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nian, que de Africa se aparejaba una nueva guerra con mayores apercebimientos y gentes que en ninguno de los tiempos pasados. Dado que Pedro Martinez almirante del mar el año pasado acometió y sujetó los Moros de Cádiz que halló descuidados; era dificultoso mantener con guarnicion y soldados aquella ciudad y isla : por esta causa (1) la dejaron al rey de Marruecos de cuyo señorío antes era, resolucion á propósito de ganar la voluntad de aquel bárbaro y sosegalle. El rey don Alonso de Portugal envió á don Dionisio su hijo que era de ocho años, á su abuelo el rey de Castilla para que alcanzase dél libertad, y exencion para el reino de Portugal, y que le alzase la palabra que dió los años pasados y los homenages. Tratóse deste negocio en una junta de grandes callaban los demas, y aun venian en lo que se pedia por no contrastar con la voluntad del rey que á ello se mostraba inclinado.

Don Nuño Gonzalez de Lara, cabeza de la conjuracion y de los desabridos y mal contenlos, se atrevió á hacer rostro y contradiccion. Decia que no parecía cosa razonable diminuir la magestad del reino con cualquier color, y mucho menos en gracia de un infante. Sin embargo prevaleció en la junta el parecer del rey, que Portugal fuese exento; y con todo esto la libertad de don Nuño se le asentó mas altamente en el corazon y memoria que ninguno pensára. Juntado este desabrimiento con los demas fué causa que don Nuño y don Lope de Haro, y don Philipe hermano del rey se determinasen á mover práticas perjudiciales al reino, y al rey. Quejábanse de sus desafueros y de los muchos desaguisados que hacia: no tenia fuerzas bastantes para entrar en la liza, resolviéronse de acudir á las ayudas de fuera y estrañas. Así en el tiempo que el rey Theobaldo se ocupaba en la guerra sagrada, solicitó á don Enrique gobernador de Navarra el infante don Philipe que se fuese á ver con él, y hermanarse y hacer liga con aquellos grandes. El como mas recatado, por no despertar contra si el peso de una gravisima guerra, dió por excusa la ausencia del rey su hermano. Los grandes, perdida esta esperanza, convidaron á los otros reyes, al de Portugal, al de Granada y al mismo emperador de Marruecos por sus cartas á juntarse con ellos y hacer guerra á Castilla, sin mirar por el gran deseo que tenian de satisfacerse, cuan perjudicial intento era aquel y cuan infames aquellas tramas.

Don Alonso rey de Castilla era persona de alto ingenio, pero poco recatado, sus orejas soberbias, su lengua desenfrenada, mas a propósito para las letras, que para el gobierno de los vasallos: contemplaba al cielo y miraba las estrellas; mas en el entretanto perdió la tierra y el reino. Avisado pues de lo que pasaba por Hernan Perez, que los conjurados pretendieron tirar á su partido y atraer á su parcialidad, atónito por la grandeza del peligro, que en fin no dejaba de conocer, volvió todos sus pensamientos á sosegar aquellos movimientos y alteraciones. Con este intento desde Murcia, do á la sazon estaba, envió á Enrique de Arana por su embajador á los grandes, que se juntaron en Palencia con intento de apercebirse para la guerra, por ver si en alguna manera pudiese con destreza y industria apartallos de aquel propósito. El y la reina su muger fueron à Valencia para tratar con el rey don Jaime, y tomar acuerdo sobre todas estas cosas. El como quier que por la larga experiencia fuese muy astuto y avisado, cuando vino á Burgos para hallarse á las bodas del infante don Fernando, antevista la tempestad que amenazaba á Castilla á causa de estar los grandes desabridos, reprehendió á don Alonso con gravísimas palabras y le dió consejos muy saludables. Estos eran: que quisiese antes ser amado de sus vasallos que temido: la salud de la república consiste en el amor y benevolencia de los ciudadanos con su cabeza: el aborrecimiento acarrea la total ruina: que procurase grangear todos los estados del reino: si esto no fuese posible, por lo menos abrazase los prelados y el pueblo, con cuyo arrimo hiciese rostro á la insolencia de los nobles : que no hiciese justicia de ninguno secretamente por ser muestra de miedo y menoscabo de la magestad: el que sin oir las partes dá sentencia, puesto que ella sea justa, todavia hace agravio. Estas eran las faltas principales que en don Alonso se notaban; y si con tiempo se remediáran, el reino y él mismo se libráran de grandes afanes.

En la junta de los reyes y con las vistas ninguna cosa de momento se efectuó. Al rey don Alonso fue por tanto forzoso el año siguiente volver de nuevo á Alicante para verse con el rey su suegro, y rogalle enfrenase los nobles de Aragon para que no se juntasen con los rebeldes de Castilla como lo pretendian hacer; y porque el rey de Granada continuaba en hacer guerra contra los de Guadix y los de Málaga, le diese consejo á cual de las partes seria mas

(1) Cádiz se conquistó en 14 de setiembre de 1262 y no de 1270.

conveniente acudir. En este punto el rey don Jaime fué de parecer que guardase la confederacion antigua; que no debia de su voluntad irritar á los de Granada ni hacelles guerra. La embajada de Arana no fué de provecho alguno, ántes el rey de Granada á persuasion de los alborotados, quebrantada la avenencia que tenian puesta, fué el primero que se metió por tierras de cristianos talando y destruyendo, y metiendo á fuego y á sangre los campos comarcanos. Tenia consigo un número de caballos africanos que Jacob Abenjuzeph rey de Marruecos le envió delante. Sabidas estas cosas, el rey don Alonso mandó por sus cartas á don Fernando su hijo que á la sazon se hallaba en Sevilla, y se apercebia para la nueva guerra, que con todas sus gentes marchase contra el rey de Granada: él se partió para Burgos por ver si en alguna manera pudiese apaciguar los ánimos de los rebeldes.

En aquella ciudad se hicieron cortes de todo el reino, y en particular fueron llamados los alborotados con seguridad pública que les ofrecieron ; y para que estuviesen mas sin peligro, se señaló fuera de la ciudad el hospital real en que se tuviesen las juntas. Habláronse el rey y los señores en diferentes lugares, con que quedaron las voluntades mas desabridas. Llegaron los disgustos á término que renunciada la fidelidad con que estaban obligados al rey, en gran número se pasaron á Granada el año de 1270. Don Nuño, don Lope de Haro, el infante don Philipe eran las tres cabezas de la conjuracion. Fuera destos don Fernando de Castro, Lope de Mendoza, Gil de Roa, Rodrigo de Saldaña: de la nobleza menor tan gran número que apenas se pueden contar. Al partirse con sus gentes quemaron pueblos, talaron los campos, y dieron en todo muestra de la enemiga que llevaban. El rey á grandes jornadas pasó á Toledo, de allí á Almagro; y porque no tenia esperanza de que se podrian reducir los grandes á su servicio, pretendia avenirse y sosegar al rey de Granada. Esto sobre todo deseaba: si no salia con ello, se resolvia de hacelle la guerra con todas sus fuerzas Y con la mas gente que pudiese juntar.

CAPITULO XXI.

De nuevas alteraciones que sucedieron en Aragon.

Ex el tiempo que estas cosas pasaban en Castilla, Philipe rey de Francia que sucedió á su

padre S. Luis, allegaba á su corona nuevos estados por muerte de Alonso su tio y de Juana su muger, que murieron á la sazon sin hijos, y eran condes de Potiers y de Tolosa; y no mucho despues Rogerio Bernardo conde de Fox fué despojado de su estado no por otra causa mas de que en cierta ocasion no quiso obedecer á los jueces reales; por lo cual las armas aragonesas á causa que parte del estado de aquel principe era feudo de Aragon, estuvieron para revolverse contra Francia. La prudencia del rey don Jaime atajó el daño: á su persuasion el de Fox puso su persona y todo su estado en manos del rey de Francia; con que se sosegaron aquellos debates. Dentro del reino de Aragon tenian sospechas de nuevas alteraciones á causa que el infante don Pedro, hijo primero y heredero del rey de Aragon, estaha desabrido con Fernan Sanchez su hermano bastardo por entender entre otras cosas que

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En las casas consistoriales de Valencia existe la espada de don Jaime El Cosquistador y el pendon que sirvió para la conquista de dicba ciudad.

cuando volvió de la Tierra Santa, fué recebido con gran honra y festejado de Cárlos rey de Nápoles, y por esto sospechaba habia con él tratado cosas perjudiciales al reino.

Hallábase el dicho don Fernando en Burriana: alli don Pedro con buen número de soldados le tomó de sobresalto; y despues que por fuerza entró en la casa y buscó en todos los lugares á su hermano, escudriñó los escondrijos, quebró cerraduras, hinchólo todo de ruido y de alboroto: en el entretanto don Fernando y doña Aldonza su muger se pusieron en salvo. Estos fueron principios de grandes alteraciones, ca los nobles del reino con esta ocasion de la enemistad de los dos hermanos se dividieron en dos bandos con tan grande obstinacion que juntadas las fuerzas no dudaron los que seguian la parcialidad de don Fernando, de mover guerra contra el mismo rey; de que no resultó otro provecho sino que el vizconde de Cardona y otros señores parciales fueron por esta causa despojados de sus estados. El mismo Fernan Sanchez, cercado en el castillo de Pomar por su hermano, luego que le tuvo en su poder, le hizo ahogar con un lazo y despeñar en el rio Cinga que por allí pasa, unos decian con razon, otros que injustamente (1): lo cierto que quitado el capitan y cabeza los demas se sosegaron: este fué el fruto de aquel parricidio; pero la muerte de Fernan Sanchez sucedió tres años adelante. Dejó un hijo de pequeña edad llamado don Philipe, de quien deciende el linage de los Castros en Aragon.

A Rugerio de Lauria hizo donacion el rey don Jaime en tierra de Valencia de dos heredades que se llaman Raelo y Abricat, en premio de su trabajo, porque de lo último de Italia acompañó los años pasados á doña Constanza su nuera. Fué este caballero en lo de adelante persona de grande ingenio y excelente capitan, mayormente por el mar. Con don Enrique rey de Navarra, que por morir su hermano el rey Theobaldo sin hijos sucedió en aquel reino, y con quien los Aragoneses tenian diferencia por pretender que les quitáran aquel reino injustamente, como en su lugar queda dicho, todavía se concertaron treguas por muchos años. El rey don Jaime via los suyos alborotados, mas inclinados á las armas que á la paz y á la concordia; y por las diferencias que andaban, temia que la una de las partes, juntados con los Navarros, no le diesen en que entender. Esta fué la causa de tomar asiento con Navarra; y aun otro cuidado le aquejaba mas, de volver las fuerzas contra los Moros, de donde una cruel tempestad se aparejaba para España, sino se acudia al remedio con tiempo, como los hombres prudentes lo sospechaban, y comunmente se decia no sin causa.

CAPITULO XXII.

El rey don Alonso partió para tomar posesion del imperio.

ARDIA el rey don Alonso en deseo de ir á Alemaña á tomar la corona y insignias del impe

rio tanto mas y con mayor priesa que por autoridad del papa Gregorio décimo los señores de Alemaña cansados de los males que en aquella vacante se padecieron, muchos, muy graves y muy largos, y porque de años atrás era muerto Ricardo el otro competidor, se aparejaban para hacer nueva eleccion sin tener cuenta con el rey don Alonso. Alterado él con esta nueva, como era razon, pretendia recompensar la tardanza pasada con abreviar; y por esto aunque muy fuera de sazon, comenzó á tratar muy de veras de su ida á Alemaña. A las personas prudentes parecia se debia anteponer á esto el sosiego y el cuidado de la república. Los hombres mas livianos y de poca experiencia hinchados de vana esperanza le exhortaban á la jornada, sin faltar quien blasonase y dijese era bien aparejar armas, caballos y las demas cosas necesarias para hacer la guerra en Alemaña, y para sujetar á los que contrastasen á sus intentos. Algunos tomaban por mal agüero que tantas veces se le hobiese al rey don Alonso desbaratado aquel viage que tanto deseaba. Era este rey de su natural irresoluto y tardo, las cosas del reino embarazadas; y si hallára algun buen color, de buena gana desistiera de aquella pretension; pero por miedo de la infamia y mengua de reputacion se resolvió pasar adelante. Con este intento procuró con cualquier partido apaciguar los de Granada y los grandes.

En esto el rey de Granada Alhamar falleció al principio del año 1273. Fué hombre atrevido, astuto, y muy contrario á nuestras cosas. Hobo diferencia sobre la sucesion: prevaleció aquella parcialidad con la cual se juntaron los foragidos y grandes de Castilla, y dié

(1) Habia causado muchos alborotos en Aragon, perdido el respeto á su padre, intentado matar á su hermano don Pedro el primogénito.

TOMO II,

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ronse las insignias reales á Mahomad por sobrenombre Miralmutio Leminio (1) hijo mayor del difunto. Este principe puesto que era de suyo contrario á nuestras cosas, y muchos le movian á hacer guerra; porque las fuerzas de su nuevo reino andaban en balanzas el rey don Alonso entendia que se inclinaba á la paz, y que fácilmente se podria efectuar. Demas desto algunos de los grandes se reducian á mejor partido y mas sanos propósitos; en particular don Fernando de Castro y Rodrigo de Saldaña sobre seguro vinieron á verse con él á Avila', do se hacian cortes del reino, por el mismo tiempo que en Alemaña procedieron á nueva eleccion apresuradamente, en que Rodulfo conde de Ausburg por voto de todos los electores fué nombrado por rey de romanos: señor, bien que de poca renta y estado pequeño, pero, que decendia del nobilísimo linage de los antiguos reyes franceses, y era en todas virtudes acabado. Los embajadores del rey don Alonso, que se hallaron á la sazon en Francfordia, aunque hicieron contradiccion y sus protestaciones, no fué defecto alguno: la aficion de antes la tenian ya trocada en desabrimiento y ódio que todos le cobráran.

Despedidas las cortes de Avila, se fué el rey á Requena para tomar acuerdo con el rey su suegro en presencia sobre la guerra de los Moros. Alli por el trabajo del camino, ó por el desabrimiento y desgusto con que andaba, adoleció de una enfermedad no ligera. Y porque las demas cosas no sucedian á propósito, y la misma priesa por el gran deseo le parecia tardanza, juzgó seria lo mejor intentar de hacer las paces por industria de la reina y por la autoridad del primado don Sancho. Ellos para tratar desto sin dilacion se partieron para Córdoba. Al pontifice Gregorio décimo despachó á Aymaro fraile dominico, que despues fué obispo de Avila (y á Fernando de Zamora canónigo de Avila) y chanciller del rey. Estos en Civitavieja en que á la sazon estaba el pontifice, en consistorio declararon las causas porque la eleccion de Rodulfo pretendian ser inválida. Que no debia el pontifice moverse por los dichos de aquellos que ponian asechanzas y redes á sus orejas, y con engaños pretendian ganar gracia con otros, sino conservarse neutral como lo pedia la persona y lugar sacrosanto que representaba, y con esto ganar ambas las partes á ejemplo de sus antecesores Urbano y Clemente, que con igual honra y titulo por no perjudicar á nadie dieron á Ricardo y á don Alonso título de rey de Romanos. A los electores de Alemaña fué don Fernando obispo de Segovia para ponellos en razon, y procurar repusiesen lo atentado.

Con estas embajadas no se hizo efecto alguno por estar todos cansados de tan larga tardanza. Solo el año siguiente 1274 desde Leon de Francia, donde presente el pontifice se hacia concilio general de los obispos para reformar la disciplina eclesiástica, renovar la guerra de la Tierra Santa, y unir la iglesia griega con la latina, Fredulo fué enviado por nuncio al rey don Alonso para que le ofreciese los diezmos de las rentas eclesiásticas en nombre del pontifice para la guerra contra Moros, á tal que desistiese de la pretension y esperanza vana que tenia de ser emperador: que parecia cosa injusta con deseo de imperio forastero alterar la paz de la Iglesia que tan sosegada estaba. En este medio don Enrique rey de Navarra, muy apesgado y disforme por la mucha gordura de su cuerpo, falleció en Pamplona á veinte y dos de julio. De su muger doña Juana hija de Roberto conde de Artesia y hermano del rey S. Luis dejó una hija, llamada tambien doña Juana, en edad apenas de tres años, que sin embargo fué heredera de aquellos estados así porque el reino la jurára antes, como por testamento de su padre que lo dejó así dispuesto: de que resultaron nuevas diferencias y discordias, y el reino de Navarra finalmente se juntó con el de Francia. La embajada de Fredulo no fué desagradable al rey don Alonso: respondió que se pondria á sí y toda aquella diferencia en manos del pontifice paraque él la determinase como mejor le fuese visto. Con esta respuesta el pontifice sin detenerse mas aprobó en público consistorio la eleccion de Rodulfo á 6 de setiembre, que hasta entonces por respeto de don Alonso se entretuvo: luego escribió cartas á todos los pirncipes en aquella sustancia. Al mismo Rodulfo mandó que lo mas presto que pudiese, se apresurase á pasar en Italia para coronarse.

Al concilio que se tenia en Leon se partió don Jaime rey de Aragon, aunque en lo postrero de su edad, por ser deseoso de honra y por otros negocios. Desde allí, sin hacer cosa de momento, dió la vuelta á su tierra, desabrido claramente con el pontífice porque rehusó de coronalle, si no pagaba el tributo que su padre el rey don Pedro concertó de pagar cada un año, en el tiempo que en Roma se coronó, como queda dicho en su lugar: al rey don Jaime le parecia cosa indigna que el reino ganado por el esfuerzo de sus antepasados fuese

(1) Su nombre era Alamir-Abu-Abdalla.

tributario à algun extraño. En este comedio el rey de Granada y los grandes foragidos por diligencia de la reina se redujeron al deber: para sosegar á los grandes les prometieron todas las cosas que pedian, el rey de Granada quedó que pagase cada año de tributo trescientos mil maravedís de oro, y de presente gran suma de dineros en pena de los daños y gastos. Demas desto se concertaron treguas por un año entre los de Guadix y de Málaga con aquel rey, por estar el rey don Alonso encargado del amparo de aquellas dos ciudades. Fué en aquella edad hombre señalado en España Gonzalo Ruiz de Atienza privado del rey, por cuya diligencia en gran parte y buena maña se concluyó aquel concierto. El rey de Granada y los grandes desde Córdoba partieron en compañia del infante don Fernando que se

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halló en todas estas cosas: llegados à Sevilla, el rey don Alonso los acogió benignamente. (1) Ellos, cotejado el un tiempo con el otro, juzgaron les estaba mas á cuento y mejor obedecer á su príncipe con seguridad, que la contumacia con peligro y daño.

Concluido esto, las armas de Castilla debajo la conducta del infante don Fernando, y por mandado de su padre se movieron contra Navarra para conquistar aquel reino. Don Jaime rey de Aragon envió al tanto á don Pedro su hijo mayor, al cual renunció el derecho que pretendia tener á aquel reino, á ganar las voluntades de los Navarros que de suyo se inclinaban mas á los Aragoneses que à Castilla. Ni las mañas de Aragon ni las fuerzas de Castilla hicieron efecto, á causa que la reina viuda se recogió á Francia con su hija al amparo del rey su primo, por temer no le hiciesen fuerza, si se quedaba en Navarra en tiem

(1) Bien conocidas son las cántigas que llevan el nombre de este sábio rey, mandadas harer, segun unos, de su órden y, segun otros, escritas por él mismo: el ejemplar que se conserva en el archivo de la catedral de Toledo con notas marginales del puño de don Alonso está embellecido con multitud de perfiles paleográficos, arabescos y asuntos de dibujo que hacen de este libro el mas precioso monumento artistico y literario del siglo XIII, Por este carácter es uno de los mas interesantes el asunto que aquí presentamos copiado à la vista del original.

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