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des de Alba y de Treviño, con que se hizo la fiesta de la coronacion muy mas regocijada; los demas grandes que fueron con ellos presos por diversas ocaaccidentes, estaban y libres: continuaron en sus oficios todos los ministros de la casa real de su padre. Comenzóse asi mismo de nuevo a tratar de la paz por parte de la Reyna de Aragon, que para ello tenia poderes bastantes de su marido y cuñado los Reyes de Aragon y de Navarra; concluyóse finalmente con estas condiciones: El Rey de Navarra, don Alonso su hijo, don Enrique hijo del infante de Aragon don Enrique dexen la pretension de los estados y dignidades que en Castilla pretenden; en recompensa el Rey de Castilla cada un año les señale y pague enteramente ciertas pensiones, en que se concertaron el almirante de Castilla y don Enrique su hermano, y Juan de Tovar señor de Berlanga con los demas que siguieron el partido y voz de Navarra, puedan volver á su patría y á sus estados. Era ya faİlecido el conde de Castro don Diego Gomez de Sandoval en la calor de la pretension que mayor sobre la restitucion que pedia se le hiciese de los estados que por causa de las revueltas pasadas le quitaron á tuerto, como sus letrados alegaban: su cuerpo enterraron en Borgia. Antes que falleciese, en pre mio de la lealtad que guardó á los aragoneses, le dieron a Denia en el reyno de Valencia, y á Lerma en Castilla la vieja. Estos pueblos dexó a don Fernando su hijo, el qual con algunos otros de los fora! gidos quedó excluido del perdon para que no volviese a Castilla sin particular licencia del nuevo Rey. Demás desto acordaron que los castillos que se tomaron de una parte y de otra durante la g guerra en las fron teras de Castilla y de Aragon, se restituyesen enteramente a sus dueños; por Atienza en particular die

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ron al Rey de Navarra quince mil florines a cuenta de lo que en defender. aquella plaza gastára. Concluida en esta forma la paz entre Castilla y Aragon, se intentó de sosegar los bullicios de Navarra : negocio mas dificultoso, y que en fin no tuvo efecto por ser entre padre y hijo, ca ordinariamente quanto el deudo y obligacion es mayor, tanto la enemiga quando se enciende, es mas grave. Entretanto qué los príncipes interesados en la confederacion de que se ha tratado, firmaban las condiciones y acuerdo tomado, se concertó alargasen las treguas por otro año. Asentado esto, la Reyna de Aragon se volvió a su reyno. Don Juan Pacheco marques de Villena sin competidor quedó en Castilla el mas poderoso de todos los grandes por sus riquezas y privanza que alcanzaba con el nuevo Rey de Castilla; el qual y don Ferrer de Lanuza que vino en compañía de la Reyna de Aragon, y don Juan de Biamonte hermano del condestable de Navarra (estos tres señores con poderes de los tres príncipes sus amos el Rey don Enrique y el Rey de Navarra, y el príncipe don Carlos de Viana) se juntaron en Agreda por principio del año mil y quatrocientos y cincuenta y cinco, lugar 1455. que está en Gastilla y á la raya de Navarra y de Aragon, en lo qual fuera de la comodidad que era para todos, tambien se tuvo consideracion a dar ventaja y reconocer mayoría al Rey de Castilla don Enrique. Llevaban comision de concertar al Rey de Navarra con su hijo. Junta que fue de poco efecto. El de Navarra y su parcialidad no aprobaban las condiciones que por la otra parte se pedian. Entendíase que don Juan Pacheco de secreto procuraba impedir la paz de Navarra entre el padre y el hijo, por miedo que si las cosas del todo se sosegaban, él no tendria tanto poder y autoridad. Solo se concertaron treguas

que durasen hasta todo el més de abril. Esto en lo que toca a Navarra. En Castilla las esperanzas que los naturales tenian que las cosas con la mudanza del gobierno mejorarian, salieron del todo vanas. El reyno á guisa de una nave trabajada con las olas, vientos y tempestad tenia necesidad de hombre y de piloto sábio, que era lo que hasta alli principalmente les faltára. El nuevo Rey salió en el descuido semejable a su padre, y en cosas peor. No echaba de ver los males que se aparejaban, ni se apercebia bastantemente para las tempestades que le amenazaban, si bien era de vivo ingenio y ferviente, pero de corazon flaco, y todo él lleno de torpezas, en particular el cuidado del gobierno y de la república le era muy pesado. Don Juan Pacheco lo gobernaba todo con mas recato que don Alvaro de Luna y mas templanza, ó por ventura fue mas dichoso, pues se pudo conservar por toda la vida. Tenia el Rey don Enrique la cabeza grande, ancha la frente, los ojos zarcos, las narices no por naturaleza sino por cierto accidente romas, el cabello castaño, el color roxo y algo moreno, todo el aspecto fiero y poco agradable, la estatura alta, las piernas largas, las facciones del rostro no muy feas, los miembros fuertes y a propósito para la guerra: era aficionado asaz á la caza y a la música, en el arreo de su persona templado: bebia agua, comia mucho, sus costumbres eran disolutas, y la vida estragada en todas maneras de torpeza y deshonestidad; por esta causa se le enflaqueció el cuerpo, y fue sugeto á enfermedades: muy inconstante y vario en lo que intentaba. Llamaronle vulgarmente el Liberal y el Impotente el un sobrenombre lé vino la falta que tenia natural, el otro nació de la esé trema prodigalidad de que usaba, en tanto grado que. en hacer mercedes de pueblos y derramar sin juicio,

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por tanto sin que se lo agradeciesen, los tesoros que con codicia demasiada juntaba, parecia aventajarse á todos sus antepasados. Disminuyó sin duda-por esta via y menoscabó la magestad de su reyno y las fuerzas. Era codicioso de lo ageno y pródigo de lo suyo, vicios que de ordinario se acompañan: olvidábase de las mercedes que hacía, y tenia memoria de los servicios y buenas obras de sus vasallos, que solia pagar con mas presteza que si fuera dinero prestado. Sus palabras eran mansas y corteses, á todos hablaba, benigna y dulcemente, en la clemencia fue demasiado: virtud que sino se templa con la severidad, muchas veces no acarrea menores daños que la crueldad, ca el menosprecio de las leyes, y la esperanza de no ser castigados, los delitos, hacen atrevidos a los malos. Esta variedad de costumbres que tuvo este Rey, fue causa que en ningun tiempo las revueltas fuesen mayores que en el suyo: reynó por espacio de veinte años, quatro meses, dos dias.. Faltóle en conclusion la prudencia y la maña bien - asi para gobernar á sus vasallos en paz, como para sosegar los alborotos que dentro de su reyno se levan

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Emprendióse una brava guerra en Italia tres años plantes deste con esta ocasion: Francisco Esforcia des-pues que se apoderá del estado de Milán, requirió á lós venecianos le entregasen ciertos pueblos que dél tenian en su poder por la parte que corre el rio Abdua; y porque no lo hacían, acordó valerse de las armas: convidó a los florentines para que le ayudasen; vinieron en ello, y hicieron entre sí una liga secreta..

Llevaron esto mal los venecianos, y lo primero mandaron que todos los florentines saliesen de aquella señoría, y no pudiesen tener en ella contratacion. Tras esto por medio de Leonello marques de Ferrara trataron de hacer alianza con el Rey de Aragon: representaronle que si él movia guerra a los florentines en sus tierras, Esforcia quedaria para contra ellos sin fuerzas bastantes. Hecha esta nueva liga, Guillermo marques de Monferrat con quatro mil caballos y dos mil infantes al sueldo de Aragon fue enviado para que hiciese entrada, y comenzase la guerra contra el duque por la parte de Alexandría de la Palla. A don Fernando hijo del Rey de Aragon, duque de Calabria, que ya tenia tres hijos, cuyos nombres eran don Alonso, don Fadrique y doña Leonor, dió su padre cargo de acometer a los florentines, todo a propósito que se hiciese la guerra con mas autoridad, y se pusiese mayor espanto a los contrarios. Dióle seis mil de a caballo y dos mil infantes, acompañado otroși de dos muy señalados capitanes Neapoleon Ursino y el conde de Urbino. Entraron por la comarca de Cortona y Arezo: talaron los campos, saquearon y quemaron las aldeas, y ganaron por fuerza a Foyano pueblo principal. Demas desto vencieron en batalla a Astor de Faenza, que a instancia de los florentines el primero de todos les acudió, con que de nuevo algunos otros castillos se ganaron. Por otra parte Antonio Olcina en la comarca de Volterra, apoderado de otro pueblo llamado Vado, desde alli no cesaba de hacer correrías por los campos comarcanos de la jurisdiccion de florentines, y robar todo lo que hallaba: en el estado de Milán se hacía la guerra no con menor corage. Por el contrario Francisco Esforcia convidó á Renato duque de Anjou a pasar en Italia desde Franpia: prometiale que acabada la guerra de Lombardía,

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