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diminutos, los meten en pedazos de tacuara ó bambú que les sirve de olla y los cuecen perfectamente al fuego. Hacen igualmente otra clase de vasijas con el producto de una palma que llaman tola, que tiene el espesor de una suela curtida, y aun cierta apariencia con ella, es flexible y resistente, á esta materia le dan la forma de una caja de papel de vizcochuelo, en ella hacen hervir el agua; fermentar la chicha, etc., y las hay de la capacidad de veinte litros. Después de haber pasado un tiempo más o menos largo en el bosque, vienen al pueblo hombres y mujeres con sus piernas, brazos y caras pintadas con el zumo de la manzana que llaman Bi, muy satisfechos de sí mismos, y se ocupan de beber chicha durante un día ó dos.

La mayor parte de la cosecha del maíz, ó casi toda ella la emplean en chicha y cuando el maíz se les acaba, hacen la chicha de yuca, que es bebida bastante nociva. No se conocen entre ellos las enfermedades de la vegiga, en especial el mal de piedra ó cálculos. Son habilísimos en la caza, por la perspicacia de su vista para descubrirla; su agilidad en la carrera para perseguirla, y su destreza en tirar la flecha para matarla. Son habi

lísimos en descubrir y seguir el rastro de gente, animales ó fieras, por más que hayan pisado sobre yervas ú hojas secas; y hasta conocen el tiempo que hace que quedó marcado dicho rastro.

Las mujeres son muy aficionadas á adornarse el pescuezo con sartas de avalorios ó chaquiras; y las salvajes se cuelgan en sartas los dientes de toda clase de animales, los que agujerean con cha destreza, á pesar de carecer de hierro, se cuelgan toda clase de chucherías y hasta piedras; se adornan igualmente las muñecas de las manos, y hasta los pies encima de los tobillos.

Son incapaces de secreto, pero esto debe entenderse entre ellos; pues lo guardan para con los misioneros, autoridades y los blancos en general.

Son muy afectos á tomar palabras de otras lenguas; y de aquí proviene sin duda, la continua. variación á que están sugetos sus idiomas.

La bebida de uso general en casi todas las tribus, es la chicha, que los tacanas llaman Eidi y y cuyo modo de prepararla es el siguiente. Se muelen los granos de maiz tostados, y se reducen á masa con agua fría; esta masa ó pasta se divide en fracciones ó pedazos, la tuestan en tiestos, pero de modo que solo sufre la acción del fuego ó torrefacción la parte esterior de la pasta, sin que penetre absolutamente al interior. Despues se reunen las mujeres en número proporcionado á la cantidad de chicha que quieren hacer, distribuidas en varios círculos, colocando una olla grande al centro de cada círculo. Se dá á cada mujer una de esas porciones tostadas, y por fracciones van metiendo á la boca; las mascan y mantienen en ella, hasta que á juicio de las mismas mujeres, esten bién desmenuzadas; entonces las echan á la olla, ya sea

piéndolas, ya tomándolas con los dedos y echándolas con éllos. Este trabajo se prolonga á veces toda la noche, y una vez acabado se echa agua á las ollas, y se ponen al fuego, haciéndolas hervir durante veinte y cuatro horas. Están siempre cuidando esta operación algunas mujeres, removiendo con grandes espátulas la masa que se asienta en el fondo de la olla; y aumentando harina á cada momento. Después se vacía en bateas, y cuando el líquido se ha enfríado en éllas; se pasa á grandes cántaros de barro, en los que fermenta de tal modo, que si no se le dejase algún respiradero, rompería indudablemente los cántaros. Después sobrenada un aceite amarillo, indicio seguro de que la chicha está madura, y en estado de beberse.

También acostumbran especialmente en los viajes llevar harina de maíz, tostada como se ha dicho; á la que ponen cierta cantidad de agua, la necesaria para que fermente; y en este estado cuando quieren usarla, disuelven cierta porción en una tutuma de agua; la toman sirviéndoles de comida. y bebida.

SUS CREENCIAS RELIGIOSAS Y PRÀCTICAS

SUPERTICIOSAS.

Ya hemos dicho en otro lugar, que las tribus salvajes que habitan al Oriente de la Cordillera de los Andes, se diferenciaron y se diferencian de los Quechuas y Aimaraes en religión, por cuanto los Incas y sus súbditos tributan culto al Sol; aunque además tienen ídolos verdaderos, con figura de hombre, etc. Bien conocidos son los esfuerzos hechos por Santo Toribio, Arzobispo de Lima para estirpar la idolatría en su vastísima Arquidiócesis; la gran cantidad de ídolos recogidos y destruidos por las numerosas comisiones mandadas por él de acuerdo con el Virrey para estirpar de raíz la idolatría entre los Quechuas y Aimaraes; lo que ha sido causa de que en el día apenas podamos tener noticia alguna ni de la idolatría ni de los ídolos.

Es cosa generalmente admitida la diferencia capital entre la religión de los indios del Perú, súbditos de los Incas, y la de los indios de las montañas situadas al Oriente de los Andes. Después de mediados del siglo diez y nueve se encontró en el puerto de Obidos sobre el Amazonas un ídolo de origen incaico, lo que dió lugar á que se negase ó por lo menos se pusiese en duda la creencia general de que todas las tribus del oriente de los Andes eran fetiquistas, presentando como una prueba terminante en contrario el hallazgo de dicho ídolo. Este hecho dió lugar á largas disertaciones en diversos sentidos, nosotros tuvimos ocasión de leer una muy bien escrita (no recordamos el autor) en la que se sostenía con muy sólidas razones, que ese ídolo encontrado en Obidos no pertenecía ni podía pertenecer á ninguna de las tribus aborígenes del Amazonas, sinó que había sido llevado allí posteriormente á la conquista del imperio de los Incas por los Españoles, y que había quedado perdido ú olvidado.

Así lo creemos nosotros, y eso es lo que aseguran las diversas relaciones de los conquistadores y misioneros.

Según el P. Eder, los indios de Mojos no tenían idea de la divinidad; en cambio tenían una multitud de preocupaciones y superticiones á cual más absurdas. Creían en ciertos genios, que llama. ban Acsane, que ni éllos mismos sabían lo que era. Este nombre cuyo significado ignoraban, lo habían recibido de sus antepasados, juntamente con las fábulas ridículas y absurdas de que estaba rodeado. Tenían los Motire es decir los que desempeñaban el oficio de sacerdotes, médicos y hechiceros. Estos Motire, se encuentran casi en todas las tribus americanas, con diversos nombres. En el Orinoco los llaman Piace, y en las Guayanas Piayes; los Mosetenes los llamaban Cucucsi, los Pacaguaras Roa ó Roabu, los tacanas Baba ó Yanacona: este último nombre es general entre las tribus Araonas, Toromonas y Cavinas; en otras tribus les dán otros nombres; pero ellos se encuentran en todas partes; y en todas partes desempeñan el mismo, ó los mismos oficios.

Son médicos y cuando alguno enferma, lo primero que hacen, tanto él como su familia es llamarlos; sus medios de curación son esencialmente superticiosos y groseros: ellos consisten en fumigaciones; en chupar, y aun morder al órgano dolorido, poniéndose en la boca ciertos polvos, especialmente de tabaco y coca, y aun le aplican dichos polvos, mezclados con saliva.

Según ellos, nadie muere de muerte natural; y los dolores mismos causados por la enfermedad, no son sinó consecuencia del embrujamiento; pero debe tenerse presente, que en varias de las lenguas la misma palabra significa á un mismo tiempo envenenar y embrujar. Para llegar á ser Baba, Yanacona, Roa, Cucuczi, Piace ó Piyayes, deben siempre pasar por algunas pruebas bastante duras, según el capricho del que los hade recibir y dar el títu lo de tales: como por ejemplo, sufrir por cierto tiem

po el hambre, la sed, las picadas de hormigas, avispas, mosquitos, etc.

Es bien dificil saber si tenían y tienen alguna idea de la divinidad, v aun palabra para espresarla. Los Mosetenes tienen la palabra Dogit los Tacanas y las tribus de su misma Lengua tienen la palabra Edutzi; los Pacaguaras la palabra Papa guará; los Mojos tenían la palabra Arama, y los Guaranies y sus congéneres la palabra Tumpa; pero es bien difícil comprender el verdadero sentide de estas palabras. Los que han tenido roce con los misioneros, han llegado á concretar el sentido de la palabra aplicándola á un ser superior á todos los demás; pero en estado salvaje es bien dificil determinar el sentido y aun el alcance de dichas palabras. En la mayor parte de esos dialectos la misma palabra significa crear y criar; crear el cielo y la tierra y criar pollos ú otros animales; el verbo es el mismo; solo se cambia el nombre. En tacana por ejemplo, la palabra Segua, significa, criar; Eseguani ema me estoy criando yo: por ejemplo estos pollos Seguameji: el que cría: de donde los misioneros, á defecto de otra palabra más propia la han adoptado para significar el Criador ó Creador de todas las cosas.

En tacana la palabra Edutzi que significa ó mejor dicho, con la cual designan una especie de divinidad, viene del verbo Dusu, que significa llevar, guiar, de consiguiente el verdadero sentido de la palabra Edutzi, sería, el que guía ó el guiador.

En los libros de partidas de Bautismo de Tumupasa, que comienzan en Noviembre de 1756, época en que dicha misión fué traslalada de Yariapo al lugar que actualmente ocupa, encontramos al fin de dicho libro una nota del tenor siguiente: "Tumupasa" fué formada con los indios Tacanas, Marcanis, Saparunas, Pamainos, Toromonas, Araonas, y Chilliuvos. Creían los Tumpaseños en un Dios Criador y Gobernador del universo; y que este había divinizado el cerro de Caquiaguaca, colocando en él un Dios tutelar del mismo nombre. Los To

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