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ranchos de los lecos, que eran, el pueblo de Yuyu, el de Siripata, Chiripico, y tres ranchos, en losque había veintiun almas. Estaban inmediatos los Eremos, en varios pueblos que eran, Eremo, Corimeco, Sanicno, y otro cuyo nombre no recuerda el Padre. A oriente de los Eremos, había otros pueblos, entre ellos, Turiapo ó Tuyapo, donde mataron y está enterrado el Padre Miguel de Urrea, que fue el segundo sacerdote que recorrió esos lugares. Al pueblo de Zuco, también de Lecos, saHieron Chunchos á prestar homenaje á los Españoles. Concluye el Padre que todos esos pueblos reunidos tendrían unas ochocientas almas, mil á lo sumo, y nó tres mil, como aseguraba el Maestre de Campo Pedro de Valverde.

Respecto de su índole y costumbres, dice el mismo padre: "El natural de ellos que fue en otro tiempo cruel y sangriento, como se ve en las muertes que hicieron en sujetos de varios estados entraron por aquellas tierras, hoy es manso........ sin que les falte alguna altivez."

que

Sus costumbres son, lo primero inclinación á no trabajar. Las mujeres siembran y cojen los frutos, que son maíz, yucas y camotes, de suerte que el varón lo más que hace es rozar al principio la montaña para la nueva chacra, y después ella corre por cuenta de la mujer, que lo que es ellos están todo el día entretenidos en aderezar sus flechas y en beber, pero no se privan, cosa que nos admiró, viendo que bebían tan excesivamente. En lo que toca á costumbres de ritos, adoraciones, idolatrías, etc., no hallamos que hubiese entre ellos algunas, pues no conocen Dios, ni tienen noticias de quién hubiese sido su primer autor. Algunos abusos hay entre ellos, pero tales, que cotejándolos yo con algunos, que sabemos que tienen en este Reino y en España los Españoles, son menores ó de muy poca monta. Al morir uno, se celebran las exequias con canciones tristes, haciendo algunas ceremonias más por uso heredadas que por formal superstición. Entiérranse con prevención de comida y bebida y con las armas que en vida ó le sirvieron

le defensa ó mató algún enemigo suyo ó alguna fiera. Preguntados por qué hacían esto, respondieron que la comida y la bebida era para que se mantuviese y sustentase allá en la otra vida, y las flechas para defenderse de los enemigos que á sus manos habían pasado de esta. De aquí parece se colige reinaba entre ellos alguna luz de la inmortalidad de alma." "Cásanse cada uno con una sola mujer y aunque antíguamente hacíase el desposorio precediendo ridículas ceremonias, ya hoy no usan más que entregar el Cacique (que es por cu ya cuenta corre el repartir las mujeres) entrega digo el Cacique la mujer, al que ha de ser su marido, y luego se celebra con chicha y comidas á su usanza, por espacio de algunos días. La honestidad se guarda en las mujeres, y es pena inviolable en ellas, esta culpa, y así indio que pase por un pueblo aunque sea deudor de alguno, si éste tiene mujer, no le hospedan en casa, que para ello y para sus fiestas, hay una grande en la parte superior de la plaza. El trage de los indios es camiseta, y no más que en las fiestas y cuando salen á recibir de gala; y se ponen en la cabeza un cerco de madera de cuatro á seis dedos de ancho, este, ó lo hacen todo el de plata, á que llaman colque tanca, que quiere decir en quichua "sombrero de plata," ó también de madera, con algunos soles de plata, adornando lo alto de estos cercos con plumas de varios colores y aun pendientes al cuello se las hechan á las espaldas. Las mujeres nada traen á la cabeza; hechanse un vestidura mas que talar, la cual prenden con topos sobre los hombros y arrastran un palmo, esto sin que se ciña ni apriete.

"Las casas son redondas muy capaces y muy limpias, y el pueblo es también redondo porque la planta no es mas que asentar las casas, en círculo, y según el número de estas se hace mayor ó menor la plaza, en forma también esférica.

"La lengua que ordinariamente se habla en aquella tierra es para nosotros desconocida, pero los más de los indios hablan la quichua, que es de la que nos valimos nosotros para que nos enten

diesen y en esta hablan todos, si no es mujeres y muchachos."

Hablando del clima dice "que el temperamento es malísimo, por ser la tierra muy doblada, está tan poblada de árboles que suben al cielo, que no dan lugar á que el viento bañe paraje alguno, y por esto y por la humedad en sumo grado del suelo, es de lo menos sano de cuantos he visto hasta ahora, y he estado en parte de harto destemple para la salud; cuan nocivo es para los españoles y aun indios de la Puna aquella tierra, se vé por la mortandad que ha habido en nuestra gente, pues habiendo entrado de todo género de gente, españoles, mestizos, mulatos é indios, hasta veintiocho ó veintinueve personas, cuando salí yo del Ingenio habían muerto siete y en Ilabaya á donde estuve descansando unos días me escribió el Teniente de Ingenio, que se había llevado Dios al Licenciado Juan de Castro que había entrado también, y juntamente otros cuatro, no he sabido hayan muerto mas después acá, aunque muchos quedaron enfermos, pero del número que entró (veintinueve), haber muerto doce, no es poco......

Con indios lecos se fundó hacia el año 1699 la misión de Atén y hacia el año de 1718 la de Mapiri, como lo explicaremos á su tiempo.

Según el testimonio de Reino de Leon, parece que un gran número de tribus de lengua Tacana, habitaban sobre sobre ambas márgenes del Diabeni, arriba de su junta con el Tuichi, "pues, dice, en la junta de estos dos ríos (Tuichi y Diabeni), por todas bandas, muy maravillosos y crecidos poblados de indios, y en las tierras que se extienden entre el nacimiento que traje desde la Cordillera hasta esta junta, y desde aquí al volver el Diabeni arriba, á sus nacimientos dichos, están más de quince provincias de Chunchos, de que es Señor D. Diego Amutare, heredero del gran Zelipa, al que mató el árbol, que fue quien nos llevó á su tierra, para que le defendiesemos de cuatro provincias que traian guerra con el, y le obedecieron luego que Îlegamos. D. Diego Amutare y sus Gobernadores D.

Carlos Ballesta, que es la segunda persona y D. Juan Apanilla, tienen nombres de españoles por estar bautizados, tienen en cada provincia otro Gobernador, que por no ser cristianos tienen el mismo nombre de las provincias que gobiernan que son estas: Espada, Chuquimazani, Pasari, Chayamon, Arabagona, Mayas, Mayajas, Marupa. Los Marupas viven de cien y de doscientos en galpones grandes. Ahora bien los nombres de Amutare, Marupa, etc., son netamente Tacanas y se encuentran en los pueblos de Tumupasa é Ixiamas, como puede verse por los padrones del censo.

La relación y descripción de las misiones y conversiones de Apolobamba (manuscrito del año 1747), coloca las naciones ó tribus Pamaina y Saparuna, sobre el arroyo Yariapo, pequeño afluente del Tuichi, por su márgen izquierda, á corta distancia de la junta del Tuichi con el Beni, en las inmediaciones del lugar donde Juan Recio de Leon ó mejor dicho D. Pedro de Legui Urquizo, había fundado una de las dos Iglesias, gobernadas por Padres Agustinos hacia el año 1620, y donde en 1713 se fundó la misión de la Santísima Trinidad de Yariapo, hoy Tumupasa, por haber sido trasladada al lugar que hoy ocupa. Dicha misión se componía en un principio, de indios Tacanas, Marcanis, Saparimas, Pamainos, Chilinvas, Toromonas y Araonas recogidos de todas las inmediaciones. La Relación y Descripción citadas, dice: que los Saparunas, tanto hombres como mujeres, tienen el cabello azafranado y los rostros pecosos y precisamente esto es lo que distingue aun en el día los indios de la parcialidad de Saparuna, de los indios de las demás parcialidades de que se compone el pueblo de Tumupasa.

La primera misión entre las existentes de Apolobamba, San Juan de Buenavista de Pata, se fundó con indios Silbamas (léase Siliamas) y Pamainos, desde 1680 hasta 1687. Siliamas es un arroyo que desemboca en el río Tuichi, en las inmediaciones de la misión de San José de Chupiamonas, del mismo modo desemboca en la márgen derecha en el Tuichi y á muy corta distancia de la

misma misión el río ó arroyo de Uchupiamonas, que se vadea veintitres veces en el espacio de dos leguas, para ir de San José á Apolo, y que indudablemente fué la residencia de los Uchupiamos, de que habla Recio de Leon. Ahora bien, examinan do la nomenclatura de las tribus de que se hace mención en la Relación del viaje de D. Juan Alvarez Maldonado, y dividiéndolas como es natural en dos categorías, incluyendo en la primera las tribus que vieron personalmente tanto el Capitán Manuel de Escobar, cuanto el piloto Hernando Alonso, y aun el mismo D. Juan Alvarez Maldonado, y de los que pudieron de consiguiente dar noticias exactas y verídicas, y en la segunda aquellas de que sólo pudieron de consiguiente tener noticia de oidas, y por la relación que de ellas les hacían los indios y aun algunos de los misioneros que por esas tierras habían entrado, nos proponemos examinar el lugar en que residían dichas tribus, sus lenguas y de consiguiente la raza á que pertenecieron.

Hace relación de los Cabinas, Capinas y Cavinas. Los Capinas los coloca abajo del desemboque del río de Guariguaca; Cavanava, parece ser un Capitán de los Capinas. Cuarenta leguas de la Cordillera aguas abajo, en la márgen derecha del río coloca los Araonas. Más abajo los Celipas, y limitando con ellos los Marupas, siempre en la márgen derecha, á la izquierda está la provincia grande de los Capinas.

En los Autos del Virrey D. Francisco de Toledo leemos "El Repartimiento de Pampallata, Cabinas y Cuchoa, de la encomienda de Luis Palomino, que rentaba por la tasa vieja 1,158 pesos dará 569."

"El Repartimiento de Cavinas, que está en el valle de Quiquixana de Doña Francisca de Bolonya, 334 pesos" (En Arequipa 25 de Julio 1575).

"El Rapartimiento de Atuncamagna de la encomienda de Gomez de Tordoya, dará 243 pesos 4 reales" Atuncama ó Atuncamaya esta en las inmediaciones de Apolobamba, y sin duda se refiere Gar

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