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sonas, entre españoles, negros, mulatos é indios; con más doscientos caballos. Por Camata entró Juan Nieto hasta Apolobamba en 1561. Por Ca mata entró Gomez de Tordoya indudablemente por Apolobamba, hasta cerca del Madre de Dios; y en su persecución entraron Alvaro Ramírez de la Parra, Juan Ramírez Segarra y Juan Alonso de Oso rio Corregidor de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, juntamente con el Cabildo de la dicha Ciudad y real estandarte y campo de gente, llegando hasta el puente del río de la Megua, (ó Camagua) de donde el dicho Tordoya, no osando con la gente que llevaba, esperar, se había metido la tierra adentro, á la provincia de los Chuachos, donde los habían muerto los indios. Por Camata entró en 1587 Don Juan Alvarez Maldonado, hasta Apolobamba, donde fundó la villa de San Miguel; habiendo antes obtenido del Virrey y del Rey el Corregimiento de Larecaja; con el fin de ayudarle á llevar á cabo su empresa de población. Preguntamos si estas cinco espediciones militares no hubieran dejado algún vestigio de su paso. No vemos pues la necesidad de atribuir este Camino al Inca pero es costumbre antigua atribuir á los Incas todo lo antiguo.

Respecto del viaje de diez mil hombres por agua en balsas, lo vemos tan inverosimil; que casi nos atreveríamos á decir imposible. Por de pronto véase las dificultades con que tropesó Don Juan Alvarez Maldonado, tanto en el viaje de su Capitán Manuel Escobar, como en el suyo propio. Por otra parte, para trasportar diez mil hombres con sus armas, bastimentos, etc., se necesitaban mil balsas, y para ellas diez mil árboles; los que no era tan fácil reunir. Dando por vencidos todos estos inconvenientes: ¿dónde encontraban el número suficiente de tripulantes para el manejo y dirección de tan grande número de balsas? Concluyamos que ni antes ni después de la venida de los españoles, es probable que se haya llevado á cabo ninguna espedición tan numerosa, por los ríos Madre de Dios. ó Beni; en todo caso no se halla vestigio alguno de las razas Aimará y Quichua, no sólo en la par

te baja, pero ni aun en la parte media de dichos dos ríos.

Después de la conquista del Cuzco por los Españoles, los Incas y gente de su séquito, no pensaron en lanzarse aguas abajo por el Madre de Dios. Ellos se retiraron á Vilcabamba; afluentes. del Urubamba; donde les hizo perseguir Don Franeisco de Toledo, como consta de su Auto, en Quilea 13 de Noviembre de 1575, en el que dice: "Dom Francisco Toledo, etc. Por cuanto el Gobernador Martín Hurtado de Arvieto, vecino y Regidor de la eiudad del Cuzco me hizo relación que él, á treinta y ocho años que pasó á estos reino del Perú................. y venido el marqués de Cañete, Vicerrey que fué de estos reinos, le concedió la conquista de Sairetopa Inga, que estaba alzado en la provincia de Vilcabamba, é abiéndose comenzado á aderezar y preve nir para la dicha jornada, y gastado parte de su hacienda, salió de paz, y después habiendo quedado en la dicha provincia Titocuxi Yupanqui, hermano del dicho Sairetopa con Topa Amaro y otros hermanos y deudos y toda la demás gente del dicho Inga, fueron el licenciado Matienzo á la puente de Chuquichaca, á tratar con el de paz, y que después de esto estando yo en la ciudad del Cuzco, teniendo nueva que había muerto el dicho Inga á Tilano de Anaya, mi mesagero le provey por teniente para su conquista, á la cual fué con mucho gasto de su hacienda; é habiéndose puesto grandes dificultades por los antiguos conquistadores y capitanes que allá fueron de poderse ganar los fuertes del Inga, ni haberles á las manos á éllos y á su gente por la mucha aspereza de la tierra, ríos y montañas, y gran fuerza de los fuertes, con lo cual el di-cho Martín de Hurtado Arvieto, instó y reiteró en ello, favoreciéndole nuestro Señor como causa de su Divina Majestad, fueron presos el dicho Inga Topa Amaro y Quispi Tito, y todos sus hermanos deudos, mujeres é hijos, y capitanes y gente, y habido los cuerpos de Mango Inga y Titocuji, sus padres y hermanos, y el ídolo de oro llamado Punchao, ó Sol, que antiguamente estaba en la casa del Sol del

Cuzco, en quien todos estos reinos adoraban, y lo habían llevado á la dicha provincia, con tanto deservicio de Dios, y objeto de la predicación del Santo Evangelio, le tenían casi cuarenta años había sacrificando criaturas humanas; idolatrando y apostatando y haciendo apostatar á los indios ya bautizados, que allá iban y ellos prendian y llevaban de la tierra de paz, con otro ídolo que llamaban Pachamama, Madre de la Tierra, y otros muchos que fueron quemados y destruidos, y que habiendo yo proveido por Gobernador de aquella provincia dejando en Vilcabamba hecha una fortaleza, y en ella alcalde y gente competente, y embiado presos á (los dichos Ingas, y á sus hermanos, y mujeres é hijos y á trece capitanes de los más principales y culpados, pobló y fundó la Ciudad de San Francisco de la Victoria en el río y valle de Viticos, y le ha tenido y tiene poblada, á mucha costa de su hacienda, en tanta buena quietud y utilidad de las provincias de las ciudades del Cuzco y Guamanga, y de todos estos Reynos, como me era notorio; á donde ha sacado de paz muchos caciques é indios de las provincias de los Pilcosones é Manaries y Paucarmayos, y algunos de ellos se han bautizado y casado, como todo me constaba por los testimonios reales y descripción de aquellas provincias que me ha embiado y de próximo me ha traido, etc.

De lo dicho se sigue, que si ha habido emigraciones de indios quechuas ó aimaraes, no han sido en grupos de consideración, por los afluentes del Beni y Madre de Dios; y que los indios fugitivos, ó bajaron por los diversos afluentes del Ücayale, ó se quedaron en las primeras tribus que existían y existen en la ceja de la montaña; ó primeros contrafuertes de los Andes al oriente.

CUALIDADES FISICAS DE LAS DIVERSAS TRIBUS
DE APOLOBAMBA.

Como se ha visto hasta aquí, son varias las tribus que pueblan los numerosos territorios de

Apolobamba; pero ellas podrían reducirse en realidad á un cierto número. A cerca de su origen es muy poco lo que sabemos; el estudio comparado de sus lenguas ó idiomas; y aun el de sus craneos, creemos que podrá dar alguna luz en lo futuro; pero no debe perderse de vista, que la mezcla de razas, y de consiguiente de lenguas, son frecuentes. Algunos autores han creido en la emigración de grupos numerosos de súbditos del grande imperio de los Incas; otros los han considerado como súbditos de los Incas, aquienes pagaban tributo; pero no hallamos fundamento alguno de semejante opinión.

Los súbditos de los Incas daban culto al Sol en sus templos como á una divinidad; mientras del otro lado de los andes no se halla vestigio alguno de semejante religión. De modo que es con mucha razón, que los Andes eran considerados como el límite del imperio de los Incas; y aun del mismo Perú después de la conquista de los españoles. Herrera y la Relación anónima al Virrey del Perú, etc., dicen: “La cordillera grande que parte límites entre el Perú y las jornadas que se han hecho desde el año de 1537 á esta parte." "Salió Peranzures al Perú.” Las relaciones de todos los conquistadores, vienen á terminar con estas significativas palabras; "salió al Perú." De aquí creemos poder concluir; que la gran Cordillera Oriental de los Andes fué una barrera insuperable para los Incas, como lo fué por largo tiempo para los españoles.

Todas las tribus conocidas al Oriente de los Andes han sido fitiquistas; y dan culto á objetos los más groseros. Entre los súbditos de los Incas en el Perú, solo se conocían dos lenguas; mientras entre los salvajes del Oriente de los Andes encontramos un gran número de idiomas, y todos ellos distintos del quechua y aimará; la misma conformación física de los indios de dichas tribus, es bastante diferente de la de los quechas y aimaraes. Por regla general, ellas no solamente no han conocido el uso del oro ni de la plata, pero ni el de ningún otro metal: por todas partes se han hallado en abundancia hachas de piedra. Las encontramos en

abundancia entre los Mosetenes y Chimanes en 1873; aunque ya abandonadas por cuanto los misioneros los habían provisto de toda clase de herramientas de hierro y acero. Las encontramos todavía en uso entre los Araonas, Toromonas y Cavinas en 1882. Todas estas tribus tenían una especie de sables de chonta, que lo mismo les servía de instrumento de agricultura, que de arma ofensiva.

Respecto de la conformación física de las diversas tribus, no hallamos diferencias tan notables, que puedan servir de regla para clasificarlas; de modo que esta clasificación se funda principalmente en la lengua y costumbres más bien que en la conformación física; y no es raro encontrar diferencias más notables entre los individuos de una misma tribu, de las que existen entre la generalidad de los individuos de diversas tribus: la estatura de los Tacanas, Cavineños, Araonas, Toromonas, y aun Pacaguaras, varía entre un metro sesenta y cuatro centímetros, y un metro setenta y cuatro; en los hombres; en las mujeres son pocas las de estatura pequeña, las formas del cuerpo son muy proporcionadas en ambos sexos, y es muy raro encontrar alguno defectuoso con deformidades notables; el color es más ó menos el mismo en todos, salvo ciertas excepciones de que hablaremos después. Los hombres no podemos decir que son delgados, por lo general no hay ningún obeso; pero los hay que podríamos llamar corpulentos. El cabello lo tienen por regla general negro; más ó menos oscuro, sin que deje de hallarse rubios, talvez con frecuencia entre los Tacanas, Araonas y Toromonas. Los Araonas y Cavinas salvajes dejan crecer sus cabelleras como las mujeres, cortándolo únicamente sobre la frente, con un pedazo de concha ó caracol; por detrás lo envuelven recojido, con una faja de unas tres pulgadas de ancho y de unas tres varas de largo, colocándola en espiral al rededor del cabello, que cuelgan en forma de rabo hasta más abajo de la cintura. Hemos dicho que por regla general tienen cabellos negros y gruesos; también hay

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