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un lado, que no le permitía estar entregado a la inacción, y el buen concepto que de él tenían los gobernantes, del otro, fueron parte para que volviese al servicio activo, desempeñando puestos civiles y militares. Bolívar le nombró prefecto del departamento de Ica y comandante general de las costas del Sur y después le confió la administración de la aduana de Lima. Sobre este nombramiento narra uno de los biógrafos de Cerdeña el siguiente episodio: Residía Bolívar en la Magdalena y un día hizo llamar a Cerdeña, con quien entabló este diálogo:

¿Qué le parece a usted, Cerdeña, el empleo de administrador de la aduana de Lima que le he hecho dar a usted? ---Perdone V. E. pero me parece muy mal.

-Por qué?

-Porque yo no entiendo una palabra de manejo de rentas, y educado casi desde niño en la milicia, apenas soy adecuado para servir como soldado. Preferiría que V. E. me destinase al mando de algún cuerpo, donde podría ser más útil a la patria.

-No lo dudo, pero entienda usted que yo tengo muchos oficiales valientes a quienes confiarles cuerpos del ejército, pero no tantos hombres honrados a quienes entregar las rentas públicas.

El 30 de Junio de 1826 Cerdeña fué agraciado con los despachos de general de brigada (Apéndice N.o 3), encargándosele del mando de la división de la guardia, cuyos cuerpos reorganizó y puso en el pie más brillante de disciplina, y continuó desempeñando ese y otros puestos públicos hasta que sobrevino la guerra con Colombia el año de 1828. Movilizado con ese motivo el Ejército peruano al Norte, se le dividió en tres cuerpos y se dió el mando del segundo al General Cerdeña; se componía dicha división de los batallones Pichincha y Zepita. La primera estaba al mando del General don José María Plaza y la tercera al del Coronel don José Prieto, y todo el ejército bajo las órdenes del Gran Mariscal Presidente de la república don José de La Mar, hasta el 26 de Enero de 1829 en que se dió a conocer como comandante en jefe del ejército al Gran Mariscal don Agustín Gamarra, que había llegado ocho días antes a Loja al mando de otra división procedente del Sur. La valerosa conducta del General Cerdeña en la infaus

ta jornada del Portete, contribuyó a evitar que el desastre sufrido por la tercera división peruana se extendiese a todo el ejército.

Hecha la revolución por La Fuente y Gamarra, el primero en Lima y el segundo en Piura, éste último apresó y desterró al Presidente La Mar y entregó el mardo del ejército del Norte al General Cerdeña y se vino a Lima, a ocupar la presidencia de la república (Apéndice N.o 4).

De importancia debieron ser los servicios prestados a Gamarra por Cerdeña, pues uno de los primeros actos de aquél como gobernante, fué el ascenso de éste a general de división con fecha 2 de Septiembre de 1829 (Apéndice N.o 5).

De regreso del Norte, Cerdeña fué nombrado comandante general de los departamentos de Junín y Ayacucho y se hallaba desempeñando esos cargos cuando el 25 de Agosto de 1830 el Coronel don José Gregorio Escobedo enarboló enel Cusco la bandera de la rebelión, proclamando la forma de gobierno federal. Gamarra organizo una expedición militar con la que fué a combatir a Escobedo en la que tomó parte el generai Cerdeña (Apéndice N.° 6).

Terminada la rebelión del Cusco, Cerdeña quedó como prefecto y comandante general de aquel departamento hasta que por decreto de 5 de Septiembre de 1831 se le trasladó con igual carácter al departamento de Arequipa.

En 1832 Cerdeña solicitó su pase al retiro, mas los sucesos del año siguiente obligaron al gobierno a requerir de nuevo los servicios del veterano nilitar y en Enero de 1834 fué enviado a debelar la revolución que había estallado contra Gamarra. Cerdeña desembarcó en el Callao el 1.o de Febrero y fué nombrado en seguida comandante general del departamento de Lima, con retención del mando de la primera división del ejército que se estaba organizando. Terminada la organización de las tropas, el gobierno confió a Cerdeña una importante comisión en Ica; de allí siguió a Huancavelica y se batió en Huailacucho, hallándose también en el célebre abrazo de Maquinhuayo, en que tomó parte muy prominente.

Cuando la confederación, Cerdeña se puso a órdenes de Santa Cruz e hizo toda la campaña con el valor y lealtad que le eran características. En la acción que tuvo lugar en

Yanacocha el 13 de Agosto de 1835 la división de Cerdeña convirtió en triunfo la que ya era una derrota del ejército de Santa Cruz. Durante la defensa del puente de Arequipa, Cerdeña fué mortalmente herido; atacaba esa posición el valiente Salaverry con el denuedo que le era propio; Cerdeña resistía con no menos valor y serenidad, y haciendo lujo de sangre fría: parado en medio de las trincheras desafiaba la muerte. Uno de sus ayudantes, el Comandante Cereceda, le aconsejó que se ocultase, a lo que el general contestó:-Ya le he dicho a usted que las balas no me matan.—Pocos instantes después una bala de fusil iba a romperle el labio, debajo de la nariz, destrozándole la mandíbula. Cerdeña cayó de bruces bañado en sangre, creyendo todos que había muerto. Años más tarde y ascendido ya a gran mariscal, Santa Cruz dió el siguiente decreto ordenando que se le obsequiase con una mandíbula de plata.

«Confederación Perú-Boliviana.—Secretaría General de S. E.-Palacio Protectoral en Arequipa, a 11 de Septiembre de 1837.-Informado S. E. el Supremo Protector del Estado de que la imperfección física que padece el Gran Mariscal don Blas Cerdeña, resultado de las gloriosas heridas que recibió cumpliendo heroicamente con su deber en la campaña de Socabaya, puede ser en parte corregida por medio de una mandíbula artificial, y deseando dar a este ilustre guerrero un nuevo testimoino del aprecio que hace el Gobierno de sus servicios, se ha dignado resolver que se construya el referido aparato por un artista acreditado y que su valor sea satisfecho por el Tesoro público-Publiquese y comuníquese a quien corresponda. Una rúbrica de S. E.-El Secretario General--Manuel de la Cruz Méndez.

Todos estos servicios fueron mérito suficiente para que se confiriese a Cerdeña la más alta clase militar en el ejército peruano, el grado de gran mariscal, por Ley de 7 de Mayo de 1835, y a propuesta del General don Luis José de Orbegoso, presidente provisorio de la república (véase Apéndice N.° 7)

El 16 de Marzo de 1837, Cerdeña era nombrado comandante en jefe del ejército del Centro en términos altamente

honrosos para el viejo militar (Apéndice N.° 8) y al entrar en campaña lanzó la siguiente proclama a las tropas de su mando:

«El Gran Marisca! Blas Cerdeña, General en jefe del Ejército del Centro a los arequipeños.-Arequipeños: Marcho a ponerme a la cabeza del Ejército, destinado a defender. la gloria nacional; de ese Ejército de quien fuisteis compañcros, y de cuyas hazañas sois los mejores testigos.

Conciudadanos: Nada debo prescricires al ausentarme de vosotros. Os queda de prefecto un ciudadano eminente, un hermano vuestro; y si el chileno se atreve a invadir vuestro territorio, estoy seguro que haréis lo que la nación espera de vosotros: lo que habéis hecho siempre: cubriros de gloria».

«Arequipeños: Que la patria no sea humillada, y que la repetición de vuestro nombre sirva en adelante para expresar el modelo de patriotismo y del valor heroico.- Que vuestra felicidad traiga sobre este país al ejército enemigo, para que podáis ofrecer a la Nación un día más de gloria, y a los chilenos, un testimonio de lo que valéis».

Compatriotas: Vuestro suelo es el sepulcro de los enemigos de la Patria: dejad que lo busquen».

<Soldados de la Guardia Nacional: Dejo a vuestro cuidado el país clásico de vuestro nacimiento, de vuestras pasadas fatigas, y de vuestra gloria. Marchará en vuestra ayuda, perecerá junto con vosotros o alcanzará la victoria. Vuestro General y amigo. Blas Cerdeña. Arequipa, Junio 8 de 1837 »

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En el mes de Septiembre del mismo año aparecía en las costas del Perú la anunciada expedición chilena que venía a derrocar la confederación Perú-Boliviana. Cerdeña ejercía el comando supremo del ejército del Centro y anunciaba la realidad de este hecho a los pueblos de su jurisdicción en una vibrante proclama (Apéndice N.o 9).

Rota la confederación Perú-Boliviana después de las batallas de Guía y Yungay, el Gran Mariscal Cerdeña tuvo que seguir la suerte de todos los partidarios de Santa Cruz, y, en consecuencia, se vió obligado a salir del territorio, emi

grando a Guayaquil, quedando privado de sus pensiones militares hasta que la ley de amnistía de 3 de Noviembre de 1845 le permitió regresar al país y vivir en el seno de los suyos, volviendo al goce de su grado y honores militares.

Estaba Cerdeña condecorado con la medalla militar mandada dar por la orden general del ejército de 13 de Di'ciembre de 1821; con la de Zepita y con otras más. En una solicitud presentada por Cerdeña pidiendo certificación de sus servicios, el General Gamarra puso la siguiente nota, altamente honrosa para el héroe de Zepita: «Me constan los distinguidos servicios y cuanto expone el General recurrente, a quien conozco desde el año de 1820 cuando pertenecía al batallón Numancia, habiendo cooperado con mucha eficacia a que este importante cuerpo se pasase, como lo verificó, a las filas del ejército Libertador. Después por el año 21 hizo la campaña de la Sierra a las órdenes del General Arenales,el 23 se halló en la acción de Zepita, a donde peleó esforzadamente por la causa de la independencia, hasta quedar en el campo mortalmente herido, de cuyas resultas quedó con una pierna inútil;-hizo las campañas de Bolivia y de Colombia; y después del funesto suceso del Portete, desempeñó con actividad y esmero todas las comisiones que se le dieron para la conservación de la plaza de Guayaquil y de las fuerzas estacionadas en ella hasta el convecnio militar de Piura, proporcionando también toda especie de recursos a la tropa y a la escuadra, en medio de las grandes escaseces y desgraciadas circunstancias de aquella época. Por fin, ha desempeñado con la honradez que le caracteriza, y siempre de un modo satisfactorio, todos los destinos y comisiones que se le han encargado; habiendo adquirido con justicia la reputación de un militar honrado, celoso, exacto y valiente.-Gamarra. Por orden de S. E.- Ferreyros.

Atacado de grave dolencia, Cerdeña falleció en esta ciudad el día 11 de Noviembre de 1854, tributándose a sus restos los honores que merecían su alto grado militar y sus inestimables servicios a la patria por espacio de más de treinta años. Para darse una idea de la solemnidad de esos honores, baste decir que la caja mortuoria en que reposaban sus res

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