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España, y sucesivamente se fueron volando los de Italia y sus procsimídades orientales. En Francia, Prusia é Inglaterra hubo tambien algunas voladuras parciales, peró pudo cortarse la comunicacion del fuego al conducto general.

Asi los ejércitos no eran mas en esta operacion que la pólvora encerrada en las minas; mas el ingeniero no estaba alli. El ingeniero no veia en la constitucion de España, sino la Constitucion francesa de 1791, ý lá reserva no era á sus ojos mas que una indicacion del curso que naturalmente debia seguir dicha Constitucion: pues para él, era cosa demostrada, que sus resortes principales no tenian el correspondiente equilibrio, que la parte legislativa debia oprimir á la ejecutiva; que la máquina no podia por tanto tener consistencia; y que al fin vendria á ser siempre que se ensayase, lo que habia sido la primera vez que se puso en planta, un conductor de la monarquia al gobierno popular.

No todas las potencias miraron las insurrecciones del medio dia europeo con los mismos ojos como lo acreditan los manifiestos de

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los emperadores de Rusia y Austria, y los debates de las cámaras de Inglaterra. En esta discrepancia de juicios entre las potencias, la revolucion ha conseguido dos grandes ventajas. I. Que no se la contemple resucitada á lo menos en términos que deba escitar una reunion general para combatirla. 2.* Que se contemplen sus obras en cada reino particular, como una revolucion interior del género ordinario, en que los estrangeros por consiguiente no pueden mezclarse, sino en cuanto lo ecsigen la seguridad y tranquilidad inmediatas de sus propios estados. En fuerza de estos principios, aunque se vió oprimida en Cerdeña y Nápoles, ha podido progresar sin el menor tropiezo en Portugal y España. Abandonadas estas naciones á sí mismas, habrán de correr necesariamente toda la escala de la revolucion, y la Constitucion manifestará en ellas sin duda ninguna su propio carácter; es decir aquel carácter de vehículo del gobierno menárquico al democrático, de que hemos hablado. Interesa pues en gran manera á dichos pueblos, tener la vista fija sobre ella › porque en el momento que se anuncie su

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metamorfosis en un gobierno, 6 republicano enteramente, ó mezclado de una dosis mayor de democracia, deben tener por cierto que la tal Constitucion produjo ya todo el efecto para que fue establecida; que la amenazan variaciones continuas y desastrosas desde aquel instante; que van á ser víctimas de partidos, facciones sedientas de sangre y de pillage; y que estan en vísperas de perder la paz, el sosiego, el órden y todos los bienes de la vida y de la sociedad, hasta que plazca á Dios usar de misericordia. Por lo mismo, si no se ha apoderado de sus ánimos un terror pánico, si no ha hebetado sus entendimientos una estupidez y aturdimiento estremo, deben reunir todas las fuerzas de su corazon , y dirigir todos sus pensamientos, á evitar que se les lance en la corriente de las revoluciones. Entonces no podran dudar ya, de que no se les dió la Constitucion para que fuese un gobierno permanente, sino para arrancarlos del gobierno anterior, y de su asiento antiguo, y conducirlos al borde del despeñadero: ni tampoco les quedará duda en que los directores de los movimientos se propusieron desde un princi

pio trastornos horribles. Porque en verdad, si los tales no hubieran tenido otras ideas que reducir los límites del poder real á los términos de la Constitucion, no se habrian visto nacer desde los primeros dias de su publicacion, y luego estenderse y reproducirse con tanta perseverancia, tantos rumores denigrativos de la persona del Soberano, ni cometerse tantos insultos infames contra la misma, no solo con impunidad, sino con proteccion; ni deshacerse la guardia del Rey precisamente porque rechazaba estos insultos; ni un desprecio tan sostenido del poder ejecutivo, á quien parece que se ha hecho gala de dictar leyes en el uso mas esencial de sus atribuciones. Todo esto supone un ánimo decidido, y un plan acordado de indisponer la opinion pública, contra la misma persona que la Constitucion declara sagrada, y que ciertamente no puede subsistir en su lugar sino rodeada de respeto y no puede ser que se aspire á privarla del respeto, sin que se aspire à arrojarla de alli Y de la misma manera, no es posible que se trate de buena fe de conservar la religion católica, apostólica romana, y que se esté zahi

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riendo, ridiculizando, desacreditando á sus ministros, en especial á los obispos, pintándolos como unos usurpadores por sistema de los der rechos de la soberania temporal, enemigos de la ilustracion pública, aliados fieles de los tiranos para oprimir al pueblo, fascinadores de la sencilla muchedumbre para chuparle sin que lo advierta el fruto de su sudor, y en una palabra, como un cuerpo de hipócritas ambiciosos, cuyo objeto único es embrutecer la nacion para despojarla, y vivir ellos á su costa en la opulencia y la ociosidad. El que se esplica en estos términos, no solo quiere nuevos ministros de la religion, sino ministros que esten en otro pie muy diferente; y que el pueblo y el gobierno determinen, y no la iglesia, cual debe ser este pie: y quiere ademas, que los antiguos sean mirados con aborrecimiento y ecsecracion. Ahora negarémos que estos retratos no se hayan estendido profusamente en los periódicos, y en innumerables folletos? Mas por fortuna los periódicos y folletos ecsisten para poder entrar en el proceso, y aun las declamaciones furibundas de las sociedades escandalosamente llamadas patrióticas, han

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