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á don Juan Melguerite obispo de Girona desde Barcelona, por el mes de febrero del año mil y quatro-1481, cientos y ochenta y uno, á los príncipes de Italia para hacer liga con ellos. Junto con esto el Rey en BarceJona para acudir con sus fuerzas hizo juntar una armada de treinta y cinco baxeles entre mayores y nores: lo mismo hizo el Rey de Portugal, que armó para este efecto veinte naves. Iban estos socorros muy despacio asi don Alonso duque de Calabria con las fuerzas de Itália que juntó, aunque con dificultad, en fin apretó a aquellos bárbaros con un cerco que puso a aquella ciudad. Pudiera durar mucho tiempo la guerra y el cerco, y tener grandes dificultades, no sobreviniera nueva de la muerte del gran Turco Mahomete, que falleció en Nicomedia de Bithynia á tres de mayo. Los turcos con este aviso el quinto mes despues que el cerco se puso, rindieron la ciudad á partido que los dexasen ir libres. Quedóse el duque de Calabria con parte de aquella gente, que serían hasta mil y quinientos turcos, para ayudarse dellos contra florentines. Decíase comunmente que se les empleaba bien este daño, por ser ellos los que bicieron venir aquella gente á Italia; si bien muchos sóspechaban era invencion de don Alonso á propósito. de cargar a sus enemigos el odio que contra él de entretener esla gente resultaba. Por la muerte de Mahomete se levantaron en Constantinopla grandes alteraciones: unos querian por Emperador á Bayazete hijo mayor del difunto, otros a Gemes su hermano con color que su padre le hobo ya que era Emperador. Llegó el negocio a las armas y á las manos. Bayazete venció a su hermano junto á Prusia ciudad de Bithynia, y le forzó á huirse primero á Egypto y des pues a Rhodas. Los caballeros de Rhodas, recebido que lo hobieron y tratado muy bien, entre muchos

principes que le pidieron; le enviaron como en presente al Rey de Francia. Los socorros de Aragon y de Portugal fueron de poco efecto á causa que nuestras armadas llegaron a aquellas riberas despues que Otranto se rindió. Desta tardanza, demas de caer aquellas partes tan lexos de España, fueron ocasion otras ocupaciones en que aquellos dos Reyes se hallaban embarazados; el Rey don Fernando en las cortes de Aragon que se tenian en Calatayud, adonde la Reyna doña Isabel por mandado de su marido traxo a su hijo el príncipe don Juan : quedó encomendado el gobier no de Castilla al almirante don Alonso Enriquez y al condestable Pero Hernandez de Velasco. Lo que pretendian los Reyes, era que los aragoneses le jurasen por príncipe y heredero de aquel reyno, como lo hicieron á veinte y nueve de mayo; lo mismo se hizo poco despues en Barcelona por lo que tocaba al principado de Cataluña. Demas desta ocupacion un nuevo cuidado sobrevino al Rey don Fernando de parte del reyno de Navarra. Fue asi que dos tios del nuevo Rey, es a saber el cardenal Pedro y Jacobo su hermano vinieron a Zaragoza: alli habida audiencia, en una larga plática que tuvieron, pusieron delante los ojos al Rey las miserias de aquella nacion: que los alborotados estaban apoderados de las ciudades y pue'blos, los biamonteses de Pamplona, los contrarios de Estella, Sangüesa y Olite: que al Rey de Navarra no le quedaba mas que el nombre, sin autoridad, ni fuerzas. Para movelle a compasion de aquellos daños alegaban el deudo muy estrecho y flaqueza de aquel príncipe możo. Quexáronse de don Luis conde de Lerin, que como hombre que era bullicioso y atrevido, no cesaba de hacer muertes, quemas y robos en sus contrarios, y por engaño diera la muerte á Pedro de Navarra, y á Philipe sa bijo mariscales de Navarra: que

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por la muerte del condestable Pedro de Peralta se apoderó por fuerza de aquel oficio, y con él hacía mayores desaguisados; por tanto le suplicaban acorriese a aquel reyno miserable, y le librase de la boca de aquella codicia y furia infernal: que Troylo Carrillo yerno de Pedro de Peralta, y heredero de su casa por via de su muger, no tenia bastantes fuerzas para resistir al atrevimiento de su contrario, el conde de Lerin que solo en comun y en particular podia mas. que todo el resto. Oyó esta embaxada el Rey don Fernando: prometió tendria cuidado de las cosas del Rey Francisco, y para muestra desta su voluntad envió con estos príncipes personas á propósito para que su parte avisasen á los alborotados que se templasen, y prestasen el vasallage debido á su Rey. Hizose en Tafalla una junta y cortes de aquel reyno; los embaxadores representaron á los presentes lo que les fue mandado; respondieron dos navarros que si el Rey no habia tenido libre entrada en el reyno, no era por culpa de todos, sino de algunos pocos que alteraban el reyno que si el viniese, los pueblos no faltarian en ninguna cosa de las que deben hacer buenos vasallos. Esta respuesta dió contento, y asi se trató con el Rey don Fernando que el Rey Francisco viniese á Pamplona. Pareció debia venir guarnecido de soldados para que en aquella revuelta de tiempos alguno no se le atreviese. Esto se trataba en los mismos dias que al Rey de Portugal sobrevino la muerte en Sintra: a veinte y ocho de agosto falleció en el mismo aposento en que nació; su cuerpo llevaron á Aljubarrota. Sucedióle en su reyno y estado su hijo don Juan Segundo deste nombre: por la grandeza de su ánimo y gloria de sus hazañas tuvo renombre de Grande. Este príncipe por toda su vida tuvo grande enemiga con los Reyes de Castilla como tambien su padre: el pa

'dre procedió mas al descubierto y a la llana, el hijo mas astutamente, y por tanto con mayor rabia descargó la saña sobre algunos señores de su reyno que sospechaba favorecian el partido de Castilla, como luego se dira. Por lo demas en la clemencia, piedad, severidad contra los malbechores, en agudeza de ingenio, presta y tenaz memoria igualó á los demas Reyes de su tiempo, y aun sé aventajó á muchos dellos. Suya fue aquella sentencia: «El reyno ó halla á los >> príncipes prudentes, ó los hace:" por el perpétuo trato que tienen con hombres de grandes ingenios, aventajados en todo género de saber, quales son muchos de los que andan en los palacios reales, ademas que los que tratan con los príncipes, usan de palabras muy estudiadas á propósito de salir con lo que preten den y dar muestra de lo que saben.

CAPITULO XXII.

De la muerte de tres principes.

En tres años contínuos fallecieron continuadamen te otros tantos príncipes: en Marsella al fin deste año falleció Carlos duque de Anjou; dexó por su heredero al Rey de Francia. Quantos torbellinos y tempestades se levantaran contra Italia por esta causa? por la muerte deste príncipe al cierto se juntaron con el reyno de Francia dos estados muy principales, el de Anjou y el de la Provenza, sin otras pretensiones que turba1482. ron el mundo. El año luego siguiente de mil y quatrocientos y ochenta y dos á primero de julio falleció don Alonso Carrillo y de Acuña arzobispo de Toledo: bien que de larga edad, siempre de ingenio muy despierto y a propósito no solo para el gobierno sino, para las cosas de la guerra: retiróse los años postre

ros forzado de la necesidad, y por desabrimiento mas que de su propia voluntad. Sepultáronle en la capilla mayor de la iglesia de San Francisco, monasterio que él mismo á su costa edificó en Alcalá de Henares, donde pasó lo postrero de su edad en mejores exercicios (1). Erigió otrosí la iglesia de Sant Juste parrochial de aquella villa en colegial, siete dignidades, doce canónigos, siete racioneros. Fue muy dado al alchimia, y murió pobre ; todavia se dice dexó cantidad de dinero llegado para reparar la escuela de Alcalá, de que se ayudó despues el cardenal fray Francisco Ximenez para lo mucho 'que alli hizo los años adelaute. A mano izquierda del sepulcro del arzobispo sepultaron asi mismo el cuerpo de Troylo su bijo; mas el cardenal don fray Francisco Ximenez por ser cosa fea que hobiese memoria tan pública de la incontinencia de aquel prelado, hizo que el dicho sepulcro se quitase de alli, y le pasasen al capítulo de los frayJes. Deste Troylo y de su hijo don Alonso, que fue condestable de Navarra, descienden los marqueses de Falces, señores conocidos en aquel reyno: su apellido de Peralta. Sncedió en la iglesia de Toledo y en aquel arzobispado el cardenal de España, gran competidor de don Alonso Carrillo, y que acompañó á los Reyes en el viage de Aragon. Sus padres Iñigo Lopez de Mendoza marques de Santillana y doña Cathalina de Figueroa: sus hermanos Diego Hurtado de Mendoza primer duque del Infantado, Lorenzo y Iñigo, condes el primero de Coruña el otro de Tendilla, y otros. Fue este prelado gran personage no mas por la nobleza de sus antepasados que por sus

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(1) Alvar Gomez en la vida del carden. fr. Francisco Xinez, fol. 93. Hernan. de Pulgar en sus Claros varones.

menez,

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