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que á Carranza no se diese testimonio de la aprobacion del catecismo, y que el obispo de Lèrida desagraviase verbalmente al arzobispo de Praga, y demas á quienes habia injuriado. A la favorable censura, que esta obra mereciò en Trento, debo añadir (para que mejor se conozca la iniquidad con que procedió la Inquisicion) que Carranza la habia sujetado no solo al juicio de la Iglesia, sino tambien al de todo inteligente capaz de enmendar los yerros, en que involuntariamente pudo haber incurrido. ¿Qué mayor abono puede desearse en un libro católico, ni que mas se puede exigir de un escritor? [188]

En órden à la política uno de los perseguidos por la Inquisicion es D. Melchor de Macanaz. Este cèlebre literato, fiscal general que fué del reino, y ministro plenipotenciario de Felipe V., para ajustar la paz de Europa en el congreso de Breda, poseia la ciencia de los cánones con tanta perfeccion, cuanta era posible á principios del siglo pasado, es decir, en un tiempo en que la disciplina de la Iglesia era un pais silvestre, que algunos sabios ya protestantes, ya catòlicos han desmontado despues. Juntando à estos conocimientos una vasta lectura, se halló en estado de oponerse a las ambiciosas pretensiones de la caria romana, y de demarcar en varias cuestiones, que entonces se suscitaron entre aquella corte y la nuestra, los justos límites del sacerdocio, y del imperio. No era facil hablase Macanaz de esta materia con libertad, sin que se atrajera el enojo de un tribunal dispoesto siempre à patrocinar toda empresa de los poderosos, en especial aquellas en que se ha interesado directamente el órden clerical. Pero lo que mas le comprometió fué una memoria que extendió de órden del rey, en ocasion en que se trataba de suspender los envios de dinero, con que España contribuia á Roma, por el fundado recelo de que se aprovechase de èl el papa para fomentar el partido de los alemanes, con quienes procedia de acuerdo en la guerra de sucesion.

Dicha memoria en que Macanaz indicó al paso varias reformas, que creia indispensables en el estado eclesiastico, tanto regular como secalar, foè presentada y leida al consejo; pero los partidarios de la coria romana impidieron se deliberase sobre su contenido, pretestando necesitar tiempo para examinarla, y la pasaron al Cardenal de Júdice, que era entonces inquisidor general. Este a quien por ser italiano no podia acomodar se pusieran cortapisas al predominio, que_su nacion á título del respeto debido à la santa sede gozaba sobre España, y que por otra parte estaba resentido de que Macanaz hubiese estorbado (fondado en las leyes que prohiben obtengan extrangeros piezas eclesiasticas de primer orden) se le confiriese la mitra de Toledo, envió aquel escrito a Roma, expidiendo al mismo tiempo un edicto, en que le prohibia bajo penas las mas rigurosas. El rey aunque por el pronto dispensó su proteccion al fiscal, y se manifesto agraviado de que el inquisidor general con su consejo atarase tan descaradamente sus regalias, llevado al fin de una mal entendida religiosidad harto comun en nuestros monarcas, defirió al voto de los curiales, y volvió la espalda al que todo lo habia arriesgado por sostener los derechos de la nacion y del trono, y por cumplir con su obligacion. En vista de esto Macanaz teniendo ya por imposible disipar la tempestad que le amenazaba, trató de ponerse en salvo, pasando a Francia, en cuyas fronteras andavo errante por espacio de diez años.

La Inquisicion inmediatamente embargò sus bienes, sin guardar ninguna de las formalidades acostumbradas en los secuestros, y le excomulgó solemnemente fijando su nombre en la puerta de las parroquias de Madrid. Se apodero tambien de los bienes y de la persona de su hermano, impidiéndole tomar posesion de la plaza del consejo de la Suprema, con que el rey le acababa de agraciar, y condenandole á un

destierro de ocho años, sin que para ello mediara otra razon que el parentesco; pues una carta escrita por el mismo a D. Melchor en que le decia No os reis de la Inquisicion?" y que fué el único cargo que se le hizo, no se halló entre los papeles de este, sino despues de mucho tiempo que aquel estaba preso. Igualmente castigo el tribunal a sus propios consultores por haber dicho que no hallaban en Macanaz delito, por el que se le debiera perseguir. Mientras este andubo pròfugo dirigiò al rey enèrgicas representaciones exponiendo su inocencia, y las perversas maquinaciones de sus èmulos; pero desatendidas por el ministerio, si alguna copia do ellas se aparecia en el público, la Inquisicion la mandaba recoger Asi tambien ocupó el tribunal gran parte de sus escritos, que fueron muchos, y sobre diversas terias. Por último habiendo sido llamado Macanaz por el rey á España con apariencia de quedar indultado, fuè arrestado en Pamplona, y conducido con escolta à Segovia donde permaneciò preso, hasta que entrando á reinar Carlos III, le concedió fuera á morir en Hellin pueblo del reino de Murcia su patria. [189]

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Entre los conocimientas científicos que la Inquisicion ha odiado, y á cuyos profesores ha perseguido encarnizadamente, ocupan distinguido lugar las hamanidades, y lenguas antiguas. El latin hòrrido y barbaro, en que por lo comun estan escritos los libros por donde han hecho su estudio los calificadores de este tribunal, y los inquisidores les inspiraba ojeriza contra todo autor que se desdeñaba imitarlos; la enal por otro lado querian justificar con la observacion de que los hereges han tratado las materias eclesiásticas con buen lenguaje, y con amenidad. El estudio de la escritura por sus textos originales tampoco agradaba a unos hombres, que lograron titularse doctores de la ley sin tomarse la molestia de subir á las fuentes mismas, donde es mas inteligible, como exenta de las alteraciones, que por necesidad debe padecer toda obra en su tránsito á otro idioma. Agregàbase a esto la circunstancia de aplicarse al mismo estudio los protestantes; asi que era mirado como uno de ellos, ó tal vez como judío el que osaba tomar en la mano la biblia original. ¡Bello modo por cierto do cohonestar su propia ignorancia, y su flojedad!

Sin otra razon fuè perseguido por el tribunal Fr. Luis de Leon, catedrático de escritura en Salamanca, varon instruido en lenguas orientales, y poeta elegante, a saber, por la version que sobre el texto hebreo hizo de los Cantares para uso privado de una persona, en un tiempo en que estaba prohibida [¡quien lo dijera!] la lectura de la biblia en lengua vulgar; delito que no expidiò con menos de cinco años de prision. (190) Asi mismo fué preso Martin Martinez Cantalapiedra catedratico de hebreo y caldeo tambien de Salamanca, por su apreciable libro Hypotyposeon theologicarum. (191) Lo fué igual mente el insigne catedrático de retórica y lengua griega de la misma universidad y el primero que tratò la gramatica filosoficamente Francisco Sanchez de las Bròzas, el cual muriò en la Inquisicion de Valladolid, quedando con el sepoltadas varias obras que aun no habia publicado, y le fueron embargadas; siendo una de ellas la traduccion de las poesia de Homero, de, que el mismo hizo mencion en sus COmentarios a Alciato, y de que se habla en su proceso extraido de aquel tribinal por las actuales ocurrencias. El cardenal Espinosa entonces inquisidor general penetrado del mèrito de este grande hombre quiso favorecerle como podia, mas no se atrevió; tal era el foror con que sus amigos anhelaban, y con que al fia consignieron verle arrainado. [192]

Tambien en Alcala algunos sabios en lenguas orientales fueron

molestados por la Inquisicion. Alfonso de Zamora primer catedrătico de hebreo de aquella universidad, y uno de los que mas trabajaron en la edicion de la biblia complutense, muerto su valedor Cisneros, quedò privado del fruto de sus sudores por maniobra de los hombres perversos, escudados con la autoridad de un inquisidor. (193) Asi mismo fue delatado à la Inquisicion y estuvo próximo à caer en sus garras el célebre redactor de la poliglota regia Benito Arias Montano. No pudiendo sufrir Leon de Castro, catedràtico que fué de hebreo en Salamanca, hombre naturalmente envidioso, que Felipe II, sin contar con él, hubiese empleado para encargo tan honorífico à un simple doctor de Alcala, puso tachas á la edicion, tirando unas veces à rebajar el merito literario de aquel sabio, y otras a poner en duda su catolicismo. Como en la poliglota se habian gastado grandes caudales y su magnificencia y belleza la habian hecho famosa en toda Europa y como por otra parte llevaba el nombre del rey, estaba eşte interesado en sostener al editor; pues habia de redundar en descrédito de la real persona cualquiera providencia que contra él se hubiese tomado. Por eso mandó que la obra pasase à censura del P. Mariana la cual habiendo sido favorable, no llegó el caso de que à Arias Mantano le prendiese la Inquisicion, como sin duda lo hubiera verificado en otras circunstancias, mayormente cuando entre los cargos habia alguno que presentaba bastante dificultad. [194]

No me es posible, a no hacer una enumeracion de todas las ciencias, y de los que en ellas han florecido, dar razon completa de los individuos que han padecido por la Inquisicion, especialmente si à esta se le considera no solo organizada bajo cierto plan segun ha subsistido entre nosotros, sino tambien en sentido mas lato, es decir, en cuanto al fanatismo, que ha dominado en ella mas que en ningun otro establecimiento. Pico de la Mirandula en Italia, Pedro Ramos en Francia, y Desiderio Erasmo en todas partes probaron en el azote de esta furia infernal; pero mas que nadie le hemos sufrido los españoles. En el siglo XVI el restaurador de nuestra literatura Antonio de Nebrija; Fr. Juan de Villagarcía catedratico de teologia en Oxfort, y por regla general todos los sabios, que entonces estuvieron en Inglaterra, Fr. Josè de Sigüenza diligente y culto historiador; en tiempos mas recientes Manuel Villegas, Fr. Nicolos Belando, Benito Bails, D. Antonio Ricardos, el conde de Aranda, el conde de Campomanes, D. Nicolas Azara, D. Tomas Iriarte, D. Felipe y D. Felix Samaniego, el P. Pedro Centeno recomendables todos ellos por sus conocimientos históricos, teològicos, matematicos, políticos, y letras humanas; finalmente en estos últimos años no pocos sagetos de lucimiento en la carrera literaria, y de notoria probidad, que aun viven y á quienes todos conocemos, han gemido por delaciones las quimèricas, y ridiculas dentro de la Inquisicion, ó han sido reconvenidos y amenazados por ella. Aun a los artistas de algun mérito ha puesto tropiezos este tribunal. Un piloto, que encontrando un nuevo derrotero, ha hecho una travesia en menos tiempo del acostumbrado, un maestro de primeras letras que con su ingenio y constancia ha sacado mas pronto que sus compañeros discipulos aprovechados, y hasta un menestral que ha gozado mas crèdito que otros de sa clase, han sido mortificados por la Inquisicion.

Sirva para última prueba de lo mucho que han sido perseguidos entre nosotros los hombres ilustrados el testimonio de algunos de ellos, que se lamentan de esta misma persecucion. Tal es una de las cartas escritas por Luis Vives à Erasmo desde Brujas, cuyo extracto voy dar, en la cual copiando algunos párrafos de otras que habia recibido

de España, pinta la contradiccion que aqui experimentaron las obras de aquel sabio, y la opresion en que el vulgo de los frailes, y la Inquisicion tenian á los literatos; digo el vulgo de los frailes, porque segun se ve por la misma carta, no faltaban entre ellos algunos que pensaban bien.,,En mi anterior, le dice, Vives, te escribí largamente noticiándote que los mendicantes te han delatado al inquisidor general arzobispo de Sevilla, y que con este motivo se tuvo una junta en que se tratò de los errores que se te atribuyen, hablando en tu defensa dos benedictinos y un agustino; pero que la decision se dejó para otro dia, en el cual han de asistir los teologos que en España tienen fama de mas doctos, y entre ellos el mas ingenuo de todos Virues. Creo no dejen de asistir tambien Coronel, Lerma, y el P. Dionisio, que es el agustino de quien te he hablado, todos ello apasionados, por tus escritos que vale tanto como decir, apasionados por la verdadera piedad, y la erudicion. Asistirán tambien algunos obispos, que enviará el emperador."

,,Despues de aquella fecha, prosigue, recibi cartas de España, à saber, de Vergara, de Scèpero, y de Virues; lo que me escriben relativo á tu asunto es lo siguiente. Scèpero me dice: Aqui los frailes han declarado con indecible encono la guerra a Erasmo, y hacen los mayores esfuerzos porque se prohiban sus obras; pero algunos amigos hemos procurado se interese por este varon doctísimo el maestrescuela. El inquisidor general, que seguramente es hombre de bien, ba contenido por algun tiempo el impetu de los contrarios; mas no puede complacer a todos y la rabia de los frailes no tiene ejemplar. Con tal empeño lo han tomado, que en los conventos no tienen anla hace dias, ocupándose exclusivamente en examinar los escritos de Erasmo. Han presentado ya algunas proposiciones, que pretenden ser cismàti cas y herèticas; al contrario las defienden Coronel, el obispo de Canarias [Melchor Cano] y algunos otros. Nosotros sentimos en el alma no poderle ayudar, pues nos expondríamos a un inminente peligro; bien que es excusado hablar de semejante tiranía, escribiendo a un español que la conoce tambien como yo mismo" (195) Notese que Scèpero llama tiranía al fanatismo inquisistorial. He aqui como se explicaban los sabios de aquel siglo en su correspondencia epistolar, es decir, cuando hablanban reservadamente y con amigos de su satisfaccion.

,,La carta de Vergara, prosigne Vives, es mas reciente y habla en estos tèrminos: Nuestros frailes se han conjurado contra Erasmo, no todos, pero sí los mas de ellos; observándose que los que menos le persiguen son los que mas distan de la clase que llaman mendicantes." De Virues dice, sin copiar sus palabras, que habia tenido fuertes reyertas con los regulares á favor de aquel escritor, á quien defendia no por algun fin particular, sino porque estaba altamente persuadido de que su doctrina se derivaba de las verdaderas y paras fuentes de la religion. Cita despues otra carta de un comerciante de Burgos, en que le avisa que el asunto de Erasmo se va a decidir cuanto antes, y que sus defensores habian hecho instancia formal al tribunal de Inquisicion, sobre que se examinasen tambien las obras de santo Tomas, y de Escoto, y se condenase como heretico lo que hubiese en ellas contrario á la escritora, y santos padres. (196) Por último quejándose de la triste situacion en que se hallaban en aquella època los literatos.,,Calamitosos tiempos son estos, le dice, en los cuales hable uno, ó calle no esta seguro. En España acaban de ser presos Vergara, su compañero Tovar, ot os varones bien doctos; en Inglaterra el obispo de Rochester, el de Lòndres, y Tomas Moro (entonces la Inglaterra era católica, y en ella tenia grande influjo nuestro gabinete.") (197) En un país donde los sabios no han sido tolerados las ciencias podian prosperar?

Siendo tal, cual acabamos de ver, el modo conque se ha conducido la Inquisicion con los hombres ilustrados por lo que respecta a sns personas, se debe inferir habra sido todavia peor con respecto à sus escritos. A pènas hay obra de mèrito que no haya probibido, ó mandandola expurgar; y de consiguiente apènas hay escritor digno de aprecio, cuyo buen nombre no haya denigrado con SUS censuras. Libros rematadamente malos y libros extraordinariamente buenos, han corrido una misma suerte; aquellos porque atentaban ā la religion, ò á las costumbres, estos porque atacaban absurdas preocupaciones tan sagradas entre los inquisidores, como los dogmas de la religion. Los segundos bien asi como los primeros han sido condenados á las tinieblas, ó a la hoguera; y los que han librado menos mal, quedaron tiznados. ¡Ojalá la Inquisicion se hubiera guiado en esta parte siempre por error, y nuncà por miras siniestras! entonces el índice expurgatorio, que segun su objeto debiera servir al pueblo de regla para discernir los escritos buenos y los malos, no seria como es en el dia el repertorio de las cabalas, a que se ha prestado su condescendencia criminal. Para guardar, pues, algun órden, y reduciendo á los tèrminos mas precisos una materia, que por sobrado minuciosa pudiera hacerse pesada, tratarè primeramente de la falta de madurez, conque este tribunal ha embarazado el curso de varias obras de sana doctrina sin haberlas examinado, y con la cláusula de interin se califican; causando asi notable detrimento no solo a la reputacion de sus autores, sino tambien a sus intereses, y de libreros, y por consiguiente malogrado el fruto de un ramo tan útil de la industria nacional. En seguida demostrarè la falsedad de sns juicios tocante à escritos apreciables, cuyo mèrito aunque ha examinado, ò no ha comprehendido, o no ha querido comprehender. Por último harê ver que el mismo

tribunal en la prohibicion de libros ha promovido mas de una vez contra su propio dictámen, y con la mas decidida mala fè la faccion de individuos particulares; ò de corporaciones que habiendo ganado su concepto, se han prevalido de su irresistible autoridad.

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Empezando por la facilidad conque la Inquisicion ha suspendido de escritos provechosos, me ocurre el edicto dado en Sevilla á 10 de mayo de 1789. En el confiesan los inquisidores que habiendo incluido en el expurgatorio, hasta que se enmendasen, las obras del tro Fernandez Perez de Oliva publicadas por Ambrosio de Morales con otres suyas, por contener especialmente las de este ültimo proposiciones que podian tomarse en el mal sentido, despues de examinadas hallaron que el mismo antor,,sabiamente y con admirable claridad se inculca en la verdadera doctrina, de modo que remueve el peligro que dichas proposiciones tomadas bajo otro aspecto podian ocasionar." No obstante como les pareciese bochornoso hacer una confesion ingenua de la ligereza conque procedieron en la larga detencion de esta obra, que no pasa de un tomo en octavo, para darla algun colorido, mandaron se tildase una pequeña nota marginal que habla de S. Agustin, segun la cual podia creerse que este santo padre no reprobaba el adulterio. Pero que lector hay que vea los libros por las tas puestas al màrgen, ò qué leyendolas, en de hallar alguna obscuridad [como puede muy bien suceder por la consicion con que estan escritas] no acuda al cuerpo mismo de la obra para enterarse mejor? En el edicto tambien de Sevilla de 7 enero de 1790 se cionan otras dos obras que sufrieron igual injusticia, à saber la que se intitula Theoria, & praxis Sacramentorum de Gaspar Juenin, y el tratado de Sacramentis del mismo autor. Una y otra habian sido com

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