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rio de Almeria, con quien tenian comun el tratado, enviando por corredores, y para descubrir los ánimos y motivo de la gente de Granada y la Vega, á Farax Aben Farax con hasta ciento y cincuenta hombres, gente suelta y desmandada, escogida entre los que mayor obligacion y mas esfuerzo tenian. Ellos recogiendo la que se les llegaba, tomaron resolucion de acometer á Granada; y caminaron para ella con hasta seis mil hombres mal armados, pero juntos y con buena órden, segun su costumbre.

En España no habia galeras; el poder del rey ocupado en regiones apartadas, y el reino fuera de tal cuidado, todo seguro, todo sosegado; que tal estado era el que á ellos parecia mas á su propósito; los ministros y gente en Granada mas sospechosa que proveida, como pasa donde hay miedo y confusion. Pero fué acontecimiento hacer aquella noche tan mal tiempo, y caer tanta nieve en la sierra que llaman nevada, y antiguamente Soloria y los Moros Solaira, que cegó los pasos y veredas cuanto bastaba para que tanto número de gente no pudiese llegar. Mas Farax con los ciento y cincuenta hombres poco antes del amanecer entró por la puerta alta de Guadix, donde junta el camino de la sierra, con instrumentos y gaitas, como es su costumbre. Llegaron al Albaicin, corrieron las calles, procuraron levantar el pueblo, haciendo promesas, pregonando sueldo de parte de los reyes de Fez y Argel, y afirmando que con gruesas armadas eran llegados á la costa de Granada; cosa que escandalizó y atemorizó los ánimos presentes, y á los ausentes dió tanto mas en que pensar, cuanto mas léjes se hallaban : porque semejantes acaecimientos, cuanto mas se van apartando, tanto parecen mayores, y se juzgan con mayor encarecimiento. Estado poco seguro es el de quien se descuida, creyendo que por sola su autoridad nadie se puede atrever á ofendelle. Los Moriscos, hombres mas prevenidos que diestros, esperaban por horas la gente de la Alpujarra; salian el Tagarí y Monfarrix, dos capitanes, todas las noches al cerro de Santa Helena por reconocer, y salieron la noche antes con cincuenta hombres escogidos y diez y siete escalas grandes, para, juntándose con Farax, entrar en el Alhambra. Mas visto que no venian al tiempo, escondiendo las escalas en una cueva, se volvieron sin salir la siguiente

noche, parcciéndoles, como poco pláticos de semejantes casos, que la tempestad estorbaria á venir tanta gente junta, con que pudiesen ellos y sus compañeros poner en ejecucion el tratado del Alhambra, debiéndose esperar semejante noche para escalarla. Mas los del Albaicin estuvieron sosegados en las casas, cerradas las puertas como ignorantes del tratado, oyendo el pregon; porque aunque se hubiese comunicado con ellos, no con todos, en general, ni particularmente, ni estaban todos ciertos del dia (aunque se dilató poco la venida), ni del número de la gente, ni de la órden con que entraban, ni de la que en lo por venir ternian *). Díjose que uno de los viejos, abriendo la ventana, preguntó cuantos eran, y respondiéndole: seis mil, cerró y dijo: ,, Pocos sois, y venis presto," dando á entender que habian primero de comenzar por el Alhambra, y despues venir por el Albaicin, y con las fuerzas del rey de Argel. Tampoco se movieron los de la Vega, que seguian á los del Albaicin, especialmente no oyendo la artillería del Alhambra, que tenian por contraseño.

Entretanto el nuevo electo rey de Granada, en cuanto le duró la esperanza que el Albaicin y la Vega habian de hacer movimiento, estuvo quedo; mas como vió tan sosegada la gente, y las voluntades con tan poca demonstracion, salió solo camino de la Alpujarra. Encontráronle á la salida de Lanjaron, á pié, el caballo del diestro **); pero siendo avisado que no pasase adelante, porque la tierra estaba alborotada, subió en su caballo, y con mas priesa tomó el camino de Valor. Habian los Moriscos levantados hecho de sí dos partes: una llevó el camino de Orgiba, lugar del duque de Sesa, entre Granada y la entrada de la Alpujarra, al levante tierra de Almeria, al poniente la de Salobreña y Almuñecar, al norte la misma Granada, al medio dia la mar con muchas calas donde se podian acoger navios grandes. Sobre esta villa, como mas importante, se pusieron dos mil hombres, repartidos en veinte banderas; las cabezas eran el alcaide de Mecina, y el Corceni de Motril. Fueron los Cristianos vie

*) Ternian es la conjugacion antigua por la moderna tendrian. V. la Gramática.

**) Quiere decir: llevando el caballo del diestro.

jos avisados, que serian como ciento y sesenta personas, hombres, mugeres y niños*). Recogióles en la torre **) Gaspar de Sarravía, que estaba por el duque; mas los Moros comenzaron á combatirla. La otra banda de gente caminó derecho á Granada á hacer espaldas á Farax Aben Farax, y á recibir al que ellos llamaban rey, á quien encontraron cerca de Lanjaron, y pasaron con él adelante hasta Durcal. Pero entendiendo que el marques habia dejado puesta guarnicion en él, volvieron á Valor en alto, y de allí á un barrio que llaman Laujar, en el medio de la Alpujarra, adonde con la misma solemnidad que en Granada le alzaron en hombros, y le eligieron por su rey. Allí acabó de repartir los oficios, alcaidías, alguacilazgos, y declaró por capitan general á su tio Abenjauhar, que llamaban Don Fernando el Zaguer, y por su alguacil mayor á Farax Aben Farax. Vistieronle de púrpura, pusiéronle casa como á los reyes de Granada, segun que lo oyeron de sus pasados. Tomó tres mugeres: una con quien él tenia conversacion y la trujo consigo, otra del rio de Almanzora, y otra de Tabernas, porque con el deudo tuviese aquella provincia mas obligada, sin otra***), con quien él primero fué casado, hija de uno que llamaban Rojas. Mas dende á pocos dias mandó matar al suegro y dos cuñados, porque no quisieron tomar su ley; dejó la muger, perdonó la suegra, porque la habia parido, y quiso gracias por ello como piadoso.

LIBRO SEGUNDO.

En tanto que las cosas de la Alpujarra pasaban como tenemos dicho, se juntaron hasta quinientos Moros con dos capitanes, Giron de las Albuñuelas y Nacoz de Nigueles, á tentar la

En esta frase el participio avisados se entiende absolutamente, y que siendo el pronombre, y no la conjuncion, se refiere à Cristianos viejos. Sobre el uso particular del condicional serian v. la Gramática. **) Torre es alcazar ó castillo,

***) Sin contar otra cuarta muger, con quien ántes se habia casado.

guardia que el marques habia dejado en la puente de Tablate, teniendo por cierto que, si de allí la pudiese apartar, se quitaria el paso á las escoltas, y nuestro campo con falta de vituallas se desharia. Vinieron sobre la puente, hallándola falta de gente, y la que habia desapercebida. Acometieron con tanto denuedo, que la hicieron retirar; parte no paró hasta Granada, muchos dellos murieron sin pelear en el alcance, parte se encerraron en unaiglesia donde acabaron quemados, con que la puente quedó por los enemigos. Mas el conde de Tendilla, sabida la nueva, envió á llamar con diligencia á Don Alvaro Manrique, capitan del marques de Pliego, que con trecientos caballos y ochenta caballos de su cargo estaba alojado dos leguas de Granada. Llegó á la puente de Jenil al amanecer, donde el conde le esperaba con ochocientos infantes y ciento y veinte caballos. Avisado del número de los enemigos, entrególe la gente, y dióle órden que, peleando con ellos, desembarazado el paso, le dejase guardado, y él con el resto della pasase á buscar al marques. Cumplió Don Alvaro con su comision, hallando la puente libre y los Moros idos.

En Júbiles llegó el capitan Don Diego de Mendoza, enviado por el rey, para que llevase relacion de la guerra, manera de como se gobernaba el marques, del estado en que las cosas se hallaban; porque los avisos eran tan diferentes, que causaban confusion en las provisiones. Partió el marques de Júbiles, vino á Cadiar, y de allí á Ujijar. En el camino mandó combatir una cueva, en que se defendian encerrados cantidad de Moros con sus mugeres é hijos, hasta que con fuego y humo fueron tomados. Estando en Ujijar, fué avisado que Abenhumeya, juntas todas sus fuerzas, le esperaba en el paso de Paterna, tres leguas de Ujijar, y sin detenerse partió. Caminando, le vinieron dos Moros de parte de Abenhumeya con nuevos partidos de paz. Mas el marques sin respuesta los llevó consigo hasta dar con su vanguardia en la de los enemigos; y en una quebrada, junto á Iñiza, pelearon con harta pertinacia, por ser mas de cinco mil hombres y mejor armados que en Jubiles. Pero fueron rotos del todo, tomándoles el alto, y acometiéndoles con la caballería Don Alonso de Cardenas, conde de la Puebla; no se siguió el alcance, por ser noche. Envió el marques docientos caballos

que los siguieron hasta la nieve y aspereza de la sierra, matando y cautivando; y él á dos horas de noche paró en Iñiza. Otrodia vino á Paterna; dióla á saco, y hallaron en ella los soldados mucha riqueza. El rencuentro de Paterna fué la postrera jornada, en que Abenhumeya tuvo gente junta contra el marques, el cual partió sin detenerse para Ändarax en seguimiento de las sobras de los enemigos, habiendo enviado delante infantería y caballería á buscallos en el llano y en la sierra que dicen el Cehel, cerca de la mar, montaña buena para ganados, caza y pesca, aunque en algunas partes falta de agua. Dicen los Moros que fué patrimonio del conde Julian el traidor, y aun duran en ella y cerca memorias de su nombre, la torre, la rambla Juliana y castil de Ferro.

Llegado á Andarax, envió á su hijo Don Francisco con cuatro compañías de infantería y cien caballos á Ohañez, donde entendió que se recogian enemigos. Mas por avisos ciertos del capitan de Adra supo que en él no habia cuarenta personas, y por alguna falta de vituallas le mandó tornar. Recogió y envió á Granada cantidad de cautivos cristianos, á quien habia dado libertad en todos los pueblos que ganó y se le rindieron.

La toma de Poqueira, Júbiles y Paterna puso temor á los enemigos, porque tenian reputacion de fuertes, y indignacion por la pérdida que en ellas hicieron de todas sus fortunas *). Comenzaron á recogerse en lugares ásperos, ocupar las cumbres y riscos de las montañas, fortificando lo que á su parecer bastaba; pero no como gente plática, ántes ponian todas sus esperanzas y seguridad en esparcirse, y dejando la frente al enemigo, pasar á las espaldas, mas con apariencia de descabullirse, que de acometer. Pareció al marques con estos sucesos quedar llana toda la Alpujarra; y dando la vuelta por Andarax, tornó á Orgiba, por estar mas en comarca de la mar, rio de Almeria, Granada Ꭹ la misma Alpujarra **).

*) Las plazas tenian reputacion de fuertes, y los mismos Moros indignacion por la pérdida &c.

**) Sobre la omision de la preposioion de delante rio, Granada y la misma &c. véase la Gramática.

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