Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Pro

go; que los Turcos no tenian autoridad para juzgalle. testóles de parte de Mahoma, del emperador de los Turcos y del rey de Argel que le tuviesen preso, dando noticia dello admitiendo sus defensas. Mas la razon tuvo poca fuerza con hombres culpados y prendados en un mismo delito, y codiciosos de sus bienes. Saqueáronle la casa; repartiéronse las mugeres, dineros, ropa. Desarmaron y robaron la guardia; juntáronse con los capitanes y soldados, y otro dia de mañana determinaron su muerte. Eligieron á Abenabó por cabeza en público, segun lo habian acordado en secreto, aunque mostró sentimiento y rehusólo; todo en presencia de Abenhumeya, el cual dijo que nunca su intencion habia sido ser Moro; mas que habia aceptado el reino por vengarse de las injurias que á él y á su padre habian hecho los jueces del rey Don Felipe, especialmente quitándole un puñal, y tratándole como á un villano, siendo caballero de tan gran casta: pero que él estaba vengado y satisfecho, lo mismo de sus enemigos, de los amigos y parientes dellos, de los que le habian acusado Ꭹ atestiguado, ahorcándolos, cortándoles las cabezas, quitándoles las mugeres y haciendas; que pues habia cumplido su voluntad, cumpliesen ellos la suya: cuanto á la eleccion de Abenabó, que iba contento, porque sabia que haria presto el mismo fin; que moria en la ley de los Cristianos, en que habia tenido intencion de vivir, si la muerte no le previniera. Ahogáronle dos hombres, uno tirando de una parte, otro de otra de la cuerda que le cruzaron en la garganta. El mismo se dió la vuelta, como le hiciesen ménos mal; concertó la ropa, cubrióse el

rostro.

Tal fin hizo Abenhumeya, en quien despues de tantos años revivió la memoria de aquel linage, que fué uno de los, en cuya mano estuvo la mayor parte de lo que entonces se sabia en el mundo.

[ocr errors]
[ocr errors][merged small][ocr errors][ocr errors]

Luego que llegó á Granada, proveyó Don Juan *) otros capitanes de cuadrillas, que fueron Juan Carrillo, Paniagua, Camacho, Reinaldos y otros; y hecho esto, Don Juan con el duque y el comendador mayor se partió á Madrid, y de allí á la armada de la liga, dejando á Don Pedro de Deza, presidente de Granada, con título de capitan general, y en Almeria por general de la infantería á Don Francisco de Córdova, descendiente de aquella cama de leones del conde Don Martin. Corrian la tierra á menudo las cuadrillas, metian en Granada Moros y Moras, y no habia semana que no hubiese cabalgada. Al entrar en la puerta de las Manos, hacian salva, subiendo por el Zacatin arriba, hasta llegar á la chancillería; daban noticia al presidente, para que viese lo que traian, y entregaban los Moros en la cárcel, y de cada uno les daban veinte ducados. Atenazaban y ahorcaban los capitanes y Moros señalados, y los demas llevaban á galeras, que sirviesen al remo esclavos del rey.

Entre estos trujeron un Moro natural de Granada, llamado Farax. Este como supiese la voluntad de Gonzalo el Jeniz, alcaide sobre los alcaides, y de sus sobrinos Alonso y Andres el Jeniz, y otros muchos, que era de entregarse y reducirse, si se les concediese perdon, llamó á Francisco Barredo, dándole parte de la voluntad y propósito que muchos Moros tenian, y aun de matar á su rey, sí no se quisiese reducir con ellos : para lo cual convenia que procurase verse con Gonzalo el Jeniz, que era uno de los que mas lo deseaban. Sabido esto, Francisco Barredo se fué á las Alpujarras, y en llegando al presidio de Cadiar, sacó de una bóveda del castillo un Moro que tenian preso, y le dió una carta para Gonzalo el Jeniz, en que hacia saber la causa de su venida; que viese la órden

[ocr errors]

le

que habia

[ocr errors]

* Don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlós V.

y hermano del rey Felipe II.

1

de tener, para verse con él. Recibida la carta, respondió que otro dia al amanecer se viniese á un cerro, media legua de Cadiar, y que adonde viese una cruz en lo alto le aguardase, soltando la escopeta tres veces por contraseña. Fué, y hecha la seña, llegó el Jeniz, sus sobrinos, y otros Moros, mos-. trando mucha alegría de velle. Lo que trataron fué, que si se traia perdon del rey para él y los que se quisiesen reducir, que le entregaria á Abenabó, su rey, muerto ó vivo. Con esto se despidió, *) prometiéndoles de hacello y ponello por obra, y avisallos de la voluntad del rey. Vino á Granada Francisco Barredo, dió cuenta al presidente de lo que habia pasado con Gonzalo el Jeniz, y lo que habia prometido. Dió el presidente aviso al rey, que, visto lo que prometia el Jeniz, le concedió perdon á él y á todos los que con él viniesen. **) Vino la cédula real al presidente, que, visto que no habia quien con veras lo pudiese hacer, hizo llamar á Barredo, y entregándole la cédula, le pidió con las veras y recato que en tal negocio convenia, lo hiciese.net gi mad

[ocr errors]

T

[ocr errors]

Recibida la cédulase partió y llegó a Cadiar con el Moro que antes habia llevado la carta. Avisóle como tenia lo que pedia, que se viese con él en el sitio y lugar que antes se habían visto. Llegado el Jeniz, y vista la cédula y perdon, la besó y puso sobre su cabeza; lo mismo hicieron los que con él vénian; y despidiéndose dél, fueron á poner en ejecucion lo concertado. Francisco Barredo se volvió al castillo de Verchul, porque allí le dijo el Jeniz que le aguardase. Gonzalo el Jeniz y los demas acordaron, para hacello á su salvo, que sería bien que uno dellos fuese à Abdalá Abénabó, y de su parte le dijese que la noche siguiente se viese con él en las cuevas de Verchul, porque tenia que platicar con él cosas que convenian á todos. Sabido por Abenabo, vino aquella noche a las cuevas solo con un Moro, de quien se fiaba mas sieb fo uli8 686 › ras bib of v

[merged small][merged small][ocr errors]
[ocr errors]
[ocr errors]

*) Barredo fué el que se despidió.
** de la pág. 30.

***) El presidente dió aviso" que concedido perdon &c.

[merged small][ocr errors][merged small]

y

que de ninguno; y ántes que llegase á las cuevas, despidió veinte tiradores que de ordinario le acompañaban, todo á fin de que no supiesen adonde tenia la noche. Salúdóle Gonzalo el Jeniz, diciéndole:,,Abdalá Abenabó, lo que te quiero decir es „que mires estas cuevas que están llenas de gente desventurada, así de enfermos, como de viudas y huérfanos, y ,,ser las cosas llegadas á tales términos, que, si todos no se ,,daban á merced del rey, serian muertos y destruidos; y ,,haciéndolo, quedarian libres de tan gran miseria." Cuando Abenabó oyó las palabras del Jeniz, dió un grito que pareció se le habia arrancado el alma, y echando fuego por los ojos, le dijo: Cómo, Jeniz, para esto me llama,,bas? ¿ Tal traicion me tenias guardada en tu pecho? No ,,me hables mas, nite vea yo," y diciendo esto, se fué para la bóca de la cueva. Mas un Moro, que se decia, Cubayas, le asió los brazos por detras, y uno de los sobrinos del Jeniz le dió con el mocho de la escopeta en la cabeza y le aturdió; el Jeniz le dió con una losa y le acabó de matar. Tomaron el cuerpo, Ꭹ envuelto en unos zarzos de cañas le echaron la cueva abajo; y esa noche le llevaron sobre un macho á Verchul, adonde hallaron á Francisco Barredo y á su hermano Andres Barredo. Allí le abrieron, y sacaron las tripas, hinchiendo el cuerpo de paja. Hecho esto, Francisco Barredo requirió á los soldados del presidio y á su capitan que le diese ayuda favor para Hlevarle á Granada. Visto el requerimiento,. le acompañaron, y en el camino encontraron con docientos y cincuenta Moros de paz, que, sabida la muerte de Abenabó y el nuevo perdon que el rey daba, llegaron á reducirse. Vinieron á Armilla, lugar de la Vega, y allí le pusieron caballero en un macho de albarda, y una tabla en las espaldas que sustentaba el cuerpo, que todos le viesen; los Moros de paz iban delante, y los soldados y Francisco Barredo detras. Llegaron á Granada; al entrar en la plaza de Bibarrambla hicieron salva, lo propio en llegando á la chancillería. á vista del presidente le cortaron la cabeza, y el cuerpo entregaron á los muchachos, que despues de habello arrastrado por la ciudad, lo quemaron; la cabeza pusieron encima de la puerta

Allí

de la ciudad, la que dicen puerta del rastro, colgada de una escarpia á là parte de dentro, y encima una jaula de palo, y un rétulo en ella que decia:,,Esta es la cabeza del traidor ,,de Abenabo; nadie la quite so pena de muerte."

Tal fin hizo este Moro, á quien ellos tuvieron por rey despues de Abenhumeya. Los Moros que quedaban, unos se dieron de paz, y otros se pasaron á Berbería; y á los demas las cuadrillas, y la frialdad de la sierra y mal- pasar los acabó, y feneció la guerra y levantamiento... CoQuedé la tierra despoblada y destruida! Vino gente de toda España á poblarla, y dábanles las haciendas de los Moriscos, con un pequeño tributo que pagan cada un año. A Francisco Barredo le hizo el rey merced de seis mil ducados, y que estos se le diesen en bienes raices de los Moriscos y una casa en la calle de la Águila, que era de un Mudejar echado del reino. Despues pasó en Berbería algunas veces á rescatar eautivos, y en un convite le mataron.

[ocr errors][ocr errors][ocr errors][ocr errors][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors]
« AnteriorContinuar »