Imágenes de páginas
PDF
EPUB

4523.

bado. Concedióse á la villa de Alcudia algunas inmunidades en recompensa de su constante fidelidad, y distribuidas de este modo las penas y los premios, se disipó enteramente la sedicion, y se restableció la autoridad y respeto á los magistrados.

En este verano habia pasado á Francia el Rey de Inglaterra Enrique, con el qual se juntaron dos mil Españoles, y nueve mil Flamencos y Alemanes. Para obligar á los Franceses á una batalla taló sus campos, y los molestó con todas las demas vexaciones propias de la guerra. No habiendo podido conseguir su designio, puso sitio á Hesdin; pero su exército fué acometido de la peste de que murieron muchos soldados, y se volvió á Inglaterra despues de haber gastado inútilmente dos meses en el sitio de aquella ciudad. En este año falleció de una apoplegía Antonio de Nebrixa Andaluz, que despues de una larga peregrinacion en que recorrió casi todas las universidades de Italia, volvió á España, y restauró en ella el estudio de las letras humanas, que se hallaban sepultadas en las tinieblas de la ignorancia. Sus escritos sagrados y profanos son muy alabados de los hombres doctos, aunque su historia de los hechos de Don Fernando es menos apreciada por la floxedad y baxeza de estilo. Acaeció su muerte en Alcalá de Henares, á principios del mes de julio, á los setenta y siete años de edad. Al fin de este año murió tambien en Roma el eminentísimo Bernardino de Carvajal, obispo de Ostia, y cardenal, y fué sepultado en la iglesia de Santa Cruz de Jerusalem. El obispado de Plasencia que él habia obtenido, se confirió á su instancia á Don Gutierre de Carvajal su sobrino, hijo de su hermana, porque se habia arraygado la costumbre de renunciar las iglesias en los parientes, y de poseer por herencia el Santuario de Dios.

Capitulo ni.

Liga entre el César, el Pontifice y otros estados contra los Franceses: derrotas de estos en Italia: muerte de Adriano VI, y eleccion de Clemente VII.

A principios de este año de mil quinientos veinte y tres tuvo el César córtes en Palencia, y en ellas se trató de la escasez del

erario público para sostener la guerra de Francia. Por esta causa contribuyeron las ciudades por donativo extraordinario con quatrocientos mil escudos, y comenzó á disponerse lo ne. cesario para arrojar á los Franceses de los límites de Vizcaya, En Italia no podian sosegar las cosas, habiéndose suscitado una guerra interminable entre los Príncipes por la posesion de la Lombardía. Los Venecianos renunciaron la alianza Francesa, y establecieron otra nueva con el César, disgustados del Rey Francisco que solo pensaba en sus deleytes, y cuya desidia, segun decian, los habia puesto en los mayores peligros. Entraron tambien en la misma alianza el Papa Adriano, las ciudades libres, los Príncipes, y finalmente toda la Italia, haciendo sociedad de armas excepto el duque de Ferrara, que estaba inclinado al Francés. El fin era para que unidas las fuerzas segun las facultades, y poder de cada uno, fuese expelido de toda la Italia el nombre Francés, y que con el recíproco auxilio se le impidiese molestar los dominios de cada uno de los aliados. Colona fué declarado por generalísimo, á pesar de otros muchos que solicitaban este cargo.

Por el contrario el Rey de Francia Francisco habia determinado hacerles la guerra en persona con todas las fuerzas del reyno, para borrar con alguna grande hazaña la ignominia de la vergonzosa pérdida de la Lombardía. Pero le disuadió de este intento el condestable Cárlos de Borbon con un pernicioso consejo. Este pues habia rehusado con desprecio la boda de madama Luisa madre del Rey, lo que ocasionó un cruel dolor, y grave indignacion á la que deseaba con ansia este casamiento, y despues de haberle hecho muchas y pesadas injurias, le movió pleyto para despojarle de sus bienes. Acudió Borbon al Rey para repeler esta vexacion, y no halló en él proteccion alguna, por lo qual deseoso de la venganza, escribió cartas al César y al Rey de Inglaterra sugiriéndoles ideas perjudiciales contra su Rey y contra su patria, despreciando la infamia que de aquí le resultaria, con tal que consiguiese lo que revolvia en su ánimo. Estas maquinaciones no podian permanecer ocultas, aunque se trataban con mucho secreto. Luego que el Rey llegó á penetrarlas, pasó á Moulins donde se hallaba Borbon en cama con una fingida enfermedad. Descubrióle su llaga con muy suaves palabras, y le exhortó á que avergonzándose de su criminal

designio, se abstuviese de desertar, prometiéndole que si perdia el pleyto le recompensaria los daños con liberalidad regia. Negó Borbon el hecho con gran firmeza de ánimo, ofreciéndole que al momento que convaleciese marcharia al exército: como el Rey era de un carácter sencillo, le dió entero crédito, y prosiguió su camino á Leon con designio de llevar sus armas á la Italia. Pero noticioso Borbon de que el pleyto se habia decidido á favor de madama Luisa, y viéndose por consiguiente despojado de sus bienes, determinó obstinadamente perder á su Rey, ó perecer en la demanda, y acompañado solo de Pomperant, á quien se habia descubierto, se huyó disfrazado á Saboya, y despues á Génova á fin de embarcarse para España.

Habíase ya pasado la ocasion oportuna de hacer una entrada en Francia, como estaba convenido, acercando á sus fronteras tres legiones de Alemanes baxo de la conducta de Fustemberg, porque Borbon no habia cumplido á tiempo su palabra, y así dispersándose las tropas porque les faltaba la paga, se desvaneció aquella tormenta. De las mismas astucias y ardides se valia el Francés contra el César; pero con igual fortuna, pues se descubrió antes de lo que convenia la proyectada empresa de sublevar la Sicilia. Porque habiendo sido cogido cerca de Roma Francisco Imperatori Siciliano, con cartas escritas por el cardenal Volaterrano al Rey de Francia, fué enviado con segura custodia á Sicilia, y dándole tormento reveló toda la trama. Indignado el Pontífice contra el cardenal, le hizo encarcelar en el castillo de San Angelo, confiscándole sus bienes. En Sicilia fueron degollados y desquartizados el conde de Camerino, el tesorero Nicolas Vincencio, y Portulano, los quales con Imperatori fueron convencidos de haber entrado en la conjuracion. Causó tan gran dolor al hijo de Camerino, no tanto el castigo, quanto el delito de su padre, que cayendo enfermo repentinamente murió en breve tiempo. Pero volvamos á seguir el hilo comenzado.

Temeroso el Rey de Francia por la fuga de Borbon de sus ocultas maquinaciones, y para oponerse á ellas desde su reyno, se abstuvo con prudente consejo de ir en persona á la expedicion de Italia, y en su lugar envió á Bonivet almirante de Francia, para acometer á la Lombardía con treinta mil infantes, y cinco mil caballos. En el primer ímpetu, en que se dice

son muy fuertes los Franceses, se apoderaron de algunos pueblos, y aun llegaron á acometer los muros de Milan. Pero entibiándose el ardor de esta gente, comenzaron luego á decaer, y retroceder en su empresas. Juntaron sus fuerzas Bayardo y Rencio Cheri de la familia Ursina, y acometieron de improviso á Cremona, cuydadosos de conservar la fortaleza que tenia Bonnovio con guarnicion Francesa. Mas habiendo sido rechazados, levantaron el sitio, y se volvieron á los reales de Bonivet, que no estaban lejos de Milan, y la fortaleza desesperada de recibir socorro de los suyos, se entregó á los Españoles, que eran dueños de la ciudad. Poco antes habia entrado Colona en la fortaleza de Milan por entrega de Mascaron. A la verdad no podian hallarse en peor estado las cosas de los Franceses, pues intentando con muchas tropas y auxilios librar estas fortalezas del sitio que padecian, perdieron lo uno y lo otro, y parece que la Providencia se oponia á todos sus esfuer

[ocr errors]

En medio de la confusion de esta guerra murió el Sumo Pon. tífice Adriano VI, consumido mas de las molestias que le causaba la situacion de las cosas, que de la fuerza de la enfermedad: fué varon insigne en piedad y doctrina. Los Romanos le tuvieron por poco capaz para el gobierno, y á la verdad ninguna cosa fué para él mas infeliz que mandar, como se lee en el epitafio de su sepulcro. Dió muestras de grande amor al César su alumno en dos bulas que expidió á favor suyo. Por la una le concedió perpetuamente á él y á sus sucesores el maestrazgo de las órdenes militares, que antes solia conferirse á los Reyes de España por tiempo limitado; y por la otra el derecho tambien perpetuo de presentar los obispos de España, que aunque en los tiempos anteriores eran instituidos por los Papas, á presentacion de los Reyes, gozaban precariamente de esta prerogativa. Creó un solo cardenal que fué Guillelmo Enchavord, su compatriota, que obtuvo su mismo capelo, y le confirió el obispado de Tortosa. Este pues en memoria de los beneficios que habia recibido de Adriano, trasladó sus huesos desde el Vaticano á la iglesia de Santa María de los Alemanes, y le edificó un sepulcro de mármol adornado con excelentes estatuas. Despues de un prolixo cónclave, en que tuvo grande influxo el cerdenal Pompeyo Colona, fué creado Sumo Pontí

TOMO VII.

7

fice el cardenal Julio de Médicis, que en su solemne coronacion tomó el nombre de Clemente VII.

Por este tiempo habian acometido segunda vez á la Francia los Ingleses y Flamencos mandados por Nortfolk y Bure: y no atreviéndose Tremoille á hacerles frente, aseguró los lugares fuertes con mayores guarniciones, y se acampó en San Quintin entre unas lagunas intransitables, para no verse obligado á pelear contra su voluntad. El exército de los confederados pasó los rios sin contradiccion alguna, y taló los campos por espacio de muchas leguas. Algunos escriben que llegó hasta doce millas de Paris, y no es necesario decir el terror y daño que causó en todas partes; pero se retiró sin haber hecho cosa alguna memorable, á excepcion de algunos ligeros encuentros entre la caballería. Entretanto desconfiado Bonivet de tomar á Milan, conduxo secretamente su exército á Biagras á fin de precaver que Lanoy le sorprehendiese con las tropas que traia. A la llegada de Lanoy falleció Colona á fines de este año despues de una larga enfermedad, dexando mucha fama de su nombre.

Deseoso Pescara de tentar fortuna, acometió una noche con los Españoles al campo de los Franceses, causando en ellos gran confusion con muerte y fuga de muchos, y á fin de seguir su suerte los vencedores, se juntarou con el de Urbino, y las tropas Venecianas. En este mismo tiempo salió Borbon de Génova, y dexada la navegacion de España, vino á los reales nom. brado por el César generalísimo con las mas amplías facultades. Desechado el noble consejo de pelear, persigue al enemigo qué se retiraba. Médicis con una parte de las tropas rechazó á un esquadron de Grisones, que venia á socorrer á los Franceses, y los hizo retirar á sus montes. Otra esperanza para ellos eran los Suizos que habian llegado al rio Sesi, el qual atravesó Bonivet para juntarse con ellos. Pero habiendo llegado los imperiales que les seguian los pasos, pelearon tumultuariamente. Salió Bonivet como pudo, y le siguieron los Suizos, pero los Imperiales los apretaban por las espaldas, los incomodaban, y hacian detener la retaguardia. El Francés para rechazarlos, inspirándole el peligro nuevo valor, mandó á los suyos que hiciesen frente, y acometiesen al enemigo. En esta nueva pelea fué herido Bonivet con una bala en un brazo, y metido en una

« AnteriorContinuar »