Novelas de VoltaireCreateSpace Independent Publishing Platform, 2016 M08 3 - 26 páginas Fran ois-Marie Arouet m s conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador, fil sofo y abogado franc s que figura como uno de los principales representantes de la Ilustraci n, un per odo que enfatiz el poder de la raz n humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia francesa en la que ocup el asiento n mero 33.Voltaire alcanz la celebridad gracias a sus escritos literarios y sobre todo filos ficos. Voltaire no ve oposici n entre una sociedad alienante y un individuo oprimido, idea defendida por Jean-Jacques Rousseau, sino que cree en un sentimiento universal e innato de la justicia, que tiene que reflejarse en las leyes de todas las sociedades. La vida en com n exige una convenci n, un pacto social para preservar el inter s de cada uno. El instinto y la raz n del individuo le llevan a respetar y promover tal pacto. El prop sito de la moral es ense arnos los principios de esta convivencia fruct fera. La labor del hombre es tomar su destino en sus manos y mejorar su condici n mediante la ciencia y la t cnica, y embellecer su vida gracias a las artes. Como se ve, su filosof a pr ctica prescinde de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el reloj supone el relojero, el universo implica la existencia de un eterno ge metra (Voltaire es de sta).Sin embargo, no cree en la intervenci n divina en los asuntos humanos y denuncia el providencialismo en su cuento filos fico C ndido o el optimismo (1759). Fue un ferviente opositor de la Iglesia cat lica, s mbolo seg n l de la intolerancia y de la injusticia. Se empe a en luchar contra los errores judiciales y en ayudar a sus v ctimas. Voltaire se convierte en el modelo para la burgues a liberal y anticlerical y en la pesadilla de los religiosos.Voltaire ha pasado a la Historia por acu ar el concepto de tolerancia religiosa. Fue un incansable luchador contra la intolerancia y la superstici n y siempre defendi la convivencia pac fica entre personas de distintas creencias y religiones. Sus escritos siempre se caracterizaron por la llaneza del lenguaje, huyendo de cualquier tipo de grandilocuencia. Maestro de la iron a, la utiliz siempre para defenderse de sus enemigos, de los que en ocasiones hac a burla demostrando en todo momento un fin simo sentido del humor. Conocidas son sus discrepancias con Montesquieu acerca del derecho de los pueblos a la guerra, y el despiadado modo que ten a de referirse a Rousseau, achac ndole sensibler a e hipocres a. |