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mantenerse delante de Gibraltar, pero que no habia podido efectuarlo á causa de los vientos contrarios. Sorprendidos los Españoles, pensaron en retirarse; pero los enemigos tenian viento favorable y acometieron con furor. Volóse un navío español á los primeros cañonazos, y como entre la densa niebla no atinasen los comandantes de los buques en cual podia ser la fuerza de los agresores, se rindieron unos tras otros seis navíos, bararon dos en la playa, se escaparon los restantes, y despues de un obstinado combate tuvo que rendirse el navío en que iba don Juan de Langara. De esta suerte pudo Rodney socorrer con abundancia la plaza de Gibraltar, destacar algunos navíos para reforzar las fuerzas inglesas de Mahon, y hacer rumbo despues triunfante hácia América. Los Españoles y Franceses reunieron tambien en las costas del Nuevo Mundo una escuadra de treinta y cinco navíos de línea. Rodney solo podia oponer veinte navíos, y parecia segura ya la empresa de apoderarse los aliados de la Jamaica cuando las enfermedades se cebaron en las tripulaciones de los aliados y obligaron á los Franceses y Españoles á retirarse. Entretanto probaban los Españoles una espedicion contra Mobila, la que llevaba á cabo el comandante Galvez, apoderándose de la plaza y haciendo prisionera de guerra á toda la guarnicion.

En los Estados-Unidos los Franceses habian desembarcado un cuerpo espedicionario al mando del general Lafayete y reu nido con Wassington cayeron sobre los Ingleses, los arrolla. ron, é hicieron rendir las armas á ocho mil hombres. Casi al mismo tiempo don Luis de Córdoba, que mandaba una escuadra delante de Gibraltar, se hacia á la vela hácia el Océano, y logró sorprender al cabo de muy pocos dias dos riquísimos convoyes ingleses con destino á las Indias: esta presa valió á la España mil ochocientos soldados enemigos que cayeron prisioneros, y además ciento cuarenta millones de reales.

No pasó mucho tiempo sin que los Holandeses reconociesen la independencia de los Anglo-americanos, declarasen la guerra á los Ingleses y les hiciesen guerra de esterminio en las Indias. Conocieron entonces los ministros ingleses cuanto pesaba en la balanza política la España, y enviaron agentes para que se entendiesen secretamente con el conde de Floridablanca. Conoció este los amaños de que echaban mano los Ingleses

1781.

para enemistar la España con la Francia, y como le interesase tener alarmado al gabinete de Versalles, para que no se negase, como habia hecho hasta entonces, á cooperar al sitio de Mahon; manifestó, como que queria seguir la negociacion, y solo la abandonó cuando hubo logrado su objeto. A consejo de Floridablanca publicó este año la Emperatriz de Rusia su célebre manifiesto sobre mantenerse en neutralidad armada para defender al pabellon neutral.

Capitulo VIII.

Espedicion contra la Florida. La Florida Occidental cae en poder de los Españoles. Conquista de Menorca. Insurreccion en el Perú. Batalla naval en los Mares de América. Sitio de Gibraltar. Fin de la guerra entre los Ingleses y los Estados Unidos.

REUNIÓSE á principios de este año un cuerpo espedicionario en la Holanda, fuerte de ocho mil hombres, é hizo rumbo hácia la costa de la Florida. Tuvo á pocos dias que volver al puerto á consecuencia de un terrible huracan que dejó la flota muy mal parada; pero como llegase para reforzarla á tiempo una escuadra al mando del comandante Solano, que habia salido últimamente de Cádiz, llegó al fin la espedicion á su destinó, desembarcó en las costas de la Florida y embistió la plaza. Defendiéronse bizarramente los sitiados; pero quiso una casualidad que se incendiase en la ciudad un almacen de pólvora, y aprovechando los Españoles la coyuntura, se apoderaron por sorpresa de muchos puntos avanzados. No pudieron ya resistir mas los Ingleses, la plaza se entregó por capitulacion, y en consecuencia se apoderaron los Españoles de toda la Florida occidental.

Dos eran los proyectos atrevidos que meditaba el gobierno español para dar un golpe terrible á la Gran Bretaña ; la conquista de Menorca y la de Gibraltar. La primera espedicion instaba tanto mas, cuanto se susurraba que los Ingleses querian ceder la isla de Menorca á la Rusia para alcanzar un ventajoso tratado de paz. Hiciéronse los preparativos con el mayor secreto, y cuando creian todos que el armamento que se

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hacia en Cádiz iba dirigido contra Gibraltar, dirigiéronse las escuadras combinadas hácia el Océano para alejar las fuerzas navales de los Ingleses, y entretanto muchos buques de transporte pasaron el estrecho escoltados por una escuadra respetable. Engañados los Ingleses, creian que la espedicion preparada en Cádiz se dirigia contra la Jamaica, y no tuvieron noticia de su verdadero objeto hasta que se estaba ya dando el golpe. Cayeron repentinamente ocho mil hombres sobre Menorca, se apoderaron de Citadela, del arsenal, del puerto, y obligaron á que el gobernador inglés se retirase al fuerte de San Felipe que fué sitiado al momento.

Por este tiempo estuvo la España á punto de perder el Perú. Indignado un indio, descendiente de los antiguos Incas, porque la corte de Madrid le habia negado un título que solicitaba, reunió á sus partidarios, que eran muchos en aquel reino, hízose fuerte en pais montañoso, proclamóse descendiente del Sol, juntó un numeroso ejército, y se apoderó de gran parte de territorio. Siguió su ejemplo en la provincia de la Paz un tal Tupacatari, púsose á la cabeza de sus partidarios, é hizo una guerra bárbara y sangrienta. Afortunadamente acudieron contra el primero tropas españolas que cayeron sobre él, le arrollaron, é hicieron prisionero, y el segundo tuvo tambien que buscar su salvacion en la fuga.

Declaróse una epidemia en Mahon, que hizo estrago entre 1782. los sitiados, y á esto se debe que empezasen á menguar en el vigor que habian mostrado en la defensa desde los principios del sitio. Verdad es que los preparativos de ataque eran inmensos, y que el horroroso fuego de ciento y cincuenta cañones, que no cesaban de disparar contra la plaza, eran para hacer desmayar á los ánimos mas esforzados. Rindiéronse por capitulacion los Ingleses cuando apenas les quedaban tropas, y el Duque de Crillon, que mandaba las fuerzas de los sitiadores, trató á los vencidos con toda la generosidad que reclamaba su valor. Grande fué el júbilo á que se entregó la corte de Madrid al saber esta noticia, ya porque la posesion del puerto de Mahon es inestimable para una nacion que quiere ser poderosa por mar, y ya tambien porque su proximidad á la Península hacia que fuese siempre mirada con zozobra en manos de los Ingleses. Proyectóse entonces llevar á cabo el sitio de Gi

TOMO IX.

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