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go enojo y pesar del amancebamiento del rey con la muerte de su combleza. Dende este tiempo porque esta villa era del señorio de la reina, se llamó vulgarmente Talavera de la Reina.

En Burgos dentro del palacio real, sin que le pudiesen defender los que le acompañaban, ca los prendieron, por mandado del rey fué preso y muerto Garci Lasso de la Vega: el mayor cargo y delito gravísimo era la aficion que tenia á don Juan de Lara. Era Garci Lasso adelantado de Castilla, sucedióle en este cargo Garci Manrique. Consultóse como el rey habria en su poder al niño don Nuño de Lara señor de Vizcaya. Previnolo doña Mencia, una principal señora que le tenia en guarda; que le escapó de la ira y avaricia del rey, ca huyó con él á Vizcaya con esperanza de poder resistirle con la fidelidad de los Vizcainos. La resolucion del rey era tan grande que fué en su seguimiento, y estuvo muy cerca de cogerlos; y como quier que en fin no los pudiese alcanzar, se determinó de apoderarse con las armas de todo su señorio, que fué mas fácil por la muerte del niño que avino dentro de pocos dias, y con apoderarse de doña Juana y doña Isabel sus hermanas: con esto incorporó en la corona real á Vizcaya, Lerma, Lara y otras villas y castillos.

Esto pasaba en el año de nuestra salvacion de 1351, cuando en Aragon todo era fiestas, regocijos y parabienes por el nacimiento del infante don Juan, con que fenecieron todas las contiendas que resultaran sobre aquella sucesion, que mucho tiempo trabajaron aquel reino. Encargó el rey de Aragon la crianza de su hijo y le dió por ayo á Bernardo de Cabrera varon de conocida virtud y prudencia. Dió otrosi luego el rey al infante el estado de Girona con título de duque. De aquí tuvo origen lo que despues quedó por costumbre, que al hijo mayor de los reyes de Aragon se le diese este título y este estado á imitacion de los reyes de Francia, á quien pocos años antes Humberto Delfin vendió por cierto precio su delfinado debajo de condicion que los hijos mayores de los reyes de Francia le poseyesen con título de Delfines, y trujesen las armas de aquel estado. Y él con raro ejemplo de santidad, tomado el hábito de los predicadores, trocó el señorío temporal por el estado monástico, y la vida del principe por otra mejor y mas bienaventurada.

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Los reyes de Castilla y de Aragon en un mismo tiempo procuraban cada cual aliarse con el rey Carlos de Navarra, que el año ántes se coronó en la ciudad de Pamplona: pensaban que el que primero se confederase con él, y le tuviese de su parte, esforzaba y aventajaba su partido. Los que mejor sentian de las cosas, tenian por cierto que amenazaban de muy cerca grandes tempestades y revoluciones de guerra, y que era acertado prevenirse; en particular don Fernando marqués de Tortosa buscaba ayudas, y hacia muchos apercebimientos de guerra para acometer la frontera de Aragon. Parecióle al navarro de entretener los dos reyes con buenas esperanzas y muestras de amistad con entrambos, dado que por ruego del rey de Castilla vino á Burgos con su hermano don Philipe á verse con él. Entre estos reyes mozos hobo contienda de gala, liberalidad y cortesía. La conformidad de la edad y semejanza de condiciones los hizo muy amigos. A la verdad á este rey Carlos unos le llamaron el Malo, y otros le dieron renombre de Cruel. La ocasion, que en el principio de su reinado castigó con mas rigor del que era justo, un alboroto popular que se levantó en su reino. Como fueron los principios, tales los medios y los remates: los excesos de los príncipes castiga la libertad de la lengua, de que no pueden ellos enseñorearse como de los cuerpos.

Gastados algunos dias en Burgos en fiestas, juegos y banquetes, que era lo que pedia la edad de los reyes, el de Castilla se fué à Valladolid para tener cortes en aquella villa, y el rey Carlos se volvió á Pamplona. De allí dado que hobo órden en las cosas, con deseo de tornarse á Francia su natural y patria, se fué primero á Momblanco pueblo de Aragon por hacer placer al rey de Aragon en verle, ca deseaba mucho que se hablasen: platicáronse asímismo dos matrimonios, uno del rey Carlos con la hermana del rey de Sicilia, otro de doña Blanca, viuda de Philipo rey de Francia y hermana del mismo Carlos, con el rey de Castilla: escusóse él de entrambos; decia ser costumbre de Francia que no se casasen segunda vez las reinas viudas aunque quedasen mozas, y que él aun no tenia años y edad para tomar muger. Esto era lo público: de secreto pretendia y esperaba casar con Juana hija del rey de Francia, partido que venia mejor á las cosas de Navarra por la grandeza del señorío, no inferior al de un rey, que de su herencia paterna este príncipe tenia en el reino de Francia.

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CAPITULO XVII.

Del casamiento del rey don Pedro.

las cortes de Valladolid (1) se trataron entra otras cosas de menor importancia dos graves y de mucho momento. En Castilla la Vieja algunos pueblos tenian costumbre de tiempo inmemorial de á su voluntad mudar los señores que quisiesen: unos dellos podian elegir señor entre toda la gente al que les pareciese les venia mas á cuento, otros pueblos le escogian de un particular y señalado linage: los unos y los otros por esta razon se decian Behetrías, que parece Behetría quiere decir buena compañia y hermandad, de HETERIA, que en griego quiere decir compañia, y es como decir gobierno popular con igualdad y como entre hermanos; por donde las cosas en ellos andaban muy revueltas y confusas, de que se tomaba una disoluta licencia para que se cometiesen grandes maldades.

Alonso de Alburquerque procuró con todas sus fuerzas que el rey diese á estos pueblos ciertos señores, y les quitase la libertad de poderlos ellos nombrar: cosa que él deseaba ó por el bien público, ó por su particular interés, que como era de los grandes el mas favorecido del rey, tenia esperanza que le haria merced de la mayor parte de aquellos pueblos. Contradecian esto Juan de Sandoval y otros ricos hombres y principales que en aquella tierra tenian su naturaleza, y otros respetos é intereses particulares. Decian que era gran sinrazon quitar á estos pueblos la libertad que de sus antepasados tenian heredada: en fin estos intentos no tuvieron efecto. Tratóse luego de casar al rey: don Vasco obispo de Palencia canciller mayor del rey, y don Alonso de Alburquerque persuadieron á su madre la reina que le quisiese casar en Francia, y que esto fuese luego; que à los mancebos ninguna cosa les para mayor peligro que los propios gustos y deleites de que están rodeados, demas que tambien importaba mucho que el rey se casase porque tuviese hijos que le sucediesen en el reino.

(1) En estas cortes se hicieron al rey cincuenta y cinco peticiones, ademas de veinte y ocho que dirigieron los nobles, y veinte y una los eclesiásticos.

TOMO II.

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Para este efecto don Juan de Roelas obispo de Burgos, y Alvar Garcia de Albornoz caballero de Cuenca se partieron por embajadores á Francia para que de seis hijas que tenia Pedro duque de Borbon, poderoso y nobilisimo principe de la sangre real de Francia, pidiesen una dellas, la que les pareciese que era la mas á propósito y mas digna de ser muger del rey. Vino en ello el duque su padre, mostróles las hijas escogieron á doña Blanca, con quien luego por poderes del rey se hicieron los desposorios. Parecia esta señora dichosa por las raras dotes de alma y cuerpo con que el cielo y naturaleza á porfia la enriquecieron y adornaron; pero fué desdichada con este matrimonio, que era lo que se esperaba seria el colmo de su felicidad: asi la fortuna ó alguna cosa oculta se burla de las humanas esperanzas, y hace juego de nos y de todo aquello que estimamos.

Don Enrique conde de Trastamara, de las Asturias, donde se huyó despues de las muertes de su madre y de Garci Lasso, se pasó á Portugal desconfiado de la voluntad del rey, y por no ser tan poderoso que le pudiese resistir. El rey de Portugal movido de la lástima de don Enrique, y con miedo del peligro que corria el rey don Pedro por el ódio y enojo que el reino con él tenia, parecíale que le tocaba á él mirar por su persona pues era su nieto hijo de su hija: rogóle se viesen en Ciudad-Rodrigo; en aquellas vistas alcanzó dél que restituyese y perdonase á don Enrique. En tanta confusion y diversidad de voluntades y tantos enojos no era posible que hobiese quietud, ni las cosas podian estar sosegadas.

En el principio del año de 1352 se empezaron á mover discordias civiles en el Andalucía y en las Asturias, y en tierra de Murcia. Don Alonso Fernandez Coronel, muy rico y de grande autoridad entre los ricos hombres del Andalucía poseia á Aguilar por merced del rey; sobre el cual pueblo tuvo ántes mucho tiempo pleito con Bernardo de Cabrera, recelábase del rey porque cuando estuvo enfermo en Sevilla, se dejó decir que le debia suceder en el reino don Juan de Lara, cosa de que el rey tomó con él grande enojo. Confiado pues este caballero en la fortaleza de su villa de Aguilar fortificó y basteció las otras villas y castillos de su estado, y procuró de aliarse con muchos grandes. Hizo gente de guerra, y pidió á algunos príncipes de fuera del reino que le ayudasen en particular para este efecto envió á tierra de Moros á su yerno don Juan de la Cerda hijo de don Luis: no le quiso favorecer el rey de Granada por las treguas que tenia con el rey de Castilla; tampoco en Africa halló amparo alguno, antes se dice que le ayudó y sirvió á Abohanen en una memorable batalla en que fueron quebrantadas las fuerzas de su padre Albohacen. De allí se volvió á Portugal, do anduvo huido y desbaratado, puesta la esperanza de recobrar su patria en sola la clemencia y misericordia agena. Su muger doña Maria Coronel por no poder sufrir la ausencia del marido quiso mas perder la vida (2), que dejarse vencer de malos y deshonestos deseos: así fatigada una vez de una torpe codicia, la apagó con un tizon ardiendo que metió con enojo por aquella misma parte donde era molestada: muger digna de mejor siglo, y digna de loa no por el echo, sino por el deseo invencible de castidad.

En el entretanto el rey de Castilla acudió á los movimientos y alteracion del Andalucía. Tomó muchas villas á don Alonso Coronel. Trataba y daba órden de cercar la villa de Aguilar, cuando juntamente tuvo aviso que don Enrique confiado en la fortaleza de Gijon levantaba bandera en las Asturias y se apercebia de armas, y que su hermano don Tello dende Montagudo en la raya de Aragon hacia muchos robos en sus tierras. El rey dejada la Andalucía, se partió á las Asturias, porque los movimientos de aquella provincia eran mas peligrosos. Llegado el rey, luego se rindieron os que tenian la fortaleza de Gijon á partido que el rey los perdonase á ellos y a don Enrique que andaba escondido en las montañas comarcanas.

En esta jornada quedó prendado el rey de la hermosura grande y apostura de doña Maria de Padilla, doncella que se criaba en la casa de don Alonso de Alburquerque. Comenzó esta comunicacion y favores en la villa de Sahagun olvidado de su esposa, y loco con estos nuevos amores, de donde resultó la total destruicion del rey y del reino: fué el medianero é intercesor destos deshonestos y desdichados conciertos Juan de Hinestrosa tio de la dama. Estos perversos hombres conquistaban la tierna edad y voluntad del rey con un pésimo género de servicio, que era proponerle todas las maneras de torpes entretenimientos, y ayudarle á conseguir sus deleites deshonestos sin ningun respeto de lo honesto, ni miedo de los

(2) Aun vivia en 1374, pues en él fundó el convento de Santa Inés de Sevilla.

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