Imágenes de páginas
PDF
EPUB

aun éstas de calidad inferior. Hay además una infinidad de abejones, que sólo sirven de molestia á la gente.

Avispas. Las hay de muchas clases, y en mucha abundancia, no siendo las más pequeñas las menos molestas y perjudiciales. Las hay que hacen sus nidos en agugeros en tierra; otras los hacen en los huecos de los árboles, á la manera de las abejas; pero por lo general los hacen colgados de las ramas de los árboles y arbustos; donde se vén de todas figuras y dimensiones; llegando algunos avisperos á tener más de media vara de largo por una tercia de ancho en la base. Algunas como el Chuturubi, que tienen una pulgada de largo, hacen sus nidos en las casas en que no se hace fuego; pues el humo las ahuyenta. Multiplican de un modo extraordinario.

La multitud de avispas hace muy molesto el viaje por el monte, donde uno se vé á cada momento embestido por un sinnúmero de estos bichos, que en un instante lo ponen hecho un monstruo. Hay una pequeña muy feroz que persigue á distancia y en número muy crecido.

No son menos molestos y peligrosos los viajes por agua, especialmente en tiempo de las crecientes: por cuanto hacen sus nidos colgados de las ramas de las orillas; á la altura á donde llegan las mayores crecientes, siendo entonces indispensable atropellar los avisperos, sufriendo las feroces picaduras de todas las avispas enfurecidas.

Hormigas.-Es tanta la variedad que existe, que es imposible llegar á conocer todas las especies. Sólo haremos aquí mención de las más conocidas, comenzando por las más grandes y bravas, que son las llamadas Bunas, todas ellas venenosas: son llamadas por los brasileros Hormiga de fuego, por la sensación que causa su picadura. Algunas de ellas alcanzan una pulgada de largo. Su picada, aunque no llega á causar la muerte, produce unos do lores tan agudos, que hacen perder el juicio y duran veinticuatro horas, haciendo hinchar el miembro que sufrió la picadura. Si mordieran varias á

un tiempo, harían peligrar al paciente; mencionaremos aquí las principales.

La Choca lanosa, ilamada por los Tacanas Buna eni, Buna verdadera.

La Buma negra; color negro brillante, larga de una pulgada, muy brava.

La Buna colorada larga; llamada Duqueibuna (Buna de color venado).

La Buna Bububu; ésta busca con ansia un

bejuco; por lo que abunda mucho donde quiera que existe este bejuco y es preciso andar con mucho cuidado para no pisarlas y hacerse picar.

La Guarajuju, gruesa, de color oscuro, no muy larga, es muy brava.

La Ibatupu; que quiere decir atigrada; tam. bién muy brava.

La Policía; de dos clases; una negra llamada Tapitapi; otra colarada llamada Tumidari; andan en partidas muy numerosas y ordenadas; y persiguen toda clase de insectos, invaden las casas, formando primero un cerco al rededor, lo mismo que al rededor de sus puertas y ventanas, y hasta de los más insignificantes agugeros y entonces invaden la casa en tumulto y no queda insecto que se les escape; debiendo entre tanto los habitantes abandonar la casa.

La

El Cuqui (Exiton), una de las más perjudiciales entre las hormigas; hay de dos clases: Forrajeadora (Exiton drepanophora), que también se llama hormiga arriera, por cuanto se ocupa en cargar á su madriguera las hojas y retoños tiernos, siendo la verdadera plaga de la agricultura. La hembra tiene alas y lleva sus huevos en forma de un grano de rosario en la parte trasera; los indios se los quitan y los comen fritos; también sacan de ellos aceite; hace sus nidos en forma de laberinto debajo de la tierra; son de una solidez extraordinaria, y ocupan extensiones inmensas, con salida en todas direcciones. En el monte forman caminos de una extensión considerable; siendo á veces causa de que el viagero se extravíe; pues cuan

do cree seguir una verdadera senda, se vé conducido á la entrada de uno de esos nidos.

La Erratica (Exciton erratica), se diferencia de la arriera ó cargadora, en que andan aisladas; por lo demás, es difícil distinguirlas. Los Tacanas. las llaman Tsebu y los Araonas Macua.

La Hormiga Flechadora, llamada Pisapisaji por los Tacanas.

La Hormiga de Ambaibo; así llamada por que de ella están casi siempre llenos estos árboles; es negra y tiene patas largas.

Otra más pequeña que para en los árboles y se distingue por tener su parte tracera levantada. Las Hormigas coloradas; estas cuatro últimas clases son muy bravas.

La Hormiga Puisasa, colorada, muy pequeña, se prende al pescuezo y causa verdadera fiebre; es casi impalpable; reside en las hojas de los árboles y arbustos.

Otra Hormiga negra, muy pequeña, persigue á las gallinas y pollitos y en estos últimos hace

matanza.

La Hormiga del Palo santo; llamada Anani, de que se ha hecho mención en otro lugar.

La llamada Madidi; que hace grandes nidos en los árboles; es inofensiva.

La ilamada Mapeti; igualmente iuofensiva. Otra colorada inofensiva, que invade toda clase de comestibles y es muy amarga é imposible preservar de ella el servicio de mesa y cocina.

Hay una hormiga blanca, con cabeza grande blanca y dura; cuando se enoja arroja un humor lechoso. Esta invade toda clase de maderas, y las reduce á polvo, sin que haya alguna bastante dura que escape á sus estragos. También invade los libros, ropas, etc., destruyéndolo todo. Cuando invade las casas lo mismo que los árboles, forma un camino cubierto que se divisa desde lejos.

Arañas.-La principal es la Apasanca (Migale avicularia), de las que hay algunas tan grandes, que no podrían cubrirse con la mano extendida. Es muy venenosa, y abunda en los montes y hasta

en las casas. Tiene dos dientes arriba y dos abajo y por ellos infiltra un veneno, como la víbora. Hay otras clases que no son venenosas y que tejen sus telas en los montes en grandes superficies, especialmente en las palmeras.

Alacranes, los hay en mucha abundancia, muy variados y algunos muy grandes. Son venenosos, pero no causan la muerte; habitan debajo de los troncos podridos, no es raro encontrarlos de ocho centímetros de diámetro.

Grillos; hay muchísimos y son muy perjudiciales, especialmente en los pueblos y campamentos nuevos; destruyen toda clase de ropa, en especial la de lana.

Sapacalas; hay de varias clases y tamaños; en particular una muy hedionda; otra que muerde cuando nno está dormido, de las yemas de los dedos y de la nariz y orejas, llegando hasta sacar

sangre.

Luciérnagas; hay en mucha abundancia; prodiucen la luz por medio de un movimiento contínuo; y la de algunas es tal, que con ella puede leerse de noche una carta.

Tábanos; los hay de varias clases: el moscardón ó tábano grande; que persigue toda clase de animales, bueyes, mulas, caballos, etc., y en especial la Gran bestia; á esta última la persiguen de tal modo, que la obligan á meterse en la agua de las lagunas ó ríos, y mientras ella zabulle, están los tábanos revoloteando como un enjambre, esperando que salga para prenderse en ella de nuevo y esta es sin duda la causa de que este animal ande siempre cerca de las lagunas y ríos y aún, que ha» ya sido considerado como anfibio; de lo que creemos no tiene nada.

El Tábano negro, con la punta de las alas pintadas de blanco; es abundante y molesto.

El Tábano pintado amarillo, que muerde siempre de la punta de la nariz; estos dos últimos son del tamaño de una mosca ordinaria.

Hay otro amarillo, más pequeño y pintado

que el anterior, que muerde con mucha tenacidad, y se deja matar fáeilmente; abunda en los pajonales, curichis y chaparrales.

Piques ó Niguas: hay en muchísima abundancia como en todos los temperamentos cálidos. Multiplica extraordinariamente en los campamentos abandonados y parece que la ceniza contribuye á su propagación; hay dos clases: blanco y negro.

Sututus: Son muy abundantes: parece tener su origen del huevo de una mosca; talvez del tábano y aun de algunas mariposas. Lo ponen en la ropa cuando está secando después de lavada y también en arbustos de donde se prende en la ropa al tocarlos; se introduce en la carne sin hacerse sentir y solo á los pocos días comienza á morder y á medida que vá creciendo, sus mordidas son más feroces. Conforme va creciendo va aumentando el agugero, y llega á críar unos pelos ó crines muy duras que en contacto con la carne viva, causan un dolor agudo é incesante. Es una buena precaución para librarse de tales bichos usar la ropa interior planchada. Para sacarlos se les pone zumo de tabaco fuerte para embriagarlos; ó bien se cierra herméticamente el agugero por donde respiran con lacre bejetal (Mascajo) bien caliente hasta que muere, después de muerto, basta un apretón teniendo cuidado de no agarrar el sututo y sale con facilidad; de otro modo es imposible sacarlo, pues se agarra con tal tenacidad, que muere estrujado dentro de su agugero, llegando á formarse una llaga. Los indios de Ixiamas y Tumupasa lo sacan

con mucha facilidad. Lo llaman haciendo un ruido apenas perceptible con la lengua, saca el sututu la cabeza, y dando un apretón la hacen salir. Invade á los perros y en ellos crece hasta cerca de una pulgada. En las vacas aun crece más; pero hay un pájaro negro parecido al tordo que parándose sobre los animales, los saca y se los come. En cierta ocasión maté un tigre muy grande tan lleno de sututus, que su cuero parecía una criba, completamente lleno de agugeros que para nada pudo ser

« AnteriorContinuar »