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los rebeldes nuveamente convertidos: parte de la cual yo ví, y parte entendí de personas, que en ella pusieron las manos y el entendimiento. Bien sé que muchas cosas de las que escribiere, parecerán á algunos livianas y menudas para historia, comparadas á las grandes que de España se hallan escritas: guerras largas de varios sucesos, tomas y desolaciones de ciudades populosas, reyes vencidos y presos, discordias entre padres y hijos, hermanos y hermanas, suegros é yernos, desposeidos, restituidos y otra vez desposeidos, muertos á hierro, acabados linages, mudadas succesiones de reinos: libre y estendido campo y ancha salida para los escritores. Yo escogí camino mas estrecho, trabajoso, estéril y sin gloria, pero provechoso y de fruto para los que adelante vinieren: comienzos bajos, rebelion de salteadores, junta de esclavos, tumulto de villanos, competencias, odios, ambiciones y pretensiones; dilacion de provisiones, falta de dinero, inconvenientes ó no creidos, ó tenidos en poco; remision y flojedad en ánimos acostumbrados á entender, proveer y disimular majores cosas; y así no será cuidado perdido considerar de cuan livianos principios y causas particulares se viene á colmo de grandes trabajos, dificultades y daños públicos, y casi fuera de remedio. Veráse una guerra, al parecer tenida en poco, y liviana dentro en casa, mas fuera estimada y de gran coyuntura; que en cuanto duró tuvo atentos y no sin esperanza los ánimos de príncipes amigos y enemigos, léjos y cerca ; primero cubierta y sobresanada, y al fin descubierta, parte con el miedo y la industria, y parte criada con el arte y ambicion. La gente, que dije pocos à pocos junta*), representada en forma de ejércitos; necesitada España á mover sus fuerzas para atajar el fuego; el rey salir de su reposo y acercarse á ella; encomendar la empresa á Don Juan su hermano, hijo del emperador Don Carlos, á quien la obligacion de las victorias del padre moviese á dar la cuenta de sí que nos muestra el suceso ; en fin pelearse cada dia con ene

*) Expreso con brevedad verdaderamente Salustiana. El sentido es: La gente, de la cual yo dije ó narré que primeramente se juntó en pequeño número, se mostró entonces en forma de ejércitos.

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migos, frio, calor, hambre, falta de municiones, de aparejos en todas partes, daños nuevos, muertes á la continua, hasta que vimos á los enemigos, nacion belicosa, entera, armada y confiada en el sitio, en el favor de los Bárbaros y Turcos, vencida, rendida, sacada de su tierra, y desposeida de sus casas y bienes; presos y atados hombres y mugeres, niños cautivos, vendidos en almoneda, ó llevados á habitar á tierras léjos de la suya; cautiverio y transmigracion no menor que las que de otras gentes se leen por las historias; victoria dudosa, y de sucesos tan peligrosos, que alguna vez se tuvo duda si éramos nosotros, ó los enemigos, los á quien Dios queria castigar; hasta que el fin -de ella descubrió que nosotros éramos los amenazados, y ellos los castigados. Agradezcan y acepten esta mi voluntad libre, y lejos de todas las cosas de odio ó de amor **), los que quisieren tomar ejemplo ó escarmiento; que esto solo pretendo por remuneracion de mi trabajo, sin que de mi nombre quede otra memoria.

Ganaron á Granada los reyes llamados católicos, Fernando é Isabel, despues de haber ellos y sus pasados sojuzgado y echado los Moros de España en guerra continua de setecientos y setenta cuatro años, y cuarenta y cuatro reyes; acabada en tiempo que vimos al rey último Boabdelí (con grande exaltacion de la fé cristiana) desposeido de su reino y ciudad, y tornado á su primera patria allende la mar, Recibieron las llaves de la ciudad en nombre de señorío, como es costumbre de España; y entraron al Alhambra, donde pusieron por alcaide y capitan general á Don Iñigo Lopez de Mendoza, conde de Tendilla, hombre de prudencia en negocios graves, de ánimo firme, asegurado con luenga experiencia de rencuentros y batallas ganadas, lugares defendidos contra Moros en la misma guerra; y por prelado pusieron á fray Fernando de Talavera, religioso de la órden de San Hierónimo, cuyo ejemplo de vida y santidad España celebra, y de los que viven algunos hay testigos de sus milagros. Diéronles compañía calificada y conveniente para fundar república nueva, que habia de ser cabeza de reino, escudo

*) Sine studio et ira. Tacit.

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Ꭹ defension contra los Moros de África, que en otros tiempos fueron sus conquistadores. Mas no bastaron estas provisiones, aunque juntas, para que los Moros, cuyos ánimos eran desasosegados y ofendidos, no se levantasen en el Albaicin, temiendo ser echados de la ley *), come del estado. Porque los reyes queriendo que en todo el reino fuesen Cristianos, enviaron á fray Francisco Jimenez, que fué arzobispo de Toledo y cardenal, para que los persuadiese. Mas ellos, gente dura, pertinaz, nuevamente conquistada, estuvieron recios. Tomóse concierto que los renegados ó hijos de renegados tornasen á nuestra fé, y los demas quedasen en su ley por entonces. Tampoco esto se observaba, hasta que subió al Albaicin un alguacil, llamado Barrionuevo, á prendér dos hermanos renegados en casa de la madre. Alborotóse el pueblo, tomaron las armas, mataron al alguacil, y barrearon las calles que bajan á la ciudad; eligieron cuarenta hombres, autores del motin, para que los gobernasen: como acontece en las cosas de justicia escrupulosamente fuera de ocasion ejecutadas. Subió el conde de Tendilla al Albaicin, y despues de habérsele hecho alguna resistencia, apedreándole el adarga (que es entre ellos respuesta de rompimiento), se la tornó á enviar**): al fin la recibieron, y pusiéronse en manos de los reyes, con ***) dejar sus haciendas á los que quisiesen quedar Cristianos en la tierra, conservar su hábito y lengua, no entrar la Inquisicion hasta ciertos años, pagar fardas y las guardas. Dióles el conde por seguridad sus hijos en

rehenes.

Hecho esto, salieron huyendo los cuarenta electos, y levantaron á Guejar, Lanjaron, Andarax, y ultimamente Sierra vermeja nombrada por la muerte de Don Alonso de Aguilar, uno de los mas celebrados capitanes de España, grande en estado y linage. Sosegó el conde de Tendilla y concertó el motin del Albaicin, tomó á Guejar, parte por fuerza, parte rendida sin condicion, pasando á cuchillo los moradores y defensores.

*) Es á decir de su ley ó religion.

En

**) Les envió nueva respuesta ó proposicion de acomodamiento. ***) La simple preposicion con tiene en el antiguo lenguage castellano el sentido de con tal que.. á tal que.. con condicion que...

la cual empresa dicen que, por no ir á Sierra vermeja, debajo de Don Alonso de Aguilar, su hermano (con quien tuvo emulacion), se halló á servir y fué el primero que por fuerza entró en el barrio de abajo Gonzalo Fernandez de Córdova, que vivia á la sazon en Loja desdeñado de los reyes católicos, abriendo ya el camino para el título de gran Capitan, que le fué concedido en adelante.

La presencia del rey católico dió fin con mayor autoridad á esta guerra. Mas guardóse el rincon de Sierra vermeja para la muerte de Don Alonso de Aguilar; que ganada la Sierra, y rotos los Moros, fué necesitado á quedar en ella con la escuridad de la noche; y con ella misma le acometieron los enemigos, rompiendo su vanguardia. Murió Don Alonso peleando, y salvóse su hijo Don Pedro entre los muertos. Salió el conde de Ureña, aunque dando ocasion a los cantares y libertad española, pero como buen caballero.

Sosegada esta rebelion tambien por concierto, diéronse los reyes católicos á restaurar y mejorar á Granada en religion, gobierno y edificios; establecieron el cabildo, bautizaron á los Moros, trujeron la chancillería. Dende á algunos años vino la Inquisicion. Gobernábase la ciudad y reino, como entre pobladores y compañeros, con una forma de justicia arbitraria, unidos los pensamientos, las resoluciones encaminadas en comun al bien público. Esto se acabó con la vida de los viejos. Entraron los celos, la division sobre causas livianas entre los ministros de justicia y de guerra. Estiraba el capitan general su cargo sin equidad, procuraban los ministros de justicia emendallo. Del desden, de la flaqueza de provision, de la poca experiencia de los ministros en cargo que participaba de guerra, nació el descuido; ó fuese negligencia, ó voluntad de cada uno que no acertase su émulo *). En fin fué causa de crecer los salteadores (Monfíes los llamaba la lengua morisca) en tanto número, que para oprimillos, ó para reprimillos no bastaban las fuerzas. Este fué el cimiento sobre que fundaron sus esperan- ̧ zas los ánimos escandalizados y ofendidos; y estos hombres fue

*) Cada uno deseaba que no acertase su émulo 6 competidor.

ron el instrumento principal de la guerra.

Todo esto parecia al comun cosa escandalosa; pero la razon de los hombres, ó la providencia divina (que es lo mas cierto) mostró con el suceso que fué cosa guiada, para que el mal no fuese adelante, y estos reinos quedasen asegurados, mientras fuese su voluntad.

El rey

Siguiéronse luego ofensas en su ley, en las haciendas, y en el uso de la vida, así cuanto á la necesidad, como cuanto al regalo, á que es demasiadamente dada esta nacion; porque la Inquisicion la comenzó á apretar mas de lo ordinario, les mandó dejar la habla morisca, y con ella el comercio y comunicacion entre sí; quitóseles el servicio de los esclavos negros, á quienes criaban con esperanzas de hijos, el hábito morisco, en que tenian empleado gran caudal; obligáronlos á vestir castellano con mucha costa, que las mugeres trujesen los rostros descubiertos, que las casas acostumbradas á estar cerradas estuviesen abiertas: lo uno y lo otro tan grave de sufrir entre gente celosa. Hubo fama que les mandaban tomar los hijos y pasallos á Castilla *). Vedáronles el uso de los baños, que eran su limpieza y entretenimiento; primero les habian prohibido la música, cantares, fiestas, bodas, conforme á su costumbre, y cualesquier juntas de pasatiempo.

Salió todo esto junto sin guardia**), ni provision de gente, sin reforzar presidios viejos, ó firmar otros nuevos. Y aunque los Moriscos estuviesen prevenidos de lo que habia de ser, les hizo tanta impresion, que antes pensaron en la venganza que en el remedio. Años habia que trataban de entregar el reino á los príncipes de Berbería, ó al Turco; mas la grandeza del negocio, el poco aparejo de armas, vituallas, navíos, lugar fuerte donde hiciesen cabeza, el poder grande del emperador y del rey Felipe, su hijo, enfrenaba las esperanzas, y imposibilitaba las resoluciones; especialmente estando en pié nuestras plazas mantenidas en la costa de Africa, las fuerzas del Turco tan léjos, las de los cosarios de Argel mas ocupadas en presas y provecho particular

*) Adviértase que en esta frase el pronombre les se refiere al vorbo tomar, y no á mandaban.

**) Salieron ó se hicieron todos estos mandamientos y prohibiciones, sin que &c.

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