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salido mal esta espedicion intentaron los Ingleses otra que tuvo en su favor buen éxito. Hicieron rumbo hácia Gibraltar, plaza sumamente fuerte ó inespugnable, y donde muy poca gente puede resistirse contra innumerables enemigos. Pero esta misma confianza en la fortaleza de la plaza hizo que se descuidase su defensa ; así es que solo habia dentro unos cien soldados mandados por D. Diego Salinas. Los Ingleses acometieron con ímpetu por todos lados; y como el número de los defen. sores era tan sumamente escaso, se hacia imposible que estos pudiesen acudir á todas partes, lo cual motivó que quedase sin la debida defensa el muelle viejo, y que por él penetrase el enemigo. Al instante se echaron los Ingleses sobre el fuerte que hay entre là ciudad y el muelle, y los defensores tuvieron que capitular. Proclamóse en la plaza por rey de España al Archi: duque Cárlos, pero en realidad debia haberse proclamado á la reina Ana de Inglaterra, pues los Ingleses tomaron posesion de Gibraltar, y hasta hoy dia la poseen. En Portugal tomaron las tropas cuarteles de verano, pues tal es la costumbre en aquel pais meridional, y Felipe V partió para la corte; recibió entonces órden el marqués de Villadarias de partir inmediatamente con su cuerpo de ejército para poner sitio á Gibraltar, Desmembrado de esta suerte el ejército español que operaba en la frontera de Portugal, tuvo que mantenerse á la defensiya, tanto mas, cuanto desembarcaron en Lisboa nuevos refuerzos para el Archiduque Cárlos.

Una escuadra francesa al mando del Conde de Tolosa apareció á últimos de agosto casi delante de Málaga), y avistando por aquellas aguas á una escuadra inglesa, la presentó batalla que fué admitida y reñidísima. Ambas partes se atribuyeron la victoria, pero lo cierto es que ambas sufrieron pérdidas incalculables en hombres y en buques que quedaron maltratados. Pero es una prueba de que los Ingleses y los Holandeses llevaron lo peor del combate el que el Conde de Tolosa destacase á poco una escuadra de diez y nueve buques, y tres mil hombres de desembarco para obrar combinadamente con Villadarias contra Gibraltar. Sin embargo, á causa de los fuertes vientos que reinaban en la embocadura del estrecho, no les era posible á los Franceses impedir que éntrasen socorros por mar á Gibraltar, y de esta suerté

para nada servia el que el Marqués de Villadarias estrechase por tierra el bloqueo.

En Italia no reunieron este año los Austriacos fuerzas muy considerables; y quedó el Duque de Saboya comprometido así solo contra el ejército francés: este, al mando del Duque de Vendoma se apoderó de casi todo su ducado, y á últimos de la campaña puso sitio á Verrue. Ya solo le quedaban al Saboyano las plazas de Montmelian y de Verceli.

Tampoco en Flándes tuvieron lugar este año acontecimientos de mucha trascendencia, porque las potencias contendientes habian dirigido sobre otro punto su principal conato.

Alemania parecia el teatro de la guerra destinado para decidir la contienda. Si el mariscal de Villars hubiese continuado al frente del ejército francés tal vez este año habria, junto con el elector de Baviera, abrumado con terribles golpes á la casa de Austria: ello es que sus victorias conseguidas en la anterior campaña habian alarmado á la corte de Viena; sin embargo, Villars no era hombre cortesano, y por esto cayó en desgracia del Elector de Baviera ; y el Monarca francés le dió por sucesor al general Tallard, que en la anterior campaña habia ganado la batalla de Spira. La alianza europea concentró pues en Alemania todas sus fuerzas para hacer frente al peligro. Mientras que el Duque de Malborough pasaba el Rin, y derrotaba á los Franceses en Schelemberg, el príncipe Euge nio acudia por el opuesto lado para reunirse con él, y dar un golpe decisivo al grande ejército francés y bávaro, que constaba de sesenta mil hombres. Avistáronle en las mismas llanuras de Hocsthett, donde tanta fama habia ganado algunos meses antes el mariscal de Villars, y le presentaron batalla, No ganaron los Franceses la victoria como la habian ganado el año anterior. El Duque de Malborough atacó el ala derecha mandada por el general Tallard, y en los principios de la accion tu, vo la fortuna de hacer prisionero al gefe del ejército francés ; con esto no pudo resistir el ala derecha del ejército del general Tallard, y mas de once mil hombres tuvieron que rendirse prisioneros. Entretanto el príncipe Eugenio acometia por otro lado á los Bávaros, y los derrotaba, completando de esta suerte una victoria en estremo ruidosa. Aconteció esta segunda batalla de Hocsthett el 13 de agosto de 1604, dia fatal

para los Franceses, pues perdieron unos treinta mil hombres, un sin número de cañones y todo el bagaje. Mas perdió todavía el Elector de Baviera, pues los Austriacos tomaron posesion de todos sus estados.

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Pérdida de Valencia y Barcelona. El ejército real pone sitio á esta ciudad. Pérdida de Aragon. Entran los aliados en Madrid. Pérdida de Alicante y las Islas Baleares. Batallas de Calcinato, de Turin y de Ramillies. Pérdida del Milanesado y de los Paises Bajos.

1705. La corte de Madrid determinó que el sitio de Gibraltar continuase vivamente, y el Monarca francés envió al mariscal de Tesse para mandar el ejército de tierra mientras una escuadra española y francesa bloqueaba aquel punto por mar. La escuadra no fue muy afortunada, pues los Ingleses aprovecharon la coyuntura de un viento fuerte que separó los buques de la escuadra francesa, y atacaron sus restos con fuerzas superiores. Solo cinco navíos tenia entonces disponibles el almirante francés, y á pesar de ello resistió por algunas horas á quintuplas fuerzas enemigas, y logró huir de sus manos con dos navíos. La fortuna y el valor no le favorecieron enteramente; pues los vientos le impelieron contra la playa de Marbella, donde varó, y tuvo que quemar sus navíos para que no hiciese presa en ellos el enemigo.

Mayores desgracias amenazaban á Felipe V. La coronilla de Aragon, y singularmente los Catalanes, eran afectos al partido del archiduque Cárlos, no tanto porque fuesen partidarios de la casa de Austria, como porque eran enemigos acerrimos de los Franceses. En Cataluña se echaba la culpa á la Francia de que se hubiese mostrado cobarde en favorecerles en la época de la rebelion pasada ; además, desde entonces en las guerras sostenidas por Carlos II contra los Franceses, casi siempre estos se habian cebado furiosos en los pueblos donde entraban, habian vejado terriblemente el pais, y hasta en no pocos puntos mostrádose crueles y bárbaros contra los habitantes. De esto aun subsistian vivas memorias, ni mas ni menos que se

recordaba el valor con que el Príncipe de Darmstadt, anterior virey de Cataluña, habia peleado con gloria contra el poder de la Francia. Por otra parte era general la aversion con que se miraba en España que el embajador francés en Madrid dirigiese en cierto modo los negocios del gobierno, y todos deseaban que la España fuese en todo independiente, y se descartase de una tutela que era reputada oprobio. No es pues de estrañar que en Barcelona existiese un foco de sublevacion, y que esta estallase con ímpetu á vista de los aliados.

El 17 de julio se embarcó en Lisboa una espedicion de doce mil hombres al mando del inglés Conde de Petersborough uno de los mejores generales de su nacion despues de Malborough. En la escuadra iban tambien el Príncipe de Darmstadt y el archiduque Cárlos que era reconocido como principal de los espedicionarios. Al llegar la escuadra delante de Denia, desembarcó el valenciano Baset, gefe adicto á la casa de Austria, y recibiendo el título de virey de Valencia, en nombre del ar chiduque Cárlos, dió principio á la guerra civil, que era la úl tima y mas grande calamidad que podia caer sobre los Espa ñoles. Reuniéronsele al momento muchísimos partidarios austriacos, y junto con una division de dos mil ingleses que desembarcaron con él hizo en breve progresos estraordi narios, y se apoderó por convenio de Valencia. La escuadra siguió su rumbo hácia Barcelona, á cuya vista llegó el 25 de agosto. La nobleza y el clero formaban dos opuestos bandosi, unos en favor del Rey, y otros del Archiduque. Pero los para tidarios de este eran muchos mas, é hicieron aparecerse á las puertas de la ciudad unos seiscientos hombres que tremolaron la bandera de Austria é impidieron que entrasen víveres.en la poblacion. El 28 de agosto desembarcó el Archiduque en el paraje donde hoy está la Barceloneta, y levantó dos fuertes: Darmstadt contaba en que el gobernador de Monjuí entregaria este importante fuerte, pero el virey de Cataluña descubrió la trama, y decidido á no perdonar medio para cumplir con sus deberes, mandó ahorcar al gobernador del castillo. Es probable que este no hubiera sucumbido, y que los aliados hubies! ran tenido que retirarse escarmentados como habia sucedido ya otra vez; pero quiso la casualidad que una bomba incendia se el almacen de pólvora de Monjuí, matase al gobernador, y

causase horrible estrago en la guarnicion. Faltos de municiones los que quedaban, y aterrados por la violenta esplosion, tuvieron que rendirse: pero el triunfo costó caro á los sitiadorss, pues en el asalto que habian dado anteriormente perdieron ochocientos hombres, y con ellos al Príncipe de Darmstadt, á quien una bala se le llevo el muslo. El animoso virey Don Francisco de Velasco hizo entonces una salida en que tomó á los ingleses trescientos hombres; pero una vez ganado el castillo de Monjuí era imposible que la ciudad resistiese, y el 9 de setiembre firmó el Virey la capitulacion. Las tropas españolas debian salir de la ciudad con todos los honores de la guerra el dia 14 del mismo mes; pero una sublevacion popular dió motivo á los Ingleses para que entrasen antes, y dejasen sin cumplimiento la mayor parte de los artículos que se habian firmado. De esta suerte se efectuó el levantamiento de Cataluña en favor del archiduque Cárlos, pues á pocos dias todo el Principado lo proclamó rey con el nombre de Cárlos III, y dió la señal de una guerra de horrores y de devastacion, mucho mas cruel que cuantas otras hasta entonces habian tenido lugar en España. Tambien el Aragon fué teatro de la guerra civil, mas enconada todavía, por cuanto los ánimos estaban mas decididos, unos en favor de la casa de Borbon, y otros en favor de la casa de Austria. Puede decirse que no se hacian la guerra los hombres sino que se devoraban como se devoran los tigres. No se hacian prisioneros, porque desgraciado del que caia en poder del enemigo, aquello era una guerra de muerte y de esterminio, en que tomaban parte los viejos, los niños y hasta las mugeres, todos igualmente furiosos y encarnizados.

Murió este año el emperador Leopoldo, que ha sido quien á mas alto punto subió el poder de la casa de Austria, resistiendo á la vez á los Turcos y á la mas poderosa nacion de Europa. Subió al trono su hijo mayor el archiduque José, que llevó con no menos empeño la guerra.

Esta andaba varia en Italia, y en la frontera del Rin. En el primer punto el Duque de Vendoma despues de un obstinado sitio logró apoderarse de la plaza de Verrue, mientras varios de sus tenientes entraban por fuerza en Montmelian, en Niza, en Setimio y en Chivas. Mas entonces varió de repente el as

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