Imágenes de páginas
PDF
EPUB

detesta la violencia y persecucion, y reprueba altamente el falso zelo del que pretende propagarla y defenderla por la coaccion y el terror. A medida que es fuerte é inexpugnable es amorosa y compasiva, siendo efecto de esta misma dulzura su grande é irresistible poder. Desdeña los medios violentos, porque tiene otros mucho mas eficaces. El imperio de que se gloría no es el que se exerce sobre el cuerpo, dexando el alma mas rebelde y corrompida. En los entendimientos y corazones es donde gusta de reinar, y la persuasion y el amor son los únicos medios, con que establece en ellos su trono. Hijos quiere, no esclavos. La religion no necesita apelar á la fuerza, porque se compone de discípulos sumisos, de corazones dóciles, de sinceros adoradores por una uncion dulce y poderosa, que triunfa de todos los obstáculos, y que convierte en fervorosos apóstoles á sus mas crue les perseguidores. Al paso que es firme, severa, é inexorable contra el pecado, está llena de dulzura, de condescendencia, de caridad acia el pecador. A su ruego baxa del cielo un fuego vengador, pero que consume los vicios y los errores, y purifica al mismo tiempo á los culpados. La religion cristiana repite sin cesar á sus hijos, á sus ministros sobre todo, que el espíritu del evangelio es un espíritu de paciencia, de mansedumbre, de longaminidad, que su ministerio es un ministerio de paz, de reconciliacion, de salud; que no olviden que son discípulos de un Dios, que murió por sus enemigos, y sucesores de unos hombres venerables, que sellando con su sangre las verdades de la fe, rogaban por sus per

seguidores y verdugos. En fin tan lejos está la religion de ser autora ó cómplice de los desastres, que ha causado al mundo el fanatismo, que los detesta con mas sinceridad, y condena con mas firmeza, que los mismos incrédulos. (1)

REFLEXION SEGUNDA.

El rigor y violencia, de que usa este tribunal se oponen á la doctrina de los Santos Padres, y disciplina de la iglesia en sus tiempos mas felices. (2)

Basta saber que la mansedumbre fue la divisa de Jesucristo y los apóstoles, para que no se dude que lo fue igualmente de los antiguos cristianos. La disciplina de la iglesia en los primeros siglos se hallaba inmediata á su orígen; de consiguiente debió conservarse pura, así co

(1) El autor de la Apologie de la religion chrétienne impresa en Paris el año IV de la república, Ar. ticle IV pág. 25 y siguient.

(2) Se llama disciplina eclesiástica una ciencia, que los mas de los adictos á la Inquisicion, sin embargo de ser eclesiásticos, no conocen ni de nombre, y que otros, que la han oido mentar, no toman en boca sino para blasfemarla. Entre los últimos se halla el Filósofo Rancio, y baxo este título el P. M. Fr. Francisco Alvarado, á quien parece ha elegido el partido inquisitorial como á otro Hércules, no para que mate la hidra lernéa, sino para que la defienda con espada y broquel á fuer de andante caballero. Dice el Padre en su carta 1. pág. 33.,,La buena fe, por no decir otra cosa, ha hecho que nuestros anteriores gobiernos pensando ilustrar la nacion, diesen boga á las infinitas

mo las aguas corren mas cristalinas; quanto ménos distan de su nacimiento. La mansedumbre pues del divino legislador del evangelio, y de sus promulgadores no puede ménos de anunciarnos el espíritu de suavidad, que tanto brilla en los escritos de los Santos Padres; y la doctrina de estos y los exemplos, con que la confirmaron son otra prueba, que unida á la anterior, contribuye poderosamente á manifestar hasta que pun to decayeron las costumbres de los siglos posteriores, quando en ellos tuvo acogida el establecimiento, sobre que se versa la discusion.

S. Cipriano proponiéndose explicar quan diferentes eran los sentimientos que dirigían á los

novedades, que en materia de filosofia, de derecho, de disciplina eclesiástica, &c. nos han traido los franceses." Suelen algunos escritores, por falta de noticias, condenar como novedades antireligiosas las prácticas, que estaban en uso en la iglesia mucho antes que se introduxeran, las que ellos veneran por antiguas. Otros mas instruidos, haciéndose cargo de esta observacion, dicen sin embargo que no es justo vuelvan á resuscitar unas costumbres, que hace mucho tiempo están antiquadas, y que son incompatibles con el sistema político de las naciones modernas. Tampoco es esto lo que se pretende tomado en toda su extension; pero sí el que nunca se pierdan de vista los siglos florecientes de la iglesia, para que sirvan de exemplo á los hijos las virtudes heróicas de los padres, y asimismo el que la legislacion exterior, no obstante que se acomode á los tiempos, no degenere jamas del espiritu que gobernaba la antigüedad. Esto es lo que inculcan todos los concilios, y en lo que se apoya mi segundo capítulo de pruebas contra los abusos verdaderamente nuevos, que nos han venido con la Inquisicion.

sacerdotes de la sinagoga, de los que deben animar á los de la iglesia de Jesucristo, en quanto al modo de conducirse con los refractarios, considera una y otra sociedad por sus principios, fundando la razon principal de esta diferencia en que en la sinagoga todo era material y figurado, quando en la iglesia debe ser todo espíritu y verdad.,,Dios, dice, mandó que sufriesen la pena de muerte los que no obedeciesen á sus sacerdotes como jueces constituidos por él, mas esto pudo convenir en unos tiempos, en que la circuncision era carnal. Pero ahora entre los criados que sirven á Dios con lealtad, quando ha pasado á ser espiritual la circuncision, á los orgullosos y contumaces se les debe exterminar con una espada tambien espiritual, echándolos de la iglesia y dexándolos asi privados de vida, pues la iglesia que es la verdadera casa de Dios no es mas que una, y nadie sino es en ella logra salvacion." (1)

Los padres del concilio de Sárdica, que declararon inocente á S. Atanasion de los crímenes que se le imputaban, quando suplicaron á Constancio los amparase del furor de los arrianos, que prevaliéndose de la acceptacion, que habia hallado su secta en el ánimo de este emperador, no omitían ningun género de persecucion para acabar con los católicos, se produxeron en estos términos.,,No pretendemos otra cosa si no la libertad de la creencia, y que de consiguiente no se nos obligue á contaminarnos con el arrianismo, empleando contra nosotros la persecucion,

(1) S. Cyprian. Ep. LXII.

[ocr errors]
[merged small][ocr errors]

33

las cárceles, y los tribunales con todo el aparato del terror, y la invencion de exquisitos tormentos. Jesucristo enseñó, mas bien que exîgió, el conocimiento de sí mismo, y excitando por medio de prodigios la admiracion y respeto á los preceptos de su fe, jamas forzó á nadie á que la confesase. Si se apelase á una violencia como esta por parte de los católicos, los obispos serían los primeros que se declararían contra ella, fundados en que Dios siendo el señor del universo de nadie necesita, mucho menos de un corazon que se niega á reconocerle. Dirían que á Dios no se le ha de querer engañar con el disimulo, sino merecer su gracia con una verdadera sumision; que si manda que le prestemos nuestros obsequios, no es por su utilidad, sino por la nuestra; que no puede recibir sino al que se presenta, ni oir sino al que ora, ni marcar por suyo sino al que profesa cordialmente su religion. Dirían que la ingenuidad es el único camino por donde debe buscársele, que ha de ser conocido por el diligente estudio de la fe, y que solo puede amarle el que tiene caridad. Añadirían en fin que se adquiere su agrado con el temor filial, y que el medio de conservarle no es otro que la probidad." (1)

Las máximas de suavidad con los hereges las inculca S. Juan Crisóstomo en muchos pasages de sus obras, principalmente en el que sigue: Debemos pelear contra los hereges no para pos

5

1) Véase á S. Hilario Lib. ad Constantium August.

« AnteriorContinuar »