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CAPITULO II.

DEL CERCO DE GAETA.

Partió el Gran Capitan de Nápoles á los diez

y ocho de Junio la vuelta de San German con intento de hacer rostro á los Franceses que alojaban con su campo de la otra parte del rio Garellano llamado antiguamente Lyris, y de allanar algunos lugares de aquella comarca que todavía se tenian por Francia. Pasó por Aversa y por Capua á instancia de aquellas ciudades que le deseaban ver, y mostrar la aficion que tenian á España. Entretanto que se detenia en esto , por su órden se adelantáron Diego García de Paredes y Christóval Zamudio con mil y quinientos soldados para combatir á San German. Rindiéronse aquella ciudad y su castillo brevemente, si bien en Monte Casino que está muy cerca, se hallaba Pedro de Medicis con golpe de gente Francesa; mas desconfiado de poderse allí defender, se partió arrebatadamente, y docientos soldados que dexó en aquel monasterio, se concertáron con los de España y le rindiéron. Por otra parte el Gran Capitan rindió á Roca Guillerma que era plaza muy fuerte, y á Trageto que está sobre el Garellano, y otros lugares por aquella comarca. En particular se rindiéron Castellon y Mola, pueblos que caen muy cerca de Gaeta, y se tiene que el uno de los dos sea el Formiano de Ci

ceron.

Hecho esto, el Gran Capitan pasó adelante con su campo, que le asentó en el Burgo de Gaeta primero de Julio. Es aquella ciudad muy fuerte por estar rodeada de mar casi por todas partes; solo por tierra tiene una entrada muy estrecha y áspera, y sobre la ciudad el monte de Orlando, de subida asimismo muy agria, en que los Franceses tenian asentada mucha artillería de suerte que no se podia llegar cerca. Tenian dentro quatro mil y quinientos hombres de guer

ra, los mil y quinientos de á caballo recogidos allí de diversas partes. Sobre todo eran señores del mar por la armada Francesa que era superior á la de España: así no se podia impedir el socorro ni las vituallas, dado que Vilamarin acudió allí con sus galeras, y el Gran Capitan hizo traer la artillería que dexó en Nápoles, para combatir el monte de donde los suyos recebian notable daño por tener sus estancias á tiro de cañion; y estar descubierta gran parte del campo Español y sojuzgada del monte.

Fuéron muchos los que mató el artillería, y entre los demas gente de cuenta, en particular muríó Don Hugo de Cardona caballero de grandes partes. Los de dentro padecian falta de mantenimientos, y mas de harina por no tener con que moler el trigo. Llególes socorro á seis de Agosto de vituallas, y mil y quinientos hombres en dos carracas y quatro galeones y algunas galeras en que iba el Marques de Saluzes, nombrado por Visorrey en lugar del Duque de Nemurs. El mismo dia que llegó este socorro, Rabastein Coronel de los Alemanes que tiraba sueldo de España, fué muerto de un tiro de falconete. Por todo esto el dia siguiente el Gran Capitan retiró sú campo á Castellon, que es lugar sano y está cerca, y no podian ser ofendidos del artillería enemiga. En tantos dias no se hizo de parte de España cosa de consideracion á causa que ni se pudo acometer la ciudad, si bien la artillería derribó buena parte de la muralla, que fortificáron muy bien los de dentro, ni los cercados saliéron á escaramuzar. Solo el mismo dia que se retiró nuestro campo, saliéron de Gaeta dos mil y quinientos soldados á dar en la retaguardia de los Alemanes: dexáronlos que se cebasen hasta sacalos á lugar mas descubierto y tenellos mas léxos de la ciudad ; eatónces revolviéron sobre ellos tan furiosamente quatrocientos Españoles, que los hiciéron volver luego las espaldas sin parar hasta metellos por las puertas de Gaeta, con muerte de hasta docientos que á la vuelta despojáron muy de espacio.

A la sazon que esto pasaba en Gaeta, por la una

parte y por la otra se hacian todos los apercebimientos posibles: el Rey de Francia procuró que el Señor de la Tramulla fuese en favor de Gaeta con seiscientas lanzas Francesas y ocho mil Suizos, sin otros quatro mil Franceses que eran llegados por mar á Liorna y Telamon y Puerto Hércules. Hacíase esta masa de gente en Parma: acudiéron allí el Duque de Ferrara y Marques de Mantua y otros personages italianos. El Chânciller de Francia y el Baylio de Mians que se halló en la batalla de la Cirinoia, de Gaeta fuéron á Roma para solicitar que el campo Frances se apresurase. Pretendíase que el Marques de Mantua fuese junto con el de la Tramulla por General de aquella gente, y si bien al principio se escusó por persuasion y diligencia que usó Lorenzo Suarez que estaba en Venecia, y solicitaba que aquella Señoria se declarase por España; en fin como se supo que el de la Tramulla por enfermedad que le sobrevino, no podia ir, se encargó de servir al Rey de Francia.

Por el contrario el Rey Cathólico envió á Nápo les seis galeras con dineros y gente, y por su General á Don Ramon de Cardona. Con su venida la armada de España aun no igualaba á la de Francia, que llegaba entre naves y galeras y otros baxeles á treinta velas: por otra parte el Gran Capitan procuraba con todas sus fuerzas traer los Ursinos al servicio del Rey Cathólico, plática que se movió primero por el Conde de Pitillano que era el mas principal de aquella casa, y ofrecia de servir con quatrocientas lanzas; lo qual se concluyó, y fué por Capitan de los Ursinos Bartholomé de Albiano, caudillo que los años adelante se señaló grandemente en las guerras de Italia, y en las cosas prósperas y adversas que por él pasáron, dió muestra de valor. Tratábase asimismo que el César rompiese la guerra por Lombardía: para facilitar le ofrecian cantidad de dineros, y juntamente se procuraba que el Papa se declarase por Españia, ca en este tiempo se mostraba neutral: negociacion que la traian muy adelante, si se podia tener alguna confianza del ingenio del Duque Valentin.

Desbaratólo la muerte del Papa, que le sobrevino á los diez y ocho de Agosto de veneno con que el Duque Valentin pensaba matar algunos Cardenales en el jardin del Cardenal Adriano Corneto, donde cierto dia cenáron y conforme al tiempo se escanció asaz. Fué así que por yerro los ministros trocáron los frascos y del vino que tenian inficionado, diéron á beber al Papa y al dicho Cardenal. El Duque Juego que se sintió herido, ayudado de algunos remedios y por su edad escapó: en particular dicen que le metiéron dentro del vientre de una mula recien muerta, aunque la enfermedad le duró muchos dias. El Papa y Cardenal como viejos no tuviéron vigor para resistir á la ponzoña. Tal fué el fin del Pontífice Alexandro, que poco ántes espantaba al mundo , y aun le escandalizaba. Muchas cosas se dixéron y escribiéron de su vida, si con verdad, ó por odio, no me sabria determinar, bien entendido que todo no fué levantado, ni todo verdad. Con su muerte nuevas esperanzas y pretensiones se tramáron ? y muchos ácudiéron para sucedelle en aquel alto lugar, que hacian mas fundamento en la negociacion que en las le◄ tras y santidad.

Sucedió esto en el mismo tiempo que el Rey Don Fadrique se vió en Macon con el de Francia, do se le diéron grandes esperanzas de volvelle su reyno, y las mismas pláticas se movian por parte de España: palabras que todas saliéron al cabo vanas. Secretario del Rey Don Fadrique y compañero en el destierro fué Actio Sincero Sanazario insigne poeta deste tiempo. Este y Joviano Pontano, que fué asimismo Secretario de los Reyes pasados de Nápoles, escribiéron con la pasion muchos males y vituperios del Papa Alexandro. El Rey de Francia hizo muchos favores á Sanazario, y por su intercesion se le restituyéron los bienes que por seguir á su Señor en el destierro dexó perdidos; y alcanzó finalmente licencia de volver al reyno de Nápoles.

CAPITULO III.

DEL CERCO QUE LOS FRANCESES PUSIERON SOBRE SALSAS.

Grande

randes recelos se tenian que la guerra no se emprendiese en España por la mucha gente que de Francia acudia á las partes de Narbona. Con este cuidado el Rey Cathólico fué á Barcelona para desde mas cerca proveer en todo lo necesario; y para la defensa alistaba toda la gente que podia, y aun nombró por General de Ruysellon á Don Fadrique de Toledo Duque de Alba. No faltaba quien aconsejase al Rey que ganase por la mano, y con sus huestes hiciese la guerra en Francia. La poca satisfaccion que de los Rey y Reyna de Navarra se tenia, todavía continuaba á causa que toda aquella casa era muy Francesa, tanto que el Señor de Vanes hermano de aquel Rey seguia con su gente el partido de Francia en el reyno de Nápoles, y su padre el Señor de Labrit de nuevo fué nombrado por Gobernador de la Guiena, que era hacelle por aquella parte frontero de España. Demas desto el Señor de Lussa con gente que tenia junta, pretendia entrar en el valle de Anso, que es parte de Aragon, para combatir el castillo de Verdun; lo qual no podia hacer, si no le daban entrada por el val de Roncal que pertenece á Na

varra.

Pretendian aquellos Reyes descargarse de todo lo que se les oponia; y para quitar aquella mala satisfaccion enviáron (como queda apuntado) á su hija la Infanta Doña Madalena para que se criase en compañía de la Reyna Doña Isabel; bien que esta prenda no era ya de tanta consideracion, por quanto este mismo año les nació hijo varon, que se llamó Enrique, y les sucedió adelante en aquellos estados. Por esta mala satisfaccion proveyó la Reyna Cathólica

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