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metieron todo género de crueldades, y habiendo asolado el territorio de Enaria, intentaron en vano tomar la fortaleza, que estaba muy guarnecida. Fué grande el miedo y consterna⚫cion que causó en Nápoles la cercanía de tan formidables ene migos. La imprudente audacia de Doria perdió en la isla Poncia siete galeras, que le tomaron los bárbaros al tiempo que navegaba á Nápoles, sin haber explorado antes el mar, ό despreciando á un enemigo mas fuerte que él. Los Alemanes, que conducia á aquellas costas para aumentar su guarnicion, fueron puestos al remo, y despues consiguió Madruci su rescate á costa de mucho dinero. Sigonio procura disculpar el hecho, pero este es un vano consuelo de la calamidad padecida. Entretanto que esperaban en el Promontorio Miseno al príncipe de Salerno con la armada Francesa, para que juntando las fuerzas hiciesen un ataque por aquella parte, fué enviado delante á Italia por el Rey de Francia César Mermile Napolitano desterrado, para que pidiese á Sinan almirante de la armada Turca, que esperase algun tiempo, pues en breve se le juntaria el Príncipe de Salerno. Pero este mudando de consejo, se presentó al virey Toledo, y le dió cuenta de todo, ofreciéndole que el bárbaro se retiraria sin hacer daño alguno. El Virey á quien entre el miedo y confusion en que se hallaba no podia sucederle cosa mas favorable, ni mas deseada, babiendo juntado al momento doscientos mil ducados, los entregó á Mermile para que el Turco le diese crédito, pues no hay cosa que tanto pueda con los bárbaros. Presentóse á Sinan sin dilacion, y habiéndole entregado el dinero con las cartas credenciales, le expuso todo lo contrario de lo que le habia encargado el Rey de Francia, diciéndole que por este año no se valdria de su auxilio, y que podia desde luego volverse á Constantinopla : oido esto por el bárbaro, que por otra parte deseaba retirarse, levantó las áncoras, y voló con la presa al Oriente. De este modo se disipó la tempestad que amenazaba á Nápoles por la astucia ingeniosa de un hombre perdido, que amaba á su patria.

Muy al contrario sucedió en Sena, donde con el pretexto de la armada Otomana se aceleró la sedicion que sus habitantes tenian proyectada, incitados del deseo de recobrar la libertad, que imprudentemente habian perdido, pidiendo al

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César una guarnicion de Españoles, para reprimir las turbulencias que causaban en la ciudad los opuestos partidos. El gobernador Don Diego de Mendoza á fin de contener á los ciudadanos en su deber, los despojó de las armas levantó una fortaleza. Uno y otro era muy molesto á los Seneses, por lo qual enviaron secretamente algunos hombres de confianza para implorar el socorro del Francés, que fué lo mismo que soltar la rienda al caballo en campo llano. Entretanto aprovechándose de la ocasion que les presentaba la llegada de la armada Turca, y con pretexto de defender la costa marítima, encargaron á Nicolás Ursino conde de Pitillano, en quien se fiaba mucho Mendoza, que juntase tropas. Este pues marchó á la ciudad con las que habia reclutado; pero conociendo el fraude Don Francisco de Alba, teniente de Mendoza, que entonces se hallaba en Roma, envió inmediatamente á pedir auxilios á Cosme duque de Florencia. Concedióselos con efecto, y vino sin dilacion Monteagudo con tropas, adelantándose á Pitillano, el qual habiendo tomado el pueblo las armas que tenia escondidas para qualquier lance fortuito de guerra, le recibió aquella noche dentro de las murallas con tres mil hombres armados que le acompañaban, proclamando á gritos la libertad. Al dia siguiente introduxeron tambien en Sena á los dos hermanos Santa Flor, que militaban baxo las banderas del Francés con dos mil soldados, los que habiendo trabado combate con los Españoles y sus auxiliares, y oprimidos estos por la multitud de los enemigos, fueron rechazados dentro de la fortaleza, que aun no se hallaba bien guarnecida. Por este tiempo habian acudido á Roma, que por la nimia indulgencia del Papa era la oficina de las conspiraciones, un gran número de Franceses, enviados por el Rey para socorrer prontamente á los Seneses en caso de necesidad. Noticiosos estos de lo que pasaba, volaron á Sena, y habiendo levantado una trinchera al rededor de la fortaleza, la impedia que recibiese algun auxilio. Disponia Cosme sus tropas para socorrer á los sitiados, quando los Seneses le enviaron inmediatamente embaxadores, para exponerle que no habian tomado las armas contra la Magestad Imperial, sino para recobrar la libertad oprimida por Mendoza. Hallábase Cosme sin fuerzas suficientes para sostener la guerra que amenazaba por la Francia, y fortificar al

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mismo tiempo á Ilvata y los pueblos de la costa de Toscana (que poco antes le habia cedido el César) contra las incursiones de los bárbaros, y para acomodarse á las circunstancias del tiempo, procuró extinguir anticipadamente la llama de la guerra baxo de estas condiciones : que despidiesen los Seneses á Othon de Monteagudo con la guarnición: que á los Españoles se les permitiese retirarse donde quisiesen,' llevando sus bienes que perseverasen fieles al imperio de Alemania, y que despidiendo á todo soldado extrangero, destruyesen la fortaJeza. Despues que Mendoza hizo vanos esfuerzos para recobrar la ciudad, llamó á Alba con los Españoles, y embarcándolos en las galeras de Doria, que por este tiempo regresaba de Nápoles, los llevó consigo á Orbitelo, fortaleza situada en una laguna, para defender desde aquel ángulo el dominio del territorio de Sena. Pero de allí á poco tiempo el César, que estaba irritado con Mendoza, por creer que se habia portado con negligencia en este negocio, le mandó volver á España. Los Senéses arrasaron inmediatamente la fortaleza en virtud de lo pactado, mas habiendo introducido en la ciudad una guarnicion Francesa, les vino á costar despues muy caro.

Por este tiempo se hallaba molestado el Pianonte con una guerra mas importuna que grande. Gonzaga se apoderó de algunos pueblos y castillos de poco nombre; pero no pudo tomar á Ceva defendida por Brisac, ni este á Volpiano; y habiendo llegado despues un socorro de Imperiales, recobraron á Ceva, San Martin y Ponci. Mientras tanto se hicieron los Franceses dueños de Veruc ciudad del Monferrato, y de Alba por traicion del capitan Rossini. Acometió Gonzaga á San Damian, y se peleó por una y otra parte con grande esfuerzo y teson: hicieron minas y contraminas, repararon los sitiados con presteza las brechas del muro, y se rechazaron recíprocamente con mucho denuedo. Finalmente fueron inútiles todos los esfuerzos del sitiador, pues no permitiendo lo rigoroso de la estacion permanecer por mas tiempo en las tiendas de campaña, levantó el sitio emprendido con mas ardor que fuerzas y envió las tropas á quarteles de invierno.

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Hazafias de los Espafioles en Hungria. Acometen los piratas á la isla de Mallorca. Pacificacion del Perú, y otros sucesos de las Indias.

POR este tiempo adquirieron los Españoles mucha celebridad en la Hungría y Transilvania con las beróycas hazañas quie obraron en la guerra Otomana. Habiendo pedido el Rey Don Fernando un fiel y valeroso general á su hermano el César en cuyos exércitos educaban muchos como en una escuela de Marte, le envió á, Juan Bautista, Castaldo, natural de Lombar día, el qual ganó á Don Fernando la Transilvania, y le conservó el reyno de Hungría. Militaba allída legion veterana Española, ó por mejor decir Emerita, con tanta fama de valor, que los cabos de las otras naciones deseaban siempre llevar en sus expediciones alguna compañía de Españoles, como si con ellos estuviesen seguros de conseguir la victoria.. Distingniéronse sobre todos en esta guerra Julian de Carvajal, que habiendo tomado la ciudad de Lipa á los Turcos, obtuvo la corona mural, siguiéndole en aquel asalto Juan Ulloa, y el alférez Francisco Salcedo. Gaspar Castelvi fué muerto comba tiendo valerosamente en defensa de Temesvar, y causó mucho sentimiento su pérdida. Tambien adquirieron fama Villandrado, Perez, Avila, Enriquez y otros, cuyo catálogo no hay necesidad de hacer aquí, pues son tan esclarecidos sus hechos. Con su valor y esfuerzos recogió aquel último ángulo del orbe Christiano muchos laureles, regados copiosamente con la sangre española. Pero no debemos pasar en silencio una accion de Bernardo Aldana á la verdad reprehensible. Este pues habiendo perdido la esperanza de defender á Lipa contra el pos der de los Turcos, mandó ponerla fuego á pesar de los clamo. res de sus habitantes, que se quejaban de la' ignominia que recaeria sobre la nacion Española por la culpa de un solo hombre. Por esta causa fué Aldana puesto en prision, y en vista de sus débiles descargos fué condenado á muerte; pero por el favor de la Reyna' de Bohemia Doña María, y en consideracion á sus anteriores hazañas, se le indultó de esta pena.

El Príncipe Don Felipe luego que llegó á España marchó á Tudela, donde recibió en las cortes el juramento de fidelidad, s que le hicieron los pueblos de Navarra. Despues de esto celebró córtes del reyno de Aragon en Monzon; pero no pudo sacar otra cosa de aquella nacion que lo establecido antiguamente, defendiendo con invencible constancia sus inmunidades y privilegios. En estas córtes se concedió cierta distincion honorífica á los abogados, y se promulgó una ley sumptuaria, prohibiendo el uso de algunos vestidos. A este mismo tiempo falleció Don Alonso de Aragon hermano del arzobispo Don Fernando, á los treinta y seis años de su edad. El Príncipe Don Felipe casó entonces á su hermana Doña Juana con Don Juan Principe de Portugal. Conduxéronta con gran1 pompa hasta la raya de aquel reyno el duque de Escalona, el marqués de Villena, Don Pedro Costa obispo de Osma, y otros höm2 bres ilustres, y con el mismo aparato fué recibida en el rid Caya, que divide los dos reynos por el duque de Aveyro, el obispo de Coimbra, y mucha nobleza. 6 oroidileg

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Fernando Nuñez, oriundo de la familia de Guzmán, de quien se refiere haber sido el primero que traxo de Italia á España el estudio del griego, falleció en Salamanca, donde enseñó esta lengua y la latina. Publicó muchas obras, que son muy estimadas de los hombres doctos ; pero se aventajó más en la pureza y austeridad de sus costumbres. Vivió siempre en el estado del celibato: mandó que le enterrasen sin pompa : distribuyó sus bienes á los pobres, y dexó á la universidad sú biblioteca , que éra muy copiosa. Falleció tambien Pedro del Campo, primer rector de la universidad de Alcalá, que sobresalió en la eloqüencia sagrada, y fué condecorado con la dignidad de obispo in partibus de Biscrta en el reyno de Túnez. Don Francisco de Borja'duque de Gandía renunció en su hijo Cárlos sus opulentos estados, y abandonando enteramente todas las cosas mortales, abrazó el instituto de la Compañía de Jesus, donde vivió con extraordinaria fama de santidad. Don Antonio de Fonseca dió el rarò exemplo de renunciar el obispado de Pamplona, y le sucedió Don Alvaro Moscoso.

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Los piratas Argelinos acometieron á la isla de Mallorca, donde causaron algun daño, y le recibieron por el valor con que los rechazó Don Ramon Gualdemir y sus treinta compañe

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