de la Mancha, sino tambien en el Mediterráneo donde tuvieron como bloqueada en Cataluña toda una escuadra francesa al mando del almirante Clue. - Habíase Federico II adelantado hasta el fondo de la Moravia y puesto sitio á Olmutz; pero entretanto cayeron los Rusos sobre la Pomeramia, y amenazaron la capital de Berlin, mientras se reunian los generales austriacos para acometer de frente al Prusiano. Retrocede Federico, presenta á los Rusos la sangrienta é indecisa batalla de Zoendof, les obliga á retirarse al otro lado del Vístula, y vuelve despues contra los Alemanes, que acababan de ganar sobre uno de sus tenientes la batalla de Hockirken, y contiene sus adelantos. Fluctuante anduvo tambien la fortuna para los Franceses en la Westfalia, pues aunque tuvieron que repasar precipitadamente el Rin, y fueron batidos en Crevelt, sin embargo, uno de sus cuerpos de ejército, mandado por el Príncipe de Soubise, arrólló á los Ingleses y Hannoverianos en Sandershaussen y Lauztemberg, y obligó á su general el Duque de Bruniwick á replegarse. A la sazon terminaban los dias de la reina de España doña María Bárbara, dejando en el luto y la desesperacion á su amante esposo. En vano las principales cortes de Europa intentaron ofrecer nueva esposa al desconsolado Fernando; su-bió de punto la habitual melancolía de este Príncipe, encerróse en el palacio de Villaviciosa, negóse á todo consuelo y trato, y aun pretenden algunos que se resintieron de ello sus facultades mentales. Pacífico por carácter, y dotado de un corazon sensible, idolatraba en su esposa á un sér que sabia comprenderle y leer en su alma, y era de temer que no la sobreviviera mucho tiempo. " Presintiéronlo así muchos intrigantes partidarios del Monárca francés, y se concibió entonces el proyecto de que le sucediese el Duque de Parma. Descubrieron los Ingleses la trama proyectada, y para ganarse el afecto del heredero presunto, cual era el Rey de Nápoles, le manifestaron el desígnio de hacer abdicar á Fernando en favor de su hermano Felipe. 1759. Al momento dirigió Cárlos varias circulares al consejo de Castilla y á cuantos ejercian mando en las provincia, á fin de prevenirlo todo, y asegurar en su persona la sucesion á la corona de España caso de morir el Monarca. Entonces empezó á divulgarse que el Rey estaba malo de peligro; y como se supiese que le habian deshauciado los médicos, conocióse que llegaria en breve el caso de tener que suceder el Rey de Nápoles. Los Franceses habian vuelto á adelantarse en la Westfalia, pero arrollados despues junto á Minden, replegáronse de nuevo sobre el Rin y el Mein. Pero los demas aliados penetraban en la Sajonia, arrojaban de Dresde á los Prusianos, los batian en Zulican, en Cunnerodorf, y en Maxen, les hacian veinte mil prisioneros, y ponian á Federico II en grande aprieto. Por mar obtenian los Ingleses considerables ventajas. Destrozaron é hicieron prisionera toda la escuadra del almirante francés Clue, y la del almirante Conflans cuando salia de Brest, y dispersaron ó destruyeron casi toda la marina francesa. Además atisbaron el momento en que salió de Dunquerque una escuadra dirigida á proteger un desembarco en las Islas Británicas; la persiguieron y la acosaron hasta apoderarse de ella. En la India se apoderaban de Chanderṇago y de Pondichery, arrojando de ambos puntos á los Franceses, y en América se apoderaban de todo el Canadá, despues de haber ganado la sangrienta batalla de Quebec contra el francés Montcalm. El dia 10 de agosto, despues de haber declarado por heredero suyo al Rey de Nápoles, murió Fernando VI el Pacífico, cuya memoria, , para el bien de sus pueblos, es digna de compararse á la de los mejores reyes de todos los siglos : sus vasallos le lloraron como hubieran llorado á su ángel tutelar, y acaso no ha ocupado el trono de España un monarca mas digno de ser llorado. Económico en todo, no malgastó los tributos, ni prodigó la sangre de sus pueblos, y socorrió compasivo cuantas necesidades le fué dable. Con una serie de reyes como él llegaria el poder absoluto á hacerse amable sobre la tierra. Dedicóse á restablecer el comercio, á poner la marina sobre un pie respetable, á favorecer las relaciones comerciales, á proteger y animar la industria, á construir caminos y canales, en fin, á mirar por la felicidad de sus pueblos y por el honor de la nacion. Procuró terminar las ternas diferencias que existian con Roma sobre el Patronato Real, y obtuvo el concordato de 1753, merced al cual se aseguró la Corona el derecho de presentar casi todos los beneficios, dignidades y prebendas eclesiásticas. Erigió en formar academia el estable TOMO IX. 17 cimiento destinado á cultivar la pintura, la escultura, la arquitectura y el grabado; estableció un jardin botánico para enseñanza de la juventud; hizo viajar á sugetos conocedores para que aclimatasen en España los conocimientos que adquiriesen, y protegió al erudito cuanto laborioso maestro Feijóo para que criticase las preocupaciones populares, é inspirase, con estilo claro y ameno, gusto á la literatura, á la investigacion y á un exámen filosófico. Firme en su sistema de política, en vano las intrigas diplomáticas le rodearon de todas partes para enemistarle con sus hermanos y hacerle tomar parte en una guerra desastrosa é inútil, pues á todo supo resistir, todas las tramas desbarató, y pudo decir que si la Europa entera, ó por mejor decir los demas soberanos de Europa, se hacian la guerra solo por hacérsela, el Rey de España no la hacia porque los intereses de sus súbditos eran para él preferibles á los ambiciosos cálculos de gabinete. Todo en España le debió algo: el comercio, la agricultura, la industria, la marina, las ciencias, las artes y la literatura de pocos reyes puede decirse otro tanto. |