Imágenes de páginas
PDF
EPUB

año el Príncipe de Condé : aprestóse al instante una escuadra, que efectuó un desembarco en Burdeos; sin embargo, se tuvo que desocupar esta plaza en cuanto se acercó el Rey de Francia para ponerla sitio.

Continuó el sitio de Barcelona por espacio de quince meses, 1652. defendiendo bizarramente la plaza D. José Margarit. D. Juan de Austria quedó encargado del mando de los ejércitos de mar y tierra, y al fin el 13 de octubre de 1652, cuando ya la plaza no tenia víveres ni municiones, se rindió por medio de una capitulacion honrosa para el Principado. Con efecto, una de las condiciones fué que se conservarian los fueros de Cataluña, y que se concederia una amnistía general, de que solo fueron esceptnados muy pocos. Perdida Barcelona, cayeron á poco en poder del ejército Real cuantas plazas y fortalezas ocupaban los Franceses en Cataluña. Asi se terminó al cabo de doce años la guerra civil de Cataluña, promovida por el genio dominante y orgulloso del Conde Duque, y fomentada por algunos gefes militares, que en vez de tratar con amor á los Catalanes, enconaban mas y mas sus ánimos. Puede decirse que en Cataluña recibió la España un golpe de muerte: porque además de ser diezmada en ella la flor de los ejércitos castellanos, impidió la guerra civil que se enviasen auxilios á Flandes y á Italia, y que se acabase por medio de poderoso esfuerzo con la revolucion de Portugal.

En este reino continuaba la guerra guardando cada ejército su frontera, y teniendo únicamente lugar correrías y rebatos, al modo como se hacia antiguamente la guerra á los Moros.

En Flandes el Archiduque logró reunir un ejército de treinta mil hombres, y tomó á Gravelinas, Dunquerque y otras plazas.

En Italia el Marqués de Carazena tomó á Trin, plaza cercana á Milan, y se apoderó de la célebre fortaleza de Cassal, construida por Felipe II, y que tanta sangre habia costado.

A principios del año 1653 triunfó Mazarini de sus rivales, y` 1653. entró en Paris. Luis XIV ya mozo, pasó en persona á animar su ejército en Flándes, y lo logró de tal suerte, que aunque contaban los Españoles con los refuerzos de Turena y del Príncipe de Condé, no pudieron hacer el menor progreso. Entretanto entraron por junio en Cataluña nueve mil franceses al

mando del general Hocquincourt, y de D. José Margarit que habia defendido á Barcelona. Decia este que la rebelion de los pueblos catalanes volveria á inflamarse en cuanto viesen un nuevo y lucido ejército para protegerlos; efectivamente lo hicieron asi algunos, pero acudiendo luego las tropas castellanas no tomó incremento la rebelion, pues la generalidad en Cataluña deseaba ardientemente la paz. Solo sí, como acontece siempre durante las guerras civiles, vagaban por Cataluña algunas bandas de foragidos y de contrabandistas que al instante se reunieron con los Franceses. No sin pérdida lograron estos ocupar á Castellon de Ampurias, y despues pusieron sitio á Gerona, donde habia muy poca guarnicion. Derramáronse tambien por los pueblos de Rosas, Ripoll y San Feliu, donde cometieron muchas atrocidades. Pero el sitio de Gerona tuvieron que levantarlo por el denuedo de los defensores, y por temor de las tropas de D. Juan de Austria que se acercaban. Estas ocuparon al instante el Ampurdan y pusieron sitio á Rosas, pero tuvieron que levantarlo por haber acudido los Franceses. Tuvo entonces lugar un encuentro parcial entre un destacamento del ejército Real y una division francesa; mas sucumbió el primero con pérdida de cuatrocientos hombres. Por este tiempo entró una nueva espedicion francesa por el Valle de Aran, y se derramó por varios pueblos de Aragon y Cataluña, pero estos se levantaron en masa contra ellos, y los hicieron volver mas que de paso á repasar la frontera.

A la sazon llegó de Nápoles el Conde de Oñate, dejando tranquilo el pais, y trajo consigo alguna tropa disciplinada, y además trescientas estatuas de gran mérito.

1654. Concluyóse el nuevo panteon del Escorial que debia servir de sepulcro á los reyes de España que mueren con sucesion, y el 17 de marzo de 1654 fueron trasladados á él los cuerpos los reyes católicos desde Cárlos I.

de

En Flandes perdimos al Vizconde de Turena que se reconcilió con su rey, y en vano el Archiduque Leopoldo junto con el Príncipe de Condé puso sitio á Arras, pues Turena, á la cabeza del ejército enemigo, arremetió á nuestras líneas el 25 de agosto, y obligó á levantar el sitio.

El gobierno francés envió á Rosellon al Príncipe de Conti, paraque hostilizase nuestras fronteras de Cataluña. Internóse

en efecto hasta Rosas, é hizo levantar el nuevo sitio que en esta plaza habian puesto los Españoles; á poco tuvo lugar junto al rio Ter un combate parcial entre una division francesa y otra española, combate que fué favorable á esta. Dirigióse entonces el enemigo á la alta Cataluña, y no fué posible impedir que se apoderase de Urgel y de Puigcerdá.

Envanecido con esta ventaja el Príncipe de Conti, arreme- 1855. tió á otros pueblos fortificados de la frontera y se apoderó de Castelló, Cadaqués y Cabo de Quers. Pero, nuestras tropas al mando de don Juan de Austria completaban entretanto la conquista del interior del Principado, volviendo á la obediencia del gobierno de Madrid la villa de Berga y la ciudad de Solsona.

Este año volvió el Duque de Módena á firmar alianza con la corte de Francia, en parte por culpa de nuestro gobernador de Milan que le trataba con orgullo; tomó con esto la ofensiva y tomó á Reggio y Corregio, mientras el príncipe Tomás á la cabeza de los Franceses y Saboyardos ponia sitio á Pavía : acudió pronto el gobernador de Milan, é hizo levantar el sitio.

Todavía el Príncipe de Condé servia en nuestro ejército de Flándes; mas no fué feliz en el sitio de Quesnoy; y por el contrario lo fueron las tropas de Luis XIV, que se apoderaron de cuatro plazas fuertes, entre ellas la de Chatelet y Condé.

Mas sosegados interiormente los Franceses, pudieron dedicarse á buscar nuevos enemigos contra el gobierno de Madrid. No era fácil la empresa si se considera que la casa de Austria estaba ya bastante abatida, y que muchos mas zelos debia causar el engrandecimiento y la preponderancia que iba tomando la Francia, que no la arruinada España. Pero como la España era dueña de inmensas colonias en América, babia una nacion que estaba interesada en arrebatárselas, y que aspiraba ya á la omnipotencia marítima esta era la Inglaterra, y Cromwell no vaciló en declararse en favor de la Francia contra la Espaňa. Envió una escuadra á las costas de Italia para llamar toda nuestra atencion; y entretanto otra escuadra poderosa á las órdenes del almirante Pen caia sobre la isla de Santo Domingo. Fué rechazada con mengua de los agresores, y entonces se dirigió sobre la Jamaica, de cuya isla se apoderó, y que han conservado despues poniéndola en un floreciente estado.

1656.

Hacia quince años que el reino de Portugal se habia separado de España, y durante este largo transcurso de tiempo únicamente una guerra de devastacion y rapiña habia tenido lugar por aquella frontera. Tiempo era ya de que se hiciese seria la guerra; Cataluña estaba sometida enteramente, y además de esto habia muerto don Juan de Portugal, y le heredó su hijo el niño don Alonso VI, bajo la regencia de su madre. Pareció, pues, favorable la coyuntura para los Españoles; reuniéronse tropas en la raya de Estremadura, y se preparó un poderoso . esfuerzo para la campaña siguiente.

Sobre el Escalda un ejército francés al mando de Turena puso sitio á la importante plaza de Valenciennes ; pero la guarni cion de mil quinientos hombres al mando de Bournonville opuso una resistencia heróica, y contaba además con el entusiasmo de la poblacion, que estaba á su favor. Abrieron trinchera los sitiadores, y por tres veces asaltaron denodadamente; pero tres veces fueron rechazados con gran pérdida. Por entonces, despues de haber pacificado don Juan de Austria el principado de Cataluña, pasó á suceder al archiduque Leopoldo en el mando del ejército de Flandes; reunió todos los cuerpos que mandaban el Príncipe de Condé y el Conde de Fuensaldaña, y resolvió acometer á los sitiadores. Estos, á las órdenes del Mariscal de Ferté, estaban protegidos por Turena, que maniobraba á cierta distancia con el grueso del ejército. Levantáronse las esclusas que impiden la inundacion de aquellos campos; un lago separó las tropas de Turena de las de Ferté, y entretanto fué este acometido y destrozado enteramente. Ferté quedó prisionero con cuatro mil hombres; perdió toda la artillería, y lo restante de su ejército quedó en el campo de batalla. Pero el ejército de Turena habia quedado ileso, é impidió que hiciese mayores progresos el vencedor, y aun se apoderó de la plaza de la Chapelle. Sin embargo, no pudo impedir que los Españoles se apoderasen de la de Condé.

La corte de Madrid dió órden al Conde de Fuensaldaña de que pasase á Italia de gobernador de Milan : la campaña que abrió fué al principio gloriosa, pues dos veces acometió y arrolló al Duque de Módena; pero no le fué posible despues hacer levantar el sitio de Valencia del Pó, de cuya importante plaza se apoderaron al fin los Franceses.

Entretanto una escuadra inglesa se apoderaba de una flota procedente de América con unos cincuenta millones de pesos, pérdida inmensa para la nacion.

Tambien este año perdimos otra flota de casi igual valor que 1657. la anterior; mas no cayó en manos de los Ingleses, pues no pudiendo llevarse los buques, que se habian refugiado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, los incendió.

Animados los Ingleses con las ventajas conseguidas, pudieron enviar seis mil hombres de refuerzo á Turena, quien se apoderó de varias plazas en Flándes durante la campaña del año 1657.

En Italia anhelaban los Españoles reconquistar la plaza de Valencia del Pó; mas los Franceses hicieron levantar el sitio: á su vez intentaron estos apoderarse de Alejandría, pero acudiendo tambien los Españoles les obligaron á retirarse.

Los preparativos que se habian hecho en Estremadura el año anterior sirvieron para poner sitio á Olivenza, defendida por una guarnicion de cuatro mil hombres. El Conde de San German, que mandaba á los sitiadores, estrechó en breve á los Portugueses. Entonces acudió un ejército portugués al mando del Conde de San Lorenzo; mas no se atrevió á admitir la batalla que los Españoles le ofrecian, y su retirada decidió la capitulacion de Olivenza. A la rendicion de esta plaza se siguió la de Mouraon, pero no se hizo nada mas en toda la campaña.

Capitulo v.

Sitios de Dunkerque, de Badajoz y de Elvas. Paz de los Pirineos.
Casamiento de Luis XIV. Nace el Principe Don Carlos. Batalla de
Villaviciosa. Muerte de Don Felipe IV.

Los negocios de Flándes se presentaron muy mal este año. 1658. Una escuadra inglesa se presentó delante de Dunkerque no solo para bloquear la plaza, sí que tambien para traer víveres al Mariscal de Turena que la sitiaba por tierra. No tardaron don Juan de Austria y el Príncipe de Condé en acometer las líneas enemigas. Dióse entonces una batalla casi frente á la plaza; ambos ejércitos pelearon con denuedo; la infantería es

« AnteriorContinuar »