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Isabel Reyna de Portugal, persona muy santa, demas de la Infanta Doña Isabel hermana del Rey Don Fernando, la que estuvo primero desposada con el Rey de Aragon. El acompañamiento y corte era conforme á la calidad de Príncipes tan grandes, en particular el Rey de Portugal se señaló mas que todos, conforme á la condicion de aquella nacion, por ser deseoso de honra , y á causa de la larga paz rico de dineros: se dice que truxo en su compañía de Portugal mil hombres de á caballo; y que en todo el camino no quiso aloxar en los lugares, sino en tiendas y pavellones que hacia armar en el campo.

En lo que tocaba á la pretension de los Cerdas, los Reyes de Aragon y Portugal nombrados por jueces árbitros, llegado el negocio á sentencia, man→ dáron que Don Alonso en adelante no se llamase Rey que restituyese todas las plazas y castillos de que estaba apoderado. Señaláronle á Alba, Bejar, Valdecorneja, Gibraleon, Sarria con otros lugares y tierras para que pudiese sustentar su vida y estado: recompensa muy ligera de tantos reynos. Pocas veces los hombres guardan razon, principalmente con los caidos todos les faltan y se olvidan. El Rey de Francia no acudia, solo el Rey de Aragon sustentaba el peso de la guerra contra Castilla: deseaba por tanto concertar aquellos debates de qualquier manera que fuese. Esta sentencia dió tanta pesadunibre á Don Alonso de la Cerda, que aun no se quiso hallar presente para oilla, ántes se partió echando mil maldiciones á los Reyes.

Restaba de acordar la diferencia del Infante Don Juan y Diego Lopez de Haro. El Rey tenia prometido al Infante que, efectuadas las paces, él mismo le pondria en posesion del señorío de Vizcaya. Concluida pues y despedida la junta de los Reyes, Don Diego de Haro fué citado para que en cierto dia que le señaláron, pareciese en Medina del Campo, para donde tenian convocadas las cortes del reyno. Señaláronse jueces árbitros que determinasen la causa. Don Diego Lopez de Haro, sea por fiar poco de su

justicia y entender tenia usurpado aquel estado, por sospechar que el Rey no le era nada favorable, sia pedir licencia para partirse se salió de las cortes; las quales acabadas que fuéron, como entendiesen que Don Diego de Haro no haria por bien cosa ninguna, y el Infante Don Juan que siempre andaba al lado del Rey, diese priesa á que el negocio se concluyese; en Valladolid vistas sus probanzas, se sentenció en su favor, solamente se difirió la execucion para otro tiempo: en que se pretendia que con alguna manera de concierto entre las partes se atajase la tempestad de la guerra que podia desto resultar,

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1305. En el año del Señor de mil y trecientos y cinco estaban las cosas desta manera en Castilla, unas diferencias soldadas, otras para quebrar, y á diez y siete dias del mes de Enero Rugier Lauria General del mar murió en Cataluña: Capitan sin segundo y sin par en aquel tiempo, determinado en sus consejos, diestro por sus manos querido y amado de los Reyes, en especial del Rey Don Pedro, que con su ayuda y por su valor sugetó á Sicilia. El solo dió fin á grandes hazañas con próspero suceso : los Reyes nunca hicieron cosa memorable sin él: su cuerpo sepultáron en el monasterio de Santa Cruz con su túmulo y letra, junto al enterramiento del Rey Don Pedro en señal del grande amor que le tuvo. A los seis dias del mes de Abril murió Doña Juana Reyna de Navarra en París: su cuerpo enterráron en el monasterio de San Francisco con Real pompa y célebre aparato : está de presente metido este monasterio dentro del colegio de Navarra. Sucedió luego á su madre difunta en el reyno Luis, que tuvo por sobrenombre Hutino: tomó la corona Real en Pamplona, despues fué tambien él Rey de Francia por muerte de su padre. Dexó la Reyna Doña Juana allende deste otros hijos, á Philipo que tuvo por sobrenombre el Largo, é Cárlos que tuvo por sobrenombre el Hermoso, que adelante viniéron á ser todos Reyes de Francia y Navarra. Dexó otrosí dos

hijas, la una murió siendo niña, la otra por nombre madama Isabel casó con Eduardo Rey de Ingalaterra la mas hermosa doncella que se halló en su tiempo.

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CAPITULO VIII.

CLEMENTE V. PONTIFICE MAXIMO.

1 Pontificado de Benedicto no duró mas de ocho meses y seis dias. Siguióse una vacante larga de diez meses y veinte y ocho dias. Grandes disensiones anduviéron en este conclave, muy encontrados los votos de los Cardenales, así Italianos, como Franceses que eran en gran número, porque á devocion de los Reyes de Nápoles los Papas criáron los años pasados muchos Cardenales de la Nacion Francesa. En fin se concertáron desta suerte, que los Italianos nombrasen tres Cardenales Franceses para el Pontificado, y que destos eligiese el bando contrario uno que fuese Papa. Saliéron tres Arzobispos nombrados, que estaban muy obligados á la memoria de Bonifacio como criaturas suyas. Destos tres en ausencia fué elegido Raymundo Gotto Arzobispo de Bordeaux, primero comunicado el negocio con Philipo Rey de Francia. Procuró el Rey de Francia que se viniese ántes de aceptar á ver con él en la villa de Angelina, que cae en la provincia de Xantoigne, donde dicen hizo que debaxo de juramento le prometiese de poner en execucion las cosas siguientes: que condenaria y anathematizaria la memoria de Bonifacio Octavo que restituiria en su grado y dignidad Cardenalicia á Pedro y á Jacobo de casa Colona, que por Bonifacio fuéron privados del capelo: que le concederia los diezmos de las Iglesias por cinco años, y conforme á esto otras cosas feas y abominables á la dignidad Pontifical; pero tanto puede el deseo de mandar. Con esto á los cinco dias del mes de Junio fué declarado por Pontífice, y tomó nombre de Cle

mente Quinto. Mandó luego llamar todos los Carde nales que viniesen á Francia, y en Leon tomó las insignias Pontificales á once de Noviembre. Acudió increible concurso de gente.

Aguó la fiesta y destempló el alegría un caso de mal agiero, como muchos lo interpretáron. El mismo dia que se celebraba esta solemnidad, mientras el nuevo Pontífice hacia el paseo con grande acompañamiento y pompa, le derribó del caballo una gran pared que cayó por ser muy vieja y carcomida, y por el peso de la muchedumbre de gente que sobre ella cargó á ver la fiesta. Cayósele la tiara que llevaban en la cabeza , y se perdió della un carbunco de gran valor. El Rey de Francia que iba á su lado, se vió en gran peligro Juan Duque de Bretaña pereció allí, los Reyes de Ingalaterra y de Aragon escapáron con mucho trabajo. Fué grande el número de los que muriéron, parte por tomalles la pared debaxo, parte por el aprieto de la mucha gente. Con estos principios se conformó lo demas: todo andaba puesto en venta así lo honesto como lo que no lo era. Crió doce Cardenales á contemplacion y por respeto del Rey Philipo de Francia. Todavía como le hiciese instancia sobre condenar la memoria del Papa Bonifacio segun que lo tenia prometido, dió por respuesta que negocio tan grave no se podia resolver sino era con junta de un Concilio general. Por este camino se desbarató la pretension de aquel Rey; y esta dicen fué la principal causa para juntar el concilio de Viena que se celebró, como poco adelante se dirá. Trasladó la silla Pontifical desde Roma á Francia, que fué principio de grandes males, ca todo el orbe Christiano se alteró con aquella novedad, y en particular toda Italia, de que resultáron todas las demas desgracias y un gran torbellino de tempestades. Lo que se proveyó para el gobierno de Italia y del patrimonio que allí la Iglesia tiene, fué enviar tres Cardenales por Legados para con poderes bastantes gobernar aquel estado así en tiempo de guerra como

de paz.

En Castilla por el mismo tiempo se despertáron nuevas alteraciones. No hay cosa mas deleznable que la cabida y privanza con los Reyes. Don Juan Nuñez de Lara comenzó á ir de caida por estar el Rey Don Fernando cansado dél. Quitóle el oficio de Mayordomo de la casa Real, y puso en su lugar á Don Lope hijo de Don Diego Lopez de Haro. El color que se dió, fué que Don Juan de Lara era General de la frontera contra los Moros, y no podia servir ambos cargos, como quier que á la verdad el Rey pretendiese sobre todo con aquella honra ganar la casa de Haro, y apartalla de la amistad que tenia trabada muy grande á la sazon con los de Lara. Entendiéronse fácilmente estas mañas, como suele acontecer en las cosas de Palacio no hay nada secreto; por donde estos dos caballeros se uniéron y ligáron con mayor cuidado y determinacion que tenian de desbaratar aquellos intentos. Parecia que el negocio amenazaba rompimiento: acudiéron Alonso Perez de Guzman y la Reyna madre, y con su prudencia hicieron tanto que estos caballeros se apaciguáron, ca volviéron á cada qual dellos las honras y cargos que solian tener.

, que

Demas desto se tomó asiento entre el Infante D. Juan y la casa de Haro con estas condiciones : que Dan Diego de Haro por sus dias gozase el señorio de Vizcaya, y despues de su muerte tornase al Infante Don Juan que Orduña y Balmaseda quedasen por Don Lope hijo de Don Diego de Haro por juro de heredad, y de nuevo se le hizo merced de Miranda de Ebro y Villalba de Losa en recompensa de lo que de Vizcaya les quitaban. El deseo que el Rey tenia de apaciguar las diferencias destos Grandes con que todo el Reyno andaba alborotado, era tan grande que ninguna cosa se le hacia de mal á trueco de concordallos.

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El alegría que todos recibiéron por esta causa, fué grande; solo Don Juan de Lara recibió pesadumbre así por parecelle le habian agraviado en tomar asiento con su suegro Don Diego de Haro sin dalle

P. G.

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