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habian derramado á saquear, y de este modo de ocho mil caballos apenas se escapó uno que llevase la noticia de la pérdida. Hallábase Soliman en Gratz ciudad de la Estiria, y el César cerca de Viena, y ni aquel sentaba su campo, ni este movia el suyo. Amenazó el bárbaro que antes de tres años volveria al Austria con mayores fuerzas, y no falta quien dice que desde Constantinopla escribió al César desafiándole á pelear cuerpo á cuerpo. Pero se quedó en palabras la arrogancia de Soliman, porque ó amedrentado con los preparativos de sus enemigos, ó como quieren otros, porque el Francés le exhortó en sus cartas que no contrarestase la fortuna del César, evitó entrar en batalla, y habiendo llenado de un vano terror á los confinantes, se volvió lleno de ignominia á Constantinopla sin que hubiese hecho cosa alguna memorable fuera de latrocinios. No ofreciéndose al César despues de la partida de Soliman ocasion alguna de pelear, despi dió el éxercito, y se apresuró á volver á Italia para embarcarse á España, acompañándole muchos nobles con dos legiones de Alemanes y Españoles. De este modo fué preservada la Alemania que el Otomano habia intentado invadir, y quedó libre la Christiandad del peligro que la amenazaba, con grande alabanza y gloria del César.

Capitulo xv.

Expedicion de Doria contra los Turcos. Sucesos de Nueva Españia, y demas partes de América.

ENTRETANTO Doria para cumplir las órdenes del César juntó quarenta y quatro galeras, en cuyo número se contaban las del Pontífice, y las de Malta, y treinta y cinco navíos de carga de extraordinaria grandeza, á los que seguian otros de menor porte, y se dirigió al puerto de Mecina. Tomó allí los víveres y la artillería necesaria para batir murallas, y navegó al Archipiélago. En la isla de Zante le hizo muchos obsequios Capeli general de la armada Veneciana, á los que correspondió Doria, y habiendo ofrecido á este todas sus facultades, excepto el ayudarle contra los Turcos, porque se lo impedia el tratado que con ellos tenia hecho su república, le dió muchas

gracias Doria, y prosiguió su navegacion sin que nadie se lo estorbase, porque Himeral general de la armada Turca, que se hallaba en el golfo de Larta con setenta galeras para defender las costas de la Grecia, se puso inmediata mente en fuga. El primer ímpetu de la guerra cayó sobre Coron ciudad de la Morea, la qual fué tomada á viva fuerza y saqueada, y quedó para su custodia Don Gerónimo de Mendoza capitan veterano con una buena guarnicion Española. Los Italianos se apoderaron de Patras, que abandonaron los Turcos poniéndose en fuga. Comenzó luego la artillería á batir el castillo situado en una altura; pero en breve se desanimaron los bárbaros, permitiéndoseles transmigrar á la Etolia con sus hijos y mugeres, y un vestido cada uno. Desde allí por tierra, y por mar se encaminaron al estrecho del golfo de Lepanto que está dominado de dos castillos. El uno situado en la Acaya fué tomado sin derramar ninguna sangre, por la cobardía de su gobernador, y entregado al saqueo. El otro en la Locrida fué tambien expugnado aunque con mucho trabaxo, porque la guarnicion se obstinó en morir antes que entregarle. Recogida la presa, en la qual habia un gran número de cañones de artillería, se volvieron á Coron. Entretanto que Doria juntaba en esta ciudad muchos víveres, y todo lo demas necesario para la guerra, recorrió Salviati con las galeras de Malta hasta el Istmo de Corinto infundiendo en todas partes terror y espanto. Concluida esta expedicion, y esperanzados los Españoles de que en breve recibirian socorro, se hizo á la vela Doria, y regresó con feliz viage á Italia.

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En España se hallaban las cosas tranquilas, y los magistrados exercian libremente su autoridad. Florecia el estudio de las letras en las universidades que por este tiempo se establecieron ó renovaron, trasladándolas á lugares mas oportunos, de las que salieron muchos hombres ilustres en santidad y doctrina, de que harémos mencion mas adelante. En los años anteriores habia decidido el César en Zaragoza la controversia suscitada entre el arzobispo Don Alonso de Aragon, y Lanuza teniente de justicia mayor, hombre inflexîble y tenaz. Para evitar toda ocasion de discordia mandó la Emperatriz al arzobispo que viniese á su presencia, y á Lanuza que no se centrometiese en lo que no le tocaba, y habiendo obedecido el

arzobispo, murió en Madrid el año de mil quinientos veinte y nueve. Su cuerpo fué llevado á Zaragoza, y sepultado en la iglesia de Santa Engracia cerca del altar mayor. Sucedióle Don Fadrique de Portugal descendiente de los Reyes de Portugal que obtuvo antes los obispados de Calahorra, Segovia y Sigüenza, y se hallaba de virey de Cataluña quando fué trasladado á Zaragoza el dia doce de abril de este año. Habiendo pasado, como ya diximos, á la iglesia de Tarragona Don Luis de Córdoba, fué electo por su sucesor en la de Barcelona Don Juan de la misma familia de Folch, y tomó posesion de su obispado el dia diez y ocho de agosto de treinta y uno. Por su muerte acaecida en breve, le sucedió en esta diócesis Don Gerónimo Doria Genovés, que se hallaba ausente, y no vino á su iglesia hasta dos años despues el día seis de julio. Falleció tambien Don Antonio Fonseca arzobispo de Búrgos, y fué sepultado en la capilla que él mismo hizo edificar en Coca. Sucedióle Don Antonio Roxo, que solo vivió siete meses, y á este Don Iñigo de Mendoza trasladado de la iglesia de Coria y nombrado despues cardenal por Clemente VII. Gil Gonzalez Dávila pone á Roxo en su catalago por primer patriarca de las Indias; pero Don Pedro de Mendoza, arzobispo de Granada le pone en segundo lugar. Lo cierto es que este patriarcado fué instituido por el Papa Clemente el año veinte y quatro de este siglo como lo afirma Chacon. Aun es mas de admirar que Dávila omitiendo á Don Gabriel Merino, señalase á Don Fernando de Guevara por segundo patriarca; á Don Antonio Fonseca por tercero; á Don Juan de Guzman por quarto y despues á otros. Pero Rodrigo de Silva dice positivamente que Merino fué el primero, Roxo el segundo, y Guevara el tercero. Fué electo sucesor de Roxo en la iglesia de Granada Don Pedro Portocarrero que murió en el mismo año, y le siguieron despues Don Francisco Herrera, y Don Ramiro de Riba que fallecieron en breve tiempo. A estos sucedió Don Gaspar de Dávalos que vivió muchos años; edificó dos colegios con rentas competentes, y dotó la universidad, y desde Granada fué trasladado al arzobispado de Santiago.

En Nueva España hubo muchas turbulencias por culpa de Nuño de Guzman, que abusaba enormemente de su autoridad. Hallábase de gobernador en el rio de Panuco, y habiendo

movido disputa á Cortés antes de su venida á España sobre los límites de su gobierno, se originaron entre los dos graves enemistades. Entretanto habiendo sido hecho presidente de la audiencia de México, procuró durante la ausencia de Cortés satisfacer por todos medios el odio que le tenia. Ante todas cosas le confiscó los bienes forjándole á este fin una causa; persiguió de mil maneras á sus familiares y amigos; y finalmente puso todo en inquietud con su precipitada conducta. Quejóse Cortés al César, y ofendido de estos desórdenes removió de México á este hombre soberbio, y á sus colegas que le apoya→ ban en sus excesos, y puso otros en su lugar, nombrando por presidente á Don Sebastian Ramirez arzobispo de Santo Domingo, donde se habia hecho célebre por su virtud y probidad. A este mismo tiempo regresó Cortés á la América, despues de haber perdido en España á Sandóval su amigo fidelísimo, compañero perpetuo en sus trabaxos, á quien traxo consigo á estos reynos, y murió de enfermedad. Desembarcó en Vera-Cruz el dia quince de julio del año de treinta, y fué recibido con extraordinario regocijo porque todos deseaban vivamente su venida. Casó á las hijas de Motezuma con nobles Españoles, señalándolas en dote grandes posesiones con autoridad del César, para que se mantuviesen con el decoro que les correspondia.

Deseoso Guzman de evitar la presencia de Cortés, juntó un cuerpo de tropas de ciento y cinqüenta caballos, otros tantos infantes Españoles, y ocho mil Mexicanos con doce piezas de artillería, y se puso en marcha para sujetar á los Indios Chichimecas. Descubrió una region llamada por los bárbaros Xalisco, á la qual dió el nombre de Nueva Galicia, y edificó las ciudades de Compostela, San Miguel, el Espíritu Santo, y Guadalaxara, capital de la provincia en memoria de su patria. Su teniente Lope de Mendoza fundó tambien la ciudad de San Luis. Peleó muchas veces con aquellos bárbaros, que eran ferocísimos, y los venció valerosamente. Habiendo enviado Cortés dos navíos para descubrir por aquellos mares una navegacion mas breve á las Molucas, no pudo adelantar cosa alguna, porque habiéndose suscitado una horrible discordia entre los pasageros y soldados, perecieron ambos navíos en diversos tiempos y lugares, habiendo sido muertos los Españoles con

su capitan por los bárbaros irritados con la guerra que Guzman les habia hecho. Entró Ramirez en la presidencia de México el año de treinta y uno: procuró aplacar á Cortés que estaba irritado de los injustos procedimientos de Guzman, y trató con el mayor decoro á este hombre tan benemérito. Corrigió muchos excesos que habia causado la temeridad de su antecesor: reprimió á los ministros Reales que abusaban de su autoridad, y se entremetian en muchas cosas que no les pertenecian. Cuy dó mucho de que hubiese abundancia de agua en la ciudad, la adornó con edificios, y promovió las letras, y mandó establecer escuelas para los Indios. Fué defensor acérrimo de su libertad, y publicó la ley renovada por el César, en que los declaraba libres, y que fuesen tratados con la mayor suavidad. Fundó la Puebla de los Angeles colonia de Españoles á la mitad del camino entre México y Vera-Cruz, y hizo otras cosas magníficas y esclarecidas.

Por este tiempo se comenzó á cultivar la cria de los gusanos de seda, y los frutos, y semillas de Europa que producian con admirable abundancia. Parece increible y fabuloso lo que se refiere de la fertilidad de estas tierras, de la de sus árboles, fieras, aves y animales de toda especie. Los árboles son tan altos que no puede alcanzar á su cima una saeta disparada, tan gruesos que no los pueden abrazar quatro hombres. De cada uno de ellos hacen una barca para navegar, y en algunas caben treinta hombres. Los juncos se hacen tan corpulentos que sirven de bastones, y los campos están llenos de unas cañas muy gruesas, que en el hueco de sus nudos contienen un licor muy frio y abundante, con que apagan la sed los naturales. Es cosa admirable la virtud medicinal que tienen los frùtos, las yerbas y otras muchas cosas, sobre lo qual puede verse la obra que escribió Monardes; pero todas estas producciones, ya sea por la influencia del cielo, como dice Plinio en igual caso, ó ya por no llevarlas el suelo, pierden su vigor si se trasplantan á otros paises. Nuestro trigo da dos cosechas al año, y en los principios la excesiva lozanía de las plantas impedia que cuajase el grano, hasta que fué domada y cultivada la tierra por los colonos. Los Indios tienen al año muchas cosechas de sus frutos, de los quales hacen pan y vino juntamente. Dè solas dos ovejas se dice que produxeron á

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