Imágenes de página
PDF
ePub

Revista Histórica

Órgano del Instituto Histórico del Perú

DIRECTOR

CARLOS ALBERTO ROMERO

Director de la Biblioteca Nacional, miembro de número fundador del Instituto Histórico del Perú, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid, de la Academia Nacional de Historia de Quito, de la Junta de Historia y Numismática Americana de Buenos Aires,

de la Societé des Américanistes de París, de la Sociedade de Geographia de Rio de Janeiro, del Ateneo Hispano-Americano de Buenos Aires, miembro activo de la Sociedad Geográfica y del Ateneo de Lima, etc., etc.

[blocks in formation]

El Instituto Histórico no es responsable de las opiniones vertidas por

los autores de los trabajos publicados en su Revista.

LA BATALLA DE AYACUCHO

Después de Junín

Destruída la ensoberbecida caballería española en la gloriosa acción de Junín el 6 de Agosto de 1824 y privado el ejército realis ta de elemento tan importante en aquella épo ca para la decisión de una batalla, el general Canterac, comandante en jefe de aquel ejército, reconociendo la inferioridad en que había quedado respecto al patriota, orgulloso y estimulado con tan notable victoria, no se aventuró a librar un combate decisivo en que se rifase la suerte del Ferú y resolvió emprender la retirada hacia el Cuzco, base de operaciones del Ejército real, para reorganizar allí sus fuerzas, tratando, al mismo tiempo, de eludir la persecución de los patriotas. Tanto Canterac como el Libertador demoraban la acción decisiva confiando recibir los esfuerzos que esperaban: aquél, los que preparaba el virrey; Bolívar, los que había pedido a Guayaquil. Mientras tanto, ambos ejércitos seguían sus movimientos hacia el Este.

Durante esta marcha ocurrió un incidente desagradable que puso al ejército independiente al borde de perder la valiosa colaboración del más tarde vencedor en Ayacucho, el general Antonio José de Sucre. Y fué que con el sincero propósito de organizar los servicios de retaguardia del ejéreito, que Bolívar consideraba en peligro a causa de la destrucción sistemática realizada por los españoles en su reti.

rada para privar de todo recurso a sus perseguidores, ordenó al general Sucre que fuese a la retaguardia a atender a la administración militar, ordenar la marcha de los hospitales, etc. Sucre cumplió la comisión, pero una vez evacuada ésta, dirigió un oficio al Libertador, fechado en Jauja el 24 de Agosto de 1824, en que se quejaba amargamente de que se le trasladara de la cabeza a la cola del ejército, y pedía su separación. "Convendrá Ud., mi general, decía a Bolívar, en que un hombre que carezca de la delicadeza necesaria para servir su destino, no debe obtenerlo, y menos vivir en la sociedad, que guían el honor v la gloria. Yo he sido separado de la cabeza del ejército para ejecutar una comisión que en cualquier parte se confia cuando más a un ayudante general, y enviado a retaguardia al tiempo en que se marchaba sobre el enemigo; por consiguiente, se me ha dado públicamente el testimonio de un concepto incapaz en las operaciones activas, y se ha autorizado a mis compañeros para reputarme como un imbécil o un inútil".

Sorprendido Bolívar con la actitud de Sucre, por quien tenía verdadero cariño y estimación, le contestó su carta en términos que dejaron satisfecha la susceptibilidad del herido general, anunciándole al mismo tiempo su propósito de volver a la costa y de dejarle el mando en jefe del Ejército Unido, resolución que había adoptado, decía la carta, desde antes de recibir la que le había dirigido Sucre.

Poco después surgió otro incidente entre ambos generales: en vista de la precipitación de la marcha de los realistas y de las numerosas deserciones que sufrían sus tropas, Bolívar quería apresurar el avance sobre el Cuzco y derrotar allí a los españoles; Sucre era de parecer contrario. Triunfó el criterio de éste y ya veremos la dirección que dió a la campaña.

La derrota infligida por Valdés al rebelde Olañeta en La Leva el 17 de Agosto de 1824 y que el célebre general anunciaba al virrey con estas palabras: "El Dios de los Ejércitos me acaba de conceder una victoria completa sobre

« AnteriorContinuar »