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rece en las sepulturas más antiguas de Pisagua. En el período de Tiahuanaco, aparecen primero los peines con dientes, tanto en Pisagua como en todo el Perú, teniendo los peines conocidos de las tribus trasandinas del Este y Norte la misma forma.

Parecido es el caso de la estólica (1), arma predecesora ciel arco para usar flechas. De los tipos sudamericanos conocidos, el primero es un palo con una asa de cuero para afirmar un dedo al usar el instrumento, y se conoce sólo en estos cementerios de Arica, en las sepulturas más antiguas de Pisagua y en una parte de México. El segundo tipo, derivado del primero, con un agujero en la tabla en vez del asa, pertenece ahora a las regiones trasandinas y está representado en un cementerio de Nievería, cerca de Lima, y también por un ejemplar encontrado en Colombia. El tercero, que es de las civilizaciones peruanas, ecuatorianas y colombianas (chibcha) y caracterizada por un garfio en lugar del asa y del agujero de los dos primeros tipos, parece haberse introducido del norte posteriormente.

También la sonaja para encantamientos, conocida en el Brasil con el nombre de maraca, parece haberse extinguido en el Perú con el avance de las civilizaciones. En estos cementerios aparece en dos formas, una con mango parecida a la sonaja trasandina, y otra hecha de una vejiga de animal, quizá de pescado, y llena de chinas.

Esta gente formaba sus habitaciones en la vecindad de manantiales que brotan a las orillas de los ríos, antes de desembocar al mar, como sucede entre el Morro y un punto distinto de Chinchorro. Paralela a todo ese trecho, y algo más al interior, se encuentra la fila de sus cementerios, siendo probable que más al Norte, cerca de los ríos Lluta, Capli

(1) Es una tabla o palo provista en su extremidad posterior de un gancho en que se afianzaba la punta final de la flecha. Se tomaba el palo justamente con la parte media de la flecha. Un movimiento brusco del brazo, igual al de lanzar una piedra, daba una gran velocidad a la flecha al dispararla. La estólica antigua de Arica mide 44 centímetros de largo. La tiradera usada con ella era un junco con 70 centímetros de largo con una depresión redonda en la otra extremidad. Los arpones de los pescadores del río Purús en el Brasil tienen, según Ehrenreich, la misma forma.

na, etc., se encuentren también estas mismas sepulturas. Sus chozas o abrigos contra la intemperie habrían sido construídos de esteras y cueros extendidos sobre estacas.

Su vida era de forma sencilla, como la de todos los 'aborígenes; fabricaban ellos mismos los artículos de su uso, como esteras, armas y otros objetos pequeños; el resto de su tiempo lo dedicaban al ejercicio de la pesca y caza. Arrancaban los mariscos de las rocas con costillas de animales transformadas en chuzos. Pescaban en la orilla y salían al mar en botes, trabajando con anzuelos, flechas y arpones. El modelo de un bote de totora con vela formada de una esterita también de totora, propiedad del señor Capellán de Arica, don Valentín Lete Sáenz, es aparentemente de esta época, y nos descubre el tipo de las embarcaciones que probablemente usaron en aquel tiempo. Su forma, parecida a las balsas empleadas por los Uros del Desaguadero, difiere, por otra parte, de las balsas de madera y de otros materiales que se usaron posteriormente en estas playas, según las descripciones dadas por viajeros modernos. Usaron de dos clases de anzuelos: unos de espinas de quisco, con que pescaron hasta el congrío, y otros formados de una piedrecita oblonga y un gancho de hueso. Navegaban arrastrándolos por el agua y dábanles así la falsa apariencia de pecesitos a los que las corvinas y otros peces grandes perseguían y tragaban. Lanzaban arpones grandes, con barbas dispuestas a 15 centímetros de distancia de la punta, al tollo (tiburón), cuyas vértebras son frecuentes en estos cementerios. (2) Cazaban los lobos y vicuñas (3) con lanzas de puntas grandes y movibles, que también he encontrado en las sepulturas. (4)

(1) Son estas unas piedras redondas u ovales, apenas labradas, en su mayor número provistas de una ranura para amarrar el hilo. Una era de fierro nativo.

(2) Las espadas de la albacora aparecen primeramente en los cementerios del período de Tiahuanaco en Pisagua.

(3) A las vicuñas, por su naturaleza tímidas, se acercaban quizá primeramente enmascarados; porque máscaras hechas de la cara de tales animales se han encontrado en las sepulturas de Pisagua. (4) Ya que en estas sepulturas faltan las astas grandes de los arpones y de las lanzas, los difuntos tenían que reponerlas, forzosamente, en el otro mundo.

En esta costa, los pescadores antiguos se han parecido, por su ocupación siempre igual en el mar, a los Uros del lago (1). Fundándose sólo en comparaciones superficiales, los cronistas del tiempo de la Conquista nos cuentan de mil Uros pescadores que en su época ocuparon la costa de Arica a Tarapacá (2). Otra cuestión es, sin duda, la de la identidad de origen que no se puede decidir sin estudios prolijos sobre la antropología de unos y otros. Pero a primera vista, según el grado de cultura primitiva, estos pescadores antiguos se parecieron más a los Uros, que los posteriores. (3)

Al lado de sus otras costumbres, las mortuorias presentan un carácter de salvajismo inesperado. No enterraban a los muertos sencillamente a la manera de los primitivos, sino que tuvieron diferentes usanzas, además de procedimien

(1) Las ideas desarrolladas por el señor R. Cuneo Vidal, en varios diarios limeños y tacneños de 1914 sobre la extensión e historia de los Uros, carecen desgraciadamente de fundamento.

(2) Comp. J. de la Espada, Relaciones Geográficas, tomo II, Apéndice.

(3) No conocemos la nacionalidad de los primeros habitantes de Arica porque ignoramos el carácter de su lengua. Aun con estudios antropológicos comparativos de estas y otras poblaciones existentes no se resolvería esta cuestión, porque su nacionalidad puede haber sido de origen distinto. No se sabe en qué tiempo Arica recibió su nombre. Me inclino a atribuirle un origen atacameño por las razones siguientes:

1. Los nombres geográficos que terminan en ica, se encuentran con mucha frecuencia en el litoral entre los 18 y 22 gr. de lat Sur, alcanzando la cordillera (compare en el Norte Ica, Putica, Chilica, Pasica, los últimos dos cerca del río Apurímac);

3. El nombre Piripica, en el Sur, está compuesto de la palabra atacameña puri, agua.

Hay tambiér numerosos nombres en ica en el Noroeste de la Argentina; compare: Asaica, Chamica, Chauchica. Mallica, Sachica, Sicca. La civilización del cuarto período de Pisagua tenía un carácter Atacameño claro. Y quizá si los habitantes del segundo, eran también Atacameños, porque usaban los tubos para absorber rapé, comunes entre los atacameños más modernos. Sin embargo, su nacionalidad no es en modo algo segura. No hay noticias de que se hayan encontrado tubos de rapé en Arica. Y aun suponiendo que los habitantes más modernos de este lugar hubieran sido Atacameños, quedaría siempre en duda la nacionalidad de los pri

meros,

tos de momificación, que será difícil ver repetidas en otras partes del mundo.

Consumada la muerte, exhibían el cuerpo por algún tiempo, haciéndolo objeto de tratamientos especiales. Esa costumbre, común a numerosas tribus de cultura baja, es cientificamente conocida con el nombre de sepultura de plataforma. La momia peruana artificial pertenece, como el P. Guillermo Schmidt (1) de Viena ha expuesto con justa razón, a ese tipo de sepulturas. Los procedimientos seguidos por esta gente representan, a este respecto, un ejemplo todavía más típico. Además, maltrataban los cadáveres antes de sepultarlos, posiblemente llevándolos los deudos consigo a sus diferentes ocupaciones, sobre todo las momias pequeñas. Costumbres semejantes se han observado en diferentes tribus de cultura baja, y las numerosas lesiones de esos cadáveres, anteriores a su momificación, casi no pueden explicarse de otra manera. En varias momias la cabeza original es reemplazada por otra postiza. Un brazo, o los dos, están suplidos por otros artificiales. Cabezas quebrantadas, por ejemplo en cadáveres de niños, o brazos separados del tronco, han sido objeto de reparaciones. El brazo de un adulto se encontró momificado separadamente en la tumba, junto al cuerpo de que formó parte en vida (2). A numerosas momias les faltan uno o dos pies, o la mitad de una pierna, o bien una pierna entera; y un gran número de momias están enterradas a medias en condiciones que demuestran que su lesión fué anterior a su sepultación. Frecuentement encontramos las momias de un adulto junto con varias otras pequeñas y en fila, como si fuese de una madre que conservara las momias de sus hijos, a los que habría sobrevivido hasta su propia muerte. En algunas sepulturas encontramos dos momias grandes juntas y otras pequeñas a continuación, dando a entender que todo perteneció a una sola familia o matrimonio.

(1) Kurturkreise und Kurturschichten in Sudamerika. Zeitschrift, fur Etnologie, Berlín 1913. Heft 6.

(2) La gruta de Les Hoteaux, en Francia, presenta una semejanza curiosa en un cuerpo con piernas puestas al revés en la sepultura. Este ejemplo pertenece al período magdaleniense de Europa. Compare: Osborn, I. c., pág. 279.

Los muertos se encuentran en las tribus en posición tendida, vestidos, acompañados de muy pocos artículos de su ajuar y envueltos en esteras grandes, o tapados con ellas en dos de sus lados. A veces se encuentra también alguna comida, como ser pescado seco (una corvina o pejerreyes enteros), mariscos (mytilus) y cochayuyo. Más o menos la mitad de los cuerpos ofrecen en su exterior apenas indicios de momificación artificial, que se reconoce en algunos vestigios de retardo en la desecación. Todos los otros son verdaderas momias hechas por los procedimientos artificiales a que se les ha sometido.

Aunque la variedad es enorme y casi ilimitada, se pueden distinguir dos grupos principales de momias, formando no, las preparadas únicamente-según su apariencia exterior-por un revestimento de barro; el otro, que presentan al muerto como aparecía en vida. (1)

Según el primero, el muerto está en posición recostada y una capa de barro amarillento de más o menos 1 cm. de espesor cubre el cuerpo en toda su superficie, dándole la apariencia de petrificado. Las momias se parecen de esta manera a las figuras esculpidas en las tapas de sarcófagos etruscos, que representan también al muerto recostado. La momia descansa en un lecho de 15 a 40 cm. de espescr, formado del mismo barro y duro como piedra, por su preparación de arena natural con un líquido desconocido y de color sanguinolento. Momias de este tipo, aunque aparentemente de forma sencilla, son las más curiosas del mundo, por no compararse con ellas ningún tipo conocido.

Todas las momias del otro grupo son productos de procedimientos variados, que repetidos a veces cn número completo, incompleto otros, presentan una gran diferencia.

Por lo general, el método de momificación consistía para este grupo en la extracción de ias entrañas, la desecación artificial, reparación de partes desintegradas del esqueleto,

(1) No conocemos los detalles de su religión, aunque el uso de la sepultura de plataforma, de la momificación y de la maraca parecía señalar un culto de las almas. Compare también KochGrunberg, Der Animismus bei den Naturvolkern Brasiliens,

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