Poesías selectas castellanas, desde el tiempo de Juan de Mena hasta nuestros dias, Volumen1D.M. de Burgos, 1830 |
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Página xxi
... pena le pone cobdicia De allí en adelante vivir ya mejor , Mas desque pasado por aquel temor Vuelve a sus vicios como de primero ; Asi me volvieron á do desespero Amores , que quieren que muera amador . " t animada , interesante y ...
... pena le pone cobdicia De allí en adelante vivir ya mejor , Mas desque pasado por aquel temor Vuelve a sus vicios como de primero ; Asi me volvieron á do desespero Amores , que quieren que muera amador . " t animada , interesante y ...
Página 10
... pena , Of triste cantilena Que tal cancion pronunciaba : Amor cruel é brioso , Mal haya la tu alteza , Pues no faces igualeza Seyendo tan poderoso . Desperté como espantado , É miré donde sonaba El que damor se quejaba Bien como ...
... pena , Of triste cantilena Que tal cancion pronunciaba : Amor cruel é brioso , Mal haya la tu alteza , Pues no faces igualeza Seyendo tan poderoso . Desperté como espantado , É miré donde sonaba El que damor se quejaba Bien como ...
Página 13
... pena , congoja é graveza ; Desnudo de esperanza , é abrigado De inmensa cuita , é visto d ' aspereza , La mi vida me huye mal mi grado , La muerte me persigue sin pereza . Ni son bastantes á satisfacer La sed ardiente de mi gran deseo ...
... pena , congoja é graveza ; Desnudo de esperanza , é abrigado De inmensa cuita , é visto d ' aspereza , La mi vida me huye mal mi grado , La muerte me persigue sin pereza . Ni son bastantes á satisfacer La sed ardiente de mi gran deseo ...
Página 36
... pena Al cielo por testigo y las estrellas : De esta manera suelto yo la rienda A mi dolor , y así me quejo en vano De la dureza de la muerte ayrada . Ella en mi corazon metió la mano , Y de allí me llevó mi dulce prenda , Que aquel era ...
... pena Al cielo por testigo y las estrellas : De esta manera suelto yo la rienda A mi dolor , y así me quejo en vano De la dureza de la muerte ayrada . Ella en mi corazon metió la mano , Y de allí me llevó mi dulce prenda , Que aquel era ...
Página 44
... peña ? ¿ Quien las castañas tiernas derrocaba Del arbol á subir dificultoso ? ¿ Quien en su limpia falda las llevaba ? ¿ Cuando en valle florido , espeso , umbroso Metí jamás el pie , que dél no fuese Cargado á tí de flores y oloroso ...
... peña ? ¿ Quien las castañas tiernas derrocaba Del arbol á subir dificultoso ? ¿ Quien en su limpia falda las llevaba ? ¿ Cuando en valle florido , espeso , umbroso Metí jamás el pie , que dél no fuese Cargado á tí de flores y oloroso ...
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Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 62 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido ! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
Página 69 - ¿Es más que un breve punto el bajo y torpe suelo, comparado a aqueste gran trasunto do vive mejorado lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
Página 35 - ... mundo cubre, de do viene el temor que nos espanta y la medrosa forma en que se ofrece aquello que la noche nos encubre, hasta que el sol descubre su luz pura y hermosa: tal es la tenebrosa noche de tu partir, en que he quedado de sombra y de temor atormentado, hasta que muerte el tiempo determine que a ver el deseado sol de tu clara vista me encamine.
Página 16 - Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir: allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos; allegados son iguales los que viven por sus manos y los ricos.
Página 180 - Tal genio o religión fuerza la mente De la vecina gente, Que refiere admirada Que en la noche callada Una voz triste se oye que, llorando, Cayó Itálica dice, y lastimosa, Eco reclama Itálica...
Página 63 - Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo.
Página 267 - Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras.
Página 36 - Tengo una parte aquí de tus cabellos, Elisa, envueltos en un blanco paño, que nunca de mi seno se me apartan: descójolos, y de un dolor tamaño enternecerme siento, que sobre ellos nunca mis ojos de llorar se hartan. Sin que de allí se partan, con suspiros calientes, más que la llama ardientes, los enjugo del llanto, y de consuno...
Página 25 - El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.
Página 269 - Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos. La noche sosegada en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena, que recrea y enamora.