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que se dá muy bien el azúcar y arroz como en toda aquella campaña de Gandía: ganóse tambien Villena. Cercaron á Játiva, mas no se pudo tomar, si bien rindieron á Castellon, que está una legua solamente de aquella ciudad. Hállabase el rey don Jaime ocupado en esta guerra, con que pretendia desarraigar la morisma de aquella comarca toda, cuando otros mayores cuidados le hicieron alzar la mano para acudir á las cosas de Francia que le llamaban.

CAPITULO II.

Como el reino de Murcia se entregó.

COMPUESTAS pues y ordenadas las cosas conforme al tiempo y al lugar en la una provincia y en la otra, es á saber en Castilla y en Aragon, en un mismo tiempo el rey don Jaime trataba de la jornada de Francia, y el rey don Fernando de volver á la empresa de Andalucía. Sin embargo una grande enfermedad, de que el rey don Fernando cayó en la cama, fué causa que no pudiese salir de Burgos: así don Alonso su hijo mayor fué forzosamente enviado delante á aquella guerra, á causa que el tiempo de las treguas concertadas con el rey de Granada espiraba, y era menester acudir á los nuestros y que no les faltase el socorro necesario. Llegado don Alonso á Toledo, se le ofreció ocasion de otra cosa mas importante, y fué que los embajadores de Hudiel rey de Murcia venian á ofrecer en su nombre aquel reino con estas condiciones: que el rey Hudiel, recebido en la proteccion de los reyes de Castilla, fuese defendido por las armas de los nuestros de toda fuerza y agravio así doméstico como de fuera; y en particular le ayudasen contra las fuerzas del rey Alhamar, al cual conocia no poder resistir bastantemente: que en tanto que él viviese, para sustentar su vida quedasen por él la mitad de las rentas reales.

Estas condiciones parecieron al infante don Alonso muy aventajadas, y la fortuna (cierto Dios) ofrecia una buena ocasion de una grande empresa y prosperidad. Era menester apresurarse, porque si se detenia, todos ó la mayor parte no mudasen de parecer : tan grande es la inconstancia y mutabilidad que tiene la gente de los Moros. Por esta causa sin esperar á dar parte á su padre, como á cosa cierta se partió luego tras los embajadores que envió delante. Llegado, sin dificultad se apoderó de todo, y puso guarniciones en el reino que de su voluntad se le entregaba, en especial en el mismo castillo de la ciudad de Murcia: los señores moros conforme á la autoridad de cada uno fueron premiados con señalalles ciertas rentas cada un año. La ciudad de Lorca, que de los antiguos fué llamada Eliocrota, la de Cartagena y Mula no quisieron sujetarse al señorío de los cristianos, ni seguir el comun acuerdo de los demás. Era cosa larga usar de fuerza, y don Alonso no venia bien apercebido para hacer guerra, como el que vino de paz: por esto contento con lo demás de que se apoderó, volvió por la posta á su padre, que ya convalecido, era llegado á Toledo, y alegre con tan buen suceso, y deseoso de confirmar los ánimos de los Moros en aquel buen propósito determinó de pasar adelante y visitar en persona aquel nuevo reino: hállase un privilegio suyo dado en Murcia al templo de Santa María de Valpuesta en aquella sazon.

Desde allí fué necesario que el rey don Fernando y don Alonso su hijo volviesen á Burgos por cosas que se ofrecian de grande importancia. En el mismo tiempo doña Berenguela hija del rey se metió monja, y consagró á Dios su virginidad en el monasterio de las Huelgas. Don Juan obispo de Osma le puso el velo sagrado sobre la cabeza como era de costumbre. Don Jaime rey de Aragon se entretenia en Mompeller, donde despues de asentadas las cosas de Aragon, y dejando para el gobierno en su lugar á don Jimeno obispo de Tarazona (1), era ido. Viniéronle á visitar los condes de la Proenza y de Tolosa; la voz y color era que estos principes querian hacer reverencia al rey y visitalle; pero de secreto se trató que el conde de Tolosa hiciese divorcio con doña Sancha tia del rey don Jaime: es cosa ordinaria que ningun respeto ni parentesco es bastante para enfrenar á los príncipes cuando se trata del derecho de reinar. Doña Juana como nacida de aquel matrimonio por no tener hermanos varones habia de llevar como en dote á don Alonso su marido conde de Potiers y hermano de Luis rey de Francia la sucesion del principado de su padre. Esto llevaba mal el rey don Jaime, que á los Franceses se les allegase un estado tan principal: buscaban algun color para que repudiada la primera muger, el conde se casase con otra, y por este órden

(1) Era un caballero principal, y no obispo.

TOMO II.

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tuviese esperanza de tener hijos varones. Era esto contravenir á lo concertado en París como se dijo arriba.

Acordóse que para este efecto y para prevenirse contra el poder de Francia los tres principes hiciesen liga entre sí: efectuóse y tomose este asiento á cinco del mes de junio año de 1241. En el mismo año á veinte y dos de agosto murió Gregorio nono pontífice romano. Sucedió Celestino cuarto por cuya muerte, que fué dentro de diez y siete dias despues de su eleccion, Inocencio cuarto deste nombre, natural de Génova, despues de una vacante de veinte meses se encargó del gobierno de la Iglesia romana. En tiempo destos pontífices Hugon fraile dominico y cardenal, natural de Barcelona (2), famoso por su mucha erudicion y letras escribia largamente comentarios sobre los libros casi todos de la escritura sagrada. Este famoso varon fué el primero que acometió, con ánimo sin duda muy grande, de hacer las concordancias de la Biblia, obra casi infinita; la cual traza puso en ejecucion y salió con ella ayudado de quinientos monges. La diligencia de Hugon imitaron despues los Hebreos y tambien los Griegos; con que no poco todos ayudaron los intentos de las personas dadas á los estudios y letras.

ENTRETANTO

CAPITULO III.

Como el rey don Fernando partió para el Andalucía.

NTO que en Francia pasaba lo que se ha dicho, en el Andalucía concluido el tiempo de las treguas que se concertó, se hacia la guerra ni con grande esfuerzo y pujanza por estar el rey don Fernando embarazado en otros cuidados, ni con suceso alguno digno de memoria por la una ni por la otra parte; bien que don Rodrigo Alfonso por sobrenombre de Leon, hermano bastardo del rey don Fernando, en una entrada que hizo en las tierras de Granada con intento de robar, quedó vencido en una pelea por los Moros que en mayor número se juntaron. Murieron en la pelea don Isidro comendador de Martos, que ya era aquella villa de los caballeros de Calatrava, y Martin Ruiz Argote con otras personas nobles y de cuenta, y soldados en gran número; que fué una gran pérdida para los nuestros así de gente como mengua de reputacion, por lo cual mas que por la verdad y realidad de las cosas se suelen gobernar los sucesos de la guerra. El rey moro ensoberbecido con esta victoria talaba nuestras tierras sin que ninguno le fuese á la mano, mudada la fortuna de la guerra, y trocado en atrevimiento el temor y miedo que los Moros tenian

ántes.

El rey don Fernando, avisado del peligro y del daño, mandó en Burgos á su hijo don Alonso se apresurase para asegurar con su presencia el nuevo reino de Murcia, por estar él determinado de partirse para el Andalucía. Luego pues que llegó á Andujar, dió el gasto á los campos de Arjona y de Jaen, ciudades que se tenian en poder de los Moros. Arjona no mucho despues se ganó de los Moros con otros pequeños lugares que se tomaron por aquella comarca. Desde allí envió el rey á otro su hermano don Alonso señor de Molina á lo mismo con un grueso ejército que le seguia, con que hizo entrada en los campos y tierra de Granada sin parar hasta ponerse sobre aquella ciudad. El rey don Fernando por sospechar lo que podria suceder, á causa que de todas partes acudirian los Moros á dar socorro á los cercados, y con deseo de apretar el cerco sobrevino él mismo con mayor golpe de gente. Con su venida y ayuda el ejército que acudió de los Moros, aunque era muy grande, fué vencido en la pelea y desbaratado; pero no pudieron los nuestros ganar la ciudad por estar muy fortalecida así por el sitio y baluartes como por la muchedumbre que tenia de los ciudadanos, especial que en el mismo tiempo vino aviso que los Moros Gazules, nombre de parcialidad entre aquella gente, tenian apretado á Martos con cerco que le pu

sieron.

Movido el rey por esta nueva envió adelante á don Alonso su hermano y al maestre de Calatrava para socorrer á los cercados, cuya venida no esperaron los Moros. Pareció al rey se habia hecho lo que bastaba para conservar su reputacion con la rota que dieron al enemigo, no menor de la que los suyos ántes recibieron, además que se les tomaron muchos lugares. Volvió con su ejército salvo á Córdova año de 1242. Don Alonso su hijo por otra

(2) Nació en Viena del Delfinado, y no en Barcelona.

parte se gobernaba en lo de Murcia no con menor prosperidad, porque de los tres pueblos que se dijo no querian sujetarse á los cristianos, por fuerza hizo que Mula se rindiese á su voluntad. Dió otrosí el gasto á los campos de Lorca y de Cartagena, y les hizo todo mal y daño, tanto que perdido de todo punto el brío, trataban entre sí de entregarse. A Sancho Mazuelos por lo mucho que en esta guerra sirvió, le dió el infante don Alonso la villa de Alcaudete que esta cerca de Bugarra: tronco y cepa de los condes de Alcaudete asáz nobles y conocidos en Castilla.

El rey venido el invierno se fué al pozuelo, do su madre doña Berenguela era llegada con deseo de velle y comunicalle algunas puridades por ser ya de muchos años y estar en lo postrero de su edad. Detúvose con ella y por su causa en aquel lugar cuarenta y cinco dias. Estos pasados, doña Berenguela se volvió á Toledo, el rey á Andujar al principio del año de 1243: la reina su muger que le hacia compañia se quedó en Córdova. Las tierras de los Moros debajo la conducta del mismo rey don Fernando maltrataron los cristianos por todas partes, las de Jaen y las de Alcalá por sobrenombre Benzayde, Illora fué quemada; llegaron con las armas hasta dar vista á la misma ciudad de Granada. Don Pelayo Correa maestre de Santiago, que acompañó al infante don Alonso en la guerra de Murcia y fué gran parte en todo lo que se hizo, por este tiempo pasó al Andalucía, y persuadió al rey, que dudoso estaba, con muchas razones pusiese cerco con todas sus fuerzas sobre la ciudad de Jaen que tantas veces en balde acometieran á ganar: ofrecíanse grandes dificultades en esta demanda, dentro de la ciudad gran copia de hombres y de armas y muchas vituallas, la aspereza del sitio y fortaleza de los muros, además que no era á propósito el lugar para levantar máquinas y aprovecharse de otros ingenios de guerra. Está aquella ciudad puesta al lado de un monte áspero, tendida en largo entre Levante y Mediodia, es menos ancha que larga, tiene mucha agua y bastante por las fuentes perpétuas y muy frias de que goza, el rio Guadalquivir corre á tres leguas de distancia: los Moros los años pasados para que sirviese de muy fuerte baluarte, la tenian proveida de municiones, soldados y de todas las cosas: ella por sí misma era de sitio muy áspero, las fortificaciones y soldados la hacian inexpugnable.

Venció todo esto la autoridad y constancia de don Pelayo para que se pusiese cerco á aquella ciudad: proveyéronse todas las cosas necesarias, y el cerco se comenzó y apretó con todo cuidado, que en muchos dias y con muchos trabajos poco parecia se adelantaba. Sucedió que en Granada se alborotó la parcialidad y bando de los Oysimeles gente poderosa. Corria aquel rey moro por esta causa peligro de perder la vida y el reino: suspenso y congojado con este cuidado deseaba buscar socorros contra aquellas alteraciones: ninguna cosa hallaba segura fuera de la ayuda de los cristianos. Acordó con seguridad que le dieron, venir á los reales á verse con el rey don Fernando: tuvieron su habla y trataron de sus haciendas. El moro prometia que ayudaria al rey don Fernando, y le serviria fuerte y lealmente, si le recibiese en su fé y proteccion; y en señal de sujeción de primera llegada le besó la mano. Tomóse con él asiento, y hízose confederacion y alianza con estas capitulaciones: Jaen se rinda luego : las rentas reales de Granada se dividan en iguales partes entre los dos reyes, que llegaban por año en aquella sazon á ciento y setenta mil ducados: el rey moro como feudatario todas las veces que fuere llamado, sea obligado á venir á las cortes del reino: los mismos enemigos sean comunes á entrambos y tambien los amigos.

Era cosa muy honrosa para el rey don Fernando que hombres de diversa religion hiciesen dél confianza, y pretendiesen su amistad y compañia con tan ardiente deseo y partidos tan desaventajados. Con esto, hecha la confederacion, se rindió la ciudad: el rey entró dentro con una solemne procesion. Mandó rehacer lós muros, y limpiado el templo, procuró fuese consagrado á la manera de los cristianos por don Gutierre obispo de Córdova; y para que la devocion y veneracion fuese mayor, le hizo catedral, y puso propio obispo en aquella ciudad. Sobre el tiempo en que se ganó Jaen, no concuerdan los autores: los mas doctos y diligentes señalan el año mil y docientos y cuarenta y tres, los Anales de Toledo añaden á este cuento tres años, y señalan que se tomo 'mediado de abril. Duró el cerco ocho meses; y aunque el invierno fué muy recio, siempre los nuestros perseveraron en los reales. En este año puso fin à su historia el arzobispo don Rodrigo, que dice fué de su pontificado el trigésimo tercio. En el siguiente hallo que los Catalanes y Aragoneses anduvieron alborotados entre sí, y contrastaron sobre los términos de cada uno de aquellos estados, porque entrambos pretendian que Lérida era de su jurisdiccion. Los Aragoneses alegaban que sus

tierras y sus aledaños llegaban hasta el rio Segre: los Catalanes señalaban por término comun al rio Cinga.

El rey don Jaime se mostraba mas aficionado á los Catalanes porque, dividido el reino, pretendia dejar á don Alonso su hijo mayor por heredero de Aragon, y el principado de Cataluña queria mandar á don Pedro hijo menor y mas amado, habido en doña Violante su segunda muger. Nombraron jueces para que señalasen la raya y los términos: alegaron las partes de su derecho: finalmente cerrado el proceso, en unas cortes que se juntaron en Barcelona, dió el rey sentencia en favor de los Catalanes, á cuyo principado adjudicó todo aquel pedazo de tierra que ciñen los rios Segre y Cinga: resolucion que ofendió los ánimos de don Alonso su hijo y de muchos señores de Aragon, y aun de los Catalanes. Lo que principalmente les daba disgusto, era que dividido el reino en partes, era necesario se enflaqueciesen las fuerzas de los cristianos. Por esto el infante don Alonso claramente se apartó de su padre; y sentido dél se estaba en Calatayud, y con él los que seguian su voz. Estos eran don Fernando tio del rey abad de Montaragon, don Pedro Rodriguez de Azagra, don Pedro infante de Portugal, y otras personas principales y de grandes estados, de la una nacion y de la otra, Aragoneses y Catalanes; que á todos comunmente alteraba aquella novedad y acuerdo del rey muy errado,

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De un egemplar gótico de las constituciones de Cataluña, que se conserva en el Archivo de Aragon, copiamos exactamente este dibujo que representa al rey D. Jaime en las Cortes de Lérida año 1242.

CAPITULO IV.

Que don Sancho rey de Portugal fué echado del reino.

Los Portugueses andaban divididos en bandos y alterados con revueltas domésticas y albo

rotos por la ocasion que se dirá. Don Sancho segundo deste nombre, llamado Capelo de la forma y sombrero de que usaba, tenia aquel reino, que gobernó al principio no de todo punto mal, porque se halla que trabajó los Moros comarcanos con guerras, y que hizo donacion á los caballeros y órden de Santiago de Mertola y otros lugares que ganó á los Moros; en lo demás fué de condicion tan mansa que parece degeneraba en descuido y flojedad. Su muger doña Mencia, hija de don Lope de Haro señor de Vizcaya, en tanto grado se apoderó de su marido que no parecia ser ni ella muger sino rey, ni él príncipe sino ministro de los antojos de la reina. Con ella en privanza y autoridad podian mucho los que menos de todos debieran: con estos solos comunicaba sus consejos y puridades, sin ellos ni en la casa real ni fuera della se hacia cosa que de algun momento fuese. Por el antojo y para sus aprovechamientos destos daba el rey las honras y cargos: perdonaba los delitos y el castigo las mas veces, sin saber lo que se hacia ni ordenaha. Esto acarreó al rey su perdicion, como suele acontecer que los excesos de los criados redundan en daño de sus principes y señores, y tambien al contrario.

Los grandes llevaban mal que la república se gobernase por voluntad y consejo de hombres bajos y particulares. Tratado el negocio entre sí, pretendieron lo primero que aquel matrimonio se apartase con color de parentesco, y porque la reina era estéril. Propúsose el negocio al romano pontifice: personas religiosas otrosi acometieron á poner sobre el caso escrúpulo al rey, que fuera de ser descuidado no era persona de mala conciencia. No aprovechó cosa alguna esta diligencia por no ser fácil negociar con el papa, y estar el rey de tal manera prendado con los halagos de la reina que el vulgo entendia y decia que le tenia enhechizado y fuera de si, dado que el ánimo prendado del amor no tiene necesidad de bebedizos para que parezca desvariar. Tenia don Sancho un hermano menor que él, de excelente natural, por nombre don Alonso, casado con Matilde condesa de Boloña en Francia. Acordaron los grandes de Portugal que los obispos de Braga y de Coimbra fuesen á informar al pontifice Inocencio sobre el caso, el cual en este tiempo con deseo de renovar la guerra sagrada de la Tierra Santa celebraba concilio en Leon de Francia.

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Avisado el pontifice de lo que pasaba, y de las causas de la embajada que traían de tan lejos, sin embargo no pudieron alcanzar que don Sancho, fuese echado del reino: solamente les concedió que su hermano don Alonso en su nombre en tanto que viviese, los gobernase. De que hay una carta decretal del mismo Inocencio á los grandes de Portugal con data deste mismo año, que es el capítulo segundo de supplenda negligentia Prælatorum en el libro sexto de las epistolas decretales. Don Alonso acudió primero á verse con el pontifice: tras esto juró en París las leyes y condiciones que entre los principales de su nacion tenian acordadas, que en sustancia eran miraria por el bien público y pro comun. Hecho esto, pasó Portugal. Los nobles le estaban aficionados: del rey poca resistencia se podia temer, y poca esperanza tenian de su emienda; asi sin dilacion, y sin que ninguno le fuese à la mano, se apoderó de todo. De que todavia resultaron nuevas reyertas, en que anduvieron tambien revueltos los reyes de Castilla don Fernando y don Alonso su hijo. Lo primero el rey don Sancho se retiró á Galicia donde la reina estaba, forzada á huir de la misma tempestad: despues como quier que lo que pretendia de ser restituido en el reino, no le sucediese, se fué à Toledo al rey don Alonso que á la sazon sucediera á don Fernando su padre. Pensó recobrar el reino con las fuerzas de Castilla. Impidió sus trazas la diligencia de don Alonso su hermano, que prometió, repudiada la primera muger, casarse con doña Beatriz hija bastarda del rey don Alonso, y salia á pagar tributo y parias por el reino de Portugal cada un año segun que antiguamente se acostumbraba.

Esta comodidad prevaleció contra lo que parecia mas honesto y justificado: allegóse el decreto del pontifice, que dió sentencia por don Alonso, y le juzgó por libre del primer matrimonio. Tomado este asiento, sin dilacion las nuevas bodas se celebraron. El dote fueron ciertos lugares en aquella parte de Portugal por do el rio Guadiana desagua en el mar, que poco antes desto por las armas de Castilla se conquistaron de los Moros, y los Portu

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