Poesías selectas castellanas, desde el tiempo de Juan de Mena hasta nuestros dias, Volumen1Manuel José Quintana D.M. de Burgos, 1830 |
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Página xliii
... pecho desleal suspira , Los ojos a llorar apercibidos . Culpa á los siervos con la limpia ira De los zelos legítimos bramando : Su noble esposo crédulo la mira Enternecido , y obligado , y dando Satisfaccion inutil á su aleve , La ...
... pecho desleal suspira , Los ojos a llorar apercibidos . Culpa á los siervos con la limpia ira De los zelos legítimos bramando : Su noble esposo crédulo la mira Enternecido , y obligado , y dando Satisfaccion inutil á su aleve , La ...
Página lix
... pecho anda ella , Vuela el cabello sin orden , Si lo abrocha es con claveles , Con jazmines si lo coge ..... Todo sirve á los amantes ; Plumas les baten veloces Ayrecillos lisonjeros , Si no son murmuradores . Los campos les dan ...
... pecho anda ella , Vuela el cabello sin orden , Si lo abrocha es con claveles , Con jazmines si lo coge ..... Todo sirve á los amantes ; Plumas les baten veloces Ayrecillos lisonjeros , Si no son murmuradores . Los campos les dan ...
Página 9
... pechos con mesura poca ; Besando a su hijo la su fria boca Maldice las manos de quien lo matára ; Maldice la guerra do se comenzára , Busca con ira crueles querellas , Niega á sí mesma reparo de aquellas , Y tal como muerta viviendo se ...
... pechos con mesura poca ; Besando a su hijo la su fria boca Maldice las manos de quien lo matára ; Maldice la guerra do se comenzára , Busca con ira crueles querellas , Niega á sí mesma reparo de aquellas , Y tal como muerta viviendo se ...
Página 28
... pecho se escondia ! Bien claro con su voz me lo decia .. La siniestra corneja , repitiendo La desventura mia : Salid sin duelo , lágrimas , corriendo . ¡ Cuantas veces durmiendo en la floresta Reputándolo yo por 28 POESÍA S.
... pecho se escondia ! Bien claro con su voz me lo decia .. La siniestra corneja , repitiendo La desventura mia : Salid sin duelo , lágrimas , corriendo . ¡ Cuantas veces durmiendo en la floresta Reputándolo yo por 28 POESÍA S.
Página 57
... pecho empedernido , Cuando abajo mirando , El cuerpo muerto vido Del miserable amante allí tendido : Y al cuello el lazo atado , Con que desenlazó de la cadena El corazón cuitado , Que con su breve pena Compró la eterna punicion agena ...
... pecho empedernido , Cuando abajo mirando , El cuerpo muerto vido Del miserable amante allí tendido : Y al cuello el lazo atado , Con que desenlazó de la cadena El corazón cuitado , Que con su breve pena Compró la eterna punicion agena ...
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Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 62 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido ! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
Página 69 - ¿Es más que un breve punto el bajo y torpe suelo, comparado a aqueste gran trasunto do vive mejorado lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
Página 35 - ... mundo cubre, de do viene el temor que nos espanta y la medrosa forma en que se ofrece aquello que la noche nos encubre, hasta que el sol descubre su luz pura y hermosa: tal es la tenebrosa noche de tu partir, en que he quedado de sombra y de temor atormentado, hasta que muerte el tiempo determine que a ver el deseado sol de tu clara vista me encamine.
Página 16 - Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir: allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos; allegados son iguales los que viven por sus manos y los ricos.
Página 180 - Tal genio o religión fuerza la mente De la vecina gente, Que refiere admirada Que en la noche callada Una voz triste se oye que, llorando, Cayó Itálica dice, y lastimosa, Eco reclama Itálica...
Página 63 - Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo.
Página 267 - Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras.
Página 36 - Tengo una parte aquí de tus cabellos, Elisa, envueltos en un blanco paño, que nunca de mi seno se me apartan: descójolos, y de un dolor tamaño enternecerme siento, que sobre ellos nunca mis ojos de llorar se hartan. Sin que de allí se partan, con suspiros calientes, más que la llama ardientes, los enjugo del llanto, y de consuno...
Página 25 - El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.
Página 269 - Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos. La noche sosegada en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena, que recrea y enamora.