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que llevaba debajo de mí, por no desalentarme, ni osaba pararme, porque bien sabia yo, que mientras el cuerpo hace movimiento, no le acometen los hambrientos animales marinos : y alguna vez sentia flaqueza en los remos, tendíalos sobre el agua, fiando lo demas del barco, que alguna vez me consolaba con la fragancia que salia de la bota, que iba muy cerca de las narices. Comenzaba á rezar, pero dejando, porque me faltaba la respiracion, que para semejante conflicto es muy necesaria. duve una hora, ya descansando, ya navegando, hasta que comenzó á refrescar un viento, que venia de África, y me traia hácia la tierra; que me era forzoso resistirlo, porque no diese conmigo en una poma de aquellas que tengo dichas, y me hiciese pedazos. Pero estando en este último peligro, descubrí una caleta, con que respiré con nuevo aliento, y caminando ó navegando hacia ella, el mismo viento meridional me ayudó milagrosamente. Ya que llegaba tan cerca que descubrí muy bien toda la caleta, ví á la orilla de ella un hombre merendando, que me dió nueva fuerza con verle y que comia. Pero de la misma manera que yo me alegré y esforcé con verle, él se espantó de mí, entendiendo que fuese alguna ballena ó monstruo marino. Vino una ola tan grande, que me llevó tan cerca de la caleta, que hice pié, y al mismo punto el hombre espantado echó á huir á la tierra adentro; y un lebrél que con él estaba, saltó al agua contra mí, y lo pasara mal, si no fuera por la daga, que siempre me acompañó ; porque picándole con ella, saltó en tierra Ꭹ fuése huyendo tras su amo.

En las caletas siempre está sosegada el agua, y como ya hacia pié, salí á tierra, hinqué las rodillas ambas en ella, dando gracias á la primera causa. Pero puestos los ojos en la merienda que el otro habia dejado, miréme con mi bota y coleto, cosidos con el jubon, y las botas enceradas, que tambien hacian su figura, y no me espanté que me tuviera por cosa mala. Arremetí con un pedazo de pan y otro de queso, que habia dejado con un jarro de vino, y sacando el vientre de mal año, juraré que en mi vida comí cosa que mas bien me supiese. Pero estando con el jarro en la boca, vinieron diez ó doce hombres, cum fustibus et armis (que los habia movido el huidor) á matar la

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ballena; y como no la hallaron, preguntáronle al buen hombre que donde estaba, y á mí si la habia visto. Él quedó confuso; yo respondí en italiano (que no osé en español) que allí no habia llegado ballena, ni otra cosa que pudiese parecerlo, sino yo, del modo que me veian, y que aquel hombre habia huido para dejarme la merienda. Riéronse de él, diéronle matraca, llamándole de borracho, y otras cosas, en lengua francesa, con que rieron harto, y á mí me tuvieron lástima de verme tan mojado y desnudo.

En el mismo tiempo venia una falúa con doce remeros, por mandado del maestre de campo, á buscarme, porque les dijo que habia de ahorcar al arraez, si no me llevaban vivo ó muerto. Híceles señas con la bota, que era la mayor que yo podia dar para mi conocimiento y su gusto, y luego dieron la vuelta á la caleta, adonde me hallaron puesto al sol, mas afligido que perro manteado, temblando y encogido. Echáronme en la falúa, todos admirados de verme vivo, habiendo pasado tal trabajo en tantos años de edad, que ya tenia cerca de cincuenta. Lleváronme á Marsella, donde aquel gran caballero, amado y conocido de todo el mundo, me acarició y regaló, aunque, como aquel trabajo me cogió en años crecidos, siempre me duró, y todos los inviernos me resiento de aquella humedad y frialdad.

Llegamos á España, y desembarcamos en Barcelona.

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GUEVARA.

Luis Velez de Guévara nació á Ecija, en la Andalucía, en 1574 y murió á Madrid, 1646. Su novela: El diablo cojuelo, verdades soñadas, y novelas de la otra vida, cuya idea parece haber sido tomada en el Gallo ó Sueño de Luciano, ha dado el nacimiento á la imitacion mas extendida de Le Sage: Le Diable boiteux.

EL DIABLO COJUELO.

TRANCO PRIMERO.

Daban en Madrid, por los fines de Julio, las once en punto (hora menguada para las calles por falta de la luna), jurisdiccion y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte *). El Prado de San Gerónimo boqueaba coches en la última jornada de su paseo; y en los baños de Manzanares los Anades y las Evas de la corte, fregados mas de la arena que limpios del agua, decian el Ite, rio est **); cuando Don Cleofas

*) Término redondo es el que no tiene ó no admite defensa. La conjuncion de requiebro con lechuzo (el substantivo usurpado como adjetivo) y de patarata con la muerte es muy cómica y graciosa.

**) Se ve por los autores de aquel siglo, entre otros por Calderon, que el uso general de la gente principal, de uno y otro sexo, era de bañarse en el Manzanares. Anades (no es sin razon que se escribe con mayúscula) es juego de vocablo con transposicion de letra por Adanes (en español se escribe Adan), y es de observar que, en efecto, hay muchos ó muchas ánades en el Manzanares. El Ite, rio est, es parodía de: Ite, missa est.

Leandro Perez Zambullo, hidalgo á cuatro vientos, caballero de huracan y encrucijada de apellidos, y estudiante de profesion, embarazado con un broquel y una cortadora espada, aprendia á gato por el caballete de un tejado, huyendo de la Justicia que le venia á los alcances por un estupro (que no le habia comido -ni bebido), que, en el pleito de acreedores de una noble doncella, pretendia que el pobre Licenciado escotase solo lo que tantos habian merendado. Y como solicitaba escaparse de ella, no dificultó arrojarse desde el ala del susodicho eminente tejado (como si las tuviera) á la varada de otro que estaba confinante, nordesteado de una luz que por allá escasamente se brujuleaba, estrella de la tormenta que corria, en cuyo desvan puso los piés la boca á un mismo tiempo, saludándole como á puerto seguro de tales naufragios, y dejando burlados á los ministros del agarro y los honrados pensamientos de Doña Tomasa de Bitigudino, doncella chanflona (que se pasaba de noche como cuarto falso), que para que surtiese efecto su bellaquería, habia cometido otro estelionato mas con el capitan de los ginetes á gatas, que corrian las costas de aquellos tejados en su demanda, y volvian corridos de que se les hubiese escapado aquel saltador, bajel de capa y espada, que llevaba cautiva la honra de aquella señora, mohatrera de doncellazgos, que juraba entre sí tomar satisfaccion de este desaire en otro inocente chapeton de embustes doncelliles, fiada en una venerable madre, á quien ella llamaba tia; liga donde habia caido tanto pájaro forastero *).

Á estas horas el estudiante, no creyendo su buen suceso, y desollinando con el vestido y los ojos el zaquizamí, admiraba la region donde habia arribado, por las extrañeras extravagancias de que estaba adornada la tal espelunca, cuyo avariento fa rol era un candil de garabato, que se descubria sobre una mesa antigua de cadena, y papeles infinitos, así compuestos como desordenados, escritos de caractéres matemáticos, unas efemérides abiertas, dos esferas, y algunos compases y cuadrantes; ciertas señales de que vivia en el cuarto de mas abajo algun astrólogo,

*) Chapeton aquí es: novicio, bobo y rico; doncellil es adjetivo formado con intencion cómica, y analógicamente á mugeril.

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dueño de aquella confusa oficina y embustera ciencia; y llegándose Don Cleofas curiosamente (como quien profesaba letras, y era algo inclinado á aquella profesion) à revolver los trastos astrológicos, oyó un suspiro entre ellos mismos, que pareciéndole imaginacion ó ilusion de la noche, pasó adelante con la atencion, papeleando los memoriales de Euclides y embelecos de Copérnico *). Escuchando segunda vez repetir el suspiro, entónces, pareciéndole que no era engaño de la fantasía, sino verdad que se habia venido á los oidos, dijo con desgarro y ademan de estudiante valiente:,, Quien diablos suspira aquí?“ Respondióle al mismo tiempo una voz entre humana y extrangera:,,Yo soy, señor Licenciado, que estoy en esta redoma, en donde me tiene preso este astrólogo, que vive ahí abajo, porque tambien tiene su punta de la magía negra, y es mi alcaide, dos años habrá. Luego familiar eres," dijo el estudiante.,,Harto me holgara yo," respondieron de la redoma,,,que entrara uno de la Santa Inquisicion, para que metiéndole á él en otra de cal y canto, me sacara á mí de esta jaula de papagayos de piedra azufre **). Pero tú has llegado á tiempo, que me puedes rescatar, porque este á cuyos conjuros estoy asistiendo, me tiene ocioso, sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu mas travieso del infierno." Don Cleofas, espumando valor, prerogativa de estudiantes de Alcalá, le dijo:,,¿Eres demonio plebeyo, ó de los de nombre? Y de gran nombre," le repitió el vidrio endemoniado,,,y el mas celebrado en entrambos mundos. ¿Eres Lúcifer?" le repitió Don Cleofas. „,,Ese es demonio de dueñas y escuderos," le respondió la voz. "¿Eres Satanas?" prosiguió el estudiante.,,Ese es demonio de sastres y carniceros," volvió la voz á repetirle. ¿,, Eres Delcebú ?" volvió á preguntarle Don Cleofas, y la voz á reponderle:,,Ese es demonio de taures amancebados y carreteros. ¿Eres Barrabas, Belial, As

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*) El sistema de Copérnico, en aquel siglo, pasaba por heregía, y era proscrito por la Inquisicion, aun en la misma Italia, porque parecia contrario á la Escritura. La condenacion solemne de Galileo, por haberlo defendido, es demasiado conocida.

**) Continuando la metáfora de jaula, llama así muy graciosamente á los demonios.l

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