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acuerdo con el obispo enviado allí, el rey de Castilla hizo pasar á Pedro Barba, quien las vendió á otro, desde el cual fueron á parar á Diego de Herrera, que estendió su dominio por cuatro de ellas y las dejó al rey de Castilla, quedándose él con la de Gomera de que se titulo conde. D. Fernando el Católico envió diversas veces su escuadra á las Canarias, las cuales despues de una obstinada lucha entre los indígenas y los españoles vinieron á quedar en manos de estos cuando ya habian perecido en la guerra casi todos los naturales, que mas quisieron morir que suportar el yugo de los conquistadores.

Antes de la entera sumision de aquel pais los portugueses habian hechos grandes y arriesgados viages, descubriendo ante todo la isla de la Madera, llamada asi por la multitud y espesura de los bosques que en ella habia. Las interesantes espediciones de los lusitanos corresponden á la historia de Portugal, y en ella les señalarémos el lugar que nos parezca oportuno.

de

Todo esto sin embargo no eran mas que preliminares y cosas poco calibre al lado del descubrimiento mas grande que recuerdan los siglos y que tuvo lugar en la época en que nos encontramos. Los Italianos y los Españoles se disputan la gloria de ese acontecimiento; mas si los primeros se vanaglorian con razon de que en su patria viese la luz el hombre que por primera vez se atrevió á surcar el Océano atlántico, los segundos alegan en su favor que ellos fueron los únicos que creyeron á ese hombre, y le proporcionaron todo lo necesario para acometer esa audaz empresa, cuando toda la Europa lo tuvo por un visionario, y rechazó sus ofertas. La posteridad ha juzgado esa lid, y su fallo ha recaido á favor de los Españoles. Fuerza es respetar ese fallo porque el tiempo transcurrido no permite ya echar mano de los recursos que pudieran hacerlo revocable. Hácia mitad del siglo XV apareció en el mundo el genoves Cristóbal Colombo, llamado Colon por los españoles, cuyo grande genio debia engrandecer los límites del antiguo universo, traer del nuevo mas riquezas de las que en el otro se habian encontrado desde el principio de los siglos, dar á la navegacion y al comercio una importancia maravillosa, y quizás

causar la desgracia de la nacion por cuya cuenta hizo los descubrimientos y á cuyo dominio sujeto aquellas vastas regiones. Colon aficionado desde muy jóven á la náutica, se dedicó á ella á pesar de sus padres é hizo grandes y rápidos progresos en la geometría, astronomía, cosmografía, dibujo y navegacion, en la cual se ejercitó por espacio de veinte y tres años. Los hombres que mas habian adelantado en este arte acudieron todos á Lisboa, que era en aquella época el punto de reunion de los mas célebres marinos. Colon fue á la metrópoli de Portugal, se casó con la hija de un navegante portugues y haciendo uso del astrolabio estableció reglas para fijar la posicion de los buques por la longitud y latitud, dando de este modo un grande paso hacia la perfeccion de la náutica. Su mucho estudio, los indicios de algunos navegantes, y sus largas meditaciones le hicieron convencerse de que existia un mun do los hombres no habian conocido hasta entonces. Su escasa fortuna impidiéndole arrojarse por sí á tan grande empresa, le obligó á pedir ausilio á las naciones; y rechazado por Génova, Portugal é Inglaterra como un loco ó visionario al menos, dirigió la vista á los reyes Católicos, cuyo nombre llenaba el mundo y cuya gloria habia adquirido grande importancia con la conquista de Granada.

que

ya

Merced á la proteccion que le dispensó el ilustrado monge Marchena contrajo amistosas relaciones con muy principales personages; y con el ausilio de estos y despues de muy largas y grandes dificultades, pudo alcanzar que los reyes tomasen en consideracion su proyecto. Nombróse entonces una junta de cosmógrafos para que examinasen el plan de Colon; mas como este escarmentado con lo que en Portugal le habia sucedido con una junta de la misma especie, guardó con la española mucha reserva, los congregados informaron mal, y D. Fernando so color de que se hallaba muy ocupado en guerras y en la precision de hacer grandes gastos para la conquista de Granada no accedió por entonces á las solicitudes de Colon, quien resolvió pasar á Francia; mas el P. Marchena empeñóse con la reina, y esta penetrada de la importancia del descubrimiento que se le proponia, consintió en adelantar los

gastos de aquella empresa y el geuoves fue nuevamente llamado. Fenecida la conquista de Granada y en 19 de abril de aquel mismo año 1492, cuando cumplian ya ocho que Colon se consumia en vanas solicitudes, se firmó el tratado en el que se le conferian por título hereditario las dignidades de almirante y de virey de los mares y tierras que descubriese. Con los adelantos que hizo la reina se aprestaron tres buques, que tripulados con ciento y veinte hombres salieron del puerto de Palos en 3 de agosto de 1492. La Europa aunque tenia en mucho á la reina Isabel burlóse ó desaprobó por lo menos que hubiese dado la mano á Cristóbal, y cuando este abandonando el puerto de Palos, se arrojó osadamente hácia el mundo que él habia adivinado, cuantos le vieron hacerse á la mar compadecian su locura y deploraban la suerte de los que tuvieron la audacia de acompañarlo. Los tres buques impelidos por viento favorable anclaron en Canarias, y siguiendo desde ellas su viage, despues de treinta y cinco dias de navegacion y en la noche del 12 al 13 de octubre descubrió el rey de todos los marinos la primera isla del Nuevo mundo, á la que llamó San Salvador, que es una de las Lucayas, llamada antes Guanahaní.

Fácil es comprender lo que durante esta travesía hubo de sufrir Colon por parte de los marineros, que no participando de su entusiasmo ni de sus esperanzas se les hacia un siglo cada dia que tardaban en descubrir la tierra prometida. Todas las mañanas al no ver otra cosa que cielo y agua tenian un nuevo motivo para murmurar de su gefe, reputarlo por un visionario que los conducia á su perdicion, y de temer que no volverian nunca mas á su patria. Urdiéronse contra él conspiraciones, tratóse de acabar con su vida, alentólos Colon con palabras y promesas, sostuvo su confianza con cien ingeniosos recursos, exortólos á la paciencia; y triunfando al fin de tantos y tan pertinaces obstáculos plantó la bandera de Castilla en la isla de San Salvador, y las tripulaciones le aclamaron Almirante y Virey, pidiéndole perdon de los pasados agravios y de su necia desconfianza. Es imposible pintar el regocijo en que estaba anegada el alma de Colon; sus cálculos eran ciertos: toda la Europa debia enmudecer ante su voz, pues la tier

ra que él imaginó existia, sus pies la hollaban y eran testigos de su descubrimiento cuantos tuvieron valor para lanzarse con él en un mar desconocido y proceloso.

Salido de San Salvador y siguiendo el mismo rumbo descubrió tres islas á las cuales dió los nombres de Santa María de la Concepcion, Fernandina é Isabela, y finalmente llegó á la isla de Cuba abordando despues á la Española, llamada mas tarde Santo Domingo.

Desde ella fue ensanchando sus descubrimientos por la costa septentrional, y en 16 de enero de 1493 hizo rumbo á España, y tuvo un viage feliz hasta el 12 de marzo, en que hallándose delante de las Azores sufrió una tempestad horrorosa. La muerte que muy de cerca le amenazaba era para Colon una pesadumbre liviana, comparada con la que le causó el ver que su descubrimiento quedaria ignorado y perdidos para siempre todos sus trabajos. En tan tristes circunstancias escribió en compendio su viage en dos distintos pergaminos, y metiéndolos en dos barricas embreadas las arrojó al mar, con la esperanza de que alguno podria encontrarlas y tener noticia del éxito de su empresa; pero Dios que para mas grandes cosas le tenia reservado hizo que la tempestad se calmara y ancló en el puerto de Palos en 15 de marzo.

Los reyes se hallaban entonces en Barcelona, y el viage de Colon hasta la corte fue un verdadero triunfo, porque en todo el tránsito le acompañaron el entusiasmo y las aclamaciones de los pueblos pasmados á la vista de aquel hombre estraordinario. Los barceloneses, que entonces eran, á escepcion de los portugueses, los mas aventajados marinos, tributaron grandes honores á Colon que entró en la capital de Cataluña seguido de algunos indios y trayendo ricos presentes. Recibieronłe los reyes con inefable alegría, y haciéndole sentar en su presencia escucharon la relacion del viage y de los grandes descubrimientos que fueron su resultado. Le confirmaron todas las gracias que le habian concedido, y le permitieron añadir al escudo de armas de su familia los de Castilla y Leon, con el mote

Por Castilla y por Leon
Nuevo mundo hallo Colon.

y

En 25 de setiembre del mismo año salió de Cádiz para su segundo viage llevando una escuadra de diez y siete velas, dirigióse á las islas de Cabo Verde, y descubrió la Dominica, la Guadalupe San Cristóbal. Visitó la costa meridional de Cuba hasta la isla de Pinos, y á su regreso costeó la Jamaica y dió la vuelta á Santo Domingo en donde habia fundado la ciudad de Isabela. En su tercer viage emprendido en 1498 reconoció el continente del Nuevo mundo, y mas adelante hizo lo propio con varias islas, y vuelto finalmente á España falleció en Valladolid en 20 de mayo de 1506 á la edad de sesenta y cinco años. Los trabajos que sufrió este hombre famoso, las persecuciones, la ignominia con que fue tratado, su larga prision, y la ingratitud con que finalmente se pagaron sus servicios, no pueden menos de indignar á todo hombre hon-rado. Su esposicion corresponde á la biografía de aquel hombre cuyo recuerdo no perecerá nunca.

Tambien es ageno de nuestra obra seguir paso á paso todos los que se dieron para el descubrimiento de los vastos territorios que hoy se conocen en el Nuevo mundo, y relatar las guerras que en ellos sostuvieron los Españoles, las riquezas que de allí sacaron, y las crueldades con que se manchó su gloria. La mayor parte de estas cosas ó su totalidad acaso pertenecen á la historia de América, en la cual los hechos de los Españoles son los mas interesantes y los que constituyen su parte mas esencial. A nosotros tocaba dar noticia y fijar la época del descubrimiento de aquel mundo nuevo; y nuestro empeño está cumplido. Tambien podríamos entrar en la discusion de si las conquistas hechas en América han sido nocivas ó provechosas á nuestra patria: mas punto es este que debe tratarse muy de propósito y nó á la ligera, como habríamos de verificarlo so pena de dar á los incidentes una estension que no corresponde al plan de nuestra obra. De paso dirémos que si en América han muerto millares de españoles, y si las riquezas que de allí vinieron ocasionaron la muerte ó cuando menos la decadencia de nuestra industria, esas riquezas y la importancia de poseer esos vastos territorios fueron dos de las principales causas que levantaron la nacion española al alto grado de poder y de gloria que al

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