento que servía para guar

dar el metal en bruto y las habitaciones del platero o joyero dedicado a estos trabajos de orfebrería. Los tiestos de una alfarería grosera y los restos cinerarios que cubren el suelo de las cámaras interiores y los alrededores de las casas con un grueso basural indican, claramente, el uso constante del fuego para todas las actividades de la vida doméstica.

Los cuyeros. Los roedores que más fácilmente se domesticaron, fueron los "cuyes" o "cuis", conejitas de Indias; pero no así, las "wiscachas" montaraces. El cuí es muy parecido a la rata de campo que vive junto a los arroyos o manantiales; y en su domesticación se emplearían métodos semejantes a los que emplearon los chinos en la rata de la Mongolia, rata almizclera, para fines alimenticios e industriales por su cuero finísimo. Los cuyeros se llamaban "pucutos"; eran una guarida en forma de horno con galería pequeña, poyos de piedra ahuecada y criaderos subterráneos. La mayoría de los cuyeros se hallan situados junto a las paredes exteriores del edificio y en los patios principales.

Los Patios, Jardines y Palenques para llamas.-Son característica principal de este tipo de habitaciones sepulcrales, cubiertos con las frondas umbrosas de unos árboles corpulentos llamados "Carrampas", "pattes", "chachas", que tienen unas flores blancas y encarnadas de una púrpura que se destaca aterciopelada sobre el verdor de sus hojas parecidas a la hi

guera.

En otros patios el "ganto" forma verdaderos jardines con sus flores de color blanco-crema, blanco salpicado de puntos rojos, granate, rojo-vermellón, rojo-carmín, violeta obscuro, lila, azul-índigo, amarillo-gualda. Cuando estos "gantos" cubren los mausoleos llenos de osamentas humanas y de enredaderas de "huayongontas"; cuando los "chucllumays" o "chugllpuquios", las "limac-ñuaytas" y las "chsihuas" se esparcen en primavera por las cornisas y techados de las habitaciones, es de una poesía y de un gozo inefables el contemplar estos jardines históricos en medio de un silencio de muerte y de misterio. ¡Es encantador el paisaje de las poblaciones aborígenes adornadas, naturalmente, de este tipo de "bellísimas silvestres!".

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