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se podria tomar sin gran peligro, si les gratificasen su trabajo y industria. La entrada era por un aqüeducto ó caños debaxo de tierra, por donde para comodidad de la ciudad el agua de una fuente que cerca caía, se encaminaba á los pozos. Pretendian meter gente secretamente por estos caños. Escogieron docientos soldados, hombres valientes, con orden que todos obedeciesen a los dos hermanos. La subida era dificil, la entrada y paso estrecho, los mas se quedaron atrás, espantados del peligro, ó por ser pesados de cuerpo, solos quarenta pasaron adelante. Arrancaban piedras con palancas y picos do impedian el paso, y á los que temian por ser el camino tan extraordinario, animaban los dos hermanos con palabras y con exemplo, y algunas veces les ayudaban a subir con dalles la mano La porfia y esfuerzo fue tal, que llegaron al pozo de una casa particular: una mugercilla (cuya era la casa) vistos los soldados, dió luego gritos, con que se descubriera la celada, si prestamente no le tapáran la boca. Gastóse tiempo en la entrada, era salido el sol, y ninguna cosa avisaban, ni daban muestra de ser entrados, no se sabe si por miedo ó por descuido. Sospechaban que todos eran degollados, y todavia las compañías que tenian apercebidas acometieron á escalar la muralla: afloxaba la pelea por no sentirse en la ciudad ruido ninguno. Los quarenta soldados, movidos y animados por la vocería de los que peleaban, ór forzados de la necesidad y darse por perdidos si los sentian, se apoderaron de una torre del adarve que cerca caía, y no tenia guarda, llamada Sophia. Acudió el Rey de Aragon para socorrellos: acudió al tanto Renato al peligro. Fuera facil recobrar la torre‹, y lanzar della á los aragoneses, mas los de fuera acudieron muy de priesa y pusieron temor a los contrarios: lo que á los de dentro causó espanto, á los ara

goneses que estaban en la torre, hizo cobrar ánimo. Dióse el asalto por muchas partes, finalmente quebrantadas algunas puertas entraron los de Aragon en la ciudad. Renato sin saber á qué parte debia acudir (bien que se mostró no solo prudente capitan, sino valiente soldado, tanto que por su mano mató muchos de los contrarios) perdida al fin la esperanza de prevalecer, se recogió al castillo: algunas casas fueron saqueadas, pero no mataron a nadie. Luego que entró el Rey se puso tambien fin al saco: desta manera los aragoneses se apoderaron de Nápoles dia sábado á dos de junio año del Señor de mil y quatrocien1442. tos y quarenta y dos. Los soldados fueron por el Rey en público alabados y premiados magníficamente conforme á como cada uno se señalára: don Ximeno de Urrea, don Ramon Boyl y don Pedro de Cardona, que eran los principales capitanes en el exército; fue tambien premiado Pedro Martinez capitan de los soldados que entraron por los caños. Con los dos hermanos albañires se cumplió lo prometido bastantemente, promesas y paga mayores que llevaba su estado: con la cual fiucia tuvieron ánimo para acometer aquella hazaña. Notaban los hombres curiosos que casi por la misma forma ganó aquella ciudad de los godos el capitan Belisario. Renato por no quedalle alguna esperanza de repararse, perdída aquella noble ciudad, poco despues se concertó con el contrario que le dexase ir libre á él y á los suyos, y entregaria lo que le quedaba. Tomado este asiento par

tió

para Florencia á verse con el Papa Eugenio, des de alli pasó á Francia: su partida allanó todo lo demas. El Abruzo y la Pulla con todos los demas pueblos que hasta entonces rehusaran el señorío de Aragon, y se tenian por Francia, pretendian recompensar las culpas pasadas con mayores servicios, y se

daban priesa a rendirse, ca no querian con la tardanza irritar la saña del vencedor. Por este orden quedó apaciguada Italia en gran parte. España dado que se hallaba cansada de males tan largos, y que entre los príncipes se habian concertado las paces, aun no sosegaba de todo punto: los caballeros antes desavenidos entre sí, al presente menos se enfrenaban por el poco caso que hacían de los que gobernaban. Sería cosa larga relatallo todo por menudo. Las principales diferencias y alteraciones fueron estas: estaba don Luis de Guzman maestre de Calatrava enfermo y sin esperanza de salud: dos caballeros de aquella orden, los mas principales entre los demas, con ambicion fuera de tiempo pretendian aquella dignidad; estos eran Juan Ramirez de Guzman comendador mayor de aquella orden, y el clavero Fernando de Padilla. Este tenia ganadas y negociadas las voluntades de los comendadores: don Juan por entender que ninguna esperanza le quedaba de alcanzar aquella dignidad si no se arriscaba con atrevimiento y temeridad, se determinó con mano armada apoderarse de los pueblos de aquella orden de Calatrava. El clavero sabido este intento, fue a verse con él acompañado de quatrocientos de á caballo: vinieron a las manos en el campo de Barajas; quedó el comendador mayor vencido y preso, y juntamente Ramiro y Fernando sus hermanos, y Juan su hijo; murieron otros muchos caballeros, y entre ellos quatro sobrinos del mismo comendador mayor. En premio desta victoria que ganó de su contrario, fue dado á Padilla lo que pretendia, que sucediese en lugar del maestre, honra de que gozó poco tiempo. La ocasion fue que el Rey hacía resistencia á aquella eleccion, y pretendia aquella dignidad para don Alonso hijo bastardo del Rey de Navarra: pasóse tan adelante en esta preten

sion, que vinieron a las manos. Puso don Alonso cer» co con su gente, sobre Calatrava: el nuevo máestre fue herido con una piedra que uno de los suyos inadvertidamente queria tirar á los contrarios. Con su muerte quedó su competidor don Alonso por maestre. Por otra parte los vizcainos, gente valiente y indómita, se alteraron por dos causas: tenian entre sí hechas ciertas hermandades confirmadas por el Rey; estas acometieron á los castillos de los nobles, y sus haciendas. Entre los demas Pedro de Ayala merino mayor de Guipúzcoa, como le tuviesen cercado en una su villa llamada Salvatierra, fue librado por el conde de Haro su primo, que usó en esto de una señalada grandeza de ánimo: esto fue, que leida la carta en que le pedia socorro y avisaba del peligro, en el campo do acaso se la dieron, mandó armar una tienda con juramento que hizo de no entrar debaxo de texado hasta tanto que Pedro de Ayala fuese libre de aquella afrenta. Esta era la primera ocasion de las alteraciones de Vizcaya: la segunda, que se le vantó cierta heregía de los Fratricellos deshonesta y mala, y se despertó de nuevo en Durango. Hízose inquisicion de los que hallaron inficionados con aquel error: muchos fueron puestos á question de tormento y los mas quemados vivos. Era el capitan de todos un frayle de San Francisco por nombre fray Alonso Mela este por miedo del castigo se huyó á Granada con muchas mozuelas que llevó consigo, que pasaron la vida torpemente entre los bárbaros: él mismo no se sabe por qué causa, pero fue acañavereado por los moros, muerte conforme á la vida y secta que guió. Este tuvo un hermano que se llamó Juan Mela, que á la sazon era obispo de Zamora su patria y natural, y adelante fue cardenal. En Portugal por fin del mes de octubre falleció don Juan tio del Rey de

si

Portugal en Alcázar de Sal, en edad de quarenta y tres años. Era condestable en aquel reyno, y juntamente maestre de Santiago: de doña Isabel su muger, hija de don Alonso su hermano duque de Berganza, dexó un hijo llamado don Diego, que sucedió en los cargos y honras de su padre tres hijas doña Isabel, doňa Beatriz y doña Philipa, y dellas adelante procedieron príncipes muy grandes.

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La residencia de don Alvaro despues que se vió: desgraduado, era en Escalona: la esperanza de recobrar la autoridad que le quitaron, ni del todo la tenia perdida, ni tampoco era grande, ho le faltaba ingenio y diligencia, mas desbarataba sus trazas la fortu na, ó fuerza mas alta. Su hermano el arzobispo de Toledo falleció en Talavera á quatro de febrero: gran desgracia, faltalle de repente ayuda tan grande. Quedábale don Rodrigo de Luna, á quien por ser hijo de un primo suyo en el tiempo adelante, vuelto a su prosperidad, hizo proveer el arzobispado de Santiago en lugar de don Alvaro de Isorna, como en otra parte se dirá, magüer que no tenia edad bastante para dignidad tan grande; mas poco le podia prestar en aquel trabajo, en especial que era mozo de mal natural y de costumbres estragadas. Por otra parte los grandes y caballeros por entender que aquella revuelta de tiempos era á propósito para quedarse con todo lo que apañasen, cada qual se apoderaba de lo que podia. Pedro Xuarez hijo de Fernan Alvarez de Toledo señor de Oropesa por muerte del arzobispo se apoderó de Talavera: llegó su osadía á que apenas 8

TOMO Y.

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