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la gente con intento de tomallos. Albahar que está de la otra parte del rio, tiene un padrastro ó montecillo que se levanta á manera de pyramide: sobre aquel montecillo por mandado del Rey, bien que con grande trabajo, se plantó la artillería. Puso esto tanto espanto á los cercados que sin dilacion rindieron los castillos y pueblos á veinte y tres de setiembre, el mismo dia en que en tiempo del Rey don Pedro los moros se apoderaron de aquellas plazas como ciento y veinte años antes deste tiempo. El Rey don Fernando ganadas tantas victorias, y tomados tantos lugares y los mas sin derramar sangre, comenzó á ser mas temido y nombrado: no se hablaba de otra cosa en todas partes. Envió á invernar el exército, y con tanto él y la Reyna se partieron para Alcalá de Henares. En este viage en Linares á las haldas de Sierramorena, falleció don Alonso de Aragon duque de Villahermosa, y hermano del Rey don Fernando, caudillo esclarecido en aquel tiempo tanto como el que mas, como quier que se halló en muchas guerras. Su cuerpo fue primero depositado en Baeza, despues le trasladaron á Poblete entierro de sus antepasados. Dexó muchos hijos: en María Iunques fuera de matrimonio tuvo á don Juan conde de Ribagorza y á doña Leonor: de otras concubinas á don Alonso, que fue los años adelante obispo de Tortosa y despues arzobispo de Tarragona; tambien á don Fernando y á don Enrique. Fuera destos de su legitima muger tuvo á don Alouso y a doña Marina: la hija casó con Roberto príncipe de Salerno, y deste matrimonio nació don Fernando, que fue el postrer príncipe de Salerno, y por su mal orden vivió en trabajos, desgracias y destierro hasta nuestra edad; don Alonso fue duque de Villahermosa, cepa de que descienden aquellos duques de Villahermosa

y condes de Ribagorza. En Toledo á los que dexada la religion christiana que recibieron, se tornaban á la secta judaica, castigaban los inquisidores con mucho rigor y severidad; verdad es que a otro mayor número desta gente, porque se reduxeron, pidieron misericordia y confesaron sus culpas, les fue otorgado perdon: estos se llaman hoy los de la gracia. Tratamos los hechos de España sin salir della; á las veces empero es forzoso por la trabazon que las cosas tienen entre sí y para cumplir con lo que se pretende en esta obra, tocar asi mismo algunas de fuera. Abrasábanse los señores napolitanos con una guerra que levantaron contra don Fernando su Rey, conjurándose y haciendo liga entre sí con intento de vengar los agravios muy graves y ordinarios que pretendian les hacía: ayudabalos el Pontífice Inocencio y animabalos, si bien mas los favoreció con el nombre que con fuerzas, á causa de su vejez y de otros cuidados que del cargaban. Las cabezas de la conjuracion eran tres príncipes, el de Salerno llamado Antonelo, y el de Besiñano que se llamaba Gerónimo, y el de Altamura por nombre Pirro Baucio: demas destos Pedro de Guevara marques del Vasto y otros sin embargo de estar muy obligados por las muchas mercedes que recibieron del Rey. Llegó á tanto que por la fama cargaban asi mismo á don Fadrique hijo del Rey de que con esperanza de suceder en el reyno favorecia de secreto á los parciales: cosa que si fue verdad ó mentira, aun entonces no se pudo averiguar. La principal causa del odio que se levantó contra el Rey, era don Alonso su hijo duque de Calabria por sus malas costumbres y soltura tan grande en todo que igualmente eu deshonestidad Y crueldad mucho se señalaba. El Rey por su grande prudencia y mucha experiencia de cosas determinó

sosegar aquellas alteraciones mas con maña que con

lo

que

fuerzas: asi a instancia del Pontífice veía las co sas no sucedian prósperamente, y de Pedro cardenal de Fox, el qual con este intento se partió para Roma al llamado del Papa para terciar en el caso, fue dado perdon general á los alborotados. Desde España otrosí el Rey don Fernando envió para sosegar aquellas alteraciones por su embaxador al conde de Tendilla, que para asegurar á los barones en nombre de su Rey y debaxo de su palabra real con pleyto homenage que hizo, recibió en su salvaguarda y debaxo de su amparo aquellos señores alborotados a tal que dexaá das las armas se reduxesen á la obediencia. Mas el Rey de Nápoles luego que calmó la tempestad, hizo poco caso de aquellas promesas, su larga edad le inclinaba á creer lo peor, su condicion executiva á vengarse de los que se le atrevian, confiado para todo que le podia suceder, en las muchas riquezas que le dexó su padre y él mismo con el mucho tiempo de su reynado las aumentó mucho mas. Determinado pues (despues de tomado el asiento) de castigar á sus contrarios, con ocasion de ciertas bodas que se celebraron en Castelnovo, hizo prender al conde de Sarno, que era uno de los parciales, con algunos otros que todos pagaron con las cabezas. Otros muchos en diversos tiempos y en diversas coyunturas y ocasiones, entre ellos los príncipes de Altamura y de Besiñano, le vinieron a las manos: a estos hizo morir en prision. El Rey de Castilla don Fernando no dexaba de agraviarse por sus embaxadores, y protestar que no permitiria que ninguno hiciese burla de su palabra y de su fé: menudeaban las quexas, mas ninguna cosa bastaba para doblegar el ánimo obstinado del Rey de Nápoles olvidado de la inconstancia de las cosas, y muy descuidado de lo que sucedió

adelante; que á la verdad la muerte destos señores y el odio que resultó por esta causa en los naturales, abrian las zanjas y echaban los cimientos de su daño, y de perder aquel reyno, como se vió algunos años adelante. Volvamos la pluma atrás. En Alcalá de Henares la Reyna doña Isabel á diez y seis de diciembre parió una hija, que se llamó doña Cathalina, muy conocida por casar con dos hermanos hijos del Rey de Inglaterra, y por las desgracias que últimamente le sobrevinieron, y duraron siempre asi a ella como por esta ocasion a toda la nacion inglesa. Quán grandes olas de desventuras padecerá solo por la torpe deshonestidad de su marido Y su deslealtad? Padecerá y llevará la pena de la culpa agena: tal fue la voluntad de Dios; las discordias de aquella nación y las maldades abrieron camino para males tan grandes. Fue asi que presos y muertos Eduardo y Ricardo, legítimos herederos de aquella corona, Ricardo tio de aquellos mozos se apoderó violentamente del reyno : los medios y remates de su reynado fueron conformes á estos principios, su gobierno tyránico. Por esta causa Enrique conde de Richêmonda que primero estuvo preso en Bretaña, despues puesto en libertad venció al tyrano en batalla y le quitó la vida: con que él mismo se quedó en su lugar con el reyno que adquirió por este medio. Hijo deste Enrique fue Enrique Octavo, Rey de Inglaterra, muy conocido por sus desórdenes. El repudio que dió a la dicha doña Cathalina su muger, y juntamente el apartarse como se apartó de la religion cathólica de sus antepasados, ademas de sus grandes torpezas, hicieron que su nombre y su memoria para siempre sea aborrecible y detestable.

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CAPITULO VIII.

De las alteraciones de Aragon

En Aragon hobo algunas ligeras alteraciones: los alborotos que en Cataluña se levantaron fueron mayores, con mayor porfia y de mayor riesgo. La prudencia del Rey don Fernando y su mucha autoridad hizo que todo se allanase. La ciudad de Zaragoza está asentada en un llano a la ribera del rio Ebro, en her, mosura de edificios; muchedumbre de ciudadanos, riquezas, arreos, gala y anchura igual ó casi á qualquiera otra de España, guarnecida de armas, soldados y murallas, acostumbrada a un gobierno muy templado, y porende muy leal para con sus Reyes, si no le quebrantan sus fueros y sus libertades que le. dexaron sus antepasados; ca por guardar su libertad hallamos haberse muchas veces alborotado con un increible corage y furor encendido. Estan aquellos ciudadanos recatados por lo que han visto en otros, y por entender que de pequeños principios muchas veces resultan grandes tropiezos y accidentes muy pesados, como aconteció en este tiempo. Juan de Burgos alguacil del Rey (como es esta suerte de gente, insolente) dixo ciertas palabras descomedidas a Pedro Cerdan cabeza de los jurados y del senado: acu dieron otros y prendieron al alguacil. Puéstale acusacion, y sustanciado su proceso, por sentencia le ahorcaron, sin tener respeto al desacato que en aquello se cometia contra la magastad real. Tenia el Rey á punto su gente para hacer entrada en el reyno de Granada (como queda dicho que la hizo al principio deste año) quando avisado de lo que pasaba, mandó Juan Hernandez de Heredia gobernador de la ge

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