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EPUB

PARA LA HISTORIA

DE LAS ARWAS ESPAÑOLAS

EN EL PERÚ,
Garcia
Por el General Camba.

TOMO II.

MADRID.

-0880-

ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE D. BENITO HORTELANO,
Pasadizo de S. Ginés, núm. 3, Editor.

-0880-

1846.

SA 8647.6

Harvard College Library
Cift of

Archibald Cary Coolidge

* and

Clarence Leonard Hay

April 7, 1909.

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Olañeta.-Alvarez.-Pa

Rebelion en Potosí.-Conducta de los naturales.-Maroto.
cificacion de Cangallo.-Lima,-Los militares españoles.-Operaciones contra la
division de Tristan.-Valdés.-Canterac.-Primeros ascensos por la Serna.-Un
parlamentario: Batalla de Ica.—Generosidad con los prisioneros. Entrevista de Can-
terac y Valdés en Huaitará.-Parte el segundo á la Paz.-Regreso de los vencedores
al valle de Jauja.—Entrega de las fragatas Prueba y Venganza y de la corbeta Ale-
jandro.-Cochrane.-Cruz Murgeon.-Insurreccion de Panamá.-Derrota de varias
facciones. La Serna.-San Martin.-Monteagudo.-Torretagle.-Pérdida del reino
de Quito y de la provincia de Pasto.-Entrevista de San Martin y Bolivar. Congreso
peruano. Retírase San Martin.-General Ramirez.-Expedicion de Alvarado.—Dis-
posiciones del virey.-Los enemigos en Iquique, Tarapacá y Arica.-Proyecto de
Valdés.

T

AÑO DE 1822.

Por la simple narracion de los hechos, de que se va dando sucesiva

mente cuenta, se echa bien de ver que á proporcion que el tiempo avanzaba, aumentaba igualmente el interés de los acontecimientos y de las operaciones de la guerra, no solo por la rapidez con que unos á otros se sucedian, sino por las especiales circunstancias que solian acompañarlos. La abundancia de medios propios y estraños favorecia el desarrollo de la revolucion, cuyo espíritu cundia asombrosamente entre ciertas clases. Un valor firme y una constancia acreditada formaban el carácter distintivo de la generalidad de los leales defensores del nombre español en el Perú, aunque con menos recursos; y unos

y otros confiaban en el porvenir con tanta seguridad por parte de los apellidados realistas, que ninguno ponia en duda su feliz resultado, si el gobierno de S. M., reconociendo su situacion, les auxiliaba tan oportuna Y eficazmente como esperaban, contando con darle tiempo suficiente para ello. ¡Vana esperanza! porque el estado de la Península no era entonces menos triste que la suerte que amenazaba al Perú.

Comenzó pues este año por una nueva rebelion en la capital de Potosí, en la que tuvo gran parte el teniente coronel Salgado, confinado en dicha villa á consecuencia de las conspiraciones de Lavin en Arequipa y el Cuzco en los dos años anteriores, y el de la propia clase Don Casimiro Hoyos, natural del mismo Potosí. El coronel de ingenieros Hugarte, gobernador intendente de la provincia, ó fatigado del cúmulo de negocios que pesaban sobre su destino, ó deseoso de acelerar su mas pronto y acertado despacho, recurrió al arriesgado medio de fiar la direccion de diferentes ramos á distintos sugetos, quedando en el hecho mismo debilitada la accion del mando, y los conspiradores por lo tanto maniobrando en su favorito plan en un terreno mucho mas desembarazado. El virey Laserna trasladó á Huarte á la intendencia de la Paz, y nombró para la de Potosí en 49 de octubre de 1824 al brigadier D. Antonio María Alvarez, quien vino á salir del Cuzco á fines de este año, habiéndolo hecho antes para la Paz el mencionado Huarte.

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La forma en que este jefe dejó el gobierno de Potosí, favoreciendo la misma subdivision de los negocios las criminales miras de los revoltosos, sedujeron estos, y sublevaron el 2 de enero del presente año de 1822 la guarnicion de Potosí; pusieron en prision á los españoles europeos que pudieron haber de los que habitaban la villa; se apoderaron de los caudales existentes en las cajas reales, casa de moneda y banco de rescate de San Carlos, y llevaron su osadía hasta proclamar la independencia con vana pompa y solemnidad. La mayoría de la amaestrada poblacion de Potosí, y muy particularmente su numerosa indiada, no tomaron parte activa en favor de este descabeHlado movimiento que no parecia promovido con otro fin que el de robar y fugarse los causantes con lo robado, primero al áspero cerro de Pilima y luego adonde la suerte los arrastrára, pensamiento de que dieron claros indicios; pues no parecia creible desconocieran la absoluta imposibilidad en que se hallaban de ser auxiliados por ningun cuerpo de tropas disidentes distantes muchas leguas al sur y al norte de aquella capital, y por lo tanto que carecian de todo arbitrio para resistir con esperanza las fuerzas que al momento habian de marchar contra ellos

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desde Chuquisaca, Túpiza y Oruro, como vino á suceder, pués apenas se recibió en esos tres puntos la. noticia de la extraña insurreccion de la guarnicion de Potosí, cuando inmediatamente se destacaron tropas contra ella. da nos ou 98 (1920)

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El brigadier Maroto, comandante general y presidente de Charcas, llegó el primero à Potosí el 12 de enero con 300 infantes y 400 caballos, y despues de un tiroteo de corta duracion déstruyó á los sublevados que se atrevieron á hacerle frente. Fueron presos dos principales motores de esta insensata rebelion; y juzgados por una comision militar no tardaron en sufrir el castigo á que cada uno se habia bechosacreedor. Al día siguiente del triunfo de Maroto entró en Potosí el brigadier Olañela con parte de las tropas de la vanguardia que mandaba, y casi simultáneamente llegó á la misma villa el batallon de Partidarios, que habia salido de Oruro forzando jornadas; por ma nera que era de todo punto imposible allt otrol resultado que el obtenido ya por el brigadier D. Rafael Maroto.

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Este jefe dio cuenta al virey de lo ocurrido, recomendando muy especialmente la decision con que se habia portado la tropa de su mando; la conducta de los indígenas de Potosí y pueblos mas cercanos que, apoderándose de las alturas antes de que la tropa leal llégase, impidieron la fuga de los rebeldes, acertadamente dirigidos por el teniente Castro, oficial de la propia guarnicion y natural de Potosí, quien logrando evadirse de la villa el dia de la insurreccion, habia buscado un asilo y hallado entre ellos toda proteccion; la de varios otros individuos de la misma guarnicion, tambien naturales dél pais, que prefirieron las prisiones y malos tratamientos á los partidos ventájosos que los insurrectos les proponian; y últimamente la de los propios soldados amotinados, que abandonando durante el combate das filas desleales, sé le presentaron armados pidiendo perdon y asegurando que sus oficiales les habian engañado y forzado á robedecer. El virey Laserna en nombre del monarca a quien representaba, atendió convenientemente á todos segun su merecimiento y circunstancias de sus servicios respectivos. Bien

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Bien fácil es de comprender la importante utilidad de la pronta sofocacion de la rebelion des Potosí. Los revolucionarios aparecieron en esta villa con los mismos rasgos de despojo de bienes y persecucion notable de los afectos á la España con que solian inaugurar sus pronunciamientos aquellos célebres republicanos. Un movimiento consagrado á tan irritantes principios y desacertadamente calculado tuvo selfino el fin que era de esperar, mediante la actividad y tino: en las autor

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