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puso y plantó su artillería: desta manera ni podia impedir la batería del castillo, ni daba lugar à la pelea. En altercar de palabras, en demandas y respuestas se pasáron trece dias sin hacer efecto alguno despues desto un Viérnes primero de Marzo, ántes de amanecer, recogido el bagage, dió la vuelta. Para que el enemigo no le siguiese en aquella retirada, rompió primero una parte de la puente: Don Fernando avisado de lo que su contrario pretendia, se determinó ir en pos dél con toda su gente. Adobado el puente, en que se gastó mucho tiempo, à la hora dió órden à Álvaro de Mendoza que con trecientos caballos ligeros picase la retaguardia de los enemigos y los entretuviese. Desta manera, y por ir el de Portugal poco à poco à causa del carruage, tuvo tiempo el Rey D. Fernando de alcanzar à los contrarios como legua y media de Toro, pasada cierta estrechura que en el camino se hace y se remata en una llanura bien grande. Era muy tarde y el sol iba à ponerse. Todavía xércitos se dis- el enemigo no pudo escusar la pelea por estar Don Fernando tan cerca, y à causa de la estrechura de la puente que les era forzoso pasar. Revolvió pues sus haces, puso sus gentes en ordenanza: ayudaba el lugar, la ciudad cerca y el socorro por el mismo caso en la mano, y si fuesen vencidos segura la acogida, además de la noche, que por estar cercana les podia en tal caso mucho servir. Todo esto daba ánimo à los Portugueses, y por el contrario ponia en cuidado al Rey D. Fernando: los mas prudentes de entre los suyos esquivaban la batalla. Luis de Tovar encendido en deseo de pelear en voz alta: "Ó hemos de dexar el reyno (dice) ò venir à las manos. Con la reputacion y con la fama mas

6 Los dos e

ponen para la

batalla.

A

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"que con las fuerzas, se ganan los señoríos: à qué propósito llegamos hasta aquí si no para pelear? "qué otra cosa dará à entender el escusar la bata»lla, si no que tuvimos miedo? Buen ánimo, Señor, no hay que dudar: apénas habrémos venido » à las manos, quando verémos desbaratarse los ene migos que están medrosos y turbados, si bien por "fuerza y por no poderlo escusar se aparejan pa»ra la batalla." Esto dixo: juntamente consultados los Grandes y los Capitanes, fuéron de aquel parecer.

7 Se dá la señal de acome

za el combate.

Dióse la señal de acometer: la gente de à caballo que llevaba Don Álvaro, se adelantáron los ter, y se empieprimeros y cerráron. Recibiólos D. Juan Príncipe de Portugal, que tenia en la avanguardia ochocientos hombres de armas y entre ellos mezclados arcabuceros, cuya carga el esquadron de Álvaro de Mendoza no pudo sufrir, ántes se desbaratáron y pusieron en huida. Los dos Reyes iban cada qual en el cuerpo de su batalla: allí cargó lo mas recio y la mayor furia de la pelea, que duró algun tanto y estuvo un rato en peso sin declararse la victoria por ninguna de las partes. Combatian no à manera de batalla: no guardaban sus ordenanzas, ántes como en rebate y de tropel cada uno peleaba con el que podia. Sobre el estandarte del Rey de Portugal hobo grande debate: Pero Vaca de Sotomayor le tomó por fuerza al Alferez que le llevaba, llamado Duarte de Almeyda; acudiéron soldados de ámbas partes que le hicieron pedazos. El mesmo Almeyda quedó preso, otros dicen muerto: sus armas en lugar del estandarte pusiéron despues por memoria en la Iglesia Mayor de Toledo para memoria desta victoria, que son las que hoy se

8 Los Portu

rotados y puestos en huida.

véen colgadas en la capilla de los Reyes nuevos. Por conclusion los Portugueses se pusiéron en gueses son der huida, y el mismo Rey con algunos pocos se recogió à los montes sin parar hasta que llegó à Castronuño: no quedó rastro ni nuevas dél, y así entendiéron que era muerto entre los demás. No pudiéron los vencedores seguir el alcance por las tinieblas y escuridad de la noche: D. Enrique Conde de Alba de Liste llegó en seguimiento de los que huían hasta la puente de Toro; à la vuelta fué preso por cierta banda de los enemigos, que con Don Juan Príncipe de Portugal sin ser desbaratados se estuviéron en un altozano en ordenanza hasta muy tarde. No pareció al Rey D. Fernando, que hizo alto en otro ribazo allí cerca, de acometerlos, por andar los suyos esparcidos por todo el campo, y estar ocupados en recoger los despojos: así à vista los unos de los otros se estuviéron en el mismo lugar algunas horas; los Portugueses guardáron mas tiempo su puesto, que fué algun alivio para el revés y para la afrenta recebida.

9 D. Fernando

victoria se vuel

ve à Zamora.

Los historiadores Portugueses encarecen mucho despues de la este caso, y afirman que la victoria quedó por el Príncipe Don Juan; así venzan los enemigos del nombre Christiano. D. Fernando se volvió à Zamora, y despues de su partida los Portugueses se fuéron à Toro. Hallóse en esta batalla el Arzobispo de Toledo, que no se apartó del lado del Príncipe D. Juan. La matanza fué pequeña respecto de la victoria, y aun el número de los cautivos no fué grande; la presa mayor, ca saqueáron en gran parte el bagage de los Portugueses. Despues desta victoria pasó el Rey D. Fernando à Medina del Campo allí à instancia del Condestable que tenia

su hija desposada con el Conde de Ureña, le perdonó y recibió en su gracia à él y à su hermano el Maestre de Calatrava, si bien no del todo acababan de allanarse; ántes así ellos como otros muchos Señores estaban à la mira de lo en que las cosas paraban, resueltos de seguir el partido que fuese mas à cuenta de sus particulares.

CAPITULO XI.

Que el Rey de Portugal se volvió à su tierra.

*

En muchos lugares à un mismo tiempo andaba la guerra y se hacia sin quedar parte alguna del todo libre destos males, de que resultaba como suele acontecer muchedumbre de malhechores, y gran libertad en las maldades, en particular los de Fuenteovejuna una noche del mes de Abril se apellidáron para dar la muerte à Fernan Perez de Guzman Comendador mayor de Calatrava: extraño caso, que se le empleó bien por sus tiranías y agravios que hacia à la gente por sí y por medio de los soldados que tenia allí por órden de su Maestre, y el pueblo por el Rey de Portugal. La constancia del pueblo fué tal que magüer atormentáron muchos, y entre ellos mozos y mugeres, no les pudiéron hacer confesar mas de que Fuenteovejuna cometió el caso, y no mas. Por toda la provincia andaban soldados descarriados, por las ciudades, pueblos y campos hacian muertes y robos, ensuciábanlo todo con fuerzas y deshonestidades, prestos para qualquier mal. Los jueces prestaban poco, y eran poca parte para atajar estos daños.

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2 Los Franceses atacan à Fuente-Rabía.

Esto fué causa que entre las ciudades (como diximos arriba que se hizo los tiempos pasados) se renovasen las hermandades viejas à propósito de castigar los insultos, y se ordenasen otras nuevas: para esto tenian soldados pagados con dineros que para este efecto se recogian. El inventor deste saludable consejo fué Alonso de Quintanilla Tesorero mayor del Rey, persona prudente y de valor. Ordenáronse muy buenas leyes para el gobieno destas hermandades, que se continuáron en su vigor por espacio de veinte años, quando vencidos los enemigos de fuera y sosegadas las discordias de dentro, acabó la gente de sosegarse. Esto fué adelante: al presente la mayor fuerza de la guerra acudió à lo postrero de Vizcaya. En aquella parte que vulgarmente se llama Guipúzcoa, en lo postrero de España está una fortaleza contrapuesta à las fronteras de Francia, inexpugnable por el sitio que tiene, y por estar rodeada de mar: llámase FuenteRabía está muy fortificada de reparos à propósi¬ to de impedir las entradas de los Franceses, que muchas veces trabajan aquella comarca con sus robos y correrías. Este pueblo acometiéron primeramente las gentes de Francia con intento que las fuerzas del Rey D. Fernando al tiempo que se puso sobre el castillo de Zamora, con este ardid y astucia se divirtiesen à otra parte. Apretáron el cerco, y con la artillería (de que son grandes maestros los Franceses así de su fundicion como de jugarla) abatiéron gran parte de los adarves, con lo qual y con henchir los fosos de las piedras que de las ruinas cayéron, quedó la batería muy llana, y la entrada muy fácil por ser pocos los de dentro, y esos con las contínuas velas y trabajos muy cansados.

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