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tas vistas lo que principalmente se trató, fué de tomar la empresa contra la Señoría de Venecia, platica comenzada otras veces.

Despedidas las vistas, continuó el Rey Catholico su viage, que por ser los vientos contrarios la nave gacion fué larga. Llegó al puerto de Cadaques en Cataluña á los once de Julio; y por huir la peste de que se herian muchos por aquella comarca, no paró hasta llegar á la playa de Valencia, que fué á los veinte del mismo mes, donde dias ántes era aportado Pedro Navarro con los navíos. Fuéron grandes las fiestas que en aquella ciudad hicieron á los Reyes. La Reyna entró debaxo del palio por ser allí su primera entrada.

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Con la nueva de la venida del Rey lo de Castilla se allanó con facilidad, en particular el Marques dé Villena de su voluntad se reduxo y puso en las manos del Rey, con promesa que se le hizo de estar con él á justicia, y hacelle razon en todo lo que pretendia estar agraviado. Y dado que esta reduccion la hizo mas forzado que de grado, todavía se estimó en mucho; y aun su primo el Conde de Ureña obró y ayudó muy bien para que se reduxese á mejor partido: en premio deste buen oficio; y por aseguralle mas le diéron la tenencia del castillo de Carmona que pretendia se le debia y era suya. Al Duque de Medina Sidonia con el mismo intento por medio del Condestable se le dió intencion de hacelle recompensa por lo de Gibraltar en dinero y juros.

Para todo daba calor el Arzobispo de Toledo, muy contento, demas de las mercedes recibidas, que el Rey Cathólico le traxese impetrado del Papa el capelo, y el oficio de Inquisidor general en los reynos de Castilla y Leon por cesion que hiciera de aquel cargo el Arzobispo de Sevilla, como consta todo por una carta que le escribió el Rey Catholico poco ántes de su partida de Nápoles (1), cuyo original se guarda en su Colegio mayor de Alcalá de Hena

(1) Alvar Gom, en su vida lib: 3.

res. Inquisidor general en la corona de Aragon era fray Juan de Enguerra confesor del Rey. Con estos medios tan fáciles se sosegáron los ánimos de casi to❤ dos los Grandes, y quedó tan llano lo de Castilla quanto se podia desear.

Una cosa dió mucho que murmurar á todo el reyno y maravillarse. Esta fué que impetró del Papa la Iglesia de Santiago para Don Alonso de Fonseca mozo de pocas letras; y lo que era mas feo, por resignacion que en su favor hizo su mismo padre con título que se le dió á él de Patriarcha de Alexandría: negocio de muy mala sonada, que tal Iglesia pasase de padre á hijo, especialmente bastardo, y novedad nunca oida. Verdad es que los servicios del padre fuéron siempre muy grandes; y la revuelta de los tiempos, y que el mismo Don Alonso el mozo acom pañó al Rey en aquel viage de Nápoles, pudiéron esCusar algun tanto este hecho, de que sin embargo toda la vida tuvo este Príncipe gran pesar: mas quien hay que no yerre en algo? en algo digo, y no en muchas cosas?

Restaba por allanar el Duque de Nájara y Don Juan Manuel, y de nuevo el Conde de Lemos, que los dias pasados se apoderó por fuerza en Galicia de la villa de Ponferrada que era de la corona Real, y de gran parte del marquesado de Villafranca; á lo qual todo, si bien pretendia tener derecho, era grande desacato proceder por via de hecho. Tratóse en Hornillos do la Reyna residia de atajar este daño. Los del consejo, el Arzobispo y otros Grandes acordáron que el Duque de Alba y Conde de Benavente con gente fuesen contra el Conde. Hízose así, juntáron como dos mil lanzas, y tres mil infantes para esto. El Duque de Berganza dió muestra de querer acudir á socorrer al Conde, inducido por su hermano Don Dionis yerno del Conde, casado con su hija heredera; mas el Rey de Portugal no dió lugar á ello. Trató empero con el Arzobispo de Toledo que no se procediese por via de fuerza contra el Conde, sino que le diesen lugar para alegar de su derecho. En fin

el Conde se allanó, restituyó á Ponferrada y los lugares que tenia tomados del marquesado de Villafranca, porque con la nueva de la llegada del Rey Cathólico á Valencia todos le desamparaban, y él mismo con el miedo, que es gran maestro, cayó en que iba por camino errado. Don Juan Manuel, caudillo de aquella su parcialidad, resuelto de partirse para Alemaña y Flandes, do ya eran idos el de Vila y el de Vere y los demas Flamencos, encomendaba el castillo de Burgos al Duque de Nájara, y el de Jaen al Conde de Cabra.

Por este tiempo vino nueva al Rey Cathólico que el Alcayde de los Donceles que residia en Mazalquivir, con cien caballos y tres mil infantes que llevó de España, los mas de los que viniéron de Nápoles, hizo una entrada muy larga en tierra de Moros la via de Tremecen, y que al dar la vuelta con grande presa de ganados y cautivos no léxos de Oran fué roto por el Rey de Tremecen que salió en su seguimiento con grande morisma. Peleáron los nuestros muy bien, pero no pudiéron contrastar á tanta muchedumbre: perdiéron la presa toda, y las vidas los mas. El Alcayde con setenta de á caballo rompió por los enemigos, y se metió en Mazalquivir: de todos los demas solos quatrocientos se salváron por los pies, y otros tantos quedáron cautivos, que fué una perdida muy grande.

El Rey con la nueva desta rota envió desde Valencia algunas galeras y naos para socorrer á Mazalquivír, si fuese necesario. En Nápoles Diego García de Paredes dió en ser corsario por el mar, exercicio sohez. Lo mismo Diego de Aguayo y Melgarejo. Diego García pasó á Levante, donde hizo grandes daños los otros dos desde Iscla robaban lo que podian. Un valeroso soldado Catalan por nombre Michalot de Prats, que envió el Virrey contra ellos, junto á Belveder tierra del Príncipe de Bisiñano les tomó las fustas, y ellos se salváron la tierra aden tro. A pénas hizo esto el Michalot quando por una sobrevienta muy brava se anegó con una carabela en

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que iba, sin poder ser socorrido, dado que estaba a vista de tierra; que fué un caso muy notable....

Por este tiempo Alonso de Alburquerque, que fué el año pasado enviado en compañía de Tristan de Acuña á la India de Portugal para suceder en el cargo á Francisco de Almeyda, ántes de llegar á verse con él sugetó la isla de Ormuz, una de las plazas mas importantes de aquellas partes, puesta á la boca del sino Pérsico, y aunque estéril y calurosa en estremo, sin agua, y tan pequeña que boxa solas quatro leguas, por la contratacion de Levante á causa de dos puertos que tiene, muy rica y abundante en toda suerte de regalos y comodidades. En la costa de Africa á la parte del mar Oceano los Portugueses se apoderaron de Safin, ciudad grande y abundante, que fué otro tiempo del Rey de Marruecos, y á la sazon tenia sus Señores particulares,

CAPITULO X.

EL REY CATHOLICO SE VIÓ CON LA RETNA

Q

SU HIJA.

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uedó la Reyna Doña Germana en Valencia con cargo de Lugarteniente general, aunque en breve pasó á Castilla. El Conde Pedro Navarro fué de lante con la mayor parte de los soldados que venian en el armada, la via de Almazan. Con tanto partió el Rey de aquella ciudad á los once de Agosto. SaJióle al camino el Arzobispo de Zaragoza, los Duques de Medinaceli y de Alburquerque. Llegó á Montagudo, que es el primer pueblo de Castilla, un sábado veinte y uno de Agosto. De allí pasó á Almazan y Aranda. Acudian por todo el camino á lạ hila Grandes, Prelados y Señores para visitalle y hacelle reverencia, los mas con deseo de recompensar con la presteza los.deservicios pasados, y con fingida alegría.

La Reyna estuvo hasta este tiempo en Hornillos con harta incomodidad sin querer salir de allí, dado

que se quemó el techo de la Iglesia, y fué necesario pasar el cuerpo del Rey Don Philipe, que en ella le tenian, á palacio. Pero con el aviso que tuvo de la venida del Rey su padre, salió de aquel lugar y fué á parar á Tortoles, aldea que está no léxos de Aranda, de do se fué el Rey á Villavela, que está media legua de Tortoles do su hija le esperaba; y un sábado veinte y ocho de Agosto, oidas vísperas, fué á Tortoles. Saliéron al camino el Condestable y Marques de Villena con los otros Grandes que asistian con la Reyna: asimismo el Arzobispo de Toledo, y Nuncio Apostólico con otros Prelados. Llegó el Rey. á su posada, en que le esperaba la Reyna. El Rey se quitó el bonete, y la Reyna el capirote que traia: echóse á los pies de su padre para besarselos, y él hincó la rodilla para levantalla. Despues que estuviéron un rato abrazados, entráronse en un aposento.

Acabada la plática, la Reyna se volvió á su palacio. Allí el otro dia la vió el Rey, y estuviéron juntos mas de dos horas. Entendióse por el semblante que mostró el Rey, no la halló tan falta como se pensaba, y que le encomendó todo el gobierno del reyno: vióse esto por el efecto, porque luego comenzó á dar órden en todo, y proveer oficiales como le pareció. Estuviéron en aquel lugar siete dias, los quales pasados, se fuéron á Santa María del Campo. Quisiera el Rey que en aquel lugar se diera el capelo al Arzobispo de Toledo: la Reyna no lo consintió, ca decia no era razon se hallase ella do se hiciesen alegrías y fiestas. Por esta causa se le dió en la Iglesia de Mahamud: el pueblo era pequeñio, la solemnidad fué grande. Intitulóse Cardenal de España, dado que su título particular era de Santa Balbina.

Hallábase en la Corte en Santa María del Campo Andrea del Burgo Embaxador por el César, hombre sagaz, atrevido y mañoso en tanto grado que aun despues de la venida del Rey Cathólico no cesaba de solicitar á muchos que se declarasen contra su gobierno. Mandole el Rey despedir con color que llevase respuesta de lo que le fué encomendado. Envió en su

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