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nuevas empresas cuando la muerte asimismo le atajó los pasos, que le sobrevino en Villafranca á ocho de noviembre en lo mejor de sus dias, y en el mayor vigor de su edad, que no tenia mas de cuarenta y seis años. Ganó sobrenombre de Grande por dejar acrecentado su reino con el de Sicilia, y por las cosas señaladas que hizo. Asentábale bien el estado real por ser de buena presencia, de cuerpo grande, de ánimo generoso, muy diestro en las armas, particularmente en jugar de la maza. En ganar las voluntades de los hombres con buenas palabras, cortesia y liberalidad fué muy señalado; solo dejó nota de si por la descomunion en que estuvo enlazado hasta el fin de su vida, cuya imaginacion se dice que le aquejó mucho, y se le ponia delante á la hora de su muerte: por lo menos es bien y provecho para todos que asi se entienda. Puesto que de aquel escrúpulo y congoja en el artículo de la muerte le absolvió el arzobispo de Tarragona, tomándole primero juramento seria obediente á la santa Iglesia Romana, á la cual ántes se mostró inobediente.

Su cuerpo sepultaron en el monasterio de Santa Cruz que está alli cerca. Sus hijos fueron don Alonso el mayor, que en su testamento nombró por heredero de sus reinos sin hacer mencion alguna del reino de Sicilia: demas deste, don Jaime, don Fadrique, don Pedro, doña Isabel, doña Costanza: todos habidos en la reina doña Costanza su muger. Hallóse á su muerte Arnaldo de Villanova que vino de Barcelona para asistille y curalle, médico muy nombrado y docto en aquellos tiempos, bien que de mayor fama que aprobacion por dejar amancillado su noble ingenio y sus grandes letras con supersticiones y opiniones reprobadas que tuvo tanto que poco adelante fué condenado por los inquisidores, y sus libros, que compuso y sacó á luz en gran número, juntamente reprobados. Hay quien diga, por lo menos el Tostado lo testifica, que intentó con simiente de hombre y otros simples que mezcló en cierto vaso, de formar un cuerpo humano, y que aunque no salió con ello lo llevó muy adelante. Si fué verdad ó mentira, poca necesidad hay aqui de averiguallo.

CAPITULO X.

De cierta habla que hobo entre los reyes de Francia y Castilla.

La desgracia deste año, por la muerte de tantos príncipes aciago, alivió en alguna manera

el parto de la reina de Castilla. En ausencia del rey que era ido á Badajoz á dar órden en cosas del reino y apaciguar los alborotos que allí andaban, parió á los seis de diciembre un hijo en Sevilla por nombre don Hernando, que poco despues muy niño sucedió á su padre en el reino. El cuidado de crialle y amaestralle se encargó á Hernan Ponce de Leon caballero principal, y para ello señalaron la ciudad de Zamora por el saludable cielo de que goza, la fertilidad y regalo de sus campos y comarca. Demás desto el año próximo siguiente de 1286 le juraron en cortes por heredero del reino, todo á propósito de asegurar la sucesion, que era el mayor cuidado que aquejaba á su padre, así por los hermanos Cerdas, como por ser cosa manifiesta que á causa del parentesco entre él y la reina el casamiento no era válido. Descaba alcanzar dispensacion de los sumos pontifices sobre el dicho parentesco; pero nunca pudo salir con ello por la contradiccion que los reyes de Francia le hacian. La causa es de creer era el dolor de que hobiese usurpado el reino, y despojado á los Cerdas deudos tan cercanos de aquella corona. Por tanto procuraba el rey don Sancho por todas las vias y maneras posibles ganalle la voluntad, con el cual intento segunda vez envió sus embajadores, que fueron los mismos que el año pasado, es á saber don Martin obispo de Calahorra y don García abad de Valladolid á Francia, donde à seis dias de enero el nuevo rey Philipo se coronó y ungió por rey de Francia y de Navarra en la ciudad de Rems con las ceremonias y solemnidades acostumbradas.

En tiempo deste rey y por su mandado se edificó en París en la isla de Secana ó Seine el palacio real que allí se ve à manera de un grande alcázar, en que poco adelante se asentó la audiencia ó parlamento; y la administracion de la justicia que antes seguia la corte sin tener asiento estable, se puso en lugar determinado y tribunales conocidos. Labróse otrosi en la misma ciudad á expensas de la reina el colegio que llaman de Navarra, de los mas insignes que hay en el mundo, así por la grandeza del edificio, como por el gran número que tiene de maestros y concurso de estudiantes. Dicese por cierto que en los buenos tiempos de Francia moraban dentro dél setecientos estudiantes ocupados en sus estudios: mu

dadas las cosas y alteradas, á la sazon que profesamos la teología en aquella universidad, apenas en el dicho colegio se contaban quinientos entre oyentes y maestros. Deste número algunos sustentaba el colegio á su costa, los demás viven á la suya y de sus padres. Tuvieron estos reyes muchos hijos, es á saber Luis, Philipo, Carlos, Isabel y otra hija que murió en tierna edad. Esto en Francia.

En Sicilia el infante don Jaime luego que supo la muerte de su padre, tomó las insig– nias de rey en Mecina á dos de febrero, y se llamó rey de Sicilia, principe de la Pulla Y de Capua como aquel que poseia parte del reino de Nápoles, y tenia esperanza de apoderarse de las demás ciudades y fuerzas del reino, dado que todas las tierras y partes de aquel reino estaban pertrechadas y fortificadas contra los intentos de los Sicilianos; y esto por el mucho valor y diligencia de Roberto conde de Artoes, á quien el rey de Francia, muerto el rey Carlos, encargó el gobierno de Nápoles. Don Alonso el tercero rey de Aragon por estar algunos meses ocupado en aprestar una armada para ir sobre Mallorca y Menorca, cosa que su padre á la hora de su muerte dejó muy encomendada, dilató su coronacion. Finalmente á los catorce dias del mes de abril el mismo dia de Pascua Florida de Resureccion tomó la corona en Zaragoza y las demás insignias reales. Hizo la ceremonia don Jaime obispo de Huesca por estar a la sazon vaca la silla arzobispal de Tarragona, cuya era aquella preeminencia por antigua costumbre. Juró el rey de guardar los privilegios, fueros y libertades de aquel reino. Tratóse con muchas veras y gran porfia de reformar las gastos de la casa real; particularmente en las cortes que de allí á pocos dias se tuvieron en Huesca, concedió á los señores y caballeros de Aragon á su instancia que los Valencianos, poco ántes deste tiempo encorporados en aquella corona, se gobernasen conforme á las leyes de Aragon.

Fallecieron este mismo año grandes personas eclesiásticas, entre otros don Miguel Vincastrio obispo de Pamplona: sucedióle en la silla don Miguel Legaria. La iglesia de Toledo gobernaba todavia el arzobispo don Gonzalo, varon de grande autoridad, y que podia muchos con los reyes: acompañó al rey don Sancho que iba á los confines de Francia, ca quedó concertado por medio de la embajada de que se hizo mencion, que los dos reyes de Castilla y Francia se juntasen en Bayona para se hablar, y tratar alli en presencia de todas sus haciendas, y concordar sus diferencias. Nunca los reyes se vieron, no se sabe que fuese la causa desto: puédese sospechar que nacieron como es ordinario algunas sospechas de una parte y otra, ó por otros respetos y puntos. Así se detuvieron el rey don Sancho en S. Sebastian, y el rey de Francia en Montemarsano. Hóbose de tratar del concierto por terceros: por parte del rey don Sancho don Gonzalo arzobispo de Toledo fué à Bayona, y por parte del rey de Francia el duque de Borgoña. Trataron de hacer las amistades con grande ahinco de entrambas partes. Los Franceses no venian en ningun acuerdo de concordia, si el rey don Sancho no repudiaba la reina pues de derecho por razon del parentesco no podia estar casado con ella, y se casaba con una de dos hermanas del rey de Francia, es á saber Margarita, que despues casó con Eduardo rey de Ingalaterra, ó con Blanca que vino á casar con el duque de Austria.

Don Sancho sintió esto gravemente. Pareciale cosa pesada dejar una muger tan esclarecida, y en quien tenia un hijo y una bija: así llamados los terceros, sin concluir cosa alguna tomó el camino para Victoria do se quedára la reina. Lo que resultó fué enojarse malamente con el abad de Valladolid por saber que muy fuera de tiempo y sazon movió plática deste nuevo casamiento, que dió ocasion á los Franceses para hacer en ello instancia. Revolvia en su pensamiento como podria satisfacerse de aquel enojo. Comunicólo con la reina, que destas nuevas estaba con grandísimo pesar. Parecióles muy á propósito pedille cuenta de las rentas reales que estuvieron á su cargo, y achacalle algun crimen de no las haber administrado bien: encomendaron á don Gonzalo arzobispo de Toledo que tomase estas cuentas. El rey don Sancho ó por cumplir algun voto que hobiese hecho, ó por su devocion se fué á Santiago de Galicia: en el camino en el monasterio de Sahagun halló que los huesos del rey don Alonso el VI y de doña Isabel y doña María sus mugeres estaban enterrados pobremente, procuró se pasasen á mejor lugar con sus túmulos y en ellos sus letreros.

Vuelto a Valladolid, honró á don Lope Diaz de Haro señor de Vizcaya, á quien él tenia grande obligacion, y por quien principalmente tenia el reino: Hizole mayordomo de la casa real y su alferez mayor. Dióle asimismo en tenencia muchos castillos y muy fuertes en todo el reino; y ultra desto á primero de enero le engrandeció con título y honra de conde

(1): para que esta merced fuese mas señalada, le dió privilegio y cédula real en que declaraba ser su voluntad que todas estas honras, privilegios y prerrogativas las heredase don Diego Lope de Haro su hijo, muerto que fuese el padre. Al hermano de don Lope de Haro, que se llamaba don Diego de Haro, le hizo capitan de la frontera contra los Moros. De aquí vino á crecer grandemente la autoridad y poder de aquella familia en estado y renta. En particular comenzó don Lope de Haro á tener mucha privanza y favor con el rey, y atropellar á quien á él se le antojaba, de que muchos se quejaban y murmuraban movidos algunos de buen celo, otros de envidia que pudiese mas uno solo que toda la demás nobleza, y claramente decian que los tenia oprimidos como si propiamente fueran esclavos; que don Lope de Haro era el que reinaba en nombre de don Sancho. En especial llevaban mal esto los Gallegos y los de Leon, y acusaban á don Lope de Haro entre otras cosas que siendo muy áspero y severo con los demás, solamente favorecia y daba todos los provechos y honras á sus parientes y amigos.

No dura mucho el poder de los privados cuando no se templan y humanan. Andaba don Lope muy ufano porque demas de lo dicho emparentó con la casa real por medio de su hija doña Maria, que casó con el infante don Juan. Al mismo rey pretendia apartar de su muger por casalle con Guillelma su prima, hija que era de Gaston vizconde de Bearne. Para salir con esto no cesaba de poner mala voz en el casamiento primero y acusalle. Llevaba el rey muy mal estas práticas, mayormente que à la misma sazon le nació otro infante de la reina por nombre don Alonso. Deseaba descomponer a don Lope, pero la revuelta de temporales tan turbios no daban para ello lugar: ni aun se atrevia á declararse y dar muestra de su enojo y desabrimiento, antes le traia en su compañía en el mismo lugar de autoridad que antes, y visitado que hobo el reino de Toledo, se partió para Astorga, y en su compañía don Lope. La voz era para hallarse á la misa nueva de don Merino obispo de aquella ciudad, y honralle con su presencia por ser de nobilísimo linage y deudo del rey de Francia. Su intento principal era apaciguar á los Gallegos que andaban alborotados, y reprimir las entradas y correrías de Portugueses, que hacian por aquellas comarcas el infante don Alon

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(1) Conde era como capitan general de provincia; pero san Fernando abolió esta dignidad, que desde entonces acá no ha sido mas que un titulo honorifico hereditario por los muchos alborotos que los condes de Castilla habian

causado.

so hermano del rey de Portugal, y en su compañía don Alvar Nuñez de Lara hijo de don Juan de Lara, como hombre feroz que era y desasosegado, y acostumbrado á vivir de гарійа.

Eran á propósito para esto los pueblos de Portalegre y de Ronca, que don Alonso poseia en las fronteras de Portugal y á la raya de Castilla. El cuidado de sosegar los Gallegos encargó á don Lope de Haro: sobre lo de Portugal se comunicó con aquel rey, con que juntadas sus fuerzas y hecha liga, se puso sobre la villa de Ronca: talaron los campos, pusieron fuego á las alquerias y edificios que estaban fuera del pueblo; movidos deste daño los de dentro, y por miedo de mayor mal se rindieron. Halláronse presentes en aquel cerco los dos reyes: don Dionisio el de Portugal aconsejó á don Sancho que si queria ver su reino sosegado, procurase abatir á don Lope de Haro, y para este efecto recibiese en su gracia y autorizase á don Alvar Nuñez de Lara, porque á causa de las grandes riquezas y poder de aquel linaje igual á su nobleza era á propósito para contraponelle y amansar el orgullo de aquel personaje. Hizolo así: don Lope que bien entendia donde iban encaminadas estas mañas y cautelas, como hombre altivo y que no podia sufrir igual, resentido desta injuria buscó ocasion para recogerse á Navarra. Dió á entender que iba á visitar á Gaston vizconde de Bearne, como quier que á la verdad se tenia por agraviado del rey que con aquel desvio y mal tratamiento desdoraba las mercedes pasadas. La privanza y poder acerca de los reyes* nunca es segura, mayormente cuando es demasiada. Con su ida los Navarros, á quien no faltaba voluntad de hacer guerra á Castilla por los desabrimientos pasados, y por lo que pretendian que de aquel reino les tenian malamente usurpado, tomaron las armas. Era virrey en aquella sazon de Navarra Clemente Luneo francés de nacion. Muchas veces salieron los Navarros á correr las fronteras así de Castilla como de Aragon sin suceder cosa alguna memorable, salvo que tomaron á los Aragoneses la villa de Salvatierra, y pusieron en ella guarnicion de soldados Navarros.

Con mas próspera fortuna hacian los Aragoneses la guerra en Italia. Rugier Lauria, bravo caudillo, y señalado por las victorias pasadas, acometió de improviso la armada de los

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De las mismas cántigas de don Alonso el sabio á que en otras notas nos hemos referido, tomamos los curiosos diseños de embarcaciones que intercalamos en estas dos planas: ellos pueden dar una idea del estado de la marina en uestra nacion en el siglo XIII.

enemigos, que tenian muy poderosa por el gran número de bajeles, junto á Nápoles. Fué muy reñida y sangrienta la batalla que se dió á diez y seis dias del mes de junio. La victoria quedó por los Aragoneses: tomaron cuarenta y dos bajeles, los cautivos fueron cinco mil y entre ellos muchos por su linaje y hazañas muy señalados. Los mas dellos se rescalaron por dinero, so'o á Guido de Monforte ni por ruegos ni por algun rescate quisieron dar libertad: esto por dar contento á los reyes de Aragon y de Ingalaterra sus enemigos capitales, á causa que este caballero era bisnieto de Simon conde de Monforte, aquel que como arriba se dijo venció en batalla y mató á don Pedro rey de Aragon en la guerra de Tolosa. El nieto deste Simon llamado así mismo Simon prendió al emperador Ricardo (que fué elegido en competencia de don Alonso el Sabio, y era hermano del rey Enrique de Ingalaterra) los años pasados en la batalla de Leuvis, que hobo entre los Franceses y Ingleses, do estuvo un monasterio famoso de san Pancracio. Este Guido en venganza de su padre Simon, que poco despues fué por los Ingleses muerto en otra batalla que se dió cerca de Vigornia en Ingalaterra, al tiempo que Eduardo rey de Ingalaterra volvia de la guerra de la Tierra Santa, mató con grande impiedad y crueldad á Enrique hijo del emperador Ricardo en Viterbo en la iglesia Mayor donde oia misa. Esto hecho, con las armas se hizo camino para huir, y se fué á valer a su suegro el conde del Anguilara, llamado Rubro. Comunmente cargaban á "Carlos rey que era á la sazon de Nápoles y Sicilia, de que no vengó esta muerte como vicario que era en aquel tiempo del imperio, y como tal tenia puesto al dicho Guido en el gobierno de Toscana. Los historiadores Ingleses y Franceses afirman que Guido despues que fué preso en la batalla naval susodicha, fué entregado en poder del rey de Ingalaterra. Un historiador Siciliano de aquel tiempo porfia que falleció en Sicilia de una enfermedad, de que solo á juicio de los médicos le pudiera sanar la comunicacion con muger, y que él no quiso venir en ello por no hacer injuria al matrimonio, y por no sujetarse á la deshonestidad; que si fué así, es tanto mas de loar este caballero que su muger Margarita despues que dél enviudó, se dice hizo poco caso de lo que debiera, y vivió con poco recato. Dejó este caballero una hija llamada Anastasia, que casó con Romano Ursino pariente cercano del papa Nicolao Tercero y conde de Nola. La nobilísima sucesion que procedió deste casamiento, continuó en aquella casa y estado hasta nuestros tiempos cuando últimamente faltó, y la ciudad de Nola volvió á la corona real.

CAPITULO XI.

Que se trató de librar los hermanos Cerdas, y Cárlos príncipe de Salerno fué puesto en libertad.

SOSEGADOS estaban los Aragoneses y muy pujantes en fuerzas, riquezas y gloria por sus ha

zañas grandes y memorables: solamente en la costa de Cataluña inquietaba á los naturales con sus armas don Jaime rey de Mallorca, bien que no hizo cosa alguna digna de memoria. El nombre del rey don Alonso de Aragon era célebre. Tenia en su mano puesta la paz y la guerra á causa de los grandes principes que tenia en su poder detenidos: los hermanos Čerdas en el castillo de Morela, el príncipe de Salermo en el de Siurana, ambos muy fuertes y con buena guarda. Cansados pues estos príncipes de tan larga prision, y movidos por miedo de mayor mal se inclinaban á la paz con las condiciones que él quisiese: tenian grandes reyes por intercesores, muchas embajadas de Francia y de Castilla venian al rey de Aragon sobre el caso, la autoridad de Eduardo rey de Ingalaterra que se interpuso con los demas por medianero, era de mas peso y eficacia á causa que el Aragonés pretendia tomalle por suegro y casarse con su hija Leonor. Acordaron pues estos reyes de verse y hablarse en la ciudad de Oloron, que se llamó antiguamente Lugduno, y está en los confines de Francia en los pueblos llamados Coquenos: hoy está en el principado de Bearne á las haldas de los montes Pirineos, el emperador Antonino la llamó Illuro. den

En aquella junta y habla por grande instancia del rey de Ingalaterra se alcanzó que tro de un año Cárlos príncipe de Salerno fuese puesto en libertad con estas condiciones: que el reino de Sicilia quedase por don Jaime : que el preso alcanzase del papa consentimiento para esto, junto con alzar las censuras puestas contra los Aragoneses: item que pagase treinta mil marcos de plata: últimamente que Carlos de Valoes se apartase de la pretension que tenia al reino de Aragon que le adjudicára el pontífice Martino: que dentro de tres años, si todo esto no se cumplia, fuese aquel príncipe obligado á tornarse á la prision, y sin embargo

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