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murieron al dar principio á la batalla, mas no por esto desistieron los furiosos combatientes de su empeño. Ganaron al fin los Holandeses, si bien que sufriendo bastante pérdida ; los Españoles perdieron unos dos mil hombres, y de sus buques no se salvó uno.

El dia 13 de enero de 1608 juraron las córtes en San Geró- 1608. nimo del Prado al príncipe Don Felipe como heredero del trono, asistiendo á la ceremonia los procuradores de las ciudades, la Grand eza y el Clero. Para urgencias del Estado las córtes otorgaron al Rey un donativo de diez y siete millones y medio, y hay quien dice que llegaron á veinte y siete.

Por entonces hubo movimiento en Chile contra los Españoles; al momento el virey del Perú Don Juan de Mendoza, marqués de Montesclaros, voló con tropas al valle de Arauco que era el foco de la rebelion, y deshizo en varios encuentros á los amotinados. Gonzalo de Solis descubrió y conquistó varios pueblos en el mismo Perú, en cuyas espediciones que duraron cinco años se halló la célebre Catalina Arauzo peleando vestida de soldado hasta conseguir por sus hechos y valor el grado de alférez. En Mozambique derrotaron tambien este año los Portugueses al mando de Don Cristóbal de Melo á los Holandeses, cuyo general Don Pedro Blens sucumbió con casi toda su tropa.

El dia 9 de abril de 1609 se firmó en Amberes una tregua de 1609. doce años entre Holanda, Flándes y España, interponiéndose por garantes mediadores la Francia y la Inglaterra. En el artíeulo primero fueron reconocidas como libres é independientes todas las Ciudades Unidas, independencia que les habia costado inmenso número de navíos, de hombres y tesoros; en los demás se arreglaron varios puntos importantes al comercio. De esta suerte concluyó aquella famosa y sangrienta lucha de cuarenta y cinco años, entre unas provincias industriosas y el poder gigantesco de toda una monarquía. Si hemos de indagar las causas de la decadencia española, encontrarémos una de ellas en esa guerra emprendida sin política, continuada injustamente, y llevada á cabo sin objeto. Ciertamente que los ejércitos españoles se grangearon una gloria inmortal; pero antes de sacrificar tanta sangre debia el gobierno de España conocer que de hecho estaba arraigado ya el poder de la

Holanda y que uua lucha obstinada serviria solo para engran. decerla el valor y la disciplina militar, en que nadie igualaba entonces á los Españoles, recibió una sancion completa en esta lucha; pero esa gloria militar de nada servia á la patria, solo sí de llanto para las familias de los que sucumbian en la contienda. Estipuló se además en el tratado que el archiduque Alberto y los Holandeses siguiesen ocupando el país en cuya posesion se hallaba cada cual con sus ejércitos respectivos.

El dia 17 de mayo nació en el Escorial el infante Don Fernando, que llegó despues á ser cardenal y mas adelante gobernador de Flandes.

Libre ya de enemigos en el continente europeo, pudo el gobierno español, enviar á mediados de julio una espedicion de doce navíos, que salió de Cádiz al mando de Don Luis Fajardo para perseguir á los piratas berberiscos que infestaban nuestras playas del Mediterráneo. Aquel esforzado marino destruyó una escuadra turca en las aguas de la Goleta, hizo riquísimas presas, estinguió á los piratas, y coadyuvó á la empresa de Don Pedro de Leyva y del marqués de San German, que en el reyno de Marruecos se apoderaron de Larache, cuyo punto fortificaron. 1610. En Lerma el dia 24 de mayo de 1610 nació la infanta Doña

Margarita que murió de edad de siete años. Por entonces acae→ ció la muerte de Enrique IV Rey de Francia, á quien sucedió Luis XIII. Murió aquel Monarca en las mismas calles de Paris á manos de un asesino, cosa que decirse puede retardó por algunos años una lucha que ya los políticos reputaban imminente. Un historiador francés se atreve á decir que la España contó entre sus triunfos la muerte de Enrique IV; pero esa calumnia horrorosa no merece siquiera que se desmienta, porque es sabido ya que solo el fanatismo mas atroz pudo guiar la mano del asesino.

La muerte de Guillermo duque de Cleves y de Juliers dió motivo á unas disputas diplomáticas que tal vez hubieran podido ser fatales al tratarse de su sucesion, puesto que algunas cortes, principalmente la de Madrid, se declararon por unos sucesores, siendo así que Enrique IV rey de Francia, se declaró antes de morir por otros, é hizo poner en marcha sus ejércitos para las fronteras de Champaña.

Por este mismo año nuestro Gobernador de las islas Filipinas destrozó una armada holandesa en las aguas de Luzon, Pero el acontecimiento mas ruidoso de este año fué sin duda la espulsion de los Moriscos, que se llevó á cabo sin remedio. Hacia tiempo que se ventilaba esta cuestion, principalmente desde que se trasladó la corte á Valladolid. Los pareceres fueron varios, y aun se escribieron muchos dictámenes en pro y en contra ; pero prevaleció la afirmativa, ya porque los Moriscos maquinaban rebeliones y servian de espías á los piratas berberiscos, como tambien porque los principales de la corte junto con el Rey eran de parecer de que fuesen estrañados.

Es de presumir que nunca podia efectuarse una sincera reconciliacion entre los conquistadores de los reynos de Valencia, Sevilla y Granada y los restos de los antiguos dominadores de estos reynos. Los unos recordaban ocho siglos de lucha para odiar á los vencidos, y los otros tenian siempre á la vista el mal trato de los vencedores y el desprecio del vulgo que los motejaba con el apodo de cristianos nuevos. Así que, cuando se publicó el decreto de estrañamiento, nunca se ha visto recibido con mas popularidad un decreto mas fatal para una Monarquía. Algunos Moriscos intentaron resistir y hacerse fuertes; pero fueron batidos, embarcados y conducidos á las costas de Africa. Las cartas-órdenes enviadas á los capitanes generales llevaban la fecha del Escorial de 11 de setiembre de 1609, y para pesar las razones que se alegaron entonces, trasladamos como ducumento histórico una de esas cartas-órde. nes ó decretos: El Rey « Muy entendido teneis lo que por tan largo discurso de años se ha procurado la conversion de los Cristianos nuevos de ese Reyno, los edictos de gracia que se les concedieron, las demas diligencias que se hicieron para instruirlos en nuestra Santa Fé, y lo poco que todo ello ha aprovechado; pues no se ha visto que se hayan convertido, sino antes crecido de dia en dia su obstinacion y el deseo y voJuntad que siempre han tenido de maquinar contra estos Rey-. nos. Y aunque el peligro y irreparables daños que de disimular con ellos podian suceder se me representó años ha por muchos, muy doctos y santos hombres, exhortándome al breve emedio á que en conciencia estaba obligado, asegurándome e podia sin ningun escrúpulo castigar en las vidas y hacien

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TOMO IX.

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das, porque la notoriedad y continuacion de sus delitos, y la atrocidad y gravedad de ellos los tenia convencidos de hereges, apóstatas y proditores de la Sacra Magestad divina y humana; y se pudiera proceder contra ellos con el rigor que sus culpas merecian. Todavía deseando reducirles por medios suaves y blandos, mandé hacer en Valencia là Junta que habréis entendido con fin de ordenar una nueva instruccion y conversion, para mayor descargo, y ver si se podria escusar el sacarlos. Pero habiendo despues sabido por diversas y muy ciertas vias que los de ese reyno y los de Castilla pasaban adelante con el mismo intento, pues al mismo tiempo que se trataba de su reduccion enviaron personas á Constantinopla y á Marruecos á tratar con el Turco y con el Rey Muley Cidan pidiéndoles que el año que viene envien sus fuerzas en ayuda y socorro asegurándoles que hallar án ciento cincuenta mil hombres de pelea tan Moros como los de Berbería, que les asistirán con las vidas y haciendas, y que la empresa será fácil por estar estos Reynos muy faltos de gente, armas y ejercicio militar: y que demas desto traen tambien pláticas y inteligencias con los hereges, y otros Príncipes que aborrecen la grandeza de nuestra Monarquía: y los unos y los otros les han ofrecido de ayudarles con todas sus fuerzas: y el Turco para enviar su armada, se sabe de cierta ciencia que se ha concertado con el Persiano, y con sus rebeldes que le traian ocupado : y el Rey Muley Cidan va estableciendo su reynado, y ha tratado con los hereges de las tierras marítimas de septentrion, que le acomoden de navíos para pasar acá su gente, y se lo han concedido. Y si estos y los demas enemigos nuestros cargan á un mismo tiempo, nos verémos en el peligro que se deja entender.

« Consideraudo pues todo lo dicho, y deseando cumplir con la obligacion, que tengo, y procurar la conservacion y seguridad de mis Reynos, y en particular la de ese y de los buenos y fieles súbditos de él por ser mas evidente su peligro; y que cese la heregía y apostasía de esa mala gente, de que Dios nuestro Señor está tan ofendido; despues de haberlo encomendado y échole encomendar mucho este negocio, confiando en su divino favor por lo que importa á su honra y gloria, he resuelto que se saquen de ese Reyno todos los Moriscos que hay en él, en la forma que allá entenderéis. Y aunque el ze!

que teneis del servicio de Dios y mio, y de la seguridad y conservacion del Reyno, y de vuestras personas que yo tanto amo y estimo me asegura que entenderéis ese negocio como él es, y cuan forzosa y saludable es la resolucion que he tomado y acudiréis á facilitar la ejecucion de ello; todavía he querido avisaros de las causas que me han movido á tomarla y encargaros como lo hago muy afectuosamente deis ejemplo á los señores de vasallos Moriscos de ese reyno con dar á entender á los vuestros, que pudiéndoles justamente castigar en las vidas y haciendas, es mucha la merced que les hago en dejarlos ir y que puedan llevar de los bienes muebles los que puedan sobre sus personas solas para ayudar á su sustento: que pues esto se ha de ejecutar, sin que por ningun caso ni respeto se admita otro medio, será de grande momento que los demas vean lo que vos haceis para que hagan lo mismo. Y porque yo he cometido la ejecucion de hacer conducir esa gente á los puertos donde se ha de embarcar, al maese de campo general Don Agustin Mexía, de mi consejo de guerra, os encargo mu cho tengais con él muy buena correspondencia y le asistais en Jo que os advirtiere que conviene. Que de lo que hiciéredes en cumplimiento de lo arriba referido será conforme la obligacion de verdaderos cristianos y fieles vasallos. Yo recibiré en ello el mas agradable servicio que me podeis hacer; y demas de que entenderéis del marqués de Carazena la parte que os ha de tocar de la hacienda de vuestros vasallos, estad ciertos de que acudiré al reparo del daño y descomodidad que de la falta de ella se os siguiere por todas las vias que podré. Y para todo lo que tocare á la ejecucion me remito á lo que el Virey os dirá de mi parte, mandándoos y encargándoos que así lo ejecuteis y cumplais. D. San Lorenzo á once de setiembre de mil seiscientos y nueve. Yo el Rey. »

De esta suerte se arrojaron de España un millon de habitantes, pérdida inmensa para la poblacion y para la agricultura, en razon de que codiciosos los Españoles con el comercio de América, no pensaron por mucho tiempo en reponerse de la herida que la poblacion rural acababa de recibir. Los bienes raices de los expulsos pasaron á manos del duque de Lerma y de sus allegados: de este modo se enriquecieron algunos pocos con el llanto de centenares de familias: muy pocas fueron

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