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dióle una patada en el carrillo izquierdo, con que le dejó señalada la herradura y los clavos, y le dijo el hidalgo:,,Mal se conoce lo que no se ha criado, hermano Maldonado: si vos habiérades tratado y conocido esta bestia, ni os engañárades, ni nos engañárades. En lo ageno dura poco la posesion. ¿Porqué pensábades que os preguntó el dueño, si era gallego, sino que como tal os habia de dar la coz que os dió? Vos queríades herrarlo, mas él no os erró á vos. ¿ Cogísteis ayer el macho, y queríades hoy venderlo? Huélgome de saber que tambien sois nigromántico, pues desde habeis venido de Illescas. ayer Señor," dijo el gitano,,,yo hice como gitano, y Su Merced ha de sufrir como caballero. Bien eché de ver que este señor sabia de bestias.“

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Al

Descubierto el hurto con la evidencia posible, me dieron mi macho, y me avié camino de Málaga, pasando por Lucena, donde llegando un poco tarde, reposé y comí un bocado; y pensando llegar aquella noche á Benamejí, cuyo camino yo no sabia, partime con la relacion que me dieron. Las leguas son mas largas de lo que yo pensaba, el camino estaba lleno de lodo, porque la noche antes habia llovido muy bien. Yo, por priesa que me dí con mi macho, me anochecí una legua antes de llegar á un riachuelo, que está entre Lucena y Benamejí. Halléme confuso, por ser la noche obscura, y caminar sin guia y sin encontrar á quien preguntar por el camino; que era domingo en la noche, cuando todos los labradores están en sus casas. fin, poco á poco (muchas veces tropezando y algunas cayendo) llegué al rio, y en pasando no hallé camino por la otra parte, por una costumbre que tienen los labradores en aquella tierra: que es, para desviar los caminantes que no les entren por el sembrado, cavar por aquella parte por donde suelen hacer sendas los caminantes. Salió del rio mi macho lo mejor que pudo, echó á mano derecha por un cerro, que tenia muchas sendas de ovejas ó de cabras. Llegó á lo mas alto que pudo, y estaba tan empinado el cerrillo, que en acabándose la senda, ni pude ir adelante, ni volver atras. Víme en un gran peligro, porque si queria bajar con el pié derecho, habia de rodar por la sierra abajo, hasta llegar á un arroyo salado, donde cuando bien librara, llegara la cabeza llena de chichones. Roguéle al macho

con mucha humildad, que me hiciese merced de estarse quedo, mientras bajaba al reves; pero al tiempo que le mandé que volviese por la sendilla que habia subido, él iba tan cansado que se echó, y en echándose, como el cerro estaba tan empinado, rodó hasta el arroyo salado. Yo volví por la senda, hasta llegar al arroyo, y fuí á mi desdichado macho, y lo mejor que pude ayudéle á levantar, que estaba tan molido que fué menester animarle con sopa en vino; y llevándole del diestro lo mas poco á poco, que pude, fuí considerando que todo aquello me sucedia por no haber tenido respeto á la fiesta, caminando y haciendo el viage que se pudiera hacer otro dia.

Torné á subir hasta que descubrí en lo alto del cerro un cortijo, donde me llegué con toda la humildad del mundo; y aunque dí muchos golpes, no me respondian, porque habia mucha gente, que se habia juntado allí, aquella noche, por ser dia de fiesta. Al fin dí tantos golpes, que me respondió un mozo; y diciéndole con la necesidad que venia*), respondióme que me fuese en hora buena y tornando á llamar, acudió el aperador del cortijo, que en todas sus acciones pareció ser muy hombre de bien; y abriéndome la puerta, acudió á mi necesidad Ꭹ al cansancio de mi macho, y díjome:,,Perdone Vm., que por estar dando voces sobre una serilla de higos, que estos mozos me habian hurtado, no pude responder tan presto." Pues, si no es mas que por eso, dije yo, no le dé pena; que yo le diré quien se la hurtó.,,Angel será Vm.," respondió él,,,y no hombre, si me dice eso. 66 Déjeme reposar, dije yo, y se lo diré. Descansé un rato, y mi macho cenó lo mejor que pudo. Yo cené un muy gentil gazpacho, que cosa mas sabrosa no he visto en mi vida; que tanto tienen las comidas de bueno, cuanto el estómago tiene de hambre y de necesidad. Fuera de que el aceite de aquella tierra, y el vino y vinagre, es de lo mejor que hay en toda la Europa.

Habiendo cenado, y estando todos los mozos al rededor,

*) En vez de: la necesidad, con que venia. Esta transposicion de las preposiciones, que dejan el pronombre y se ponen delante del substantivo, al cual él se refiere, es muy frecuente en los autores de aquel siglo.

le dije al aperador: Este dornajo, en que habemos cenado, ha de descubrir el hurto de los higos. Dijo uno entre dientes: ,,Aun seria el diablo la venida del estudiante." Pedíle al buen hombre un poco de aceite y almagre; y sin que los mozos lo viesen, unté el suelo del dornajo con una mezcla que hice del aceite y almagra, y pedíle un cencerro de las vacas; y poniéndolo debajo del dornajo dije con voz, que lo oyeron todos (habiendo puesto el dornajo mas adentro, donde estaba el pajar): Pasen todos, uno á uno, y den una palmada en el suelo del dornajo: y en pasando el que hurtó los higos, sonará el cencerro. Fueron todos uno á uno, y dió cada uno su palmada en la almagra, y no sonó el cencerro, que es lo que todos esperaban. Llamélos á todos, y díjeles que abriesen las palmas de las manos, las cuales tenian todos enalmagradas, sino era el uno de ellos; y así les dije á todos: Este gentilhombre hurtó los higos; que porque el cencerro no sonase, no osó poner la mano en el dornajo. El se paró colorado como un escaramujo, y los demas estuvieron toda la noche reventando de risa, y dándole matraca, y el aperador muy agradecido de haber hallado sus higos, y yo muy contento del buen acogimiento: y por el buen hospedage dejéle dos cuchillos damasquinos, con que por poco le cortó las orejas al ladron de los higos.

Habiendo descansado aquella noche lo que parecia que bastaba para los trabajos de mi macho, fuí á rogarle que se animase, y gruñendo alzó la pata; y al mismo tiempo díle un palo, con que se le acordó el trabajo pasado. Sosegóse luego, y echéle la silla: caminé á Benamejí que estaba muy cerca ; y aunque quise pasar sin que me viese el señor de Benamejí, el bellaco del macho se arrojó en su casa, y fué forzoso descansar allí un rato. Al fin, por abreviar el cuento, llegué á Málaga, ó por mejor decir, paréme á vista de ella en un alto, que llaman la cuesta de Zambara. Fué tan grande el consuelo que recibí de la vista de ella, y la fragrancia que traia el viento, regalándose por aquellas maravillosas huertas, llenas de todas especies de naranjos y limones, llenas de azahar todo el año, que me pareció ver un pedazo de paraiso; porque no hay en toda la redondez de aquel horizonte cosa que no deleite los cinco sentidos. Los ojos se

entretienen con la vista de mar y tierra, llena de tanta diversidad de árboles hermosísimos; con la vista del sitio y edificios, así de casas particulares, como de templos excelentísimos: especialmente la iglesia mayor, que no se conoce mas alegre templo en todo lo descubierto. Á los oidos deleita, con grande admiracion, la abundancia de los pajarillos, que imitándose unos á otros, no cesan en todo el dia y la noche su dulcísima armonía, con un arte sin arte; que como no tienen consonancia ni disonancia, es una confusion dulcísima, que mueve á contemplacion del universal Hacedor de todas las cosas. Los mantenimientos abundantes y substanciosos para el gusto y la salud; el trato de la gente muy apacible, afable y cortesano, y todo es de manera, que se pudiera hacer un grande libro de las excelencias de Málaga; y no es mi intento reparar en esto.

Negocié á lo que venia en aquella santa iglesia *), de donde se pueden sacar muchos sujetos para obispos y oidores, y para gobernar el mundo: entre los cuales hallé un prebendado amigo, hombre bien nacido, de grandes y superiores partes, y muy digno de estimarse.

Saliendo de Málaga, me paré entre aquellos naranjos y limones, cuya fragrancia de olor con gran suavidad conforta el corazon, y púseme á mirar y considerar la excelencia de aquella poblacion, que así por la influencia del cielo, como por el sitio. de la tierra, excede á todas las de Europa, en aquella cantidad que su distrito abraza. Y estando en esta contemplacion, ví venir hácia mí una cosa, que parecia hombre sobre una mula, hablando entre sí á solas, con movimiento de brazos, meneos de rostro Ꭹ alteracion de voz, como si fuera hablando con alguna docena de caminantes. Volví la rienda á mi macho, picándole con toda la priesa posible, ántes que pudiese llegar á mí, porque le conocí la enfermedad; que para huir de un hablador de estos, querria tener no solamente piés de galgo, pero alas de paloma: y si ellos supiesen cuan odiosos son á cuantos los oyen, huirian de sí propios. No hay toro suelto en el coso, que tanto me haga huir, como un palabrero de estos. Y en resolucion

*) Véase la anotacion de la página 188.

no hay buen rato con ellos, sino cuando duermen; como me sucedió con este, que por mucha priesa que me dí á huir, me alcanzó y saludó, como el verdugo, por las espaldas*); y apénas le hube respondido, cuando me preguntó adonde iba y de donde era. Á lo primero le respondí, mas á lo segundo no me dió lugar que le respondiese ; y prosiguiendo me dijo:,,Pregunto de donde es Vm.; porque yo soy del reino de Murcia, aunque mis padres fueron montañeses de un linage, que llaman los Collados. Á lo menos no callados.“ Miréle, miéntras iba hartándose de hablar (si pudo ser), que tenia razonable cuerpo y talle, aunque era con un gran defecto, que era zurdo y queria parecer derecho. Este buen hombre, jugando de una y otra mano, y arqueando las cejas, que tenia grandes, con dos rayas entre ellas profundas; ojos aunque no pequeños, cerrados siempre que hablaba, como si con los ojos se oyera; y todo el rostro acabronado, quiero decir libre, alto y desvergonzado, dijo mil disparates: á que yo nunca estuve atento, porque le conocí luego. Contó valentías suyas, á las cuales estuve yo tan atento, como á todo lo demas. De suerte que nunca me dió lugar para responder á lo que me habia preguntado; hasta que habiendo andado dos leguas, como de tanto hablar habia gastado la humedad del celebro, labios y lengua, en una venta, que la llaman del Pilarejo, pidió un jarro de agua, y en comenzando le respondí á su pregunta, diciendo: De Ronda **). Quitóse el jarro de la boca, y díjome:,,Huélgome, porque voy hácia allá, de llevar tan bueña compañía." Tornó el jarro á la boca, y mientras acabó de beber, le dije: Antes es la peor del mundo, porque no hablaré palabra en todo el camino.,, ¿Esa virtud del silencio," dijo,,tiene Vm.? Será prudente y muy es

*) Alusion al castigo de azotes, por mano del verdugo. Este donaire ha sido omitido en la traduccion alemana.

**) Símil cosa cuentan del célebre Piron. Habiendo encontrado, en la calle, á Voltaire, este le preguntó:,, ¿Cómo está Vm?" y sin esperar la respuesta, volviéndose á un gran señor, que pasaba en coche y se habia parado, habló con él, sin tener mas cuenta de Piron. Este habiéndole encontrado otra vez, dos ó tres semanas despues, le dijo:,,Muy bueno, señor."

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