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su licencia creer? ¿En que artículo han hallado estos señores que porque un prelado escriba una pastoral á sus súbditos para consolarlos en tiempo de tanta afliccion, como quando le echan de su obispado porque defiende la jurisdiccion espiritual de las almas de su cargo, siendo esta carta llena de buenos y saludables consejos, se vaya recogiendo por mano de la Inquisicion con escándalo general de los pueblos por conocer todos una pasion tan terrible, y que aquella carta y cuidado no era de ofensa de nadie, sino útil á las almas y muy propio del oficio pastoral, y quando está el señor arzobispo que por su dignidad y ancianidad habia de reformarnos á todos, haciéndose representar quatro comedias públicamente en sus casas arzobispales por los faranduleros de México, sirviendo de vestuario su oratorio á mugeres inmundísimas, convidando á las religiones á que asistan á estas comedias, publicándose con general escándalo que se hacian estas fiestas, por haber vencido y echado de su obispado las religiones al obispo de la Puebla, como si yo no defendiese su misma jurisdiccion, haciendo este santo prelado tales demostraciones al tiempo que las desdichas de la monarquía y la persona real, que está padeciendo en la campaña, necesitan de tan diversas y contrarias oraciones, ¿no ha de ser lícito al obispo de la Puebla, ausente y fugitivo por defender la eclesiástica jurisdiccion, escribir un tratado espiritual en que consuele á sus súbditos, sin que el señor arzobispo por mano de la Inquisicion se lo recoja, por parecerle que es murmurar lo de México, quanto se obra de este género en la Puebla?

¿En que artículo han hallado estos señores que se escriba y públique por dos ministros de la Inquisicion, visitador, y visitado un libelo sangrien tísimo contra un obispo, ministros, sacerdotes, pre

lados, y caballeros de toda suerte de estados llamándolos hipócritas, sodomitas, ladrones, y otros títulos infames, y que despues para cubrir este exceso persiga todo este santo tribunal á los ofendidos, quando toda su justicia habia de volverse contra los que cometieron tales excesos. Y que el señor arzobispo visitador de este santo tribunal quite los pliegos de cartas que van á los ministros de S. M. debaxo de la pública seguridad, y contra tantos derechos y cédulas del señor emperador, en que extraña de estos reynos al arzobispo, ó obispo que tal hiciere, y á todos los demas ministros los destierra y condena á perdimiento de bienes; y no se contente con cogerlas el señor arzobispo, sino con abrirlas, y no solo con abrirlas sino con publicarlas, y no solo con publicarlas, sino con que se publicasen adulteradas para tomar de ello motivo para destruir al desdichado prebendado el Dr. Don Antonio de Peralta canónigo magistral de la Puebla, que sencillamente escribia lo que pasa en estas provincias á un ministro de las Indias consejero, que le rogó lo escribiese; y con esta disposicion le tuvo hecha la cama para hacerle proceso por la misma Inquisicion, diciendo que eran libelos las cartas que el mismo visitador de este santo tribunal habia hecho libelos, y luego prender el delinqüente al inocente, y afrentarlo y tenerlo en las cárceles de la Inquisicion indignainente aprisionado, y publicar él y su primo D. Juan de Mañozca que ninguno se la habia hecho á él y á su primo el arzobispo que no se la pagase, axioma y proposicion escandalosa, y contraria á la ley, caridad, y perfeccion cristiana; como si fuese dificultoso el afligir y lastimar con el puesto, y mano del oficio el poderoso al inocente, siendo lo dificultoso y digno de tales puestos vencer sus pasiones los ministros, y no pasar al oficio las que son de la

persona? Y que habiendo respondido á este libelo el Lic. D. Alonso González de Villalba oidor de la real audiencia de México por lo que le tocaba, por llamarlo ladron el inquisidor, le hiciese este santo tribunal proceso de la respuesta; y quando los testigos decian que era satisfaccion del libelo del señor arzobispo lo que este oidor respondió, no queria el inquisidor Estrada que hacia la averiguacion que se escribiese, porque veia que la disculpa del oidor era culpa y cargo del arzobispo su visitador, y del inquisidor Mañozca su compañero que dieron causa al delito, si fué delito el volver un hombre honrado por su opinion. De suerte que hoy tienen al Dr. D. Antonio de Peralta canónigo magistral de la Puebla preso en las cárceles de la santa Inquisicion de México con todos estos agravios sobre sí. Primero haberle cogido las cartas. Segundo habérselas abierto. Tercero habérselas públicado. Todo esto me confesó á mí el señor arzobispo pidiéndome castigase á este canónigo. Quarto haberselas adulterado. Quinto haberle con esto calumniado para hacerle proceso. Sexto haberle afrentado en un público libelo. Séptimo haberle preso estando inocente, y muy gravemente enfermo seqüestrándole los bienes. Octavo haberle hecho grandes costas con guardas, y llevádole con ellas enfermo á las cárceles de México. Nono tenerlo en ellas, y gobernarse esta causa por el señor arzobispo y su primo que le han hecho estos agravios, libelos, prisiones, y han sido jueces, reos, y partes en su misma causa. (16)

Ultimamente ¿en que artículo de fe han hallado estos señores que porque un sacerdote llamado Don

(16) Sobre la prision del canónigo Peralta, y calumnia que le levantó el tribunal véase tambien La Inquisic. sin máse. pág. 264.

Francisco de Aguilar á otro hombre que decia que, pues los teatinos confesaban lo debian de poder hacer, y que tendrían privilegios para ello, respondió que Íos teatinos no son santos y así que se pueden engañar, sobre esta proposicion le mande el santo tribunal que parezca en la Inquisicion y allí le detengan muchos dias, y finalmente afrentado le envien advertido que no hable en estas materias? ¿Y luego inmediata: mente haga una máscara la religion de la Compañía en la misma ciudad donde tengo mi silla episcopal, y vayan cantando á voces por las calles los de la misma máscara el pater noster, y acabando esta santa y venerable oracion, que formó para tan contrarios fines el mismo Verbo eterno encarnado, con las palabras siguientes: No nos dexes caer en la tentacion mas líbranos de Palafox; y poniéndose uno de los de la máscara en figura de D. Juan Martínez Guijarro cura de la catedral de la Puebla, iba rezando con algunos niños de la doctrina delante, y los de la máscara le decian al que representaba este venerable varon sacerdote con trage feo y ridículo: Así, así, Padre Guijarro, vaya rezando; haciendo irrision y burla de que un cura enseñe la docrina á los niños hijos de sus feligreses; y esto fué recibido con risa y gracia de los comisarios del Santo Oficio, que estaban presentes en la misma ciudad, haciendo burla y sátira de un prelado, y sacerdote, y con modos tan indignos y escándalosos como mezclando cosas sagradas con tan profanas acciones, públicando tambien estos santos religiosos otras sátiras y libelos en verso y prosa por esta Nueva España contra el obispo de la Puebla; y con todo esto al otro pobre sacerdote, porque dixo que los teatinos no son santos, siendo de fe que no son santos canonizados, ni tampoco santos por canonizar quando hacen estas cosas, lo afrentan estos señores,

toda

y á los que obran de esta suerte los favorecen y amparan. (17)

Con que V. S. Ilma. y ese Supremo Consejo se servirán de pesar en tal estado la igualdad de estas balanzas, y mas quando á D. Alonso de Oliváres un vecino de la Puebla, y de los mas conocidos caballeros de aquella ciudad llevaron á la Inquisicion, y á la madre Micaela de Santiago religiosa descalza carmelita, que tiene treinta años de hábito, y á la madre Beatriz de la Encarnacion religiosa del convento de la Santísima Trinidad monja anciana y exemplar, las afrentó el comisario, á la primera con quitarle el torno y portería que servia, y á la segunda con quitarle el velo y oficio, y descomulgarla; siendo pú

blico que fué porque dixeron que tenian á su prelado

por santo. ¡Tanta es la desigualdad con que se procede en estas materias, y con tan universal escándalo del pueblo, que es lastimosa cosa como se habla de tan santo tribunal!

Yo, Señor, siempre he visto que todos los tribunales de este sagrado y santo ministerio, en quantas partes he andado que son casi todas las de España son seminarios de prelados, dechado de entereza y rectitud, y los que los componen suelen ser los sugetos

(17) El Venerable hablando en su Carta á Inocencio X. de esta máscara ó mogiganga executada por los discípulos de los jesuitas, añade otras circunstancias todavía mas escandalosas, y que prueban mas y mas la insolencia de aquellos PP., y la criminal condescendencia de la Inquisicion. » Uno de los estudiantes, dice, tomó las hastas de un toro, y persignár dose con ellas, dixo á voces mostrándolas en lugar de la santísima cruz: Estas son las armas del perfecto y verdadero cristiano. Otro llevaba en una mano la imágen del niño Jesus (era muy devoto de ella el Sr. Palafox), y en la otra un impudicísimo instrumento. Otro llevaba el báculo pastoral atado á la cola del caballo, y la mitra pintada en los setrivos.

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