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dividió Pizarro con Diego de Almagro su principal compañero en aquella conquista, y con los demas no como fuera razon; y sin embargo á cada uno de los soldados ordinarios cupieron nueve mil ducados, que fué la mayor presa y botin que jamás se ganó los soldados eran como trecientos, que en una batalla vencieron á mas de cien mil Indios. De la abundancia nació la soberbia y demasías, ca Hernando Pizarro hermano de Francisco Pizarro por entender que Almagro públicamente se quejaba del agravio, y trataba de vengarse, le dió la muerte. Un hijo de Almagro habido fuera de matrimonio en una India por nombre don Diego acometió en Lima las casas en que Francisco Pizarro posaba, y dentro dellas le mató en venganza de su padre. Fué este atrevimiento muy grande. Por vengalle se juntaron el gobernador Cristobal Vaca de Castro, y Gonzalo Pizarro otro hermano de Francisco, y con sus gentes vencieron en batalla y dieron la muerte al dicho don Diego.

Con esta victoria y por sus muchas riquezas quedó Gonzalo Pizarro tan ufano, que pretendió hacerse señor de aquella tierra. Acudió desde España por mandado del emperador primero Blasco Nuñez Vela con nombre de virrey, al cual prendieron y mataron en el Perú los mismos Españoles. Despues el licenciado Pedro de la Gasca, dado que era clérigo de profesion y del consejo de la general Inquisicion, sosegó aquellos movimientos mas por maña que con fuerzas castigó é hizo morir á Gonzalo Pizarro y las demas cabezas principales de aquellas revueltas. Hecho esto, volvió á España, donde fué obispo primero de Palencia, y despues de Sigüenza hasta lo postrero de su edad que fué muy larga. Hernando Pizarro, que solo de los tres hermanos quedaba vivo, estuvo mucho tiempo preso en España, ca antes que su hermano se levantase, vino para dar razon de la muerte de Almagro, primera ocasion de aquellas revueltas. Por esta manera castigó Dios la muerte dada contra razon al emperador Atabalipa, sin dejar ninguno de sus enemigos que no fuese castigado, y las riquezas mal ganadas perecieron juntamente con sus dueños.

Las costumbres de todas estas gentes que descubrieron en aquellas partes, eran estrañas, y todas las mas cosas muy estraordinarias. Los animales, las aves que se crian de muchas raleas y muy vistosos colores: los peces, los árboles, las yerbas todo estraño y de lo de acá diferente. No tenian letras: notable mengua. No usaban de moneda ni de peso. No sabian fabricar naves con sus jarcias, velas y gobernalle: solo navegaban en barcas como artesas, cabadas en un solo madero, que llaman ellos canoas. Para el vestido y arreo no tenian lino, Jana, ni seda: sus telas y ropa de algodon, que se da muy bien en la tierra sin teñillo de diferentes colores. Carecian del uso de hierro, de las armas y herramientas que dél se forjan: de trigo y de molinos para moler su maiz, que es el grano de que se sustentan. Faltábales aceite y vino de ubas, si bien las producia de suyo la tierra, y ellos usaban de otros brebages de diversas maneras para sus borracheras á que son muy dados. Del sebo y de la cera no sabian hacer candelas para alumbrarse. Ningunas bestias de carga ni para cabalgar, no carros ni literas. Sacrificaban hombres cautivados en guerra y esclavos en número tan grande que se tiene por cierto en sola la ciudad de México pasaban de veinte mil por año, cuya carne comian sin asco ninguno. Casaban con muchas mugeres, y sin escrúpulo usaban del pecado nefando: tan sucios y deshonestos eran. Su trage muy diferente, y por la mayor parte desnudos. Gran bien les hizo Dios y gracia en traellos á poder de cristianos, y para que los buscasen y conquistasen, repartir con ellos con larga mano el oro y la plata en tanta abundancia: cebo para codiciosos; sobre todo dalles su conocimiento para que dejada la vida de salvages viviesen cristianamente: mas merced fué sujetallos, que si continuaran en su libertad.

Adelante se descubrió el Chille hacia el mar del Sur y polo Antártico, do hallaron Indios belicosos y malos de sujetar; y hácia nuestro mar, pasado el Brasil y el rio de la Plata, el Paraguay y el Tucuman que se estiende hasta el estrecho de Magallanes. Las Philipinas, islas no lejos de la China, con diversas ocasiones se descubrieron, y llamaron así del nombre de don Philipe segundo rey de España. La de Luzon que es la cabeza, con su ciudad Manila conquistó el adelantado Miguel Lopez de Legaspi á diez y ocho de mayo año de mil y quinientos y setenta y dos.

Ultimamente el año mil y quinientos y noventa y ocho de México salió un buen número de soldados y su general el adelantado don Juan de Oñate à la conquista del nuevo México. Cae esta provincia hácia nuestro polo en altura de mas de treinta grados: la tierra fértil, la gente mas política que lo demas de las Indias, las casas de tres, cuatro y siete sobrados. Teníase della noticia desde el tiempo de Hernan Cortés, y diversas veces acometieron à con

quistalla, pero esta fué la de mas consideracion. Del suceso della y todo el efecto que se hizo, que para tanto ruido fué corto, el capitan Gaspar de Villagra que se halló presente, escribió un libro en metro castellano. De la conquista toda de las Indias han resultado provechos y daños. Por lo menos las fuerzas flaquean por la mucha gente que sale, y por estar tan

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Presentacion de Cristoval Colon en Barcelona despues de descubrir el Nuevo Mundo.

derramadas: el sustento que la tierra nos daba, y no mal con sus frutos, ya todos los años le esperamos en gran parte de los vientos y de las olas del mar: el príncipe mas necesidades que antes, por acudir forzosamente à tantas partes: la gente muelle por el mucho regalo en comidas y trages.

CAPITULO IV.

De la restitucion que se hizo de Ruysellon,

ARDIA Carlos octavo rey de Francia en un vivo deseo de acometer la conquista del reino de

Nápoles, para lo cual pretendia tener derecho muy fundado, sin otras causas diferentes que á ello le movian. No le faltaban gentes ni riquezas para llevar al cabo una empresa tan grande solo se recelaba por una parte del rey de Romanos, que le tenia malamente agraviado con quitalle su esposa la duquesa de Bretaña, y dejar á su hija Margarita con quien estaba concertado. Por otra temia al rey don Fernando no le acometiese por la parte de España en defensa de los reyes de Nápoles, que eran de la casa de Aragon. Por esta causa le pareció

TOMO II.

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en primer lugar de hacer confederacion con el dicho rey de España y para este efecto se trataba muy de veras por comisarios que de una y otra parte se nombraron, de restituir los estados de Ruysellon y Cerdania que tenia en su poder el Francés por empeño que se hizo los años pasados.

Aprelábase muy mucho este tratado, tanto que los reyes don Fernando y doña Isabel para estar mas cerca y procurar la conclusion de cosa que tanto deseaban, con dejar á don Iñigo Lopez de Mendoza conde de Tendilla por alcaide del Alhambra, y capitan general de aquel nuevo reino, por principio del mes de junio partieron de Granada la vuelta de Aragon. Llevaban en su compañía sus hijos el principe y las infantas. Entraron en aquel reino por la parte de Borgia para donde tenian concertada la junta de la hermandad. De alli pasaron á Zaragoza, donde dieron órden que los jurados y otros oficiales del regimiento fuesen puestos en aquellos oficios no por eleccion de los ciudadanos, como antes se acostumbraba, sino por nombramiento del rey, órden que no duró mucho.

Llegaron á Barcelona por el mes de octubre. Alli sucedió un caso atroz: tenia costumbre el rey don Fernando de dar audiencia pública por lo menos un dia en la semana. Sucedió que un viernes á siete de diciembre se entretuvo en ella mas de lo acostumbrado. Al salir de la audiencia un hombre llamado Juan Canamares catalan de nacion natural de Remensa sin ser sentido se llegó al rey, y con la espada desnuda le tiró un golpe para matalle, del cual quedó herido debajo de la oreja. Fué grande la turbacion de la ciudad: prendieron al malhechor por saber si alguno se lo habia aconsejado. Averiguóse que estaba loco, y que acometió aquel caso por haber soñado que muerto el rey, le sucederia en la corona; sin embargo le atenacearon vivo, y despues de muerto le quemaron. Tenia el rey grande deseo de concluir el asiento que se trataba con Francia. Juntáronse los comisarios diversas veces, que eran los principales por Francia Luis de Amboesa obispo de Albi, y por España el secretario Juan de Coloma. Tratóse de las condiciones primero en Figueras en los confines del Ampurdan y Ruysellon, despues en la ciudad de Narbona: allí últimamente á diez Y ocho del mes de enero del año 1493 se asentó amistad entre España y Francia; y della excluian á todos los demas principes, escepto solo el pontífice romano. Las condiciones fueron que el rey don Fernando no pudiese casar sus hijas con ningun principe sin consentimiento del rey de Francia, y que con esto el Francés le restituyese lo de Ruysellon y Cerdania; sin embargo en la ejecucion hobo algunas dificultades y se entretuvieron algunos meses antes que se efectuase.

Restaba solamente al Francés concertarse con el rey de Romanos Maximiliano de Austria que aunque con dificultad al fin se hizo con restituille à su hija Margarita, que todavía se la entretenian en Francia, y el condado de Artoes dote de aquella señora, y con seguridad que le dieron de volvelle el condado de Borgoña y lo demas del ducado que por fuerza y contra razon le tenian usurpado : cosa muchas veces tratada y concertada, pero que nunca se cumplió de todo punto. Concertóse esta paz en sazon que el emperador Federico se hallaba muy al cabo, de una pierna que se le encanceró y al fin fué menester cortársela, de que en breve murió á diez y nueve dei mes de agosto. Por su muerte le sucedió en el imperio y en los demas estados su hijo Maximiliano que ya era rey de Romanos.

Luis Esforcia duque de Bari, tio de Juan Galeazo duque de Milan, con increible tirania é inhumanidad por apoderarse del estado de su sobrino trataba con el nuevo César que casase con Blanca Maria hermana del dicho duque Juan Galeazo, con tal que le diese para él y sus sucesores la investidura de Milan y de todo aquel estado: ambicion ciega y perjudicial que fué ocasion de revolver á toda Italia. Por esta investidura y por el dote se obligó á Luis Esforcia, y lo que mas es, hizo obligar al duque su sobrino contra quien se enderezaba toda esta trama, de dar cuatrocientos mil ducados al emperador Maximiliano. El color que se tomó para cosa tan exorbitante fué que ni Francisco Esforcia, ni Galeazo su hijo fueron por los emperadores investidos de aquel estado y por tanto como vaco le daba al dicho Ludovico.

Entreteníase en este tiempo el rey don Fernando en las partes de Aragon y Cataluña hasta tanto que como tenian asentado le restituyeron por el mes de setiembre lo de Ruysellon y Cerdania, y las gentes francesas que tenian de guarnicion salieron de aquellos estados: resolucion que dió á muchos que decir, y que los historiadores extranjeros, y particularmente los Franceses nunca acaban de reprehender que aquel rey por esperanza incierta se desposeyese de aquellos estados: muchos cargan al obispo de Albi que se dejó cohechar con el oro de España.

CAPITULO V.

Que los tres maestrazgos militares se incorporaron en la corona real de Castilla.

Por el mismo tiempo que el rey don Fernando recobró lo de Ruysellon, en la otra parte

OR

opuesta y mas distante de España se apoderó de la isla de Cadiz con su puerto, que es uno de los mas señalados del mundo. El rey don Enrique el cuarto los años pasados con la facilidad que tenia en hacer mercedes, la habia dado con titulo de marques à don Juan Ponce de Leon conde de Arcos; por cuya muerte, que sucedió algunos meses despues de la toma de Granada, quitaron aquella isla á don Rodrigo Ponce su nieto que le sucedió en sus estados, y volvió à la corona real, si bien en recompensa le dieron la villa de Casares en Africa, y que en lugar de conde de alli adelante se intitulase duque de Arcos. Asimismo la isla de Palma que es una de las Canarias, ganó Alonso de Lugo que enviaron los reyes á aquella conquista. Pero la cosa de mayor consideracion que en este año sucedió, fué apoderarse el rey de los maestrazgos de las tres órdenes militares de Castilla. Eran los maestres exentos de la jurisdiccion real: tenian tanto poder y parte en el reino á causa de sus muchas riquezas y aliados, que se hacian temer de los mismos reyes. Por esto el papa Inocencio octavo concedió al rey Católico don Fernando que tuviese en administracion aquellos maestrazgos. Ganóse esta bula por el mismo tiempo que don García de Padilla maestre de Calatrava pasó desta vida, que fué el fin del año mil y cuatrocientos y ochenta y siete, y porque en el presente falleció el maestre de Santiago don Alonso de Cárdenas, tomó asimismo posesion de aquel maestrazgo; y por concluir luego el año siguiente se negoció y acabó con el maestre de Alcántara don Juan de Zúñiga que renunciase en favor del rey, y permutase aquella dignidad con el arzobispado de Sevilla, con esto el rey quedó maestre de aquellas tres órdenes por todo el tiempo de su vida; y aun el papa Alejandro le dio por compañera y con derecho de suceder en esta administracion á la reina doña Isabel.

Ultimamente el papa Adriano los años adelante por contemplacion del rey don Carlos su discípulo le concedió á él y á sus sucesores autoridad de presentar los obispos de España que antes se proveían á suplicacion de los reyes: asimismo sin limitacion de tiempo les concedió perpetuamente la dicha administracion de los maestrazgos que fué una notable resolucion. A este maestre postrero de Alcántara que fué despues cardenal, dedicó su diccionario el maestro Antonio de Nebrija, varon de inmortal renombre, y digno que quede su memoria en las historias de España asi por el principio que dió á todo lo que en su tiempo de la lengua latina se supo en España, como por los muchos libros que escribió llenos de erudicion y doctrina. Entre otros dejó escritas en latin dos guerras; la de Granada y la de Navarra que sucedió algunos años adelante, si bien en las dichas historias usó de mas dili– gencia y verdad que elegancia. Al mismo tiempo que fallecieron el marques de Cadiz, y el maestre de Santiago, murieron don Enrique de Guzman duque de Medina Sidonia y don Pedro Enriquez adelantado del Andalucía. Al duque sucedió su hijo don Juan: poco antes al condestable Pero Hernandez de Velasco habia sucedido su hijo Bernardino de Velasco, que casó con doña Juana de Aragon hija bastarda del rey don Fernando.

NINGUNA

CAPITULO VI.

Del principio de la guerra de Nápoles.

cosa por estos tiempos sucedió mas notable, ni que en mayor confusion pusiese las cosas de Italia y aun de toda la Europa, que la guerra muy famosa de Nápoles, que emprendió Carlos octavo rey de Francia con los preparamentos que arriba quedan apuntados; de la cual será bien declaremos de raiz por que vías se haya encaminado. El papa Urbano sexto desde Hungría hizo pasar en Italia con gente á Carlos príncipe de Durazo contra Juana reina de Nápoles que habia favorecido la eleccion de Clemente séptimo su competidor, con que en gran manera se perturbó la paz de la iglesia. Ella para su defensa llamó desde Francia á Ludovico duque de Anjou hijo menor de Juan rey de Francia. Para esto le adoptó por hijo para que le sucediese en aquel estado. Hijo deste Ludovico fué otro de su mismo nombre que hizo guerra con Ladislao rey de Nápoles hijo del sobredicho Carlos; pero no con mayor ventura que su padre, ca el uno y el otro fueron en aquella guerra desgraciados. El

nieto que asimismo se llamó Ludovico, fué llamado por el papa Martino quinto contra Juana la mas moza, hermana de Ladislao, y reina de Nápoles. Este Ludovico echó de aquel reino á don Alonso rey de Aragon, al cual la dicha Juana habia primero adoptado por hijo, y despues arrepentida de lo hecho revocado aquella adopcion. A Ludovico por fallecer sin hijos sucedió Renato su hermano, con quien el rey don Alonso por largo tiempo tuvo guerra con mejor ventura que la pasada, tanto que forzó á su contrario á que se volviese en Francia. Hijo deste Renato fué Juan duque de Lorena, el que despues que en la guerra de los barones revolvió grandemente el reino de Nápoles y puso en grande aprieto al rey Fernando de Nápoles, adelante en la guerra de Cataluña fué capitan de los Catalanes alzados contra el rey de Aragon don Juan, y por su muerte que sucedió en Barcelona, como queda dicho, vino á suceder en los estados de Renato Carlos sobrino suyo hijo de su hermano. Carlos en su testamento nombró por su heredero á Ludovico onceno rey de Francia, por parecelle que Renato duque de Lorena sobrino suyo, y nieto de parte de madre de Renato duque de Anjou, no tenia bastantes fuerzas contra los Aragoneses y su poder. Este fué el primer principio de la guerra de Nápoles. Allegóse otra segunda causa, y fué que por la muerte de Galeazo Esforcia duque de Milan, que le mataron sus vasallos los años pasados, Luis Esforcia su hermano se apoderó del gobierno de aquel estado con color que Juan Galeazo hijo del muerto por su pequeña edad no era bastante para gobernar. Estaba casado Luis Esforcia con Beatriz hermana de Hércules duque de Ferrara. Item don Alonso duque de Calabria hijo del rey de Nápoles tenia por muger á Hipólita hermana del susodicho Luis Esforcia; del cual matrimonio nacieron don Fernando y doña Isabel: don Fernando fué rey de Nápoles despues de su abuelo y padre: doña Isabel casó con Juan Galeazo verdadero duque de Milan. Esta señora por ver á su marido desposeido, dado que ya tenia dos hijos en ella, por sus cartas persuadió á su padre que fuese parte para que quitado aquel estado al tirano, su marido tomase la posesion de aquel señorio de sus antepasados. Luis Esforcia vista la tempestad que desde Nápoles se le armaba, por sus embajadores y cartas convidó á Carlos octavo rey de Francia para que tomase aquella empresa del reino que decia pertenecelle de derecho. Ayudaba á esto Estéphano de Vers gran privado de aquel rey, que le hizo Senescal de Belcayre, y Guillen Brissoneto obispo de S. Maló: allegábanseles muchos barones de Nápoles, que desterrados de su patria por la crueldad de Fernando rey de Nápoles buscaban algun remedio para volver á sus casas y estados. Eran los principales Antonelo y Bernardino de Sanseverino, príncipes de Salerno y de Bisiñano. Fué así, como lo testifica Philipe de Comines, que aunque aquellos señores fueron bien vistos y recogidos en Francia, el tratamiento no fué tal que no pasasen muchas necesidades y menguas; por donde fueron forzados á hacer tambien recurso á España para suplicar al rey don Fernando tomase aquella empresa por ser su derecho mas cierto á causa de la bastardía de los que poseían aquel reino de Nápoles; pero el rey por entender que aquellos barones pretendian solamente sus particulares, y que acudirian con sus fuerzas al que primero llegase, no quiso por entonces embarazarse en aquella guerra: solo pretendia con buenos medios y sin rompimiento divertir al Francés de aquella conquista; mas teníanla tan adelante que con gran dificultad se pudiera volver atrás.

Acudieron de una y de otra parte á buscar valedores é ayudas. El Francés y el de Milan para ofender se confederaron con todos los demas potentados de Italia, fuera de los Florentines que al principio estuvieron de parte de los Aragoneses, y los Venecianos que conforme á su costumbre quisieron mas estarse á la mira que mostrarse por ninguna de las partes. Asimismo el pontifice Alejandro, si bien al principio se mostró averso de aquellos reyes de Nápoles, últimamente con intencion que se le dió, y concierto que se hizo poco adelante de heredar á sus hijos en aquel reino, y acudir al mismo papa con cierta pension cada un afio, acordó mudar partido, y mostrarse por los que le tenian tan obligado.

Por otra parte los reyes de Nápoles no se descuidaban en aprestarse para la defensa, y solicitar á todos los que podian, para que los valiesen en aquel peligro; en particular con un embajador que enviaron a España, hicieron instancia con el rey Católico para que se declarase contra Francia. Alegaban para movelle el deudo grande, que era ser primo hermano y juntamente cuñado del rey de Nápoles don Fernando. Proponíanle el peligro que correria lo de Sicilia, si los Franceses se viesen señores de Nápoles. Todo esto no bastó para que el rey Católico rompiese con Francia; solo se determinó de enviar al papa á Garcilaso de la Vega para aseguralle en la proteccion y buena voluntad que mostraba á los re

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