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hobiese escapado de la rota y huido, acordó fingir -ciertas letras en nombre del Emperador en que mandaba al gobernador le entregase la ciudad de Croia cabeza del estado de su padre: obedeció el gobernador al engaño; con que Georgio se apoderó de aque lla ciudad, y lo mismo hizo de las ciudades y pueblos comarcanos. Avisado el Gran Turco de lo que pasaba, sintió mucho aquel caso; anduvieron cartas de la una á la otra parte. Perdídá la esperanza que de voluntad se hobiese de reportar, acudieron los turcos á las armas. Diéronse muchas batallas, en que muchas veces grandes huestes de enemigos fueron per pocos christianos desbaratadas: tanto importa el esfuerzo de un solo varon, y la determinacion á los que tienen la razon de su parte sobre todo que los Santos patrones de aquella tierra favorecian aquella empresa; que de otra manera, cómo pudieran por fuerzas humanas y por consejo defenderse tanto tiempo, y desbaratar tantas veces huestes invencibles de enemigos? Sería cosa muy larga referir todos los particulares; basta que con la gloria de su nombre pareció igualarse á los antiguos capitanes: su esfuerzo respondia bien al nombre de Scanderberchio, pues no tuyo menos ánimo ni mucho menor felicidad que Alexandro. Las fuerzas eran pequeñas, y no bastantes para empresas tan grandes: por esto se determinó buscar socorros de fuera. Hizo liga con los venecianos: pidió ayuda á los Papas, en particular enderezó una embaxada al Rey de Aragon, que llegó á Gaeta, do el Rey estaba, al principio del año mil y quatro- 1451. cientos y cincuenta y uno, en que le ofrecia (si le ayudaba para aquella guerra con soldados y dineros) que aquella provincia le estaria sugeta, y le pagaria cada un año el tributo y parias que acostumbraban pechar al Gran Turco. Respondió el Rey á esta de

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manda benignamente, y con obrás ca envió gente de -socorro; pero quán poco era todo esto para contrastar con el gran poder de los enemigos, que brama-ban por ver que en aquella parte durase tanto la guer-rap Fue este ano muy dichoso para España por nacer en él la infanta doña Isabel, a la qual el cielo por emuerte de sus hermanos aparejaba el reyno de Cas¿tilla. Princesa sin par, y que con la grandeza de su animo y perpétua felicidad sanó las llagas de que la floxedad de sus antecesores fueran causa: honra per-pétua y gloria de España. Nació en Madrigal, donde sus padres estaban, a veinte y tres del mes de abril: -asi mismo don Enrique hermano del almirante, de squien se dixo fue preso tres años antes deste junto -con otros grandes, huyó de la torre de Langa, en -que le tenian preso, cerca de Santistevan de Gormaz. -Para librarse se valió de la astucia que aqui se dira. Avisó a los suyos secretamente lo que pretendia ha-cer, y qué para ello le enviasen entre cierta ropa un ovillo de hilo de apuntar: hecho esto, una noche compuso su vestidura en la cama de manera que pá-recia hombre dormido, con su bonete de acostar, que puso tambien sobre la ropa. Despues desto salióse secretamente del aposento, y subiose a lo mas alto a de una torre. El alcayde (como lo tenia de costumbre) visitó el aposento, y por entender que.

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preso

el dormia, cerró la puerta sin ruido y fuese a reposar. Don Enrique como vió que todos dormian y reposaban, con el hilo de aquel ovillo que tenia, subió una cuerda con ñudos á cierta distancia, que su gente le stenia apercebida, con que se guindó y descolgó poco. a poco, y ayudándose de los pies y de las manos, hizo tanto que con extraordinaria fortaleza de ánimo escapó por este medio, muy alegre y regocijado no -menos por el buen suceso de aquel riesgo a que șe

puso, que por la libertad que cobró. En Portugal se concertó doña Leonor hermana de aquel Rey con el Emperador Federico que por sus embaxadores la pedia: hiciéronse los desposorios en Lisboa á nueve de agosto dia lunes; poco despues la doncella por mar con una larga y dificultosa navegación llegó a Pisa, Ꭹ desde alli á Sena, ciudades de Toscana la una y la otra hien conocidas en Italia, ont.

lauri! #dcab ofwivo) CAPITU LOlX I, o dob millorua

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**Con nuevas alianzas que algunos grandes de Castilla hicieron, se desbarató la avenencia que entre algunos dellos se tramára poco antes. Por esta causa y por la alteracion del príncipe de Viana el Rey de Navarra se hallaba sin fuerzas asi de los suyos como de los estraños. Lo uno y lo otro se encaminó par industria y sagacidad de don Alvaro de Luna, a cuyà cabeza amenazaban todas aquellas tempestades y borrascas. Valíase para prevalecer en todos los peligros de sus mañas, como siempre lo acostumbraba; pero lo que otras veces le sucedió prósperamente al presente le acarreó su perdición, ca los engaños y invenciones no duran, y es justo juicio de Dios que se atajen con el castigo del que dellos se vale. Fue asi que a su instancia se hizo cierta apariencia de confederacion entre los Reyes de Castilla y de Navarra, con que se concertó otrosí que el almirante y el conde de Castro y otros señores fuesen perdonados y lés volviesen sus estados: demas desto acordaron que don Alonso hijo del Rey de Navarra se restituiria el maestrazgo de Calatrava; mas esto no tuvo efecto á causa que don Pedro Giron se apercibió de soldados

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á

y vituallas, y se hizo fuerte en lá villa de Almagro para hacer resistencia a quien le pretendiese enojar: asi ál don Alonso de Aragon que acudio a su preten sion, sin efectuar cosa alguna fue forzoso dar la vuel ta á Aragon. Llevó muy mal esto el de Navarra, que con engaño le hobiesen burlado, y que les pareciese de tan poco entendimiento que no calaria aquellas tramas. Allegóse otro nuevo desgusto, y fue que por consejo de don Alvaro el príncipe don Enrique se reconcilió del todo finalmente con su padre, y se apartó de la alianza que tenia puesta con su suegro el de Navarra. La que fue sobre todo pesado, que en Navarra se despertó una guerra larga, civil y muy cruel por está causa: estaba aquella gente de tiempo antiguo dividida en dos bandos, los biamonteses y los agramonteses, nombres desgraciados y dañosos para Navarra traidos de Francia, en que se envolvieron familias y casas muy nobles, y aun de sangre real, como fueron los condes de Lerin y los marqueses de Cortes cabezas destas dos parcialidades. Los agramon, teses seguían al Rey de Navarra, los biamonteses ati> zaban al príncipe de Viana, que sabian estar descon, tento de su padre, para que tomase las armas: decian que le hacía agravio en tenelle ocupado el reyno, y quebrantaba en ello, las leyes divinas y humanas, y era razon que se acudiese á este agravio; que si las fuerzas humanas le faltasen, Dios favorecia una causa y querella tan justa. Lo primero hicieron confederacion con los Reyes de Castilla y de Francia: el de Castilla, prometió de acudir con tal que el príncipe de Viana públicamente se declarase y tomase las armas; lo mismo prometió el Frances, que por haber quitado la Guiena á los ingleses podia desde cerca con mucha facilidad ayudar aquellos intentos, especial que por el mismo tiempo se apoderó de Bayona, y venció a los

ingleses en una batalla muy señalada. Al tiempo que se daba, dicen que una cruz blanca apareció en el cielo quier fuese verdadera figura y apariencia que en las nubes se puede formar, quier se les antojase: de su vista sin duda se tomó pronóstico que las cosas adelante les sucederian mejor y ocasion de trocar los franceses la banda roxa de que solian usar en las guer ras, en una cruz blanca, divisa que traen hasta el dia de hoy. Ganada esta jornada, ninguna cosa quedó por los ingleses en tierra firme, fuera de Calés y su territorio que no es muy grande. Luego que la guerra civil se comenzó entre los navarros, los biamonteses se apoderaron de diversas ciudades y pueblos, entre los demas de Pamplona cabeza del reyno, y de Olite y de la villa de Ayvar; todavia la mayor parte quedó por el Rey á causa que con recelo desta tempestad encomendára el gobierno y las guarniciones á los que te nia por mas leales, y con grande diligencia estaba apercebido para todo lo que podia resultar, tanto que el mismo principado de Viana le tenia en su poder. Acudió don Enrique príncipe de Castilla (como tenian concertado) puso cerco sobre Estella, pueblo muy fuertes acudió asimismo el Rey su padre. Hallóse dentro la Reyna de Navarra: el Rey su marido movido del peligro que sus cosas corrian, desde Zaragoza se apre→ suró para dar socorro á los cercados: llegó á diez y nueve de agosto, pero con poca gente: por donde y porque ni aun tampoco los agramonteses tenian base tantes fuerzas para sosegar aquellas alteraciones y le fue necesario dar la vuelta á Zaragoza con intento de levantar mas número de gente de Aragon. Con su vuelta el Rey de Castilla y su hijo a instancia del prín cipe don Carlos, como si la guerra quedara acabada, se volvieron a Burgos sin dexar hecho efecto de importancia. Hizole daño a don Carlos su buena, senci!

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