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DIALECTO CHINCHAYSUYO

(PRIMER SUPLEMENTO A LA GRAMATICA QUICHUA) (1)

La gran importancia que en nuestros días adquiere el cultivo de las leguas indígenas, que, poco a poco, había caído en completo olvido al finalizar el siglo XVII, en el cual su literatura tuvo también su edad de oro, comienza otra vez a ponerse en vigor, aunque con distintos fines de los de entonces; lo que debió ser naturalmente así en fuerza de los acontecimientos que tuvieron un desenvolvimiento fatal. En efecto, los primeros misioneros que arribaron a nuestras playas comprendieron muy bien que sin el conocimiento a fondo de la lengua era imposible la propagación del cristianismo entre pueblos a quienes no entendían y que deberían en cierto modo serles hostiles; pero ahora que esta gran obra se ha consumado, principia un nuevo rumbo, empleándose como elemento poderoso para demostrar el origen de los primeros pobladores de esta parte del globo, problema que en todos los tiempos se ha ventilado sin solución satisfactoria: esto nos ha estimulado para emprender investigaciones sobre el quichua y sus dialectos, a fin de acumular materiales que sirvan como base para su Gramática, comparada con el grupo de las lenguas indogermánicas.

Principiamos estos suplementos por el dialecto de Chinchaysuyo, que es muy poco o nada conocido bajo el punto de vista filológico.

(1) El manuscrito original de este trabajo se halla en la Biblioteca de la Universidad Mayor de San Marcos, catalogado bajo el No. 3957 en 42 fojas pequeñas

Los primeros gramáticos, con rarísimas excepciones, se ocuparon con preferencia de la lengua general, descuidando casi del todo el estudio de los dialectos. En cuanto a nosotros, vamos a examinarlos con detención, principiando por ellos; pues abrigamos la convicción de que su análisis nos dará bastante luz para penetrar en su organismo y resolver dificultades, sobre las que, en numerosos casos, sería imposible la lengua madre. Por otra parte, su examen nos enseñará las causas locales que, con más o menos fuerza, han influído en su formación y servirá como piedra de toque para comprobar modalidades, que, con el tiempo, han desaparecido sin dejar huella. Este dialecto hablado en un espacio considerable, en el N. del Perú, ocupa una zona comprendida entre los 9 y 13 grados de latitud S., siendo su ancho variable. El río Iscuchaca es el límite natural entre dialectos algo diferentes del cusqueño hacia el S. y el de Huancayo, hacia el N., que forman una especie de transición, entre aquél y los que se se usan en el departamento de Huancavalica y otros.

Hasta 1700 no hallamos ninguna mención sobre el dialecto de Chinchaysuyo, en cuya época apareció como apéndice a la Gramática de Torres Rubio (2) un trabajo, en extremo somero, relativo al diccionario y gramática debidos al Padre Figueredo, cuya reimpresión se hizo medio siglo después: en este opúsculo encontramos materiales más bien interesantes para el Diccionario que para la Gramática, propiamente dicha. En el largo intervalo de tiempo transcurrido desde 1754 a 1853, no aparece ninguna otra producción nueva sino en esta última fecha. El Dr. Tschudi, a quien el Perú es deudor de importantes servicios, que, con tanta abnegación como patriotismo, le ha dispensado, dándole a conocer al mundo civilizado por medio de la publicación de numerosas e importantes obras, hizo en su Gramática Quichua algunas observaciones acerca de este dialecto (3), sobrepasando, bajo muchos conceptos, al primer trabajo dado a luz por el jesuíta Figueredo.

(2) Torres Rubio Diego (de la Compañía de Jesús)-Arte y Vocabulario etc. 3a. edición. Nuevamente van añadidos los romances, el catecismo pequeño todas las oraciones, los días de fiesta y ayuno de los indios, el Vocabulario añadido, y otro Vocabulario de la lengua de Chinchaisuyo por el M. R. Juan de Figueredo, de la Compañía de Jesús, en Lima por Joseph de Contreras. 1700. (Nota del autor).

(3) Bermekungen über den chinchaysuyo Dialeckt. Erste Abtheilung sprache lehere, pag. 257 (Nota del Autor)

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Por nuestra parte, vamos a ofrecer a los lectores los resultados más interesantes, después de un examen minucioso de este dialecto, que, entre todos los del quichua, es el más pronunciado; aunque, sin duda alguna, muy modificado por el aimara, ofrece sin embargo, rasgos bastantes característicos para establecer profundas diferencias entre él y la lengua de los Incas. En general, se le podría considerar como contracción del quichua, parecida, en cierto modo, a la que presenta el portugués con respecto al castellano.

En este dialecto faltan las letras b, d, f, g, v, z; pero por vía de compensación posée algunas articulaciones que son propias del aimara; y un sonido particular muy especial de S silvante que no existe en sus congéneres, el cual es diverso de S y de Ch, de tal modo que es serio obstáculo para la inteligencia de los que hablan este dialecto sin entender el quichua o viceversa, siendo en extremo difícil la representación gráfica: así, unos han ensayado representarle por Sh como en inglés, y otros, como el doctor Tschudi, por medio de S acompañada en lo alto de una coma, como indicando cierto grado de aspiración; pero en ambos casos la persona que no haya oído de viva voz su pronunciación, es imposible que se forme idea, no diremos completa, ni aun aproximada de sonido tan genuino. Razón tenía Leibnitz para decir, apremiado por las dificultades que ofrece la representación sensible de los sonidos: Déseme un alfabeto y yo formaré un idioma.

El vocalismo es otro rasgo característico que presenta este dialecto de tan notables fases, que por sí solo bastaría para establecer diferencias muy marcadas entre él y otros primitivos.

La transformación de unas consonantes en otras se presenta también en numerosísimos casos, lo cual es muy importante porque nos dá la clave para explicar muchas veces la marcha que siguen los idiomas en sus evoluciones.

Este dialecto nos ofrece asímismo otro hecho curiosísimo, que consiste en la elisión de consonantes al principio o medio de una palabra. Por este artificio se puede comprender el movimiento sucesivo, aunque lento, de ésta como de otras lenguas que se encuentran todavía en vía de formación, hacia una transformación completa, pasando del período de aglutinación al de flexión. No nos parece hasta cierto punto imposible, que

con el progreso de la Gramática comparada, se puede determinar la forma definitiva a que pueda llegar un idioma, cuando se le conozca aún en estado de metamorfosis o sea el de aglutinación, así como por la simple inspección de la crisálida, se determina el insecto que debe salir.

Pasemos en revista los diferentes cambios que las palabras experimentan por el vocalismo, o sea por un defecto en el juego de los órganos que concurren a su formación, tanto en orden a las vocales como a las consonantes, como igualmente por las influencias variadas provenientes de causas locales, y sobre todo, del uso introducido por la marcha de los siglos.

Las palabras del quichua que tienen el diptongo ai lo convierten en e en este dialecto:

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Au se transforma en o regularmente en la sílaba inicial, como okis, viejo, en quichua aukis; nopa, primero, en quichua ñаира.

U se cambia en a, como ricu, ver; en chinchausuyo, rica; ampi, nube, en aymara umpi.

O en e como sokkos, caña; en chinchaysuyo sekkes. Este mismo cambio se verifica en el sufijo pa de genitivo; en chinchaysuyo, pek.

(4) En el original tanto para los sonidos guturales que los quechuistas representan por kk o cc como para los sonidos suaves ke, ki, ca, co, cu y otros análogos, se usa indistintamente ya lak o la c. Creemos conveniente para la mejor inteligencia del texto, hacer una ligera alteración de la ortografía original. En adelante usaremos la kk o la cc para los sonidos guturales, ya sean iniciales, intermedios o finales; la k en los sonidos ke y ki (abrevación de que y qui castellanos), y la c en ca, co, cu y otros sonidos análogos de valor castellano.

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A en i, como se nota en los siguientes ejemplos:

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Uy en i, kiríki, tu diente, por kiruyki.

Ey en é, como tokkéki, tu saliva, por tokkeyki.

Aa en á: senkká, mi nariz: por senkkaa; huacctá, mi espalda, por huacctaa.

Ea en é: turé, mi hermano, por turea.

Ua en u: kirú, mi diente, por kirúa;purú, por purua.

La elisión de s en medio de dicción es de uso frecuente, cuyo hecho se puede explicar por debilitación de este sonido.

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(5) En el original está escrito pusa. Hay evidente omisión caligráfica que subsanamos agregándole las consonantes finales.

(6) Nuestras observaciones personales nos permiten afirmar que, las voces huasi, masi y otras terminadas en si, al pasar del quechua al chinchaysuyo, no pierden la s sino que la cambian por y, quedando convertidas en huayi, mayi, etc.

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