Colección de autores españoles, Volumen22

Portada
F.A.Brockhaus, 1874
 

Páginas seleccionadas

Otras ediciones - Ver todas

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 98 - á tí la suerte El alma libre, generosa, fuerte, Guardó mas digno objeto, mas sublime; Viene, te ve, se asombra, El mezquino deleite menosprecia, Y aun se siente elevar cuando te nombra. Vi monstruos execrables Omnipotente Dios! En otros climas Blasfemando tu nombre sacrosanto, Sembrar error y fanatismo impío, Los campos inundar en sangre y llanto,
Página 16 - seduce; el juicio engaña; En los zarzales del camino deja Alguna cosa cada cual; la oveja Su blanca lana, el hombre su virtud. Vé. hija mia, á rezar por mí, al cielo Pocas palabras dirigir te baste: «Piedad, Señor, al hombre que criaste Eres Grandeza; eres Bondad,
Página 97 - furioso, Al retumbar sobre mi frente el rayo, Palpitando gocé: vi al oceano Azotado por austro proceloso. Combatir mi bajel, y ante mis plantas Vórtice hirviente abrir, y amé el peligro. Mas, del mar la fiereza En mi alma no produjo La profunda
Página 289 - Sino mozas como azúcar, Hombres, eso era un milagro; Y al punto en varias tropillas Se vinieron acercando Los escueleros mayores Cada uno con sus muchachos, Con banderas de la patria Ocupando un trecho largo : Llegaron á la pirami Y al dir el sol coloreando, Y asomando una puntita....
Página 97 - abrir, y amé el peligro. Mas, del mar la fiereza En mi alma no produjo La profunda impresion que tu grandeza, Sereno corres, majestuoso, y luego En ásperos peñascos quebrantado, Te abalanzas violento, arrebatado, Como el destino irresistible y ciego. ¿Qué voz humana describir podría De
Página 18 - IV. Hija, reza tambien por los que cubre La soporosa piedra de la tumba, Profunda sima adonde se derrumba' La turba de los hombres mil á mil: Abismo en que se mezcla polvo á polvo, Y pueblo á pueblo; cual se ve á la hoja De que al añoso bosque abril despoja, Mezclar las suyas otro y otro abril.
Página 14 - Vé á rezar, hija mia. Ya es la hora De la conciencia y del pensar profundo: Cesó el trabajo afanador, y al mundo La sombra va á colgar su pabellon. Sacude el polvo el árbol del camino, Al soplo de la noche;
Página 20 - me será que vengas Y para mí la eterna paz implores, Y en la desnuda losa esparzas plores, Simple tributo de amorosa fe. ¿Perdonarás á mi enemiga estrella Si disipadas fueron una á una Las que mecieren tu mullida cuna Esperanzas de alegre porvenir? Sí, le perdonarás; y mi memoria Te arrancará una lágrima, un suspiro
Página 139 - DIAMELA. Dióme un día una bella porteña, Que en mi senda pusiera el destino, Una flor cuyo aroma divino Llena el alma de dulce embriaguez; Me la dió con sonrisa halagüeña, Matizada de puros sonrojos, Y bajando hechicera los ojos, Incapaces de engaño y doblez. En silencio y absorto toméla Como don misterioso del cielo, Que
Página 98 - falta á tu destino, Ni otra corona que el agreste pino A tu terrible majestad conviene. La palma y mirto y delicada rosa, Muelle placer inspiran y ocio blando En frivolo jardin: á tí la suerte

Información bibliográfica